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EXPEDIENTE PICASSO (parte 2)

IV ESTADO ORGANICO DEL TERRITORIO

 

Sistema defensivo del territorio.

El sistema defensivo del territorio ocupado estaba constituido en la fecha de los sucesos de autos, en su sección Norte, por una línea de posiciones que apoyándose en la costa en Sidi-Dris, (asentada en la margen izquierda del río Amekrán), bordeaba las cábilas de Tensaman, Tafersit y Benit-Tuzin en sus límites con las de Beni-Said y Beni-Ulixek, corriendo por Talilit, Dar Buimeyan, Annual, Igueriben, Izumar, Intermedia «B», Yebel Uddia, Intermedia «A», Tzayudait, Buhafora, Hamuda, Azru, Izen Lasen y Azib de Midar hasta el Kert y boquete de Midar en una extensión de 4o kilómetros, pasando por toda suerte de accidentes a través del abrupto territorio de su trazado, culminando en el Yebel Uddia, a 1.100 metros de altitud; haciéndose observar que en materia de cifras, no existiendo completa conformidad en los datos compulsados, se aceptan los contenidos en la carta provisional de la zona oriental del mapa militar de Marruecos, publicado por el Depósito de la Guerra recientemente.

El 20 de Julio fue establecida otra posición complementaria entre Annual e Izumar, que fue denominada «C», para asegurar más el camino de aquella posición, y aun el 22 fue proyectada y empezada a construir entre “B” y Yebel Uddia para cubrir el portillo de Beni-Asa, que la precipitación de los sucesos y caída del frente dejó en sus comienzos.

En Izen Lasen la línea se replegaba hacia el interior siguiendo hasta Cheif la dirección y margen del Kert, en extensión de unos diez kilómetros, y cruzando este río se internaba en Metaltza, siguiendo en su sección Sur por el pie: oriental de los montes Busifedaguen, por Ain Kert, Carramidar, dejando a su espalda Tamasusin y Ahesor, Haf, Tixera y Arreyen Lao hasta el zoco El Telatza de Ulad Bubker, para seguir por delante de los montes de Ben Hidur hasta Tazarut Uzai en el llano de Fetacha y proximidad de la zona francesa, en extensión de otros 32 kilómetros: en su totalidad 82, desde el origen de la costa.

 

Sectores que se delimitan en el frente ofensivo.

Por la estructura topográfica del territorio quedaban determinados en este frente tres sectores, cuales eran Annual, Drius y Telatza, punto de donde tomando nombro radicaban las cabeceras de sus respectivas demarcaciones, constituyendo los centros de apoyo de aquélla y de estacionamiento de las columnas móviles de los expresados trozos.

 

Circunscripciones militares y adscripción.

En Cheif estacionaba además otra columna avanzada, cuya situación céntrica permitía su traslación en el sentido que las necesidades de la defensa requiriesen, y en el territorio de Beni-Said, a retaguardia de la sección Norte, radicaba otra columna móvil que primitivamente estacionaba en Isafen sobre la

línea del Kert y luego fue trasladada a Kandussi, en la otra orilla del mismo río; en relación con la cual delimitación de zonas el territorio estaba dividido en cinco circunscripciones militares, asignadas a los cinco Cuerpos de Infantería de la guarnición, correspondiendo en el orden de sus números la de Drius al de San Fernando, la de Annual al de Ceriñola, la de Kandussi al de Melilla, la de Telatza al de África y la quinta de Nador a la Brigada disciplinaria, y los jefes de los cuales Cuerpos ejercían el mando territorial de las demarcaciones de referencia. Al folio 197 se une la comunicación de la Comandancia general del territorio de t6 de Agosto pasado, a la que acompaña :

1°. El estado de las posiciones en toda la región, mantenidas el día 28 de Julio, ya por guarniciones del Ejército, ya por puestos de Policía.

2 ° Croquis complementario de la zona ocupada el expresado día con la situación de las posiciones enclavadas en la misma y límite de las circunscripciones en que se hallaba dividida.

3.° Croquis de la distribución de las mías de la Policía en el territorio y límites de las cábilas en que ejercían jurisdicción.

 

Reséñase en dicho escrito la línea de posiciones que constituía el frente avanzado, en conformidad con lo que antes se deja expuesto, así como las de apoyo y seguridad de las diferentes demarcaciones territoriales, detallando en el cuadro del folio 199 su distribución por circunscripciones y designando, por último, las comunicaciones que relacionaban los puestos de la región. Con vista de su catálogo y plano anejo de la situación se forma idea de las posiciones que completaban el sistema defensivo, concurriendo el apoyo de los sectores de contacto, a asegurar el terreno de retaguardia y cubrir las comunicaciones indicadas, protección más nominal que efectiva, en la época de los sucesos, por su desguarnecimiento, según habrá ocasión de hacer observar, debido al llamamiento de las fuerzas a la línea avanzada distendidas por la misma desproporción de los avances.

 

Estado de fuerza y de situación de las tropas de la Comandancia.

Dicho conjunto de posiciones estaba guarnecido en los días críticos de los sucesos en la forma que acredita el estado de distribución de fuerzas del folio 329 con las aclaraciones de que hace mención el escrito de la Comandancia general de 24 de Agosto, con que se remite. El simple examen de la situación de posiciones con referencia al plano de territorio pone desde luego de manifiesto la defectuosa disposición de los centros que se califican de apoyo colocados en la misma línea defensiva y enlazados transversalmente a lo largo y proximidad del mismo frente con la línea general de las operaciones, en vez de ocupar posiciones céntricas retrasadas para no quedar de otro modo paralizadas y estar en medida de acudir a los puntos amenazados.

 

Línea de comunicación.

Abordaba la línea general de comunicación al frente en su centro, en Drius, sobre la izquierda del Kert, y estaba constituida por una carretera que por Nador, Zeluán, Monte Arruí y Batel, llegaba a aquel punto, con recorrido de 67 kilómetros, según el estado del folio 1.063. Este camino estaba doblado por un ferrocarril de vía estrecha hasta Tistutin, cuyo término quedaba, por consecuencia, a 22 kilómetros de Drius.

Desde este punto hacia el Norte podía hacerse el recorrido por camiones

en Ben-Tieb, desde donde últimamente era ya posible seguir a Annual y Buimeyan, pero sólo los ligeros de dos y media toneladas –folio 1.451 vuelto- y a media carga por pista, o sea camino carretero sin afirmar.

A Talilit y Sidi-Dris e Igueriben sólo había los caminos naturales del país, de herradura, cuyas malas condiciones en el curso de este resumen habrá ocasión de apuntar; por más que en la última posición citada hubiese sido llevada una batería de artillería ligera venciendo grandes dificultades. Sidi-Dris, al extremo de este ramal, prácticamente era atendida por vía marítima, por ser difícil el expresado sendero de su comunicación.

El camino de Annual, una vez pasado Ben Tieb y dejado el llano de Sepsa, se interna en los montes y desde el morabo de Sidi Mohamed se enfosca en las fragosidades del terreno, encajándose en un estrecho y largo barranco por cuyo fondo discurre tres kilómetros, dominado por ásperas laderas remontando con duras pendientes hasta los altos de                 Izumar -950 metros- para descender en lazos luego a Annual -496- y siguiendo también la estrechura de un barranco hasta recaer al entrellano. Al folio 450 se unen la descripción de este camino y la del de Annual a Igueriben y sus condiciones de tránsito, con los planos correspondientes, y el del frente ofensivo, y completan su conocimiento con el de las demás comunicaciones del territorio, las declaraciones del comandante de Ingenieros Pozo -folio 1.159-, director del servicio de Telegrafía y encargado de la conservación de caminos del territorio, con el plano de ellas unido -folio 1.162-, y la del comandante del mismo cuerpo Fernández Mulero -folio 1.451-, inspector de los servicios dependientes del Centro Electrotécnico, entre ellos el de automóviles.

Desde Drius podían también transitar los camiones a Cheif, Buhafora y Azib de Midar, así como al zoco de Telatza por Haman, Tamasusin y la cañada del Tizi Lao a lo largo del frente. Todos estos caminos, clasificados como pistas y que constituían el medio más general de comunicación, 480 kilómetros en total, se entretenían en el estado que consentían la estación y el terreno, quedando intransitables para aquella clase de vehículos, en caso de temporal de lluvias -folio 1.293.

Las posiciones de Metalza tenían comunicación desde Batel por pista, que por el Tizi Uidor, Sidi Yagú y Teniat el Hamara salían al Guerruao a la altura de llesaita y por Loma Redonda conducía al zoco. Este camino pasado Tizi Uidor, tiene un ramal que por la cañada de Quelatcha lleva a Haf. También desde Batel puede seguirse el camino que por Ich Usuga enlaza con la carretera de Ergada y por el Ankel-Yemel paso del camello -lleva a Afsó.

Una carretera, no terminada a la sazón, arrancando del kilómetro 9 de la de Arruit a Tistutin, uníase a dicho paso, y continuada por pista, segura a Afsó y salía al Guerruao para enlazar hacia Loma Redonda con la comunicación de Teniat el Hamara. Desde Monte Arrui, siguiendo una pista antigua, se puede enlazar con la carretera anterior.

De Batel un camino carretero afirmado conduce a Kandussi y Tisingart, y desde este punto, por pista, conducía a las posiciones del Mauro, guiando por Chemorra a Quebdani. La carretera de la plaza a Haddur y puente del Kert se prolongaba por camino afirmado a Kandussi, y de este punto había pista a Drius por Sidi Aisa Brusada y Dar Azugaj.

En Beni-Sidel existe la carretera de Atlaten a Is Hafen, y en Benibu-Gafar la de la plaza de Samma y pista desde esta posición a Ishafen.

La zona de Ulat Setut comunica con el Haraig por la carretera de Reyen y Zeluán, con la llanura de Sobra por la carretera, por Mujer Rechif al Zaio.

 

Medios de transporte.

En declaración del comandante Fernández Mulero -folio 1.451 vuelto- se da noticia del régimen del servicio de transportes, y se viene en conocimiento por ello de que con el destacamento de camiones pesados establecido en Drius se atendía al de Batel a Ben Tieb, y desde este punto, con los más ligeros, con carga reducida a tonelada y media escasa, se continuaba aquél a Annual. Conjuntamente concurrían al mismo las compañías de transporte a lomo de Intendencia y los convoyes de camellos contratados a elevado precio en el país.

 

Capacidad de tráfico de las comunicaciones.

Con respecto a la capacidad de tráfico de las comunicaciones, manifiesta dicho jefe que sus vehículos como los similares de Artillería e Intendencia, que todos cooperaban a las exigencias recíprocas de los servicios y a las evacuaciones del frente, estaban en frecuente reparación por consecuencia del mucho trabajo a que estaban sometidos, puesto que además de rodar con frecuencia sobre caminos militares sin firme y con grandes y largas pendientes, que llegaban al aiz por cien en el de Annual y aun Teniat-el-Hamara, hacían un trabajo tan constante, que no daba lugar a acudir con oportunidad a las reparaciones; entendiendo que para haber podido satisfacer cumplidamente las necesidades circunstanciales del Ejército hubiera sido indispensable un número cinco veces mayor de camiones; lo cual da la medida de las necesidades de esta índole de alargar desmedidamente, cual se pretenda, la línea de operaciones sin preparación conveniente.

Pero mejor que estos datos dará idea de las dificultades materiales del territorio la declaración del teniente de Artillería Gómez López -folio 831-, exponiendo que, si bien habían subido a Annual, Talilit e, Igueriben baterías ligeras, siempre había sido venciendo grandes trabajos y enganchando hasta siete parejas; lo que explica, en su concepto, que no se intentase retirar el material de la segunda ligera destacada en Annual, al efectuar el abandono de este campamento, (o sea que las baterías ligeras se abandonaron en Anual y no se llevaron en la retirada, como era de suponer) cuyo camino reconoce recorría trayectos muy escabrosos bajo la constante amenaza de las dominaciones le demandaban, desde donde al enemigo era fácil batirlo y cortarlo. De Izumar al Morabo, muy especialmente, iba el camino encajonado en el fondo del profundo y áspero barranco que se ha dicho, cortado además por otros y por caseríos que militarmente dificultaban su tránsito -folio 499 vuelto-. Al folio 1.299 se une un croquis de la parte del camino a su paso por las proximidades de Izumar.

Desde Annual a Talilit el camino era también de difícil tránsito rodado, por los barrancos que le cortaban; hasta el punto, según manifestaciones del precitado teniente Gómez López, de que la batería ligera que concurriera a la ocupación tuviera necesidad de rodearlos; en uno de los cuales barrancos, aun enganchando siete parejas y pasando las piezas una a una, estuvo aquélla detenida tres horas, sola completamente, entregada a sus propios elementos, no pudiendo por ello llegar a tomar materialmente parte en la operación, que, por lo demás, se hizo sin resistencia.

De Talilit al mar, el camino era francamente intransitable, como continuación militar de cuenta.

Confirma el teniente coronel jefe de la Comandancia de Intendencia, Fontán, al folio 955 vuelto, que el servicio de suministro encomendado a sus unidades de Ben Tieb a Annual se efectuaba, en parte, a lomo, por las malas condiciones del camino y fuertes pendientes del mismo, siendo aún peor, bajo este aspecto, en el tramo de Izumar a Annual, por lo que el servicio de la compañía montada de Ben Tieb era penosísimo, habiendo que llevar tirantes para ayudar a brazos a los carruajes, a fin de impedir que se despeñasen, por lo que cada convoy rodado era a costa de esfuerzos extraordinarios.

 

Posiciones de sostén de la línea principal de comunicación.

Sostenían la línea general de comunicación y única con la sección Norte del frente; mejor se dijera, debían haberla sostenido las posiciones que la jalonaban, si estas posiciones hubiesen estado guarnecidas, abastecidas y preparadas para su función en los días críticos de los sucesos. Mas, a tenor de la comunicación de la Comandancia general -folio 382-, no existían órdenes en previsión de repliegue (o de forzoso abandono de posiciones), como eventualidad no prevista, aduciendo en apoyo la cita de los hechos que precedieron a la evacuación de Igueriben y Annual; y, como dice el teniente coronel de Estado Mayor Dávila, al folio 1.295, aun cuando existían sobre las líneas de comunicaciones posiciones que las vigilaban, fueron reduciéndose al mínimo posible, en relación con el estado de tranquilidad y confianza que iba mereciendo el territorio; confirmando con ello el desguarnecimiento al límite que podrá ser apreciado.

En resolución : la línea general de comunicación se apoyaba en los puestos más o menos afirmados, sobre ella situados, de Nador, Zeluán, Monte Arruí, Tistutin y Batel, con el fortín dominante de Usuga y Dar Drius, flanqueada en su último trayecto, a la derecha, por Busaga Y dar Azugaj, y a la izquierda, por Uestia Haman.

 

Cábilas aledañas a la línea de comunicación.

Sobre la derecha de esta comunicación se asentaban las cábilas de Beni-Buifrur y Beni-Sidel, y al final de su recorrido, las de Beni-Said y Beni-Ulixech, con el sistema de posiciones que cubrían su quebrado territorio del lado allá del Kert, y sobre la izquierda se extendían las cábilas de Quebdana, Ulad Setud y Beni-Buyahi, con la llanura de El Garet y Metalza, dilatada al Sur por el llano del Guerruao.

 

Posiciones que protegían la red de comunicaciones.

El camino de Annual, discurriendo entre los abruptos montes de Beni_Ulixech, estaba asegurado por la posición de Ben Tieb y protegido por su flanco externo por las constitutivas del propio frente, intermedia «A», Yebel-Uddia; intermedia “B”, Izumar e Igueriben, y por su parte interior por Dar Mizian, cabecera de la 13ª mía de Policía, Yemaa de fiador, con su avanzada de Halaud, Morabo de Sidi-Mohamed y Mehayast, en la cima culminante de los montes comarcanos, a 1.150 metros de altitud. En dirección al Amekran adelantaba su acción Buimeyan.

El camino de Midar estaba protegido por las posiciones de Cheii. Azib de Midar e Ifen Lasen. El de Batel al zoco el Telatza, por los puestos de Policía de Sidi Yagut, Teniat el Hamara y Mesaita y posiciones de Loma Redonda, Sidi Al¡ y Ben-Hidur; la carretera de Ergada estaba vigilada por los puestos de Policía de Ich Usuga, Ergada, Arneb y Afsó; el camino de Arruí a El Haraig, protegido por las posiciones de Arrof y su avanzada de Trigotrin y Sidi-el-Bachir; la de Reyen por los puestos de la Policía de Nebs, Sidi-Sadik, Karn-Sba y Hasi-Berhan, y la del Zaid por el de Muley Rechid.

La carretera del puente del Kert estaba custodiada por los puestos de Policía de Tauriart Hamed, cabecera de la 5ª mía, Kaddur y el del mismo puente; la de Ischafen, cubierta por su cabecera por esta posición, y la de Sammar, atendida por este fuerte de su nombre, y el puesto de Policía de Yazanen y algún otro, ya más adentro, en la península de Tres Forcas.

 

Elección y asentamiento de las posiciones.

Examinando en conjunto la situación de las posiciones del territorio, dice el comandante de Ingenieros Alzugaray -folio 1.122 vuelto-, que por punto general, las establecidas del Kert en adelante no respondían a necesidades militares verdaderas, ni estaban elegidas por la Comisión que marcan los Reglamentos, sino que respondían sólo a meras consideraciones políticas, y reducidas, como regla común, a todas ellas a un abastecimiento precario de agua. Considera que las posiciones de retaguardia carecían de elementos para constituir puntos fuertes de apoyo, sin víveres, municiones ni fuerzas proporcionadas, no estando preparadas, por tanto, para cumplir su misión.

El coronel comandante principal del precitado Cuerpo, López Pozas, dice, al folio 1.130, confirmando lo antes manifestado, en cuanto a la elección arbitraria de las posiciones, que la Policía era la que aconsejaba su situación y, en casos, determinaba su precisa colocación, y dentro de estos obligados factores procuraban las tropas de Ingenieros acomodar las posiciones a las posibles condiciones defensivas. Así ocurrió con las posiciones de Annual, Uddia y Mehayast, que fueron las primeras ocupadas en los límites de Beni-Ulixech, con el exclusivo fin de incorporar, dice, esta cábila al territorio sometido, aproximándonos a Alhucemas, sin reparar en las dificultades naturales del terreno y, consiguientemente, en lo precario y peligroso, de las comunicaciones, y que una vez traspasado dicho límite se encontraba la difícil barrera de los montes de Tensaman, separándonos de la cuenca del Neckor; omitiendo dicho jefe otra circunstancia esencial, y es que como las posiciones se elegían, cual dice, en la mayoría de los casos, con objeto de proteger puntos de algún interés particular, resultaban algunas dominadas dentro del alcance eficaz de tiro, y esto obligaba a ocupar otros puestos accesorios para garantía de su seguridad interior o para relacionarlos óptimamente -Talilit-, multiplicando así las posiciones y la disgregación de las fuerzas, sin reparar en lo precario de la situación de los destacamentos.

Intrínsecamente consideradas las posiciones, las juzgaba lo suficientemente defendidas contra el enemigo que hasta entonces pudiera atacarlas, consistiendo su debilidad mayor en el alejamiento y dificultad de la aguada de casi todas ellas. Explica que las posiciones careciesen de aljibes, porque no existiendo en ellas edificaciones con cubierta que - pudiesen recoger las aguas en condiciones de limpieza, no era conveniente recibir las procedentes del suelo. A esto debe hacerse observar que, según resulta de las declaraciones atinentes, allí donde había dichos aljibes, como eran Samar y Karn Ziacha, que se recuerdan por ser construcciones de fábrica, el agua de ellos - era impotable, seguramente debido al descuido de su entretenimiento y limpieza. Así es que las posiciones, aparte su escaso valor intrínseco, obligadas indefectiblemente a ser abastecidas de agua o a surtirse de ella en las aguadas habilitadas para ello, sin preocupación de distancias ni situación, facilidad ni posibilidad contingente de efectuarla, tenían que caer ineludiblemente y en cuanto el enemigo se lo propusiera. Aisladas algunas en alturas incomprensibles, sin repuestos suficientes, sin esperanza de auxilio exterior, constituidas prisioneras, por así decirlo, de los naturales, hubieron de caer cuando les faltaron los ordinarios recursos y el enemigo, hecho cargo de su debilidad, las asediara, atacándolas en el punto más vulnerable, de la privación de agua, con la interceptación de toda comunicación exterior.

Se ha seguido respecto de este punto el criterio sistemático de hacer preceder al examen de las vicisitudes de cada posición la reseña de su asentamiento, constitución defensiva y estructura, de sus repuestos; recursos ordinarios y el alejamiento, situación y posibilidad práctica de sus aguadas, y podrá comprobarse que desde medio a treinta y ocho kilómetros -zoco el Telatza- se aprecia toda la escala inverosímil de distancias, y aun situadas algunas en la dirección del mismo terreno enemigo y a merced, por tanto, de su arbitrio; con la circunstancia, cual dice el teniente coronel Fernández Tamarit -folio i.zoo-, con respecto al Zoco, que a esta posición se traía él agua de los pozos de Ermila, a la expresada distancia, en dos auto aljibes de 2.000 litros, que en verano podían hacer dos viajes, pero que en invierno sólo hacían uno, y del Zoco había luego que suministrar 21 posiciones dependientes, algunas, como Haf y Tasarut Usa¡, distantes ig kilómetros de dicha cabecera, a las que se enviaba el agua cada día en camellos, que solían llegar con las cubas mediadas.

Como algún testigo ha indicado, y si no fuera paradójico, pudiera repetirse por lo gráfico, todo el sistema defensivo del territorio estaba dispuesto y preparado para la «paz».

 

 

 

Negligencias reveladas y juicios del sistema defensivo del territorio.

El Mando, ya se ha dicho, y lo corroboran otras declaraciones que es ocioso aducir, se consideró siempre desentendido de la observancia de prescripciones reglamentarias en cuanto a la asistencia de informes técnicos llamados particularmente a asesorarle, en cuanto suponían trabas; y la confianza, rayana en la ofuscación y el descuido de aquellas medidas de natural previsión, ya que no aconsejadas por principios elementales de técnica militar, a no ser guardadas u observadas, daba fundado motivo a esperar los funestos resultados de su omisión.

Dice el comandante de Estado Mayor señor Fernández -folio 813- que, en su concepto, en la organización militar del territorio se había eliminado toda previsión de un levantamiento de las cábilas; pues, para hacer frente a la situación que produjera una insurrección, era menester que cada posición hubiese estado organizada de una manera más adecuada para resistir; es decir, dotada de aljibe, que no había en ninguna, y depósito de víveres y municiones, proporcionado a la resistencia que hubiera de rendir; además de una guarnición adecuada en número, que no en todas había. De haber contado con semejante organización, la tarea de las fuerzas móviles con que en un plazo más o menos largo se hubiera contado hubiera hecho relativamente fácil el restablecimiento de la situación. Las fuerzas móviles de que se disponía en el territorio para socorrer las posiciones estaban en su casi totalidad concentradas en Annual, y al ser éstas dispersadas, faltó uno de los dos elementos en que se debe basar la ocupación del territorio y que complementa el sistema de puestos fijos.

Cabría agregar a las anteriores consideraciones, entre paréntesis, para no adelantar los acontecimientos, que las dos columnas móviles que aún quedaban en el territorio, la de Kandussi-Kebdani y la de Telatza, se redujeron a la impotencia en presencia del movimiento insurreccional en circunstancias que a su tiempo podrán ser apreciadas. Y si faltaron las fuerzas móviles, faltó con mayor razón la reserva general, de que se carecía; faltó apoyo, cuando todo fue arrollado en Annual en la primera línea.

Por su parte, el coronel Riquelme, jefe de las tropas de Policía, dice, al folio 1.784 vuelto, que desde la campaña de 1909 hasta el pasado desastre del mes de julio último, se ha seguido en las tres zonas del territorio del Protectorado el mismo sistema de ocupación: gran número de posiciones diseminadas, bien en el llano, bien las lomas o puestos en las montañas; quedándonos el dominio militar de las cábilas, se creía asegurar la adhesión de ellas; y la seguridad un los movimientos de nuestras fuerzas en el territorio, as' como el desenvolvimiento de intereses comerciales y agrícolas al amparo de dicho dominio. Además existían columnas más o menos fuertes en lugares apropiados y céntricos para acudir adonde fuera necesario; pero, desde luego, de efectivos muy desproporcionados con la gran extensión del territorio, que iba adquiriendo la cada vez más merced a los avances rápidos y extensos y a la multiplicidad de posiciones, secuela de los avances.

En cuanto a seguridad intrínseca, puede afirmarse, dice, que si bien había bastantes que reunían aceptables condiciones defensivas ante un enemigo sin artillería, otras eran francamente malas desde el punto de vista de su asiento y débiles defensas en relación con la simplicidad de su estructura, como con amplitud analiza. Respecto a conexiones y enlaces, continúa, las posiciones del territorio de Melilla, especialmente las de la línea avanzada, estaban algunas dispuestas para protegerse mutuamente con el fuego de la artillería o infantería en algunos casos; pero la gran extensión del frente hacía que se dejasen soluciones de continuidad, que aprovechaba el enemigo para producir ataques o agruparse para hostilizar los convoyes que fatalmente tenían que pasar por puntos precisos y cuya defensa hubiera sido imposible, por lo numeroso de los lugares favorables para el acecho del enemigo.

La pobreza de medios de transporte tenía por efecto natural que repercutir en el abastecimiento de las numerosas posiciones, especialmente en lo que al agua se refiere, determinando el que su provisión emplease gran número de hombres; y esto tenía que hacerse todos los días, por la falta de aljibes o depósito para contener una reserva de agua.

Asimismo resume estas condiciones de aislamiento de las posiciones y la falta o penuria de medios materiales de vida el teniente coronel de Regulares Núñez de Prado, al folio 392 ; y el teniente coronel del regimiento de Melilla, Vera, relacionando la acción de las fuerzas de su cuerpo con la situación particular de las posiciones para explicar cómo se hubiesen comportado frente a los sucesos, dice -folio 892 vuelto- que el proceder y conducta observados por la oficialidad y tropa del regimiento han sido los impuestos por las circunstancias, debido a la gran extensión del territorio encomendado a la custodia del mismo, y carecer las posiciones de víveres y de agua para una resistencia prolongada; pues se daba el caso de que posiciones guarnecidas por 25 hombres, como la de Ras Tikermin, tenía que hacer la aguada diaria en Tauriart Haman, distante seis kilómetros; el suministro de Intendencia, en Ishafen, a ocho, y los demás comestibles, en la cabecera de la compañía en Teberdin, situada también a ocho kilómetros. En las cuales condiciones, que no constituyen excepción, procedieron, a su juicio, conforme manifiesta, como correspondía.

Agrega el coronel Riquelme más adelante en su declaración –folio 1.78- que no se crearon núcleos de resistencia en lugares previstos de antemano; antes bien, fueron debilitándose los puestos de apoyo que formasen líneas sucesivas de defensa, para en caso de repliegue de la avanzada, por el casi desguarnecimiento de los mismos y por la creación a sus inmediaciones de poblados, centros comerciales y agrícolas, construidos sin guardar restricciones militares, y cuya extensión y mala disposición imposibilitaban en grado extraordinario su defensa. Esto ocurría en Nador, Zeluán, Monte Arruf, Zoco de Arbaa, etc. Las reservas móviles no pudieron emplearse porque sólo se pudo atender, por los reducidos efectivos y extensión del territorio ocupado, a tener reservas parciales de sector; eso venían a ser las débiles columnas situadas en los campamentos de Zoco el Telatza, Kebdani, Annual y Drius; pero la gran distancia que las separaba, mayor de una jornada de infantería, hacía ilusoria su cooperación, ya que se oponían entre estos centros de reserva abruptas montañas, pasos de ríos y largas distancias de largos caminos.

Abunda en esta misma opinión el teniente de Artillería Gómez López, al folio 381, al comentar que la caída de Igueriben hacía pensar que la misma suerte correrían las demás posiciones, por su escasez de medios de resistencia y su situación aislada, así como por la dificultad de auxiliarse las unas a las otras y estando concentradas todas las fuerzas móviles disponibles en Annual. Insistiendo en estas fundadas apreciaciones, dice el capitán de Policía Fortea, al folio 484, que, salvando todos los respetos, su opinión personal es que han contribuido a la incapacidad de la defensa del territorio apreciables causas, entre las que puede citarse la rapidez de los avances efectuados, que no ha dado lugar al afianzamiento y consolidación de la ocupación; por otra parte, que las fuerzas disponibles no estaban en relación con el territorio ocupado, habiendo obligado esto a reducir y desguarnecer algunas posiciones de retaguardia para reforzar las más avanzadas, sin llegar a conseguirlo, porque la primera línea se consideraba débil y constituida por posiciones que, debido a lo abrupto del terreno, penuria de comunicaciones y distancias, estaban reducidas a un aislamiento peligroso (faltaba el apoyo de una segunda línea, como el de columnas móviles para acudir en su auxilio en caso necesario).

Presintiéndose en tal situación, por todos los oficiales, que por la manera

imprevisora de ordenar del Comandante general ocurriría algún serio contratiempo, y en este caso, la falta de una segunda línea no permitía prever las consecuencias de un revés... El suministro de las posiciones era difícil, porque en muchas había de hacerse por sus propios destacamentos; se carecía de repuesto de agua, estando las aguadas en algunas ocasiones a grandes distancias; todo esto constituía un estado de defensa precaria de las posiciones que determinaba una anormalidad que se compadecía mal con la precipitación impresa a las operaciones que se pretendía llevar a fin de verano en Alhucemas.

 

 

Síntesis de la situación.

En suma: de todas las anteriores reflexiones se adquiere la impresión de que deshecha cual quedara la resistencia del núcleo principal de fuerzas concentradas en Annual, y cundiendo rápidamente la insurrección por todos los ámbitos de la región; inmovilizadas las agrupaciones activas restantes en su inacción o impotencia, como las guarniciones de los puestos fijos, y paralizada la frágil organización del territorio, quedaron ipso facto interrumpidos los precarios servicios de todas las posiciones, con cesación de los suministros y aguadas, diarios o imprescindibles, y como carecían de medios propios para prolongar la resistencia, faltando absolutamente el Mando y los elementos que hubieran podido restablecer de momento la situación, en la desorganización y abandono preexistente, sobrevino lo que de modo inevitable tenía que suceder, y las posiciones todas, privadas por completo de auxilio exterior, se vieron en la necesidad de someterse al apremio de la situación, unas, haciendo abandono de los puestos; otras, mediante capitulación con el enemigo, que en todos los casos faltó alevosamente a ella; las menos, tratando de abrirse paso por la fuerza, y sucumbiendo todas de igual modo, aunque estas últimas respondiendo honrosamente a los dictados del honor militar.

 

 

Dice el teniente coronel de Infantería Fernández Tamarit, al folio 1.2o5, haciendo un rápido examen de la situación moral y material del territorio, que la pobreza de medios era grande: en Annual, base futura de un avance, no había hospital de campaña, sino dos malas tiendas tortugas.

El día 16 de junio hubo numerosas bajas, y para su transporte tuvo el declarante que prestar todas las camillas del 3ª de África y iSo hombres que las llevaran hasta Izumar; muchos días faltaba leña y había que comer ranchos en frío; otros días escaseaba el pan o las raciones del ganado, y los elementos sanitarios eran deficientísimos en Annual; y en alguna posición que otra, nulos. En resumen: hemos sido, como de costumbre, víctimas de nuestra falta de preparación, de nuestro afán de improvisarlo todo y, no prever nada y de nuestro exceso de confianza; y todo ello constituye, a juicio del declarante, una grave responsabilidad, que el país tiene el derecho de exigir a todos; porque si es cierto que autoridades e incluso ex Ministros han visitado el territorio y encontrado todo perfectamente, y que el Mando ha felicitado por los resultados alcanzados, que después se desplomaron como un castillo de naipes, no lo es menos, por desgracia, que la oficialidad, en su misión de preparar el instrumento que ha de usarse para combatir, ha olvidado que cuando por medios que podrán tener excusa, pero que eran graves, obtuvo ventajas materiales, prometió solemnemente dedicar todos sus esfuerzos, en primer término, a mejorar la condición del soldado y la capacidad del Ejército, y ha dejado incumplida esta promesa, en perjuicio de la Patria, que necesita, no un Ejército que se sacrifique, sino un Ejército que triunfe, preparándose en los periodos de paz, porque en la guerra no se aprende nada.

Todo este cuadro lamentable de falta de medios y preparación al resumir, cuyos pedidos de elementos la Comandancia general los subraya y realza con tinta roía -folios 561 y siguientes-, y que en otras circunstancias sería de hacer notar su desatención, prueban a contrario sensu, en opinión de este juzgado, cuánta temeridad no encerraba, a conciencia de su falta, comprometerse en aventurada empresa sin justificado mío de su realización en el juicio del Alto Mando.

 

Desempeño de las funciones de mando en el territorio.

Indicado queda que el territorio se hallaba repartido en cinco circunscripciones, asignadas, respectivamente, a cada uno de los cinco Cuerpos de Infantería de la guarnición, y cuyo mando asuman nominalmente los jefes principales de ellos; y se dice nominalmente porque en la práctica no lo ejercían, sino por modo eventual, y en el momento crítico de los sucesos.

Salvo algún caso de evicención, que habrá ocasión de acreditar ninguno de aquellos jefes se hallaba al frente de su demarcación ni al mando de sus tropas. Se ha dicho repetidamente en diferentes lugares. Porque la idea es la misma, y fuerza es aquí recapitularla una vez mas, lo expuesto con este motivo al Ministerio de la Guerra en 21 de Octubre folio t.4o3 vuelto-, y al Alto Comisario en 3 de Noviembre siguiente (folio 1.549), y en algún otro lugar al resumir las conclusiones de este expediente. Existía una orden de la Comandancia general de  Mayo de 1920, dictada a raíz de la incorporación a filas del reemplazo de aquel año, en que, con ocasión del período de actividad que impone a la instrucción de los reclutas, se establecía la obligación de los coroneles jefes de circunscripción de residir en ella veinte días de cada mes, pudiendo bajar a la plaza los diez restantes, previa autorización competente para el despacho de los asuntos interiores del Cuerpo, si bien esa orden no se cumpliese exactamente por tolerancia y con anuencia del propio Comandante general, por cuanto al conceder dicha autorización, sin guardar por su parte el precepto, tácitamente asentía a la estancia más frecuente en la plaza sin sujeción estricta a la norma por él marcada. Se deja entender bien que esta orden, dictada para un período de cierta actividad, que consintiese alguna b._lignidad en épocas normales, eu al ambiente de paz disfrutado, no deba ni pueda inobservarse en los períodos de anormalidad; con todo, se ha pretendido cohonestar la abstención, como atestiguan las declaraciones de los jefes interesados, alegando !a circunstancialidad de dicha orden y en relación con las exigencias inherentes al gobierno interior de los Cuerpos.

Reta, pues, la normalidad en el campo desde la caída de Abarrán repitiendo los argumentos-; registradas frecuentes agresiones en el frente ofensivo; dispuestos movimientos y concentraciones de fuerza hacia la línea avanzada, a tenor de lo que resulta de los diarios de operaciones -folios 585 y siguientes- ; acordado por el Comandante general que se constituyesen en Annual, alternando por quincenas los coroneles de los regimientos de Caballería y mixto de Artillería, ausente con licencia en la Península el de Ceriñola, a quien correspondía el mando de la circunscripción dando con ello claro indicio de que las circunstancias aconsejaban la observación puntual de la medida, y declarado en franca y enérgica hostilidad el enemigo con intermitencias desde primeros de junio con sus ataques a la línea avanzada de posiciones de Buimeyan a Annual e Igueriben, sin poderse prever la crisis, de hecho había quedado un estado excepcional de guerra en el territorio para interrumpir las prácticas consentidas en el de paz, ya que no por prevención expresa del Mando, sin otro requerimiento que la gravedad de las circunstancias y el natural estímulo de estar en el campo la totalidad de las fuerzas disponibles de las unidades, como puede verse por el cuadro de situación. Atento a ello, el coronel de Intendencia Riquelme, al lobo 1.975 de su declaración, luego de enumerar las regias a que los jefes habían i:_ ,;stars en el loando de la circunscripción, y por más u que comprende las atenciones peculiares del jefe de Cuerpo y aunque las posiciones se consideraban como “destacamentos” reconoce que, dentro de la facultad discrecional que concediera el Comandante general en junta de jefes, en la observancia de la orden al principio dictada, de modo que los coroneles estuviesen sin sujeción a ,lías, hico e 1 el canana,,, i,irr1 en la plaza, según las necesidades lo exigieran, sienta que “con ella tenía el jefe la libertad de atender en todo momento al cometido más urgente, permaneciendo en los puntos en que su presencia era necesaria, como responsable de la buena marcha de su regimiento”; y es obvio que en campaña , sin género ninguno de duda, el puesto del coronel es con la fuerza en operaciones, máxime hallándose todas las del Cuerpo, como estaban, empleadas en funciones de guerra, sin que debiera estorbar tal misión en dichos momentos el detalle del interior gobierno.

Lejos de esto, los coroneles no se consideraron ni oficial ni moralmente

obligados a ponerse al frente o en contacto con sus tropas, compartir con ellas los compromisos de la situación o levantar su moral hasta que expresamente les fue mandado, y en tan corta medida ejecutado, que no acreditan el mejor espíritu , como del curso de los sucesos o de sus declaraciones mismas se desprende . Así, el coronel del regimiento de Melilla D. Silverio Araujo Torres, se presenta en Kandussi el mismo 21 de julio, noche, para tomar el mando de la columna que en la madrugada del 22 debía salir de Kebdani para la desembocadura del río Salar -folio 540.

El coronel del regimiento de África recibe el 23, de madrugada, orden de dirigirse a Batel, donde debía esperar al general Navarro para recibir sus instrucciones -folio 31z-. Llega a dicho punto; se limita a comunicar telefónicamente con dicho general, en Drius y con el zoco El Telatza, cabecera de su circunscripción, y sin aguardar al expresado general ni a las fuerzas de su Cuerpo en retirada, regresa a la plaza pretextando motivo de enfermedad, según declara.

 

 

 

 

 

El coronel del regimiento de San Fernando, D. Enrique de Salcedo Molinuevo, conforme a su declaración, se encontraba enfermo en aquellos días -folio 654.

El teniente coronel de la brigada disciplinaria, D. Francisco Pardo Agudín, se incorpora a Nador en la mañana del 23-1olio 512-, pues tampoco residía en la circunscripción.

El teniente coronel de las tropas de Ingenieros, D. Luis Ugarte Sáinz, sale para inspeccionarlas, según declaración del folio 1.362, en la mañana del 23, y atento a ella, no pudo pasar de Batel, por manifestarle estar interceptado el camino por el enemigo; y en el propio caso se encuentra el teniente coronel jefe accidental del regimiento de Ceriñola, D. Manuel Ros Sánchez-folio 1.367.

De todo lo referente a la conducta de estos jefes, quedan librados y remitidos al General en jefe del Ejército en África los oportunos testimonios, como figuran a los folios 1.548, 1.590, 1.629, 1.662, 1.879 y 1.941.

El coronel de Ceriñola, D. José Riquelme y López Vago, estaba ausente en la Península, cual queda consignado. Y descendiendo en la escala del mando, hubo asimismo de exponer el juzgado a dicha autoridad, entre otros escritos, en los de 12 de Enero último -folios 2.120 y 2.124- que, aceptando el hecho de sistema de turno de mandos establecido como norma por la Comandancia general y la composición arbitraria de columnas con compañías tomadas de los

diversos batallones de cada regimiento, en virtud de les cuales inorgánicos principios, el mando no se ejerce por los jefes naturales en casi ningún caso, prescindiendo de la continuidad conveniente de su función, sino que se desempeñaba temporal y alternativamente, puede explicarse, ya que no justificarse, el hecho anómalo de que, estando la totalidad de las fuerzas de los Cuerpos en el campo, permanecieran los jefes fuera de turno -en descanso en la plaza- cuando desde t0 de junio se estaba en período activo de operaciones en el territorio, considerándose desintegrados de sus mandos propios una vez cumplidas sus temporales acciones; pues que tampoco se consideraba obligado, ni por principio orgánico, ni como asistencia al mando, asignar a las columnas importantes segundo jefe.

Dice el teniente coronel Fernández Tamarit acerca de esta práctica Viciosa -folio L.zoq-: “Tal vez pueda tener influencia en el estado de las fuerzas el sistema que se seguía para el mando. En un regimiento, por ejemplo, un par de batallones estaban repartidos en destacamentos de compañía y sección; el otro, en columna. Los coroneles Permanecían en la plaza; cuando se iba a efectuar alguna operación, subían a tomar el mando de sus columnas, y terminada la operación, regresaban a la plaza. Los tenientes coroneles y comandantes alternaban cada diez o quince días en el mando de la fuerza de la columna, a veces sin llevar segundo jefe, con lo que los capitanes y oficiales de columna o posición pedían y obtenían permisos que daban lugar a que de ordinario hubiera dos subalternos o un capitán y un subalterno por compañía de columna o posición destacada, con perjuicio evidente de la instrucción y espíritu. El declarante hizo cuanto pudo al ser destinado al tercer batallón “nutrido con voluntarios” para permanecer siempre con él en el campo con su segundo jefe, y no pudo lograrlo oficialmente, porque a ello se opuso el Comandante general; pero particularmente logró estar el mayor tiempo posible, y desde luego, en las ocasiones en que por ausencia de su coronel ha interinado el mando del regimiento, lo ha hecho siempre desde el campo, por creer que así convenía al servicio y al espíritu de las tropas, ya que el ejemplo es el principal instrumento del mando.

 

Lo propio ocurría con las demás Armas y Cuerpos: las baterías de posición tenían un solo oficial, y en Tazarut Uzai hubo a veces un sargento; los jefes de Estado Mayor de las columnas se nombraban la víspera de salir éstas, y era dificilísimo que en dos operaciones distintas fuera con la misma columna el mismo jefe. Y esto que se dice más determinante de las fuerzas de Infantería, se aplica de igual modo a las otras Armas y Cuerpos, cual se pone de manifiesto en las comunicaciones insertas en el expediente, en relación con las atenciones personales observadas. En artillería de campaña, los jefes de grupos orgánicos turnaban en el mando de las agrupaciones incidentales de unidades de esta Arma; en la de las posiciones no había sectores delimitados para su mando; en Ingenieros, la ejecución técnica de los trabajos estaba repartida bajo la dirección de los comandantes de grupos de Zapadores, en dos sectores denominados del Kert y del Muluya; pero cuando todas las unidades de este instituto se concentraron en Annual, por las necesidades derivadas del curso de los sucesos y aun actuaban estas tropas como meras fuerzas combatientes, se acudio también al cómodo y socorrido turno de mando, y así en lo demás, atento al pormenor de detalles que se recogen en el expediente y sería prolijo compilar; pero se hace observar que en las declaraciones se ha procurado dejar consignado el personal de oficiales ausentes de las posiciones y columnas en los momentos culminantes de los sucesos, por cuyo medio y otros antecedentes, se han fijado hasta el límite de lo posible, dada la escasa asistencia de los jefes de los Cuerpos para este esclarecimiento, las abstenciones observadas en la oficialidad y que se resumen en las comunicaciones dirigidas al General en jefe del Ejército, insertas en la pieza décima de este actuado, especificadas por Cuerpos folios 2.120, 2.124, 2.129, 2.1'32, 2.136, 2.137, 2.138, 2.141, 2.143, 2.145, 2.156 y 2.162.

Era natural y consiguiente que las abstenciones observadas en los jefes trascendiesen a las escalas inferiores con la aquiescencia y tolerancia de los mismos. Cuidado fue, pues, de este juzgado informarse de las causas de no haber salido de operaciones el personal que los días críticos hubiese permanecido en la plaza, y con presencia de los informes dados por los Cuerpos, analizarlas y consignar su juicio crítico, y hacer observar el estado decadente de salud apreciado dichos días, como se recoge en las precipitadas comunicaciones, hecha la debida selección de motivos, al pasar los tantos correspondientes al General en jefe del Ejército en conformidad con la Real orden telegráfica de 6 de septiembre último, para la resolución estimada procedente.

Por lo demás, había amplia tolerancia en los permisos que se concedían al personal destacado en posiciones, y de ello da idea somera, en los días apremiantes de Igueriben, la declaración del capitán del regimiento de Ceriñola D. Fernando Correo Cañedo -folio 856 vuelto-, al salir a incorporarse a su compañía en virtud de la orden urgente de su Cuerpo, que exhibe, en unión de varios oficiales de las fuerzas que combatían en primera línea en la madrugada del 18 de julio en dos camionetas, como caso de orden naturalmente admitido; aun reconociendo que dicho capitán hizo cuanto debió para llegar hasta su compañía, resolución sólo en raros casos observada, en circunstancias análogas, como puede inferirse por el pormenor de las aludidas abstenciones. Y sirve de acabado complemento a este estado verbal del Comandante general para autorizar discrecionalmente a residir en la plaza a los

jefes que tuviesen familia o hijos en educación -folio 511 vuelto. A más de la situación general de las fuerzas del territorio en los días precisos de los sucesos, consignada en el estado antes citado del folio 330, resumidamente se agrupan los móviles en el -telegrama del 20 de julio del Comandante general, unido al folio 551, evacuando la demanda del Alto Comisario en telegrama del mismo día-folio 1.987-. Como aditamento, debe mencionarse que ante la angustiosa demanda de refuerzos que reclamaba el frente amenazado, se recurrió al expediente extremo de constituir en los Cuerpos de Infantería, (apresuradamente el 18 de julio) compañías improvisadas, denominadas provisionales, con destino de plaza y Cuerpo, incidencias y aun gente en instrucción para que relevando en sus puestos a las orgánicas, pudiesen éstas agregarse a las fuerzas móviles para aumentar sus contingentes, la intervención de las cuales incoherentes agrupaciones habrá lugar de señalar.

 

Abastecimientos.

El sistema de suministros de Intendencia establecido en el territorio se acomodaba reglamentariamente a los datos que se consignan al folio 416, al que acompaña el plano general de distribución del servicio con arreglo al gráfico anexo; pero con sujeción a las necesidades ulteriormente creadas fue modificado y ajustado desde 1.° de Abril del año anterior a la norma de tres jefaturas del Cuerpo situadas en la plaza, Tistutin y Dar Drius, con depósitos subalternos; los dependientes de la primera en Nador, Zeluán, Arrua, Avanzamiento, Ishafen, Has Berkan y Zaio; de la segunda, en Tistutin, Candusi, Quebdani, Telatza y Afsó, y de la tercera, en Drius, Beni-Tieb, Annual y ,Sidi-Dris..

Ulteriormente, con motivo de la concentración de fuerzas en Annual y planes consiguientes al adelantamiento de futuras operaciones, con fecha 8 de junio se constituyeron en depósito de acumulación los de Tistutin, Drius y Annual, implantándose desde luego los servicios bajo esta norma a reserva de su aprobación superior.

Desde los depósitos enumerados se proveía al abastecimiento de las posiciones y puestos de ellos dependientes; mas no era la Intendencia la encargada de estos suministros particulares, salvo caso excepcional en que así se dispusiera, sino que de manera general eran los puestos los que con sus medios propios tenían que acudir a hacer la provisión en los depósitos, a distancias variables y en casos largas, como en la reseña de las posiciones, en las declaraciones que a ellas hacen relación, se consigna en cada caso particular y puede verse, y como a más del surtido de Intendencia contraído bajo la clasificación de depósitos, almacenes y repuestos a artículos determinados que especifica la declaración del folio 1.804, existían los propios y directos en los Cuerpos, que había que recoger en las cabeceras respectivas de la unidad, resultaba una distracción de fuerzas, consumidas en el servicio económico de los dos suministros y aguada, siempre desproporcionada en mucho con relación a las guarniciones integrantes, como puede bien apreciarse en las declaraciones concernientes a cada posición; sistema de abasto que podía existir en períodos de normalidad, pero impracticable de hecho, como la experiencia ha demostrado desde el momento que rota aquélla y alterada la faz del territorio, quedaron interceptadas las comunicaciones por la hostilidad declarada del país y tener que ejecutarse el servicio venciendo la resistencia del enemigo, siempre recayendo en el mismo tema de la falta de fuerzas móviles, que fuera garantía del dominio de las comunicaciones, base de existencia de los puestos aislados.

Para formar idea de la ejecución de los servicios administrativos a cargo de Intendencia, pueden citarse, a más de la declaración antes mencionada, la del teniente del Cuerpo Nieto, del destacamento de Batel, de la compañía automóvil de la Comandancia de tropas -folio 963-, y la del teniente del mismo Guerras -folio 1.526-, encargado del depósito de Beni-Tieb.

De la declaración del primero, resulta que desde mediados de julio se interrumpió el servicio normal a cargo de la unidad, dedicando todo el material al suministro de Annual y evacuaciones de este sector del frente; así como que el último servicio a Kandusi se hizo el día 23 sin novedad, y el enviado a media mañana del mismo día para Telatza no pudo llegar ya a su destino, regresando desde poco entes de Sidi-Yagú.

Y de la declaración del segundo se viene en conocimiento de que el 21 envió un convoy de 2oo camellos a Annual, que en su mayoría no pudieron pasar de Izumar, regresando a Beni Tieb, y el 22 otro de 400, que encontrando ya las fuerzas de Annual en desordenada retirada, sólo regresaran a Beni Tieb unos 6o, dispersándose los demás.

Las anomalías del servicio de suministro se tradujeron en irregularidad de los abastecimientos acostumbrados o prevenidos, pues aun cuando en 4 de julio la Comandancia general ordena a las, circunscripciones de Telatza, Drius y Annual -folio 418 - que en lo sucesivo todas las posiciones dependientes de ella contasen con un repuesto de víveres para ocho días, en lugar de los cuatro que estaban establecidos, previniéndose se realizase la medida en el más breve plazo, bajo la responsabilidad de los jefes de aquélla, entre las manifestaciones en este sentido hechas por los testigos, puede citarse la del teniente de Artillería Vidal Cuadras, jefe accidental de la posición de Cheif -folio t.4go -, que expresa iban a Drius a suministrar diariamente, sin que con las cantidades que se traían pudiese constituirse el repuesto para ocho días que estaba prevenido, y puede asegurarse que era ésta la norma general.

En comunicación de la Comandancia general de 26 de Agosto, unida al folio 416, se remite estado de las existencias de víveres en los depósitos del territorio-folio 417-, en los días de julio que se expresan, y en otra de 27 -folio 422- remite el estado de dichas  existencias referidas al i.- de junio, haciendo observar, de la comparación con el anterior, que en los depósitos de Drius y Telatza se había aumentado considerablemente el repuesto de bastimentos como consecuencia de las operaciones en proyecto en aquel entonces sobre Beni Melul.

 

En este epígrafe de subsistencia debe mencionarse la trasgresión cometida por el auxiliar de Intendencia D. Julio Lompart. César, (fallecido) realizando durante el asedio de Zeluán la venta a dinero, a soldados como a unidades, de los artículos del depósito de víveres a su cargo, hecho del que se ha librado testimonio pertinente -folio 2.046 vuelto-, dirigiéndolo al General en jefe del Ejército en 3o de Diciembre último, y del cual se hará comentario en su lugar.

 

Municionamiento.

Al folio 420 y con comunicación de la Comandancia general de 26 de Agosto, se une el estado general de municiones en almacenes, depósitos y posiciones.

En rigor, en la mayoría de las posiciones, comoquiera que fueron mandadas evacuar, o fueron abandonadas prematuramente y no consumieron su repuesto de municiones, quedaron existencias que en la mayoría de los casos se dice fueron inutilizadas; en otras, en cambio, y Annual puede consignarse como nota saliente, eran escasas, y se dispuso por este motivo remesa urgente de ellas, que en la misma mañana del 22 de julio, como resulta de las declaraciones del capitán de Estado Mayor Dolz -folio 321-, a beneficio de toda clase de medios extraordinarios de transporte, medida que no llegó a remediar la necesidad, pues que, precipitada la evacuación del campamento, fue mandado retroceder el convoy por el comandante de Artillería Martínez Vivas, que se encontraba en Izumar, en vista del giro de los sucesos, a tenor de su declaración (folio i.is6), a fin de dejar expedito el camino y por creerlo ya innecesario, atendido a la situación.

Tampoco se contaba con existencias proporcionadas en el zoco el Telatza, en razón a cuanto expone el capitán Alonso, de la q.' mía de Policía, en su parte del folio 867. También escaseaban en Quebdani cuando improvisadamente fue mandada detener en dicha posición la columna de Kandussi, de tránsito en aquella posición, en la misma madrugada del 22 de julio, imponiendo la ejecución de un convoy apremiante en la noche de dicho día, para aportar de Kandussi cuantas municiones y víveres se pudieran, conforme a los términos de la declaración del comandante de Infantería Sanz Gracia -folio 1.356-, para no citar más casos que, los principales inherentes a los centros de columnas móviles de circunscripción.

No debe dejarse de consignar en este ramo de servicio las manifestaciones que hace el alférez de Infantería Reig, jefe de la posición y sección destacada en Hamuda-Tafersit -al folio s.8o9 vuelto-, de que para prevenir la defensa de su referida posición colocó a su gente en el parapeto, y al pie de ella repartió la caja de municiones de repuesto, que por ser de fabricación del año 12, quiso cerciorarse de su estado, probando un cargador, del que sólo obtuvo un disparo, por lo que recomendó a su gente economizase las municiones de dotación. Al folio 1.6o6 se incluye, con comunicación de la Comandancia de Artillería de la plaza, de 5 de Noviembre, estado del material, municiones y artificios perdidos en las posiciones y depósitos del territorio con ocasión de los sucesos de autos, el remitido a ellos en los últimos días de su existencia y las piezas correspondientes a la batería ligera eventual organizada en el regimiento mixto por disposición del Comandante general -folio 284 vuelto-, facilitadas por el Parque de la Comandancia y que considera como de posición; estado de pérdidas que con respecto al Parque móvil (aparte otros efectos pertenecientes al Cuerpo) completa el estado del folio 1.766.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ESTADO Y CONDICION DE LAS TROPAS

Estado de preparación de las tropas del territorio.

Muchas y complejas causas han influido en la calidad y disposición de las tropas del territorio, y por más que preguntados sus jefes en el interrogatorio a que eran sometidos acerca del particular estado de las suyas, las considerasen aptas para todos los servicios, pretendiendo acreditar su buen espíritu, al enumerar luego las vicisitudes a que de ordinario estaban sujetas en su preparación y empleo, hay que reconocer que la realidad, las circunstancias como desenvolvieron su acción, no podían menas de atenuar al aserto y evacuar sus deficiencias en consonancia con el hecho incontestable del fracaso de su actuación. Podrán haberse comportado éstas en condiciones del todo adversas en razón al desmesurado esfuerzo al que se las sometía, pero es inconcuso que les ha faltado energía, firmeza y disciplina.

 

Reservación del empleo de las tropas peninsulares y estado de su moral.

Dice inicialmente el teniente coronel de Estado Mayor Dávila, al folio 1.296 de su declaración, que cuantas operaciones se realizaron durante su estancia en el territorio -y en otro lugar consigna que se ausentó enfermo del mismo el 9 de julio- se procuró desarrollarlas en forma de restringir cuanto fuese posible, las bajas de las unidades peninsulares, sin perjuicio de alcanzar los objetivos presupuestos, y en cuantas ocasiones intervinieron nuestras tropas en el combate, como en cuantos ataques y agresiones hubieron de rechazar, se comportaron cual incumbía a su deber, sin desmayo alguno y con elevado espíritu. Esto sienta ya la premisa del restringido empleo de dichas tropas y suponer referirse dicho comportamiento a épocas en que fueran realizadas las operaciones en discreta medida y en proporción con los medios disponibles.

Por su parte, el comandante de Estado Mayor Fernández -folio 812- cree que en el territorio había fuerzas suficientes para ocuparle y para mantener organizada una fuerza móvil que acudiera a deshacer cualquier resistencia; pero a condición de que esta fuerza estuviese decididamente dispuesta a ser empleada de un modo enérgico; conclusión que conduce a reconocer. implícitamente carecieran aquéllas de la necesaria decisión en los momentos en que fueron llamadas a intervenir.

 

Deficiencias de la instrucción y mermas de los efectivos.

Si se atiende al contexto de las declaraciones, fuerza es reconocer que de manera general la instrucción doctrinal de las tropas estaba siempre apremiada

por las necesidades mismas del servicio que prematura y apresuradamente se las imponía. La de tiro, muy especialmente, por la forma incompleta en que la recibían, no podía ser, no ya suficiente, pero ni rudimental para las necesidades más apremiantes del servicio, cualquiera que fuese el empeño en ello puesto por los jefes. Luego, acabado el periodo normal o acelerado de instrucción, la cantidad de posiciones existentes obligaba a diseminar la fuerza de los Cuerpos en términos que incapacitaba para continuar dicha instrucción con algún provecho; en cuanto a la de tiro no se practicaba de ningún modo; porque si bien existan órdenes para que así se hiciese a la inmediación de las posiciones, de hecho no se efectuaba por dificultades de localidad, temor de perjudicar a los naturales o restricciones impuestas por la Policía.

La fuerza de los Cuerpos estaba sujeta, como se verá en detalle más adelante, a mermas considerables por los numerosos destinos a qué proveían en la plaza y Cuerpo y de otras unidades que no se nutrían del reemplazo, en casos, antes de completar los individuos la instrucción contra todo lo mandado; los auxilios que habían de prestar al Cuerpo de Ingenieros para los trabajos de carreteras, reforma y mejoramiento de posiciones y otras, con arreglo a las prevenciones de la orden general de la Comandancia de 2 de Mayo de 1920 -folio 319-, trabajos, que aunque necesarios, consumían la energía del soldado, como las prestaciones para obras que nada tenían que ver con la munitoria y tantas otras distracciones de su contingente que habían de redundar en detrimento, en primer término, de la instrucción y adecuada preparación, solidez, cohesión y actitud de la tropa para sus fines esenciales.

 

Causas deprimentes de su espíritu.

Si se atiende, por otra parte, a la situación particular de las tropas, a su grado de fraccionamiento en guarnición de las numerosas posiciones del territorio, en las condiciones que acredita lo hasta aquí expuesto; consumiendo su actividad en dichos aislados puestos y enervadas por las atenciones ordinarias del económico servicio, descuidada forzosamente la instrucción, aflojada la tensión del Mando en la pasividad de los destacamentos, y con mayor motivo en el largo período de tranquilidad que se venía disfrutando en la región, no es de dudar careciesen del necesario espíritu, preparación y continente para afrontar la grave situación que preparan los sucesos.

Ya en zo de junio último -folio 3qo- se consideró el Mando en la necesidad de recomendar a los jefes de circunscripción de primera línea se acudiese al remedio de los descuidos que en los servicios, como en el estado de conservación de las obras, producía (da sensación de tranquilidad que llevara al ánimo de las fuerzas destacadas en posiciones transcurrir el tiempo sin verse en el caso dd rechazar o hacer frente a agresiones) ; encareciendo por ello vigilasen y excitasen el celo de los comandantes de las posiciones dependientes ((para que en todo momento pueda afirmarse prestaran las fuerzas a sus órdenes sus servicios con la exactitud y desvelo que sin pretexto alguno ha de exigírsela), aconsejando otras medidas para acudir al reparo y refuerzo de las posiciones; dando ello la impresión de que se reconocía la deficiencia intrínseca de éstas, como la flojedad del nervio de las tropas.

 

Empleo de las fuerzas.

Esto como instrumento armado; pues en cuanto a aplicación del mismo se hacia de las tropas peninsulares un empleo erróneo, ya esbozado antes, (se hacía trabajar a los soldados españoles en carreteras etc…) perjudicial y contraproducente. La orden general que antes se cita, en su regla 2i.°, ya advierte que las tropas de Policía pondrán en conocimiento de los jefes de posición la forma en que cubran sus fuerzas los servicios encomendados de descubierta, vigilancia y Protección.

En su regla io.' previene que, al tener los jefes de circunscripción noticia de ser atacada una posición y que necesita refuerzos, dispondrán acudan en su auxilio las tropas de Policía y de Regulares más inmediata, reforzando, si preciso fuera, la acción de éstas con el empleo adecuado de la columna, r en otra orden anterior, de o de Marzo -folio regla i;.', se establece como norma que las fuerzas de Regulares se empleen como núcleos avanzados de tropas de asalto, determinando todo esto un estado de inferioridad para las nuestras a los ojos del indígena.

El empleo preferente y sistemático de dichas fuerzas indígenas como de choque en las operaciones, restringiendo el de las peninsulares, reduciéndolas al papel de reservas expectantes, sin entrar sino en rarísimo caso en contacto con el enemigo, a fin de que no sufriesen bajas que el orden político parecía consagrado a evitar, deprimía el espíritu de nuestras tropas, había de influir en el concepto que, de las indígenas formaba nuestro soldado, daba a éstas altiva idea de su propio valer y en los naturales infundía menosprecio de las nuestras, con las que nunca se medía. Explicable es, por consiguiente, que, acostumbrado el soldado a la protección de las fuerzas indígenas, al faltarle su apoyo, desafectas y volviendo sus tiros contra él, se sintiera desamparado y abdicase de su moral, que no ayudaran a levantar ciertamente ni las circunstancias ni el escaso ascendiente puesto en juego por la oficialidad, también decaía en su espíritu. Así es que si los fáciles avances afortunados, el modo de empleo de las fuerzas pudo responder bien al propósito, en los adversos, en los casos en que las indígenas llegasen a flaquear o fracasar, no había detrás nada que restableciera la situación y contuviera el retroceso, no preparado el espíritu de las tropas nuestras para afrontar el contratiempo en el hábito de su ordinaria inhibición.

 

Atestaciones comprobantes. Todo este trasunto de la realidad que abreviadamente se hace necesita su formal atestación con referencia al juicio de los testigos llamados al expediente, y por ella es, a saber:

Coronel Morales. Dice el coronel del regimiento de Ceriñola, don Angel Morales Reinoso, al folio 996 vuelto de su declaración, que al ser baja el pasado año anterior en el territorio a causa de su ascenso, pudo apreciar que, si bien la ocupación de las posiciones hasta aquel entonces se hacía con columnas nutridas y dotadas de elementos suficientes, y, las posiciones se guarnecían proporcionalmente con los debidos efectivos, al extenderse el territorio casi en doble de lo que antes fuera, forzosamente quedaban débiles todas estas posiciones, toda vez que con las fuerzas que existían se hizo dicha ampliación. El espíritu que animaba a las tropas fue siempre muy elevado, causándole verdadera extrañeza todos los hechos ocurridos, siendo preciso hacer notar que en la mayor parte de las operaciones realizadas las fuerzas del Ejército no tomaban una parte activa, misión que desempeñaban únicamente las de Regulares y Policía, constituyendo este sistema quizá la falta de práctica de combatir, principalmente en esta 'guerra irregular.

Reducido su cometido a guarnecer las posiciones, olvidándose del cumplimiento de sus deberes para la guerra, en la confianza de no ser jamás empleadas, ocurriendo desgraciadamente, ante lo inesperado del caso, sucesos como los que hay que lamentar.

Coronel Salcedo.-Dice el coronel del regimiento de Infantería de San Fernando, don Enrique Salcedo, al folio 654 vuelto de su declaración, informando sobre el grado de preparación y eficiencia de su Cuerpo para los servicios de guerra del territorio, que al hacerse cargo del mando del mismo pudo observar y exponer a la Superioridad que lo consideraba bastante deficiente, explicándose esto por muchas causas, entre ellas la falta de instrucción bastante y el apremio y rapidez con que se instruían los contingentes de reclutas, hasta el extremo de que en el año anterior de 1921, los jefes de Cuerpo recibieron orden de que en poco más de un mes estuviesen los reclutas en disposición de incorporarse a sus columnas y destacamentos, habiéndose considerado en deber el testigo de hacer observar que el Reglamento táctico previene, cuando menos, para el primer período, tres meses, y que en dicho primer mes tienen lugar las vacunaciones contra la viruela y las cuatro semanales contra el tifus. Si a esto se une el fraccionamiento de los destacamentos de pequeñas, unidades con reducido efectivo, con el que tenía que atenderse a los servicios, convoyes, aguadas, etc., etc., se comprende que no quedase núcleo de fuerza para que en los destacamentos y posiciones se cumplimentasen las órdenes que estaban dadas, ni los horarios de instrucción por mañana y tarde para que se completase ésta en lo posible.

Por lo que se refiere al tiro, la instrucción era del todo deficiente, pues a las razones expuestas hay que agregar que los regimientos del territorio recibían contingentes de reclutas de cerca de mil hombres; todos se han instruido en Melilla con un solo y deficiente campo de tiro, por lo cual se asignó a su regimiento, como a todos los demás, un solo día a la semana para tirar; de manera, que como comprendían los períodos de instrucción de reclutas, (de ordinario aproximadamente dos meses), eran ocho o nueve días los asignados al tiro ; pero si en estos días caía una fiesta, llovía (cosa muy frecuente en esa época), les cogía el día de vacuna antitífica o el siguiente, se ha observado que de los días que correspondían a cada Cuerpo siempre se perdían los menos tres o cuatro, quedando sólo cuatro o cinco para hacer ejercicio de tiro, y en esta forma salían los reclutas al campo; donde, no obstante haberse pedido más de una vez, de oficio, que se señalasen campos de tiro o medios para completar esta instrucción, nunca se ha concedido en ninguno de los campamentos y posiciones del territorio ; unas veces porque el terreno no lo permitía, y otras por razones de política, según ha podido comprobar por manifestaciones de los oficiales de la Policía.

El efectivo del Cuerpo estaba muy reducido, puesto que los regimientos de Infantería atendían a todos los servicios y necesidades oficiales, particulares, personales, de construcción y ornato público y de vigilancia de la población, y daban además fuerzas y destinos, así como empleos y oficios de todas clases a la Policía indígena y a las fuerzas Regulares; asistentes, ordenanzas y escribientes para la Brigada disciplinaria; oficios de todo género para Ingenieros; telegrafistas, mecánicos; obras del Casino Militar y de la Capilla Castrente; Policía gubernativa y, por último, dispusieron que la compañía de la columna, entre ellas la de Voluntarios, que constituían el núcleo de la base de dichas columnas y de su fuerza combatiente, diese cincuenta soldados por compañía para los trabajos de pistas y carreteras, que quedaban agregados para todos los efectos a las compañías de Ingenieros, a muchos kilómetros de sus jefes y oficiales, que no sabían de ellos ni los vean, obligando al testigo esta falta de efectivo a disolver las compañías de voluntarios, nutriendo, las disueltas con individuos del reemplazo a prorrateo entre las demás compañías, con lo que se mermaba el efectivo de éstas; esta medida no obstante, al salir las compañías del regimiento para Annual el 19 de julio, tuvieron que unirse las dos únicas de voluntarios que restaban para formar con ellas una sola; aun así, con el corto efectivo componente de ochenta fusiles.

Análogas declaraciones hace cuanto al armamento y ametralladoras, que dice se hallaban en el peor estado por su prolongado uso, y si con respecto a material y ganado se consideraba bien dotado, consigna que carecía de canos reglamentarios y de cocina de campaña.

Capitán Araujo. El capitan ayudante del regimiento de Melilla, Araújo confirma, al folio 538, con respecto a su Cuerpo, la falta de medios de instrucción, atendido a que las compañías de las posiciones, (ninguna completa en la demarcación del regimiento, por tener todas una sección destacada, por el servicio nocturno, protecciones de aguadas; convoyes y correo), no podían dedicarse a la instrucción, que a lo sumo practicaba una escuadra, y que en cuanto a la de tiro, ni dichas compañías destacadas, ni las de la columna, lo verificaban en absoluto en la circunscripción de referencia.

Teniente coronel Vera-Dice también a este propósito el teniente coronel Vera, jefe accidental del precitado regimiento, que las tropas del mismo, una vez instruidos los reclutas, marchaban a las posiciones, pudiendo continuar la instrucción de tiro en el campo por lo diseminadas que se hallaban las posiciones y el servicio que se veían precisadas aquéllas a prestar, pues únicamente la columna destacada en Ishafen (trasladada después a Kandussi) disponía de un campo de tiro de malas condiciones al pie del monte Milón, y la fuerza de Batel (situada luego en Cheif), de otro al pie del monte Usuga; pero aclara el capitán Araújo, al folio 545, que las fuerzas de la columna de Kandussi no realizaban el expresado ejercicio, a pesar de la orden general que así lo disponía por mandato expreso de la Comandancia general, que le fue transmitida al testigo como ayudante del Cuerpo, acordándose mandar un croquis del terreno donde habría de efectuarse el ejercicio para estudiarlo o no, según las condiciones del lugar.

 

Teniente Valmaseda. Estas condiciones, que eran las generales, pueden explicar la manifestación -folio 1.444- del teniente Valmaseda, comandante de la sección destacada en el Zaio, de la segunda compañía provisional del regimiento de Ceriñola, que al ser requerida en retirada por el zoco El Arbaa de Arkeman y la Restinga sobre la plaza, ante la amenaza del enemigo que se echaba encima, si respondía de su tropa, hubo de contestar que podía hacerlo de doce o trece hombres, mas no del resto, alguno de los cuales no sabía ni cargar... ; y no por la modestia de la clase que lo emite debe recusarse el testimonio del cabo de Artillería Antonio Padró, del puesto de Samma -folio 855-, que dice: “había en el expresado fuerte una sección escasa del regimiento de Melilla, formada con los destinos; por lo que muchos de sus hombres no conocían el manejo del arma, no hab'an salido nunca al campo, según sus propias manifestaciones, ni hecho práctica de fuego.

 

Coronel Massayer. El coronel de la Comandancia de Artillería, Massayer, dice-folio 790 vuelto-, atento a la instrucción de las tropas de su mando, que ésta era la posible, compatible con sus múltiples servicios, singularmente los de parque, que restaban gente en grado considerable, y compatible también con la falta de escuelas prácticas en el territorio, a pesar de haberlo solicitado repetidas veces a las autoridades, las que se resistían, indicando razones de evitar alarmas y reparos políticos; así, casi siempre se daba el caso de que la primera vez que los artilleros hagan fuego era en acción de guerra. A pesar de todo, en los numerosísimos casos en que las baterías de las posiciones hicieron fuego, dice, lo hicieron bien y acertadamente, lo cual no es de extrañar, ya que con harta frecuencia se solía hacer fuego a grandes distancias y con hostilidad muy débil, y que este fuego podía considerarse como una escuela práctica o un ejercicio preparatorio.

 

Continente de las tropas. Teniente coronel Fernández Tamarit.

En otro orden de consideraciones, expone el teniente coronel Fernández Tamarit  (folio 1.200 vuelto ) que el espíritu de las tropas peninsulares podría ser excelente; pero su preparación para el combate, en las de Infantería al menos, era deficientísima. Desde el año 19 los soldados españoles asistían a las operaciones en calidad de espectadores, y aun, según sus noticias, ya ocurría antes lo propio. Con ello, el moro enemigo tenía triste idea de las tropas españolas, que no osaban medirse con él; las fuerzas indígenas auxiliares, el propio desfavorable concepto de los que se limitaban a ver cómo se combatía, y los soldados nuestros, la idea de que Regulares y Policía eran la fuerza escogida e invencible; nada de particular tiene, pues, que en el momento en que estas fuerzas indígenas sufrieran quebranto, las demás tuvieran ya la moral perdida. La pérdida de Abarrán, añade, produjo una profunda impresión deprimente en nuestros soldados; el combate del día 16 de junio acentuó esta depresión, porque en él, aparte de las bajas sufridas, la Policía retrocedio en desorden.

Los sucesos posteriores acaecidos en los convoyes de Igueriben y el presenciar a cuatro kilómetros de Annual, con el Comandante general presente y acumulando allí todas las fuerzas disponibles, el trágico fin y sacrificio de aquella guarnición; la impotencia para socorrerla, precisamente por la merecida reputación de bravura del Comandante general, concluyeron con la moral de las fuerzas que en Annual había, y que hasta entonces habían combatido serena y valerosamente.

 

Teniente coronel Vera. Y, por su parte, confirma el teniente coronel Vera, antes citado -folio 893-, al juzgar las causas determinantes de la falta de vigor desplegado por las tropas, que de manera general cree se debe a la rapidez con que se sucedieron los acontecimientos en Annual, a las infructuosas tentativas del convoy a Igueriben y al fracaso de Abarrán, así como a la no intervención de las fuerzas peninsulares, como sistema, en la vanguardia (querrá decir en la retaguardia) de las columnas, siempre que se emprendía algún movimiento de avance; relegándola a servir de escolta a las fuerzas indígenas, obligándolas a permanecer constantemente tras los parapetos desde la puesta del sol, no permitiéndole nunca practicar el servicio de emboscada ni ningún otro nocturno, lo cual, a su juicio, deprimía el espíritu de las mismas.

 

Teniente coronel Núñez de Prado. De igual modo reconoce el teniente coronel de Regulares Núñez de Prado -folio 397- que el decaimiento de la moral de las tropas ha podido reconocer por causa la inmovilización en posiciones aisladas, alguna de ellas sin enlace ni medios materiales de subsistir, y la escasa intervención en los combates, determinando la falta de entrenamiento y su falta de vigor en consecuencia de las órdenes que tenían los jefes de columnas de evitar a todo trance bajas peninsulares.

Por contra, reconoce que el empleo excesivo de las fuerzas indígenas ha podido producir alguna vez su agotamiento por cansancio y desgaste.

 

Coronel Riquelme. Asimismo el coronel Riquelme, exponiendo su juicio acerca de las circunstancias que influyeran de manera tan desfavorable, como general en la moral y firmeza de las tropas, con las consecuencias lamentables de ellos derivadas, dice, (al folio 1.782) “que han concurrido, a su parecer, en su desastroso decaimiento el constituir la fuerza de las columnas y las guarniciones de las posiciones en gran parte con reclutas dados de alta a últimos de Mayo del pasado año, faltos de toda preparación; el estar poco habituados a combatir el resto de las tropas veteranas; pues si bien tomaban parte en las operaciones de avance, lo hacían siempre a gran distancia de las fuerzas indígenas, únicas fuerzas de choque empleadas, con lo que el espíritu de las peninsulares y su mural dejaban mucho que desear, como asimismo el concepto que el elemento indígena tensa de ellas, no viéndolas combatir, reducidas siempre a segunda línea, con gran quebranto del prestigio de nuestras armas, consideración esta última tan generalizada en el juicio de las testigos, cual sería prolijo seguir su enumeración.

 

Fuerzas indígenas Regulares.

Por lo que respecta a las fuerzas indígenas, sea efecto del natural desgaste de su continuada y activa intervención en las operaciones, sea cansancio en ellas, producido a tenor de lo que anteriormente consigna su jefe, o el resultado de la propaganda rebelde de que eran objeto, el hecho es que llegaron a desmerecer de su confianza -folio 832-, que luego vinieron a justificar los hechos; pues, coma dice el teniente de Artillería Gómez López a este propósito, al salir de Melilla para Drius con su bater -a reforzada- la pérdida en Abarrán-, llevaban cierta preocupación por haber sido testigos de la cada de esta posición, debida a la falta de auxilio, y del ataque a Sidi Dris, donde tampoco se mandara; en la cual escasa confianza en las precitadas fuerzas indígenas se les achacaba la culpa de la pérdida de Abarrán por no haberse sostenido allí.

Dice el antedicho jefe de ellas, el teniente coronel Núñez de Prado, al folio 392 vuelto, que su tropa, salvo excepciones propias y características del modo de ser de los indígenas, se han comportado bien, siendo una de las pocas fuerzas que llegaron organizadas a sus alojamientos, habiendo conservado todo su armamento y salvando todo el tren de ametralladoras, que llegó a la plaza; agregando más adelante  (folio $98) que hubieron de batirse muy bien, como lo prueba el gran número de bajas, cerca de 300, que tuvieron en los combates de las inmediaciones de Annual desde el día 17 hasta el 22, efectuando su retirada organizadamente. Cierto que los Regulares, luego de participar con varia suerte y tesón en los combates en torno de Annual, efectuaron la retirada en mano de sus oficiales, llegando hasta sus acantonamientos; pero tampoco lo es menos que, envueltos en el ambiente de sedición del país, desertaron tan luego como se encontraron cerca de sus hogares, no acudiendo la Infantería de Nador a la lista para que, luego de recogerle el armamento, cual costumbre, se le citara en la tarde del 23 de julio, y haciendo abierta defección la Caballería en Zeluán el 24, con armas y caballos -folios 1.754 y 1.921-, y aun volviendo armas contra la Alcazaba -folio 398-, como habrá ocasión de referir en su lugar, aunque pudiera influir en su espíritu -folio 393- la necesidad de defender a sus familias, repartidas en distintas cábilas, ante la sublevación del territorio.

 

Policía.

En cuanto a la Policía, hay que distinguir su participación militante en los sucesos y como institución de seguridad del pasado. Desde el primer punto de vista, por las mismas causas atribuidas a los Regulares, efecto de su inadecuado empleo como fuerzas armadas, de choque, sufrió en mayor escala el quebranto de su moral y de su firmeza, siendo unánimes y numerosas las manifestaciones recogidas en el expediente en cuanto a sus actos de deserción y desleal proceder, haciendo causa común inmediata con el enemigo, volviendo descaradamente sus armas contra nuestras tropas y tomando parte en las depredaciones y atropellos cometidos en el territorio, como en el curso de este resumen habrá ocasión de consignar. Y en cuanto al empleo sistemático en primera línea de estas tropas, fuerza es reconocer, de acuerdo con lo que expone entre otros el coronel de Infantería Riquelme (folio 1.780 vuelto), que tal cometido, apartándola de sus particulares funcionas en las cábilas, determinó el abandono de su misión inspectora y de gobierno cerca de ellas, y de estar al tanto de la sorda propaganda sediciosa que venía haciéndose en el pasado; y el teniente coronel Núñez de Prado ratifica al folio 394 vuelto, que la Policía, abandonando frecuentemente sus cábilas para atender a las misiones combatientes que se le encomendaban, tenía que perder el contacto con la gente del país y su labor política; no siendo apropiadas por lo demás dichas fuerzas para aquella misión eminentemente marcial que se les daba. Bajo otro aspecto, dice que no exista el justo acuerdo entre el mando de la Comandancia general y el de la Policía, según pudo apreciar por las quejas del general en este sentido. Corroborándolas y abundando en las anteriores opiniones, dice el capitán de estas tropas Fortea -folio 484-, que otras de las causas a que él atribuye el desastre ha sido, a su juicio, el emplear la Policía como fuerza combatiente, apartándola de sus territorios, donde, perdido el contacto con la población, quedaba interrumpida la labor política.

La acción particular de las expresadas fuerzas será deducida del curso de este resumen, pues que en este lugar sólo se refleja el concepto abstracto de su intervención; si bien sea del caso mencionar que, como quiera que de la actuación del juzgado no haya sido posible adquirir antecedentes concretos de la suerte que corrieran la mayor parte de los puestos que mantenía la Policía en el territorio, en los hechos aislados de su desempeño, en la idea de que por la Subinspección de las tropas y Asuntos indígenas, de que eran dependientes, hubiese podido ser completada dicha información por sus medios directos a dicha oficina, hubo de dirigirse al juzgado en demanda de datos, sin que por el deficiente informe que ha remitido y se inserta al folio 1.815, se aclaren y vengan en conocimiento de los términos de la caída, abandono u ocupación de los referidos puestos, viéndose, por tanto, reducido a consignar los datos que le ha sido dado recoger por sí.

 

La Policía como instrumento de Gobierno.

Juzgando el comportamiento de la Policía como institución de Gobierno, dice el coronel Riquelme, al mismo folio antes citado, que ha podido también contribuir a la hostilidad de las cábilas el descontento de la gestión, falta de preparación de noveles oficiales encargados de la administración y régimen de ellas, circunstancias que influirían en gentes de tan diferente mentalidad y psicología de la nuestra; aparte de los abusos y atropellos que forzosamente habrán de haber ocurrido por la falta de dicha preparación y el no tener los indígenas medios de exteriorizar sus quejas o disgustos ante autoridad superior al capitán de la mía; estado de opinión que, según manifiesta, se le hizo presente en terreno amistoso por algunos indígenas, y que, por su parte, se apresuró a transmitir al Comandante general y al jefe de la Oficina indígena; pues, como declara más adelante –folio 1.788 vuelto-, obedecieron dichas manifestaciones a las extensas atribuciones que se concedieron a dichos capitanes. Contrariamente a lo que venía haciéndose antes, mantenidas sus facultades en prudenciales limites; pues las cortapisa que se pusieron a los naturales para recurrir en queja a la Superioridad cuando se considerasen agraviados, que habían de hacer necesariamente con la autorización del capitán de la mía, contra quien muchas veces era la queja, les cohibía en su libertad de acción.

 

Insistiendo en este particular punto de vista, dice el teniente coronel Fernández Tamarit -folio 1.2o4- que tal vez hayan podido producir irritación en los naturales hechos realizados por agentes de Policía, que, contando con excelentes elementos, tenía oficiales desconocedores del idioma y costumbres indígenas y además poco expertos en su calidad de oficiales noveles, aunque dignos y animosos, pero incapacitados para realizar misión a ella confiada, tan difícil como la de administrar justicia, a que se veían obligados en los destacamentos aislados o en su cabecera, en ausencia de otros oficiales por permisos, enfermedad u otras causas.

Es público y notorio, agrega, que en determinadas cábilas hubo manifestaciones de disgusto por actos realizados por el capitán Pómes, hoy retirado, y como cualquier falta cometida por oficiales que desempeñan esta difícil misión tiene mayor relieve y consecuencia, obliga esto a que los oficiales que hayan de desempeñarla se escojan con todo género de cuidado. Bajo la cual recomendación, y por el hecho de aludir a un oficial ya separado de su función por causas notorias, se deja comprender la existencia de abusos de parte de dichos administradores del territorio, que la discreción del testigo le hace reservar; que corren válidos que son del común dominio de la opinión, pero que al juzgado no le ha sido dado recoger por no haber contado con la existencia de testigos que, en su rectitud de juicio, los denunciaran para satisfacción de la vindicta pública y en propio prestigio de la institución. Sólo por medios indirectos ha podido corroborar su juicio en dicho sentido.

 

Implantación del Protectorado en la Zona.

A este respecto, apunta muy discretamente el coronel Riquelme -folio 1.787 vuelto-, y que por razón de su conocimiento del territorio se consideran autorizadas sus apreciaciones, que otra de las causas a que atribuya la poca eficacia de nuestra acción en el territorio reside en no haber implantado de tiempo el régimen efectivo del Protectorado en las cábilas de retaguardia con funciones y autoridades indígenas que dieran al país marroquí la sensación de nuestras favorables disposiciones a su establecimiento.

Por el contrario, el gobierno y administración de las cabidas sometidas continuó entregado de un modo directo y efectivo a nuestras Oficinas indígenas, no siempre regentadas por oficiales expertos y realmente capacitados

para misión tan delicada y difícil, que forzosamente tenía que cometer errores, cuando abusos en el ejercicio de sus cargos, reiteración e insistente afirmación que pregonan su comisión, ocasionando hondas perturbaciones en algunas cábilas y cierto malestar latente en espera de exteriorización al menor quebranto de nuestras armas. Y agrega, precavidamente, que es muy posible que habiendo estado el Gobierno en manos del personal indígena afecto a España, aunque fiscalizado hábilmente por nuestras oficinas territoriales, no hubieran creado rencores a nuestra nación las decisiones de tales ministrantes, aun cuando hubieran sido injustas, y en cambio, nuestro papel de mediadoreg hubiera sido más grato a la población indígena; sentido en el cual manifiesta haber informado al Mando en las ocasiones que mereció ser consultado su parecer, y hasta hubo de explanar las líneas generales para la implantación del Protectorado en la zona oriental, informando de la necesidad apremiante que preveía de llegar a él, si había de consolidarse la ocupación del territorio, presintiendo complicaciones contingentes, de otro modo, en el desarrollo de nuestras acciones futuras. Termina diciendo que no se creería llegada la oportunidad de adoptar dicho partido, cuando no se realizó la reforma y se continuó, por el contrario, con el régimen y administración directo, ejercidos por personal falto de preparación, en la mayor parte de los casos; elementos con los cuales mal se podía contrarrestar la intensa propaganda que los rebeldes realizaban en las cábilas sometidas y hasta en las fuerzas indígenas, en las que existía un terreno abonado por efecto de las mismas causas enumeradas.

 

Juicios sobre la actuación de la Policía.

Confirmando la acción subrepticia que se ejercía sobre las cábilas sometidas, dice el padre Alfonso Rey, superior de la Misión católica de Padres Franciscanos de Nador -folio 4o3-, que mes y medio antes de los sucesos corrían entre los indígenas rumores de un próximo levantamiento, habiendo oído decir el testigo, reservadamente, que se había impuesto una contribución de cien duros a cada jefe de cábila, entre otros, los de Segangan y San Juan de las Minas, sin poder precisar la razón de esta imposición, y después de referir otros síntomas, que delataban la agitación del territorio, contestando a pregunta de este juzgado, atento al punto de examen, dice -folio 405- que la Policía estaba algo abandonada, dejando bastante que desear en la relación de los jefes con los policías, en lo referente al trato, como al abono de sus devengos; que la relación con la población mora era mejor, aunque había algún caso de maltrato a los naturales por los oficiales de la mía y de abusar éstos de las mujeres indígenas, así como de no administrar rectamente la justicia que les estaba encomendada en las cuestiones entre indígenas, que solían resolver con parcialidad; considerando que estos abusos no ocurrían con las fuerzas de Regulares, que estaban más disciplinadas y con mejor espíritu.

 

En atestado del folio 1.584, asevera el teniente de Policía Rucova que al ser herido en izem Lasen, su asistente y el ordenanza moro le condujeron a la casa de Amar-Haddamar, diciéndole uno temiese mucho, por haberles tratado siempre bien y no tener los con las mujeres de la cábila. El paisano Verdú, vecino del poblado de Arrui, declara, -folio 1.719 vuelto-, que la Policía ejercía autoridad abusiva en el territorio, incluso tomando artículos de consumo en los comercios, que no pagaba, a veces, y, sobre todo, le sorprendía al testigo el derroche inusitado de municiones que hacían sus individuos con cualquiera ocasión de fiesta y aun respondiendo simplemente en el campo al canto de las segadoras, pues se les dejaba las armas al ir a sus poblados y cábilas con permiso, sin pedirles cuenta del gasto de municiones; cosa que al testigo extrañaba mucho por haber observado en su larga permanencia en Argelia que a los magzenes o policías sólo se les dejaba llevar sus armas en actos de servicio. Manifiesta que hizo sus observaciones a los oficiales que conocía, que le dijeron que eran costumbres inveteradas que ellos, por su parte, no podían remediar. En los zocos, los policías registraban a las mujeres indígenas, con gran escándalo de los moros, por romper esto contra sus costumbres. En la imposición de multas estima que se cometían extralimitaciones, aduciendo el caso concreto de un moro empleado suyo; habiendo observado siempre el temor del moro a la Policía por sus extralimitaciones, particularizando que algunos oficiales de mías se han distinguido por su celo e integridad, siendo bien visto por los europeos e indígenas -de donde, en contraposición, se debe deducir que otros no lo fueran-. Entiende que los abusos que se han cometido con las moras han sido provocados, generalmente, por la miseria reinante entre los naturales, que hacían prostituirse a las mujeres. Significa, por último, la nota desfavorable que tenía en el poblado por su codicia el sargento policía Yemani, que entiende se ha hecho rico abusivamente con unos y con otros, y que hoy es de los desertados, con el fruto de sus rapiñas, a pesar de sus protestas de amistad a España.

El paisano Landaluce, que, indistintamente, residía en Batel, Arruí y Zeluán, por razón de sus negocios, dice, al folio 1.916, que en la Policía había oficiales dignos y correctos por completo; pero que otros no guardaban la misma conducta en su trato, ni en la rectitud de su proceder, usando formas inconvenientes con los moros y con los europeos, habiendo llegado a oídos del testigo algunas lamentaciones referentes a la imposición de multas a los indígenas, en ocasiones, desconsideradas.

Este proceder se observaba principalmente en el general Carrasco -muerto en Zeluán-, que era mal visto de todos; mientras que otros, como el teniente Fernández, disfrutaban por su conducta del aprecio general, habiéndosele ofrecido, poco antes de los sucesos, un banquete en Zeluán, en testimonio de gratitud por su acertada actuación.

El oficial segundo de Telégratos Llinás, con destino en la estación de dicho poblado, al folio 1.601 vuelto, confirma el buen concepto que al poblado merecía el susodicho teniente Fernández; pero que tiene entendido que no en todos los lugares del territorio reinaba la misma cordialidad de relaciones entre moradores, europeos e indígenas y oficiales de la Policía, sin poder hacer afirmaciones más concretas.

Fray José Antona, fraile franciscano de la Misión establecida en Nador, dice, al folio 489 vuelto, que pudo observar una gran desmoralización, una familiaridad inconveniente por parte de la oficialidad con los naturales ; abusos por la misma de las mujeres indígenas, cosa de que los moros sufren gran agravio; depredaciones, imposición de contribuciones injustas y otros sucesos semejantes, y que la administración de las unidades entendía que era buena.

El paisano Falcó, vecino de Nador, dice, al folio 1.935, entre otros particulares menos atinentes al caso, que estima que el principal motivo de la catástrofe del territorio es imputable a la Policía, por falta de información y defectos en el gobierno de europeos e indígenas y por la amplitud de facultades que tenía concedidas, y que sus jefes aplicaban con criterio personal y arbitrario; aduciendo en queja de su intervención ciertas diferencias en asuntos de orden privado del testigo, que dice haberle originado perjuicios con la morosidad de la gestión administrativa en materia de una compra de tierras concertada con un moro, y la falta de reintegro de un préstamo hecho al capitán de la Policía local para atender complementariamente a las obras de construcción de un zoco hecho en Nador por suscripción entre el vecindario, y aun la ocupación, con dicho objeto, de alguna piedra que el interesado tenía acopiada para una obra particular; de los cuales extremos se ha deducido el testimonio pertinente que, ha sido dirigido al General en jefe del Ejército, según diligencia del folio 1.914.

 

Administración interior de las tropas de Policía.

El capitán Fortea, de la 13.4 mía de Policía, al folio 468, dice que al encargarse del mando de ella en el mes de junio último le dijeron que el capitán anterior, Huelva, llevaba en su maleta la documentación de la unidad, y en su

cartera, los fondos de la misma, y que ambas cosas se habían perdido en Abarrán, donde aquél fue muerto; que preguntó a los policías por las reclamaciones que tuvieran que hacer, formulando, en consecuencia, numerosas sobre haberes y vestuarios, por existir algunos que tenían pendientes de cobro quincenas de Enero y estar una mitad de ellos descalzos y con las ropas viejas. Formada una relación de estas reclamaciones, se atendio a ellas con los fondos que facilitó el coronel jefe de las tropas; lo que puso término a la anormal situación de la mia, que en 9 de junio quedó regularizada del todo.

Informa asimismo este capitán en materia de permisos que fuera costumbre o regla conceder, manifestando se daban a un cuarto o un quinto de la fuerza, para que, devengando haber, marcharse cuatro o cinco días a sus casas, llevándose un turno para estas concesiones, pudiendo los montados llevar su caballo, cuyo pienso se les daba.

Acerca de la imposición de multas a los askaris, expone que era el castigo más eficaz, dada la condición avarienta del moro, no habiéndolas impuesto el testigo superiores a diez pesetas por las faltas de retraso en la incorporación después de permisos disfrutados, la falta de cartuchos, por la que llegó a imponer, en algunos casos, hasta cinco pesetas por cartucho perdido, como atención muy interesante. De estas multas se hacía anotación en las listas de pagos y abonos a caja al liquidar mensualmente.

En cuanto a las multas a las cábilas, tenía el capitán facultades para imponerlas hasta 25 pesetas, dando cuenta a sus jefes, y de esta cantidad en adelante, requería la aprobación del jefe, al que se daba cuenta de la falta y se proponía la cuantía de la multa. Las faltas que la motivaban eran de orden interior de la cábila, como riñas, desavenencias o no concurrir a una citación del jefe de «m"m,, etc., de las cuales multas se daba siempre recibo a los interesados.

Es de suponer que esta administración fuese llevada con la escrupulosidad y vigor que su índole demandaba.

 

Conducta de la oficialidad.

Al analizar serenamente los hechos objeto de esta investigación a la luz del comportamiento observado por las tropas, en su conjunto, en los pasados lamentables sucesos del territorio, recapacitando sobre los mismos, recogiendo impresiones de los testigos, y alusiones más o menos veladas o francos reproches vertidos en el curso de las declaraciones, sensible es, pero debido confesar que se derivan graves cargos contra la oficialidad y que, en general, su conducta no ha respondido a lo que de ella debía esperarse en la crisis suprema de aquellas circunstancias, sin que esto quiera decir que no se hayan registrado actos aislados de abnegado proceder, aun cuando estas manifestaciones, en casos llevadas al sacrificio, no hayan bastado a impedir la consumación de la catástrofe por omisión del conjunto.

 

Causas determinantes de su actuación.

En trance de buscar explicación a este decaimiento de su moral, a esta quiebra de su honrosa tradición, expone a este propósito el teniente coronel de Regulares, Núñez de Prado -folio 392-, que si bien el espíritu de su oficialidad era bueno, por ser los destinos de dichas fuerzas por elección y estar penetrados

sus adeptos de que su misión era la de ir en vanguardia, nunca era la afección como cuando existían recompensas, cuya falta de estímulo ha podido apreciar el testigo, por haber servido con anterioridad en las fuerzas de referencia; no obteniendo tampoco de la opinión, así civil como militar, tanto en el territorio como en la metrópoli, aquella satisfacción íntima de que les reconocieran el sacrificio que por su parte hacían, puesto que eran fuerzas de primera línea, mientras que las demás del territorio se mantenían la mayoría de las veces a distancia en la línea de fuego, sin intervención más que en casos muy contados: decadencia -folio 398' vuelto- que con carácter general la observaba y puede que con mayor intensidad en los Cuerpos, en que no se hace selección de personal, cada vez más difícil por falta de aspirantes idóneos, pues se prefieren en general los muchos destinos sedentarios y sin riesgo ni grandes molestias que existen.

Falta, pues, la oficialidad del estimulo de la recompensa, como de ideales, que impulsaban a los más audaces, la generalidad se atuvo a la comodidad de los destinos sedentarios, puesto que disfrutaba en ellos de análogas subvenciones que en los activos. No ofrecía, por tanto, aliciente el territorio sino por los sobrecargados de atenciones familiares a quienes atraía el beneficio de la gratificación de residencia y otras ventajas locales, o para aquellos otros a quienes movía la indulgencia, muy generalizada, que amparaba la administración poco escrupulosa de las unidades con sus irregulares provechos.

A otros, en fin, el incentivo de dedicarse a negocios o ejercer profesiones lucrativas con distracción de sus deberes primordiales, que dio motivo a la Real orden de 12 de Febrero de 1917 -folio 477-, dirigida a remediar este estado de cosas y a las prevenciones para su cumplimiento en el territorio, dictadas por la Comandancia general y que parece no hayan surtido los efectos apetecidos, en prestigio del Ejército, a juzgar por las denuncias anónimas que en este sentido ha recibido este juzgado y de que, por razón de su origen, no cree deber hacerse cargo.

Claro es que todo esto se ha de entender bajo un concepto general, pues oficiales hay que habrán ido al territorio por turno forzoso de destino y otros por decidida vocación, ya que no puede guiarles otro interés que el de seguir sus honrosas aficiones.

 

Inmoralidades administrativas.

Que en la administración interior existían faltas y atrasos lo acreditan en su caso la declaración del propio teniente coronel Núñez de Prado -folio 393 vuelto-, en el sentido de que las deficiencias que respecto a este extremo hubo en su unidad fueron corregidas oportunamente, poniendo a sus autores las correspondientes notas, «no obstante el ambiente de indiferencia con que, en general, se apreciaban en el territorio estos hechos».

El coronel Salcedo, de San Fernando, dice, al folio 657, que, al hacerse cargo el declarante del mando, a fines del mes de Enero del pasado año, pudo observar pequeñas deficiencias y retrasas que corrigió con la mayor energía, mereciendo sus determinaciones la aprobación de la Superioridad; y del capitán Fortea, consignadas quedan sus explícitas manifestaciones.

Mas no era la norma acostumbrada usar de este temperamento en la benignidad con que se juzgaban, no tomándose determinaciones ostensibles sino en casos graves y muy extremos. Así se concibe que, preguntando este juzgado sistemáticamente a todos los jefes principales sobre el comportamiento de la oficialidad en este orden, con rara excepción han depuesto que no se ha instruido en sus Cuerpos procedimiento alguno por malversación, desfalco, distracción de caudales o atrasos en el pago o liquidación de haberes, ni formándose tribunal de honor por hechos que afectan a la moral militar, siendo así que ha lugar a saber de separaciones del servicio a titulo de retiro o licencia absoluta, aunque instigadas por dichas causas, como de ellas se hacen eco en sus declaraciones el coronel del regimiento de África y el del mixto de Artillería.

Pedido informe al Comandante general del territorio sobre estos extremos, en comunicación de septiembre -folio 524- manifiesta que, ocupada de lleno su atención, en el breve tiempo que se hallaba desempeñando el cargo, con la marcha de las operaciones militares y reorganización del Ejército, habiendo podido por ello apreciar muy poco la situación y circunstancias de la antigua guarnición del territorio, no había llegado, por consiguiente, a su conocimiento de un modo concreto otro estado de conducta de ella que el puramente oficial, sin que por su índole requiriera la substanciación de procedimientos de la naturaleza inquirida; que sólo había recogido rumores del mal efecto que producía la tolerancia del juego y los disgustos de él derivados, originando éstos las peticiones de separación del Ejército de algunos oficiales.

En atención a lo que se deja expresado, este juzgado, insistiendo en su gestión, en comunicación de 15 de Octubre -folio 1.348 vuelto- interesó de la expresada autoridad la remisión, con referencia a los antecedentes obrantes en la Fiscal a jurídico militar, de relación de todos los procedimientos incoados contra jefes y oficiales desde 1 de Enero de 1920 a 31 de julio de 1921, por delitos o faltas contra la propiedad y el honor militar, indebido empleo o apropiación de caudales y otras de índole semejante, remitiendo en este sentido el estado que se une al folio 1.532, bastante parco por cierto en su contenido, para lo que era voz popular en el territorio.

 

Resumen de la actuación.

La poca escrupulosidad en la administración, la facilidad de las costumbres, disimuladas con la mayor indulgencia, como el ambiente local consentía; el aflojamiento de los resortes de la disciplina, por tan diversos modos relajada, y la negligencia determinada en los servicios y deberes profesionales, contribuyeron al estado de la oficialidad, que, denotando en general escaso espíritu en la grave crisis que hubo de arrostrar, no supo, o no pudo, sobreponerse a los sucesos en el cúmulo de circunstancias adversas que las corruptelas, los errores, los defectos de organización acarrearon en todos los órdenes en el territorio, como de las declaraciones podrá deducirse, o juzgando, en otro caso, por las consecuencias tangibles de los hechos que se analizan.

Los graves cargos que contra ella se formulen o deriven en el curso de las declaraciones, serán resumidos en el lugar correspondiente de la relación, a fin de que conserven la impresión del momento en que los hechos de su referencia se produjeran.

 

El resumen: cabe decir que ya que la tropa, quebrantada su moral, deprimido el espíritu y extenuada por la fatiga y por las privaciones, la sed y el calor abrasador de aquellos días abrumadores de julio, se mostrase desalentada e incapaz de rehacer su ánimo, es lo cierto que la oficialidad, no sobreponiéndose por honor a tales contratiempos, arrastrada por el común desmayo, no ha procurado levantar su moral y cobrar el necesario ascendiente sobre su tropa para reducirla a su deber en los momentos decisivos en que le iba su propia salvación y existencia; pues es constante que en contados casos en que una voluntad decidida se ha impuesto, aquélla ha respondido en la medida que lo angustioso de la situación consintiera. Algunos hechos de esta naturaleza se han registrado, tanto más de estimar y de revelar su mérito en la adversidad de

los destinos de dicho ejercito, por cuanto el sacrificio hecho no podía contribuir a salvar la situación, mas si respondía a los dictados del deber y del honor.

 

Contrasentido de su resumida acción.

Contrasta con la escasa fortaleza, en general demostrada, y que como resultante de tantas abdicaciones determinó el derrumbamiento instantáneo del territorio, presa del pánico, cualesquiera que fueran los motivos que le prepararan, y sorprende a la vez el ánimo, por el contrasentido que envuelve, el excesivo aprecio que se hace por cierta parte de la oficialidad, y aun de clases, del propio mérito en el cumplimiento de los deberes que la Ordenanza impone de suyo elementales, al considerar la inaudita repetición con que estimándose por los interesados haber hecho «acción de señalada conducta o valor en las funciones de guerras, de que habla el art. 17 de las Ordenes generales para oficiales, y cuya apreciación comete aquel texto al jefe inmediato y testigo de la acción, con acertadas prevenciones, a fin de que «los militares de cualquier clase no aleguen por servicio distinguido el regular desempeño de su obligación»; sorprende, se repite, la insistencia con que se producen peticiones de apertura de juicios contradictorios para optar a la cruz de San Fernando, denunciando ello la desmoralización del sentimiento del deber por la sola satisfacción íntima y persuasiva de cumplirlo; pues si tantos creen haberse comportado tan esforzadamente, no se comprende entonces la consumación de la catástrofe en las condiciones que los hechos relatan.

 

 

 

 

EXPEDIENTE PICASSO (parte 1)

EXPEDIENTE PICASSO

Documentos relacionados con la información instruida por el general de división D. Juan Picasso sobre las Responsabilidades de la actuación española en Marruecos durante julio de 1921.

Prólogo de

Diego Abad de Santillán

MEXICO, 1976.

 

 

INDICE

I Prólogo. Introducción. Pag 12.

II Abarrán. Pag 18.

III Situación subsiguiente a Abarrán. Pag 28.

IV Estado orgánico del territorio. Pag 46.

V Estado y condición de las tropas. Pag 60.

VI Igueriben. Pag 72.

VII Annual. Pag 86.

VIII Posiciones pendientes de Annual. Pag 99.

IX Drius. Pag 116.

X Posiciones del conjunto de Drius. Pag 127.

XI Posiciones flanqueantes del camino de Batel. Pag 133.

XII Columna de Kebdani. Pag 164.

XIII Posiciones de Kebdani

XIV Zoco el Telatza

XV Posiciones del Zoco el Telatza

XVI Nador

XVII Servicio de aviación

XVIII Situación de la plaza

XIX Conclusión

I Consideraciones generales sobre la situación del territorio de Melilla, junio y julio de 1921

II Antecedentes de los sucesos de julio

III Situación y descripción del frente avanzado y su relación con las otras líneas defensivas hasta la plaza

IV Igueriben y Annual

V Mando del general segundo jefe

VI Circunscripción de Kandussi

VII Nador, Zeluan, Monte-Arrui

VIII Deficiencias en la información gubernativa.

Designación de  responsabilidades.

Señalamientos de méritos.

Acción de la Marina en los  sucesos.

Cuestión a resolver por el Consejo.

Conclusiones

 

EL EXPEDIENTE PICASSO, UN CAPITULO DE LA HISTORIA NEGRA DE LA ULTIMA AVENTURA IMPERIAL DE ESPAÑA, LA DE MARRUECOS.

 

Personajes del drama

Como ha transcurrido ya más de medio siglo, hay que evocar para las nuevas generaciones, aunque sólo sea en grandes líneas, lo que fue el desastre de Annual en Marruecos, en julio de 1921, una entre muchísimas páginas negras que jalonan la historia de España, páginas que los amanuenses oficiales de todas las épocas han pretendido disfrazar, desfigurar e interpretar de modo que causen a la posteridad menos horror, conmiseración y protesta de lo que merecen.

Digamos algo de los personajes del drama sangriento.

Dámaso Berenguer, nacido en Cuba en 1873, actuó en África y por esos méritos fue ascendido al generalato hacia 1916, y en 1918 fue ministro de la guerra, dejando este puesto para asumir el de alto comisario en Marruecos; logró conquistar la ciudad de Xauen en 1920, la hermosa capital de las montañas, y esa victoria le valió el título de conde de Xauen. Pero a raíz del desmoronamiento de las posesiones españolas en julio de 1921, el desastre de Annual, fue involucrado en las responsabilidades del mismo y separado del servicio; amnistiado en 1924, fue jefe de la casa militar de Alfonso XIII y en enero de 1930 sucedio a Miguel Primo de Rivera como jefe del gobierno, sin contar con apoyos militares ni políticos; en febrero de 1931 cedio el puesto al almirante Aznar.

Manuel Fernández Silvestre, nacido en 1871, tuvo su iniciación en la última guerra de Cuba, en la que fue gravemente herido. Ascendido a comandante, pasó al ejército de África y tuvo larga actuación en las operaciones del mismo, siendo galardonado con ascensos, medallas y cruces por méritos de guerra. Fue ayudante de Alfonso XII y durante años desempeñó la misma tarea con Alfonso XIII, que lo distinguió con su amistad y estima. Volvió luego a Marruecos como comandante general de Melilla y ascendio a general de división en junio de 1918; permaneció en Annual

Cuando se desbandó la guarnición y allí fue muerto por los cabileños o se quitó la vida para no sobrevivir a la derrota inesperada.

 

Juan Picasso, general de división, fue enviado por el gobierno para investigar el desastre de julio de 1921. Hasta junio de 1922 trabajó Picasso en su investigación, fruto de la cual fue el expediente famoso, en el que se incluyeron 37 casos de actores responsables, desde el alto comisario, Dámaso Berenguer, hasta un alférez. El asunto adquirió un político carácter polémico cuando se ordenó el procesamiento del alto comisario, suplantado por el general Burguete. Las primeras interpelaciones en las Cortes dieron origen a la renuncia del ministro de la guerra, cartera que ocupó entonces Sánchez Guerra, el cual resolvió que las Cortes decidieran, y se nombró al efecto una comisión el 10 de julio de 1923; la comisión no llegó a concreciones unánimes con respecto a las responsabilidades; los miembros conservadores de la misma las negaban, y los liberales y socialistas, Indalecio Prieto entre ellos, señalaban las de los ministros de Guerra y de Estado, y también la de Allende Salazar. Dimitió el gobierno de Sánchez Guerra, que había reemplazado al de Antonio Maura, desde marzo a diciembre de 1922 y subió al poder otro equipo bajo la presidencia de García Prieto, el último de los gobiernos civiles del reinado de Alfonso XIII, al que puso fin el alzamiento del general Primo de Rivera en Barcelona.

Abd el Krim ben Mohamed el Jatabi, caíd de los Beniurriaguel, nació en 1881. Había estado varios años en contacto con los militares españoles y esa experiencia lo movió a organizar una rebelión contra la penetración de España en Marruecos; era un caudillo prestigioso entre las cábilas, con gran capacidad de organización y sugestión fanática en los seguidores musulmanes. Luchó durante casi seis años en una guerra sin cuartel, hasta su entrega a las tropas francesas el 22 de mayo de 1926, que lo mantuvieron algunos años en una isla oceánica, hasta su amnistía y radicación en Egipto, donde murió.

El expediente Picasso describe ampliamente lo ocurrido en los últimos siete días de julio y los primeros días de agosto de 1921, y muestra cómo quedó deshecho un ejército de 20,000 hombres, la mitad de los cuales muertos o heridos y el resto desorganizados y presas del pánico, soldados y mandos. No hacía falta mucha perspicacia para comprender que aquello no pudo ocurrir sin fallas graves de todo orden, y las frases consagradas para encubrir la verdad y cantar loas al sacrificio por la grandeza de la patria y por su honor, no cabían en aquellas circunstancias.

 

El desastre de Annual

Cuando pasó Igueriben a poder de los cabileños movilizados por Abd-el-Krim, después de algunos intentos de resistencia sin perspectiva alguna, el 21 de julio, la posición de Annual, donde se hallaba Fernández Silvestre y se habían concentrado todos los efectivos disponibles de la comandancia de Melilla, se volvió extremadamente crítica, agravada por el descontento y la comprensible desmoralización de los soldados y oficiales. Faltaba agua de consumo, y la llegada de la misma era obstruida por los enemigos; las municiones eran escasas, los pertrechos de guerra insuficientes, y las líneas de abastecimientos habían sido cortadas. Las fuerzas indígenas y las cábilas que hasta allí habían soportado la forzada sumisión, suscitaban desconfianza y se las vio pronto sumadas a la rebelión.

Fernández Silvestre, que había acariciado utópicamente una gran operación de sorpresa hacia la bahía de Alhucemas, donde habría de fundar la ciudad Alfonso, en íntima relación con el rey, reclamó auxilios a última hora al alto comisario, pero tardaban

en llegar, porque 5,000 kms cuadrados eran ya territorio enemigo, y los adversarios avanzaban con ánimo agresivo y confianza en la propia fuerza. Ante aquella situación difícil, Fernández Silvestre, en Annual, reunió a los jefes de unidad en la noche del 21 al 22 de julio y se convino en la retirada a Ben Tieb; en la madrugada del 22 de julio, mientras avanzaban los contingentes cabileños hacia Igueriben y se posesionaban de esa posición, las tropas reunidas en Annual intentaban hallar refugio en Ben Tieb; el  repliegue se hizo desordenada y precipitadamente, sin esperar a los contingentes de Bumeyan, a dos kilómetros de distancia y que, al llegar a Annual, lo encontraron en poder del enemigo; no fue un repliegue militar, sino una fuga, un ¡sálvese el que pueda! Fernández Silvestre quedó en Annual para no sobrevivir al desastre y allí fue muerto o puso fin a su vida, como se ha dicho.

La policía indígena, al servicio de España, desertó y se unió a las cábilas rebeldes, causando no pocos estragos entre los soldados españoles presas del pánico. Al acercarse los fugitivos a Ben Tieb, unos escuadrones de caballería de cazadores de Alcántara, intentaron en vano contener la desbandada, pero inútilmente. En ese repliegue o esa fuga, murieron los coroneles Morales y Manella. Los fugitivos arrastraron en la desbandada a la guarnición de Ben Tieb y la posición fue abandonada; el mismo día cayeron casi todas las posiciones del sector; otras, como Azuz, Tunguntz,

Nader de Beni Ulixek, Halaut se perdieron los días 23 y 24 de julio; Sidi Dris sufrió el asalto de los cabileños y casi toda su guarnición pereció; la de Afrau pudo replegarse en cierto orden y halló refugio en los barcos de guerra que protegían la retirada; un puesto intermedio , que quiso defenderse, fue totalmente aniquilado. El general Felipe Navarro, segundo jefe de la comandancia de Melilla, al tener noticias de la catástrofe de Annual, corrió el 22 de julio a Drius y tomó el mando de las tropas en fuga, desmoralizadas, sin armamento eficiente, sin víveres y sin agua; pero la potencialidad numérica y la euforia de triunfo del enemigo lo obligaron a continuar la retirada, abandonando cañones, ametralladoras y otros pertrechos que estorbaban y trababan la marcha a aquellas masas de soldados y oficiales que comprendían que, en aquellas condiciones, cualquier intento de resistencia había perdido la razón de ser; las tropas en desbandada penetraron en Batel, y parte de ellas, sin escuchar órdenes, llegaron a Monte Arruit. La tentativa de algunos oficiales y soldados de echar pie en Batel y en Tistutin fue inútil y costosa; el 27 de julio hubo de ceder Batel y el 29 a la madrugada se abandonó Tistutin. La masa en fuga fue atacada por todos lados, se le agotaron las municiones, y ya cerca del Monte Arruit se agravó la indisciplina; fueron abandonados los cañones, en aquellas condiciones trastos inútiles, y también fueron abandonados a su suerte los heridos. La escasez de agua se hizo sentir y no tardó en agotarse ese elemento esencial de vida. Los que entraron en Monte Arruit, sin obedecer órdenes, ni siquiera del general Navarro, lo hicieron bajo el fuego enemigo que avanzaba desde todas las direcciones.

Algunas posiciones fueron abandonadas sin lucha, sin resistencia y los vencidos que caían en manos de los insurrectos de las cábilas eran sacrificados sin piedad. La columna de Dar Quebdani se rindio y entregó sus armas y fue luego exterminada por los vencedores; algunos núcleos optaron por luchar hasta el supremo sacrificio, pues de todos modos no tenían salvación, como la compañía que se había instalado en la aguada. Al finalizar el mes de julio solamente se mantenían, con inconvenientes y sin muchas esperanzas, Nador, Zeluan y Monte Arruit; pero a comienzos de agosto capituló Nador, sin municiones, sin agua, con numerosas bajas; parte de los defensores de la posición pudieron llegar a las avanzadas, a cuatro kilómetros del poblado abandonado; en Zeluan, sin agua y sin víveres y con muchos muertos y heridos, se rindio el aeródromo el 2 de agosto y el 4 la Alcazaba; casi todos los que se rindieron en esos lugares fueron muertos después por los vencedores. El 9 de agosto cayó en poder de las tropas cabileñas Monte Arruit y allí culminó la tragedia de Annual; entre los pocos que se salvaron en Monte Arruit estaba el general Felipe Navarro, tomado prisionero.

 

El Expediente Picasso

La catástrofe repercutió hondamente en España, en todos los sectores de la población y de la opinión, aunque algunos pretendieron buscar subterfugios y disminuir el derrumbe, otros pedían sanciones en los altos mandos de las tropas y había quienes alentaban operaciones fantásticas para llenarse de laureles y de gloria. El gobierno no tuvo más remedio que disponer una investigación de lo ocurrido y fue designado el general divisionario Juan Picasso para llevarla a cabo y para descubrir culpables y responsables.

Los nombres de Dámaso Berenguer, Manuel Fernández Silvestre y Felipe Navarro son señalados en julio de 1922 por el Consejo supremo de guerra y marina para la formación de causa contra ellos.

El expediente Picasso se imprimió en Madrid, aunque no se incluyeron en él  muchos documentos comprometedores para el monarca; se hizo un tiraje restringido y desapareció muy pronto; así, son contados los que lo tuvieron en sus manos en la época candente de la discusión y de las complicaciones políticas de aquellos días. Naturalmente hoy es un documento totalmente desconocido para las nuevas generaciones, y sin embargo es una pieza importante de la historia digamos contemporánea de España, pues aquellos polvos trajeron luego los lodos que hemos conocido. Lo de fines de julio y comienzos de agosto de 1921 fue grave, naturalmente, no mucho más grave que muchos otros sucesos anteriores en el empeño por dominar territorios extrapeninsulares y pueblos que querían buscar y hallar por sí mismos la senda de su progreso y de su destino. Pudo hallarse esa senda en fraterna colaboración, como habría sido posible en la vastedad del continente americano; pero entre los geniales dirigentes políticos que hemos tenido privó la táctica del sometimiento forzoso, y ahí está el ejemplo de veinte años de guerra contra los cubanos, de 1868-1878, y de 1891-1898 , para testimoniar la ceguera y la incompetencia de las castas dominadoras y monopolistas de la conducción del país; en el caso del Norte africano, por razones de vecindad y hasta por afinidad racial, pues una parte considerable de nuestra población tiene ascendencia norteafricana y árabe, una cooperación pacífica, cultural, educativa, económica, habría representado algo como una integración fecunda para ambos lados del estrecho de Gibraltar.

Con el expediente Picasso no se agota lo que Marruecos ha venido significando para España, desde el siglo XIX y muy especialmente después de la pérdida de las últimas posesiones coloniales a fines de ese siglo. Lo de Marruecos, después de Cuba y Filipinas, fue una aventura costosa en hombres y en pesetas que impidio prácticamente que se concentrasen todos los recursos humanos y financieros en la reconquista del propio territorio peninsular, tras siglos de abandono, de devastación y de olvido, sin contar que tampoco llevamos al Norteafricano beneficio alguno, sino una siembra permanente de odio y de desprestigio de lo español. Para lo único que sirvió la aventura norteafricana fue para ubicar las docenas de millares de jefes y oficiales vacantes después de los desastres de 1898, y que no se juzgaron capaces de una tarea constructiva para elevar el nivel material del propio pueblo. Se seguían aferrados a la tradición de la indignidad del trabajo manual, impropio para caballeros con alguna estrella o condecoración o sin condecoraciones ni estrellas. Allá a comienzos del siglo presente había unos cuantos españoles, uno de ellos se llamaba Joaquín Costa, que reclamaban para España escuelas y despensas, y que se atrevían a sugerir que, en lugar de gastar y derrochar dinero en armas, en ejércitos, en escuadras (no había todavía aviación) debería consagrarse todo esfuerzo y toda peseta a la agricultura, a la industria, a la educación. Pero no fueron escuchados, y así nos ha ido. Por muchos años, España fue una abastecedora de mano de obra que en buena parte lograba huir del forzoso destino del soldado del rey y nuestro territorio siguió siendo un erial en su mayor parte; y la orgullosa Castilla quedó reducida a una Castilla en escombros; pero no sólo Castilla, sino España entera, salvo los felices oasis agrícolas, que los hubo por imperio de la naturaleza misma, y los oasis industriales que supo levantar el hombre.

 

 

Marruecos, una llaga sangrante

Si el expediente Picasso se refiere sólo a un trágico acontecimiento de julio de 1921, cabría elaborar un expediente más completo sobre el mismo asunto. ¿Para qué Marruecos? ¿Es que no habíamos sacrificado ya bastantes vidas jóvenes y bastantes recursos en el mantenimiento de una sombra de imperio del que no habíamos extraído ningún provecho, aunque hayamos hecho alguna siembra al amparo de la espada y también de la cruz? ¿Es que no hay más salida para un país en crisis que la de la acción

militar? ¿Es que no se podría apelar al trabajo creador y superar las caídas y los  retrocesos, con la acción constructiva de los oficios manuales y técnicos? ¿Qué buscábamos en Marruecos en 1859-1860 sino un ducado para Leopoldo O'Donnell, favorito de Isabel II, por la captura de Tetuán, o un marquesado para Juan Prim, jefe de los voluntariosos catalanes y héroe de la escaramuza de Castillejos? ¿Qué teníamos qué hacer en Turquía, o en Cochinchina? ¿Para qué la reanexión de Santo Domingo? ¿Qué teníamos qué pintar en 1861 en México, junto con los franceses y los ingleses? En este último caso, tuvo Juan Prim el acierto de abandonar la empresa, con disgusto para los mandarines de turno en España. Si recorremos la historia, la más reciente, la de nuestro tiempo, encontraremos siempre que se quiere mantener la táctica de reanimar y exaltar el patriotismo por la aventura de las armas, como han hecho los viejos cronistas, amanuenses más o menos serviles de los grandes de su tiempo. En nuestros días se han llenado las páginas de los diarios con el relato de hazañas reales o supuestas, y el desgaste estéril de Marruecos fue motivo para administrar intensamente la droga de esos heroísmos para velar la verdad. Y cuando la suerte nos fue adversa y en lugar de dar palos y tiros los hemos recibido, por intervenir en lo que no debíamos interferir, hay que ver con qué elocuencia se describió la crueldad de los vencedores. En la desastrosa campaña de 1921, se nos ha repetido por todos los conductos que los vencedores no han respetado ni a los vencidos inermes y los sacrificaron salvajemente. Como si nuestras tropas no hubiesen procedido lo mismo, y como si la guerra fuese algo como un galanteo caballeresco para lucir sentimientos de hidalguía y de generosidad. Los rifeños eran unos salvajes empedernidos, y un Leopoldo O'Donnell, ¿un gobernante generoso cuando hizo ejecutar a 66 artilleros del cuartel de San Gil en junio de 1866?, y esas son nimiedades intrascendentes en comparación con tantas masacres como hemos contemplado, en nuestro tiempo, tales las de Asturias en octubre de 1934, y más tarde, en toda España. Sin mencionar la inhumanidad de las guerras civiles, cualquiera que fuese el banderín de enganche, las de los carlistas entre otras. Aunque sería injusto que ignorásemos que con la misma técnica se ha procedido en todas partes, en América y en Europa, en África y en Asia, por los rusos o por los turcos, por los alemanes y por los ingleses y franceses y los italianos. Si un día se decía por heroicos civilizadores norteamericanos que el mejor indio era el indio muerto, hoy se proclama, y sin rubor, que el mejor enemigo es el enemigo muerto, y se anuncia esa bestialidad en nombre de la civilización, de la humanidad y hasta de la religión. ¿Qué tenemos que censurar y qué objetar ante esas monstruosas expresiones de nuestro tiempo, contra los caníbales de ayer?

Una historia larga y penosa

La presencia de España en el Norte de África es una historia larga y penosa, que no nos honra. Si las nuevas generaciones quisieran tener conciencia de cuál es el camino que no debimos seguir, no haría falta más que echar una mirada y escarbar un poco en el estéril sacrificio de vidas y bienes sin más objetivo real que la reafirmación de un poder militar ofensivo que había cumplido su ciclo y debía desaparecer, como las corazas y los yelmos y las espadas o las ballestas de tiempos idos. La ocupación del Norte africano en 1904 se circunscribía a las ciudades de Ceuta y Melilla, cuyas guarniciones se entretenían en escaramuzas con los cabileños, que tampoco el sultán podía subyugar o someter. Con el pretexto de esa acción de tan corto alcance, hemos enviado expediciones de reclutas al otro lado del estrecho, que no sirvieron más que para poner de manifiesto la debilidad y el valor exiguo de los recursos de que disponía el ejército español para imponer su autoridad a un pueblo que no la quería reconocer, y que tenía pleno derecho a no reconocerla. Para tratar de justificar ese sacrificio en hombres y en pesetas, se fue elaborando una fantasía como la de la misión civilizadora de España en África, y ya Cánovas del Castillo había dicho que el límite de España en África eran los montes Atlas. Joaquín Costa se dejó llevar un tiempo por ese cauce, aunque sabía muy bien que antes de llevar la civilización a otros territorios era necesario conquistar el propio para la vida y el trabajo. La misión de España en África no era lo que podría cumplir el máuser o el rémington, naturalmente. Pero al amparo de ese hecho real, se pretendía impedir que cualquiera otra potencia europea se estableciese allá. Además se habían descubierto algunas minas de hierro en el Rif y en 1908 se constituyó la Compañía Española de Minas del Rif, de la que el propio conde de Romanones fue un accionista importante; y tal vez esos intereses le hicieron decir un día que Marruecos había sido para España la última oportunidad que tuvo de mantener una posición importante en Europa. El mineral del Rif debía exportarse por el puerto de Melilla, pero el negocio no marchó como se esperaba, pues el primer cargamento que salió hacia las fundiciones europeas fue el que se exportó en 1916. El caudillo de una cábila, El Roghi, se había consagrado a proteger los planes de la sociedad minera, a cambio de una abundante remuneración; pero para El Roghi fue imposible evitar los ataques de los cabileños al ferrocarril de la empresa explotadora  y Maura decidio entonces castigar a los insumisos y enviar tropas abundantes para esa misión; llamó a las reservas con destino a Marruecos, y la resistencia del pueblo español, en Aragón, en Cataluña y en otros lugares, originó los sucesos sangrientos de 1909, que culminaron en la ejecución de Francisco Ferrer, un hecho monstruoso y arbitrario que nos avergonzó ante el mundo

civilizado. La España civilizadora tenía que comenzar por civilizarse ella misma.

Si hasta entonces, la oposición a la aventura de Marruecos se había circunscrito sobre todo a los ambientes libertarios de hondo arraigo en España, desde 1909 la  posición adquirió vigor en las filas del socialismo marxista, y un Pablo Iglesias se convirtió en campeón del abandono de Marruecos. El grito ¡Maura, no! fue todo un programa político social de unión y de lucha contra una España que se resistía a avanzar hacia un mundo mejor. En las primeras elecciones a Cortes, el socialismo marxista tuvo por primera vez acceso al parlamento y consideró eso como una victoria importante en su carrera. Pero la inevitable penetración de Francia y la amenaza en ciernes de Alemania en el Norte de África, hicieron que España intensificara sus campañas de pacificación a sangre y fuego y hubo de soportar un desastre tras otro. La zona española de Marruecos no significaba nada positivo y ventajoso, pero con ella se acallaba a la oposición a un futuro Marruecos francés. Tánger fue excluido del protectorado español por el Tratado de 1912; el resto del territorio sometido a la autoridad peninsular tenía escaso valor; se trataba de zonas con vida independiente, autónoma, que no obedecían ni al califato ni al sultanato, a pesar de las carreteras construidas por España.

En aquellas zonas no podía esperarse una economía moderna y estable; además eran indefendibles militarmente y constituían una amenaza permanente contra las tropas de ocupación. Las cábilas de esas zonas llegaron á unirse, a vincularse, a marchar

juntas hacia objetivos concretos contra los españoles cuando se hizo sentir entre ellas la presencia de jefes de prestigio, como El Raisuli y Abd-el-Krim. Durante el período de la primera guerra mundial la ocupación española no tuvo mayores contrastes; los agentes alemanes incitaban y favorecían sobre todo la acción de las cábilas contra los franceses. El Raisuli, caracterizado por su crueldad y su despotismo, imperaba en la Yebala y se imponía a las cábilas de la zona, con la ambición de lograr un país  independiente bajo su conducción. Marruecos fue un pretexto para fáciles ascensos de jefes oficiales. El cargo de alto comisario era la suprema aspiración de los mandos castrenses, pues desde ese puesto no debían rendir cuentas a nadie, y entretanto los políticos más liberales se contentaban con una relativa baratura de la presencia del ejército al otro lado del estrecho y con que sus hechos y sus palabras no ofendiesen ni causasen irritación en la opinión pública, y para ello convenía que no se mencionasen en circunstancias críticas las bajas entre los reclutas. Pero de todos modos, la aventura marroquí no fue nunca popular. Y si en 1909 un Pablo Iglesias no vaciló en clamar por el retiro del ejército del Rif, en oportunidad del descalabro de julio de 1921, el propio Miguel Primo de Rivera sostenía que era indefendible la serie de puestos militares aislados y sin agua en el interior de la zona, y que mantenerse en Xauen, la única conquista de algún mérito en 1920, era correr el riesgo de otro Annual. Y se atrevió a decir: "Abd-el-Krim nos ha derrotado. Tiene la inmensa ventaja del terreno y de unos seguidores fanáticos. Nuestras tropas están cansadas de la guerra y lo han estado durante años... Personalmente soy partidario de que nos retiremos totalmente de África y de que la dejemos a Abd-el-Krim." El hecho de su volubilidad y de su acción posterior en África desde el desembarco de Alhucemas no puede borrar su opinión después de Annual.

El alto comisario de Marruecos

Siendo alto comisario el general Jordana, apeló a la táctica de negociar un acuerdo con El Raisuli, aun a sabiendas de que la tiranía de ese caudillo anulaba de hecho el protectorado español. Lo sucedio en 1920 el general Dámaso Berenguer, que procuró imponer otra política y quiso poner fin a la dominación de las cábilas por El Raisuli, y pacificar la región occidental y unirla luego a la oriental mediante operaciones regulares contra el ascendiente de Abd-el-Krim, que había movilizado las cábilas como ningún otro hasta allí. Berenguer obtuvo triunfos en el oeste y capturó la ciudad de Xauen, pero se trataba de una conquista de dudosa firmeza, porque para llegar a ella había que cruzar por entre poblados enemigos que podían obstruir la comunicación entre Xauen y Tetuán, y tenía razón Primo de Rivera al señalar el peligro de otro  Annual allí.

Berenguer envió a Fernández Silvestre a la comandancia de Melilla; era un hombre de trato difícil, caprichoso, envalentonado por su intimidad con Alfonso XIII, con quien planeaba una entrada triunfal en la bahía de Alhucemas. Para ese general, la conquista militar a rajatabla era el único procedimiento aconsejable, pero al intentar avanzar hacia el interior del territorio bajo su mando, comprobó que se había equivocado y que las cábilas oponían esta vez una resistencia muy seria. Abd-el-Krim respondio a los planes de Fernández Silvestre con un poderío insospechado y se produjo el desastre de Annual. Lo que quedó del ejército de 20,000 hombres se encerró en Melilla, que  también corrió peligro porque fueron arrasados y capturados los puestos circundantes como Monte Arruit, y se salvó porque las huestes del jefe rifeño no supieron poner en acción la artillería que había pasado a sus manos. El clamor en la península fue creciendo; se habló de la corrupción en las filas castrenses; había oficiales que gastaban el doble de lo que sumaban sus estipendios; se carecía de armamentos adecuados; se enriquecían los jefes y los encargados del abastecimiento alimenticio y las tropas pasaban hambre; los hospitales eran focos de infección. Se pidio el castigo de los  responsables de aquella situación, y ese fue el centro de la agitación política desde 1921 a 1923.

A fines de 1922, la posición de Dámaso Berenguer fue debilitada y en su lugar fue nombrado el general Burguete. El nuevo alto comisario quería poner fin a la guerra con otros procedimientos, los del soborno de las cábilas, lo que era tanto como confesar que la acción militar había fracasado. Hubo negociaciones con Abd-el-Krim por medio de un millonario vasco que había adquirido las acciones alemanas en la Compañía minera, para el rescate de los prisioneros.

 

Cambios en el Gobierno que no cambiaban el panorama

La gravedad de la situación hizo pensar en la institución de un gobierno de unión nacional; los problemas a resolver eran complejos y variados: la cuestión de Marruecos, las reivindicaciones regionalistas, la rebelión obrera. El gobierno conservador de Sánchez de Toca, en el que participaba Sánchez Guerra, puso fin al reinado de Martínez Anido en Cataluña y el general Picasso fue enviado a investigar sobre el terreno la catástrofe de julio de 1921. Los nombres de Francisco Cambó y de Melquíades Alvarez aparecían con sus planteos y promesas. Los conservadores dejaron el poder y se formó el gobierno de García Prieto, el último gobierno civil de Alfonso XIII; la gravitación del canovismo desde 1875 hacía tiempo que se había esfumado; el ejército no asumió el poder más que marginalmente, en los períodos de estado de sitio, y en materia de presupuestos para las fuerzas armadas, pues era como un dogma indiscutible la presencia de un general siempre en el ministerio de guerra, y sin declararlo  abiertamente, pero en los hechos, eran un Estado dentro del Estado. El gobierno de García Prieto no pudo lograr que el clamor generalizado de responsabilidades decreciese y se olvidase. Melquíades Alvarez exigía la reforma del Artículo 11 de la Constitución, que hacía del catolicismo la religión del Estado, y una reforma social radical: la democratización de la monarquía. La alta comisaría de Marruecos fue entregada a un civil y el 12 de julio de 1923 las Cortes nombraron una comisión para examinar y juzgar los alcances del expediente Picasso, pero el 24 del mismo mes los parlamentarios,

fatigados de su labor, salieron de Madrid a fin de disfrutar de las vacaciones veraniegas; no había prisa. Al reabrirse las Cortes se ajustarían las cuentas al ejército y al rey mismo.

El rey se había quejado del aislamiento, de la "deserción" de los monárquicos, que exponían el régimen a la difamación y a la hostilidad de las izquierdas. En un discurso improvisado, se refirió a la necesidad de una reforma institucional, con Constitución o sin ella, y ese criterio causó alarma al propio La Cierva. En agosto de 1923 el rey preguntó a Maura su opinión con respecto a una dictadura, el ideal íntimo del monarca, que creía que ese sistema sería respaldado por las grandes masas cansadas y decepcionadas de la politiquería habitual. Maura, aunque estaba convencido de que los partidos, conservadores o liberales, eran incapaces de seguir gobernando, opinó que la corona no se salvaría por medio de la dictadura, pues no existiría luego camino para el retorno a la normalidad.

La convicción de algunos liberales y de algunos socialistas era que se imponía un cambio de régimen, aunque su visión de las exigencias obreras, de las demandas de los campesinos, de las corrientes regionalistas, no iba mucho más allá que la de los partidos que se vinieron turnando en el poder desde comienzos de siglo. La politiquería, que el pueblo español rechazaba como inoperante en todos sus matices, había hecho del sufragio universal, del electoralismo, de la bandera democrática, una auténtica antidemocracia con el soporte firme del caciquismo, de la coacción bajo todas las formas, hasta el punto que la abstención electoral se convirtió en una vasta actitud colectiva que en cualquier momento podía hacerse presente y ofrecer sorpresas.

 

El Partido Militar Africanista

La fantasía de la misión de España en África, asentada a veces en ambiciones bien materiales, pero también en falsas y generosas aspiraciones, pues España no podía dar a otros lo que no tenía para sí misma, fue suplantada por un auténtico partido africanista, el de los militares que temían que pudiese ser abandonado Marruecos en vista de la esterilidad de la dominación española.

El propio ejército no era un cimiento seguro, porque su disciplina podía resquebrajarse, como en julio de 1921, o por otros motivos.

¿Qué harían los profesionales de la ocupación militar de Marruecos, sin Marruecos? Apareció la solución de un cuerpo de ejército independiente de los altibajos  peninsulares, de la infiltración de pensamientos propios, y se tuvo así la Legión  extranjera, luego, los cuerpos del Tercio y los Regulares, organización poderosa,

mercenaria, férreamente disciplinada y cuyo mundo moral se expresaba en el grito eufórico de ¡Viva la muerte! Las bajas eventuales en esas formaciones no repercutían sentimentalmente en el pueblo español; eran aventureros de todos los orígenes a quienes se pagaba para matar y para morir. Fue una inspiración genial del general Sanjurjo, de Millán Astray, de Francisco Franco. La Legión Extranjera fue pronto el centro de interés y de acción de España en Marruecos, y más de una vez en España misma, un instrumento seguro contra las rebeliones y las protestas cabileñas y asturianas, o catalanas o levantinas, una academia militar para convertir las lilas castrenses españolas en Legión Extranjera.

El partido africanista no pudo ser silenciado o ignorado en lo sucesivo, ni en Marruecos ni en la Península, y fue imposible gobernar sin él y menos contra él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miguel Primo de Rivera

Después de los años de pistolerismo oficializado en Cataluña, y por reflejo en toda España, bajo el genio de un Martínez Anido, y de un Arlegui, aparece en Barcelona, al frente del IV cuerpo del Ejército, Miguel Primo de Rivera, con beneplácito de muchos regionalistas y de la totalidad o casi totalidad de los industriales.

El pistolerismo de la autodefensa gremial y libertaria cedio al desaparecer de la escena activa los pistoleros a sueldo de la patronal catalana y de las autoridades gubernativas; no fue un mérito de Primo de Rivera esa pacificación.

Desde la cómoda canogía de Cataluña, campechano, dicharachero, divertido, concibió Primo de Rivera el pensamiento de convertirse en un salvador de España, y fraguó casi solo un alzamiento militar, el primero desde 1875, salvo el intento del general republicano Villacampa en 1886. El expediente Picasso repercutiría seguramente en el prestigio del ejército y en la continuidad de la monarquía. El rey pensaba lo mismo. No se sabe si los planes de alzamiento se hicieron en combinación tácita o expresa con el rey o sin ella, como decisión personal del aspirante a ocupar el mando supremo en España. Si no hubo acuerdo predio, hubo pleno asentimiento regio desde el primer instante. El rey pasaba sus vacaciones veraniegas en San Sebastián cuando el 13 de septiembre de 1923 se levantó en armas Primo de Rivera en medio de la indiferencia del pueblo español, cansado y decepcionado de la esterilidad de los partidos políticos que se turnaban como las figuras cambiantes de un caleidoscopio. El rey interrumpió sus vacaciones y corrió a Madrid y no vaciló en nombrar a Primo de Rivera jefe del consejo de ministros, sin saber ciertamente si el alzamiento contaba con las guarniciones de toda España, aunque podía sospecharse que no se opondrían al mismo. Inicialmente llegó así al poder para establecer la "paz social" y resolver el problema de Marruecos; se proponía constituir un breve paréntesis en la marcha constitucional del país, para restablecer las instituciones tan pronto como se encontrasen los hombres no contagiados con las denunciados vicios de las organizaciones políticas. El primer paso para la vuelta a la normalidad era la dictadura. Pero esa dictadura, que duró siete años, es otro capítulo triste y trágico de la historia española; y antes del retorno a la normalidad, un día despachó el rey a Primo de Rivera como a un criado que no le servía ya, y nombró en su lugar a otro, al general Berenguer y luego al almirante Aznar, con el que se puso fin a la monarquía el 12 de abril de 1931.

Pero la misión del dictador se había cumplido; la clausura de las Cortes imposibilitó que se plantease el problema de Marruecos, y el de la responsabilidad de los altos mandos militares, y se salvó la monarquía y se salvó el rey, cuya injerencia en los

planes militares de sus adictos como Fernández Silvestre, se había divulgado en todos los ambientes. El expediente Picasso fue olvidado, y los pocos ejemplares impresos del mismo desaparecieron; uno de los salvados es el que se reimprime ahora para que

las nuevas generaciones puedan conocerlo y estudiarlo y extraigan del mismo las conclusiones que hemos alentado nosotros antes y después del expediente: que España no tenía nada que ganar y mucho que perder en Marruecos con la política de  penetración militar.

 

Diego Abad de Santillán

Buenos Aires, mayo de 1975

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 EXPEDIENTE PICASSO

 

EDICIONES MOR A T A

T E M A S  D E  N U E S T R O  T I E M P O  M A D R I D

 

DOCUMENTOS relacionados con la información instruida por el señor general de división D. Juan Picasso sobre las Responsabilidades de la actuación española en Marruecos duran, en julio de mil novecientos veintiuno.

Hay un sello en seco que dice: «Presidencia del Consejo de Ministros.- Excelentísimos señores: De orden de S. M., tengo el honor de remitir a V.E. los documentos relacionados con la información instruida por él señor general de división D. Juan Picasso sobre las responsabilidades de la actuación española en Marruecos durante julio de 1921, con el ruego de que se sirvan cursarles a la Comisión nombrada al efecto.

Dios guarde a V. EE. muchos años.

Madrid, 12 de julio de 1923.

Marqués de Alhucemas.

Excmos. Sres. Diputados Secretarios del Congreso de los Diputados.

 

Subsecretaría.

Tercer Negociado.

Excelentísimos Sres.:

De Real orden, y para conocimiento de los Sres. Diputados, tengo el honor de remitir a V. EE. los documentos que figuran en índice adjunto, referentes a la información instruida por el general de división D. Juan Picasso González, con motivo de los sucesos ocurridos en Melilla durante los meses de julio y Agosto del año próximo pasado.

Dios guarde a V. EE. muchos años.

Madrid, 18 de julio de 1922.-Sánchez Guerra.

Señores Secretarios del Congreso de los Diputados.

 

MINISTERIO DE LA GUERRA

Indice de los documentos que con esta fecha se remiten al Congreso de los Diputados.

Núm. E X T R A C T O

1 Acordada del Consejo Supremo de Guerra y Marina, fecha 1o de Julio, para la formación de causa, a fin de depurar responsabilidades relacionadas con el mando ejercido por el general en jefe del Ejército de España en África D. Dámaso Berenguer y Fusté, comandante general de Melilla D. Manuel Fernández Silvestre y general de brigada, segundo jefe, D. Felipe Navarro y Cevallos Escalera.

2 Escrito del Consejo Supremo de Guerra y Marina al Ministro de la Guerra, fecha 14 de julio, remitiendo copia del informe del general de división D. Juan Picasso, en el expediente gubernativo que instruyó.

3 Copia del informe de referencia, que comprende desde el folio 2172 al 2417, ambos inclusive, y cubiertas.

4 APENDICE

Núm. E X T R A C T O 4567

Escrito del Consejo Supremo de Guerra y Marina al Ministro de la Guerra, fecha 1o de Julio, acompañando copia del acta del Consejo pleno referente al estudio hecho del indicado expediente gubernativo.

Copia del acta que se cita.

Informe de los fiscales militar y togado, que comprénde desde el folio 1 al 70, ambos inclusive, y cubiertas.

Carpeta que contiene cinco croquis de Melilla.

Madrid, 15 de julio de 1922.-El Subsecretario, Emilio Barrera.

Hay un sello que dice: ((Ministerio de la Guerra-i4 Jul. 22.-Entrada. Hay un cajetín que dice: Entrada en la Sección, el 14 Julio de 1922; al primer Negociado, el 14 de...), Excelentísimo señor: En cumplimiento a lo preceptuado en el artículo 400 del Código de justicia militar, tengo el honor de comunicar a V. E. que el Consejo reunido en Sala de justicia ha acordado en providencia de 7 de los corrientes y como consecuencia del resultado de la información instruida por el general de división D. Juan Picasso, en observancia de las Reales órdenes de 4 y 24 de agosto y 10 y 6 de septiembre del año último, que se forme causa en única instancia para depurar las responsabilidades relacionadas con el meado ejercido por el general en jefe del Ejército de España en África, D. Dámaso Berenguer y Fusté; el comandante general de Melilla, D. Manuel Fernández Silvestre, y el general de brigada, segundo jefe de la citada Comandancia general, D. Felipe Navarro y Cevallos Escalera, los cuales ejercieron jurisdicción durante las operaciones de campaña desarrolladas desde la ocupación y pérdida del monte Abarrán hasta la capitulación de Monte Arruit; habiendo sido nombrado consejero instructor del aludido procedimiento el general de división D. Ataúlfo Ayala López, a quien por turno reglamentario corresponde, asistido como secretario por el relator, auditor de brigada, D. Angel Ruiz de la Fuente.

Asimismo me permito manifestar a vuecencia la necesidad de que, a los fines de justicia, quede unida la información gubernativa de referencia, al procedimiento que se ordena formar. Dios guarde a V. E. muchos años.-Madrid, 1o de julio de 1922.

 

Excmo. Sr-Francisco de Aguilera.

Excmo. Sr. Ministro de la Guerra.

(En papel timbrado del Consejo Supremo de Guerra y Marina.-Presidencia.)

Excmo. Sr.: Conforme con lo que manifestaba a V. E. en mi escrito de 1o del actual, tengo el honor de remitirle copia del informe del excelentísimo señor general de división D. Juan Picasso González, remitido en el expediente gubernativo seguido que ha instruido con motivo del abandono de posiciones en la Comandancia de Melilla en los meses de julio y Agosto del año mil novecientos veintiuno.

Dios guarde a V. E. muchos años.

Madrid, 14 de julio de 1922.

Excmo. Sr.: Francisco de Aguilera.

Rubricado. Excmo. Sr. Ministro de la Guerra.

Al margen hay una estampilla que dice: Entrada en la Sección, el 14 de julio de 1922; al primer Negociado, el 14 de...n

Y el sello en tinta de Salida del Registro general del Consejo Supremo de Guerra y Marina, con fecha de 14 de julio de 1922.Y una rúbrica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EXPEDIENTE PICASSO

RESUMEN

DEL EXCMO. SR. GENERAL DE DIVISIÓN

DON JUAN PICASSO GONZÁLEZ

Referente al expediente instruido por él con motivo del abandono de  posiciones en el territorio de Melilla en los meses de julio y agosto

Excmo. Sr.: Don Juan Picasso González, general de división, juez instructor de la presente información,  tiene el honor de exponer a V. E., como resumen de las actuaciones, lo siguiente:

 

1. I N T R O D U C C I Ó N

Orden de proceder. Punto de partida de la información.

Dispuesta por Real orden de 4 de Agosto último la instrucción de la presente información de carácter gubernativo, dirigida a esclarecer las circunstancias que concurrieron en los sucesos de orden militar acaecidos en el territorio de la Comandancia general de Melilla en el mes de Julio del año anterior, y  facilitados por el Ministerio de la Guerra los antecedentes que tomo elemento inicial de juicio fueron estimados pertinentes, unos en copia y otros para examen, hubo este juzgado de tomar como punto de partida prudencial de sus investigaciones aquel momento en que el Comandante general del territorio, propasando el límite racional de la capacidad de sus medios de acción, sin exacta apreciación de las circunstancias políticas regionales y distanciándose, a lo que puede juzgarse, de las miras del Alto Mando, en cuyos proyectos no entraba intensificar por entonces la acción por la parte de Melilla-telegrama de 13 de noviembre de 1920, se aventura en arriesgada incursión en la cábila de  Tenseman, sobre la izquierda del río Amekran, raya virtual por entonces de la zona sometida, en demanda del áspero contrafuerte de cabo Kilates, con decidido propósito de alcanzar el río Neckor y la bahía de Alhucemas, y que en su primera etapa se traduce en efímera  ocupación de monte Abarrán, sin  reparación ni medios adecuados, prólogo de la catástrofe provocada en aquel territorio.

 

Proyectos existentes sobre Alhucemas.

No es de suponer, atento a su proceso, la entera aquiescencia del Alto Mando a la ejecución perentoria de tales designios. Es cierto que existía un plan de operaciones encaminadas a dicho objetivo, como se alude en diferentes comunicaciones, y el cual entraba en el concierto de operaciones posibles para el pasado año, y aun fue tratado en la conferencia que en aguas de aquella bahía celebraron los dos generales en los primeros días de Abril. Mas, aparte de otras razones esenciales que a su tiempo podrán colegirse, se hallaban a la sazón el Alto Comisario empeñado en la ardua empresa de dominar los Beni-Arós, en Yebala, para que formal y simultáneamente entrara en sus proyectos el que se emprendieran operaciones de desconocido alcance en Tensaman, en parte refractaria a nuestra acción y alentada e impulsada su resistencia por la harka de Beni-Urriaguel, establecida en Iguelman -planos folios 452 y 1.166, que todas las confidencias hacían suponer numerosa y bien armada, amenazando a los tensamanis y tratando de arrastrar a los bocoyas, apero que todo hace creer que están aislados de su intransigencias -carta de 27 de Marzo 1921-; por más que del examen hecho del problema de la ocupación de la bahía, en la precitada conferencia, cual expresa el Alto Comisario en carta de 17 de Abril, no se había considerado empresa de gran monta en su aspecto militar.

 

 

 

 

 

 

Operaciones sobre la izquierda del Amekran.

Conoce este Juzgado por los documentos indicados librados a su examen, que el Comandante general de Melilla había sido autorizado -carta referida del 17 de Abril para realizar una pequeña operación para pasar a la otra orilla del río Amekran y ocupar también en la cabécera de este río, en contacto con Beni-Tuzin, un par de posiciones, a fin de colocarse en situación ventajosa para acciones futuras; pero que en la antedicha fecha se desconocía si el Comandante general seguiría en la misma idea, pues que, alterado el equilibrio entonces existente con Beni-Urriaguel, era muy posible que algunos contingentes hubiesen penetrado en la fracción refractaria de Tensaman-Trugut para tomar posiciones contra dicho avance en el contrafuerte de sus montes, en que era de esperar que hiciesen resistencia a nuestras tropas si la labor política no conseguía apartarlos de dicha dirección, labor que, por lo demás , no se consideraba haber progresado lo suficiente en dicha región.

Es por tanto de inferir, por natural deducción que dicha autorización estuviese condicionada a la discreción de coyunturas favorables que se ofreciesen en el desenvolvimiento de la acción política. Mas de cualquier modo era concesión peligrosa para una voluntad tan resuelta en sus determinaciones como la del Comandante general, obsesionado con el decidido empeño de llegar a todo trance a Alhucemas, como se reflejaba en sus manifestaciones, de que las declaraciones se hacen eco.

 

Peticiones de antecedentes.

Fue, pues, primer cuidado de este juzgado tratar de inquirir a base de los planes en principio concertados, el margen de tales autorizaciones y las iniciativas que hubiesen conducido a las fracasadas operaciones de la izquierda del Amekran en el territorio de Tensaman, fronterizo a Annual, dirigiendo, al efecto, al Alto Comisario de Marruecos la comunicación de fecha r5 de Agosto, que se inserta al folio t94 en demanda de su autorizado juicio y comentario para auxiliar la acción investigadora encomendada; así como se dirigió al Ministerio de la Guerra, en igual fecha, con la que figura al folio 1g3, en petición de documentos, que, examinados con anterioridad, se consideraban del mayor interés aportar al actuado para esclarecer la génesis de los sucesos.

 

Ordenes dictadas para regular la actuación.

No fueron contestadas estas pretensiones sino de manera indirecta por la Real orden de 24 de agosto expresado -folio 411-, en la que se resuelve que la información encomendada a este Juzgado no debía extenderse a los acuerdos, planes o disposiciones del Alto Mando, sino circunscribirse a los hechos concretos realizados por los jefes, oficiales y tropa en las operaciones que dieron lugar a la rápida caída de las posiciones del territorio para deducir las responsabilidades consiguientes en aquellos casos en que no se hubieran cumplido las obligaciones impuestas por las Ordenanzas militares.; y como esta resolución, limitando el campo de acción del Juzgado, sustraía al conocimiento del mismo la investigación de las causas primordiales que estimaba habían conducido a la catástrofe en relación con la orden de proceder, hubo de expresarlo así en respetuosa representación al señor Ministro de la Guerra en su primera visita al territorio, que atendiendo favorablemente estas indicaciones, proveyó a que fuese dictada la Real orden de 1.° de septiembre -folio 525- aclarando el justo alcance de la investigación judicial, despejando así, en lo estimado esencial, la atribución del juzgado y precisando que aun cuando la información en nada debía relacionarse con los acuerdos y planes del Alto Comisario , general en jefe del Ejército de África, se contraería a los hechos realizados por el personal del mismo, sin excepción alguna, en los sucesos de referencia.

En este punto hace constar este juzgado, que como quiera que los informes confidenciales que solicitara, por haber sido puestos preliminarmente a su disposición y examen y considerarlos de interés principal a los fines de su actuación, por dar razón más íntima de los hechos acaecidos y de su preparación, así como explican la situación política y militar del momento en que sucedieron, han tenido publicidad en la Prensa periódica.

 

Finalmente, por Real orden telegráfica de 6 de Septiembre -folio 688- “se dispone que tan luego los hechos producidos con ocasión de la defensa de las posiciones y operaciones militares que dieron por resultado la evacuación del territorio y pérdida del personal y material de este Ejército, aparezcan definidos con  caracteres de delito”, se sometieran seguidamente a instrucción judicial,  formándose tantos procesos como hechos pudiesen ser deslindados por la solidaridad de su acción. Así lo ha hecho el juzgado, aunque interpretando dicha soberana disposición extensivamente, con respecto a todos los hechos originarios de responsabilidad, armonizándola con la de 4 de agosto ; y por considerarlo de estricta justicia, amplió en concepto a los actos laudables que conocidos del juzgado, estimó no debieran quedar sin recomendación de sus merecimientos; dado, en suma, cuenta de todos ellos al General en jefe del Ejército, con testimonio de lo pertinente, en ejecución de dicho mandato, precedido en cada caso de razonada exposición particular, estimada necesaria para recapitular los hechos una vez que el estado de actuación del expediente no permitía unir la parte del resumen final correspondiente, no ejecutado basta el presente momento por no estar concluso el procedimiento.

Por su parte, el General en jefe, en orden telegráfica de 20 de Agosto -folio 277-, previene al Comandante general del territorio que todos  los prisioneros rescatados y cuantos se presenten en la plaza procedentes del campo enemigo comparezcan inmediatamente, antes de conversar con persona alguna, ante el juzgado a hacer las consiguientes manifestaciones de sus vicisitudes. En la imposibilidad material de recibir declaración inmediata en conformidad con lo que se prevenía a tan crecido número de individuos, entorpeciendo la marcha regular de las actuaciones, en diligencias-de 21 del precitado mes de Agosto, del folio 194, hubo de habilitarse al teniente coronel de Estado Mayor D. Vicente Calero Ortega, ayudante del inspector, para que les recibiese información preventiva, y cuando por la importancia de sus deposiciones se consideraban de interés a los fines del procedimiento, se formalizaban en declaración jurada. Dichos atestados se unen en cuerda floja a este actuado.

 

Dificultades de la actuación.

Dificultades de otro orden encontró también este juzgado en el desenvolvimiento de su actuación. Caído el territorio: desaparecidas, prisioneras o muertas guarniciones y columnas y unidades enteras, librando de la catástrofe contado personal, que en el curso del procedimiento ha ido aumentando con las representaciones sucesivas de libertados, no se ha contado en todos los casos con medios directos o autorizados de información, ni todos los testigos llamados a declarar por otra parte, lo han hecho con la espontaneidad, sinceridad e independencia de juicio que de desear hubiera sido. Parcos, unos, en sus manifestaciones por invocados respetos; otros, más atentos a poner de relieve su intervención en los sucesos, relevando el mérito que pretenden haber contraído, y lo más tendiendo a cohonestar su actuación con relatos que encubrieran o velaran las abstenciones u omisiones, la responsabilidad o ineptitud del proceder que el hecho colectivo hacía difícil, cuando no imposible, personalizar, todo ello ha entorpecido la labor de investigación con prolijidad innecesaria; porque como era obligado, debía reservarse a los testigos el derecho de dictar sus manifestaciones a tenor de los artículos 454 y 455 del Código de justicia militar, aun procurando fuesen ceñidas al marco de lo esencial. Y algunos testigos han llevado su circunspección al punto de que para obtener de ellos alguna declaración explícita sobre determinado hecho o juicio personal sobre cierto extremo, han querido ampararse en la formación de una pregunta concreta a fin de que no se entendiera como opinión espontáneamente emitida, en el curso de sus manifestaciones o relatos, sino forzada por el apremio ineludible de la pregunta. Se ha seguido el criterio, cuando han existido medios directos de información, de llamar a declarar a aquellos testigos que por su intervención principal en los sucesos se han considerado más capacitados para dar razón de ellos y por su autoridad o grado tuvieron participación más inmediata en su desarrollo, sin perjuicio de contrastar sus aseveraciones con otros informes de calidad, siguiendo en orden descendente el examen de los testigos disponibles de cualquier categoría, e incluso funcionarios civiles en los contados casos que ello ha sido posible, y paisanos vecinos de los poblados y cantineros de los campamentos que pudieran dar noticias, siquiera episódicamente, de los acontecimientos que presenciaran; y compulsando referencias, noticias, episodios y comentarios sueltos, manifestaciones libres de su sentir, tratar de asentar el juicio, cosa no siempre lograda en el grado de precisión que hubiera sido de desear y requería el esclarecimiento de hechos tan trascendentales; aun en casos no ha sido dable obtener noticia fidedigna alguna, desaparecidos todos los autores o no presentado ninguno hasta el presente, en lo ignorado de sus vicisitudes.

 

Antecedentes aportados.

Interesado este juzgado en allegar cuantos antecedentes y medios indirectos de información pudiese recoger para guiar su indagación, trajo a manos del mismo el celo familiar los antecedentes que ha estimado oportuno incorporar al expediente, y obran unidos a los folios 229 a 241, instructivos por extremo para el conocimiento de lar situación que precediera al desgraciado suceso de Abarrán, y que, por figurar en autos, será obligado a referirse a ellos. Dichos antecedentes proceden del malogrado Coronel de Estado Mayor D. Gabriel Morales Mendigutia, jefe que fue de la Oficina Central de Asuntos indígenas y de las tropas de Policía del territorio de Melilla, y han tenido muy  posteriormente parcial publicación en el Congreso de los Diputados (sesión del 24 de Noviembre).

 

Informe de 16 de Febrero de 1921 :

Necesidad de consolidar los avances.

Limite de elasticidad de las fuerzas de la Comandancia.

Con referencia al informe de 16 de Febrero de 1921, puede decirse que el expresado coronel, con clara visión del problema, se anticipa a los sucesos, sin que sus predicciones adelantaran, sin embargo, cosa alguna en el ánimo del Mando territorial. Con conocimiento palpable de la realidad, entendía dicho jefe-y este sentir, por lo demás, se refleja en las declaraciones de muchos testigos-que la rapidez de los avances realizados en el territorio a fines del año de 1920 y comienzos del anterior de 1921, que habían conducido a la ocupación de las cábilas de Beni-Said y Beni- Ulixech, asentando nuestro frente ofensivo en la zona fronteriza de la de Tesaman, exigía consolidación. Manteníase aún en ésta irreductible y refractaria-la fracción de Trugut, en contacto con los Beni-Urriagueles, que "sostenían el foco de la resistencia, y aquella cábila, con Beni-Tuzin, constituían a la sazón el objetivo inmediato de nuestra atención y acción progresiva; y prevista la ocupación de Sidi Dris efectuada en el mes de Marzo y extendida entonces nuestra línea desde el mar, desde aquella posición por Annual e Izumar hasta Azrú, en el Midar, consideraba «que se había llegado al límite de elasticidad de las fuerzas» de que el Mando disponía, señalando 'aquel punto de la costa la base de los futuros avances en Tesaman para abordar en Neckor. Da esto indicio de las dificultades materiales que se apreciaban en el escabroso territorio fronterizo a nuestra línea, falto de caminos, no sólo en el Yebel Iferm , en Beni-Tuzin, a que se alude en el informe, sino en todo el macizo montañoso que se desprende hacia Kilates; aparte de la carencia de medios proporcionales al esfuerzo, como más adelante corrobora al esbozar los intentos preliminares que debían realizarse cerca dé dicha cábila de Beni-Tuzin para el necesario aseguramiento de nuestro flanco izquierdo contra la amenaza que constituía el entrante de su territorio, que pudiera ser motivo de inquietud en el proyectado avance sobre la bahía de Alhucemas.

 

 

 

 

Criterio del Comandante general sobre este punto.

Fecha probable de entrar en Beni-Urriaguel .

Y que se había llegado al limite de extensión de las fuerzas lo acredita la propia manifestación del Comandante general en su carta de r5 de Julio último folio 574-, aunque haciendo esta declaración bastante a destiempo y como invocación de sus presentimientos ante la eventualidad de un «hecho desgraciado,,; hecho que, por lo demás, nada le obligaba a cometer en la persuasión de dicha falta de medios. Pero es de advertir que, a tenor de la declaración del capitán de la 13.1 mía de Policía, Fortea -folio 471 vuelto-, no estaba el Comandante general muy persuadido de dicha insuficiencia de medios, por lo menos, relativamente a fuerzas; antes bien, reputaba aquéllos sobrados, a falta sólo de material y otros elementos, que decía no le eran enviados, al objetar las prudentes observaciones del expresado capitán ante el alcance de los proyectos que le explanara, en relación con las dificultades materiales que apreciaba, puesta, en suma, la garantía del éxito en «no será abandonado por su estrella. Y es que , como oportunamente apunta el coronel Morales en su informe antes citado, las fáciles operaciones que habían conducido a la sumisión de Beni- Said y Beni-Ulixech, determinando la de Tesaman, con excepción de la fracción disidente de Trugut, y el ambiente de paz que se disfrutaba en la zona, pudieron hacer confiar en que las marchas hasta las proximidades del Neckor se realizarían asimismo sin formal resistencia; versión que igualmente acoge el coronel de Artillería Massalier -folio 975-, reconociendo que la facilidad de los anteriores avances realizados, casi sin resistencia, podía explicar se rebasasen los límites de la prudencia y se extendiese la ocupación a adelantados territorios sin prevención de medios adecuados, no pareciendo sino que el enemigo –por su abdicación más que por su vencimiento- dejaba de serlo al hacer sumisión, entregándose resignado a nuestro dominio. Mas, con toda esta apariencia favorable de demisión , continuando la glosa del informe del coronel de la Policía Morales , calculaba dicho jefe que la sola ocupación pacífica , políticamente preparada, de las dos cábilas de Tensaman y Beni-Tuzin, ocuparía todo el verano , y aun verificada en dichos improbables términos , no creía pudiese estar concluída hasta Agosto, cuando menos, en que se llegaría entonces a entrar en contacto con Beni-Urriaguel , y fecha en la cual no consideraba pudiera todavía pensarse en traspasar el Neckor. Afianzamiento previo de la situación a retaguardia. Estimaba indispensable consolidar la situación establecida por nuestros rápidos avances para que se pudiera pensar, sin riesgos de hallarse con una sorpresa desagradable en dejar desguarnecido todo el territorio ocupado, y llevar las fuerzas a vanguardia al emprender las operaciones, y esta consideración ha de imponerse con mucha mayor fuerza al tratarse de Tensaman y de Beni -Tuzin. Es seguro que en ninguna de esas cábilas ocurriría nada al encontrarse las fuezas más allá del Neckor mientras las cosas marcharan bien ; pero, si hubiera algún combate , no digamos desgraciado, sino duro , que nos obligase a hacer un alto, pudieran las cosas variar. Fecha presumible de llegada al Neckor. Para no ser prolijos no se citan sino aquellos lugares principales ¡pero no puede menos de llamarse la atención sobre las consideraciones que se siguen en dicho informe para comprender que el Mando se hallaba asistido de órganos que tenían una percepción clara del alcance de la empresa planteada , condensado su juicio en la conclusión razonable de que no convendría «aun en el caso más favorable , pasar el Neckor antes del próximo otoño, si queremos fiar el éxito más a la prudencia que a la audacia», afirmándose, finalmente, en el criterio de considerar como límite, entonces, de elasticidad de las fuerzas del territorio, el asentamiento en la raya de Tensaman con la ocupación de Sidi-Dris y una posición intermedia entre ésta y Dar-Buimeyan.

 

 

 

 

 

 

Existencias de harkas y su actitud en el territorio fronterizo.

Planteada en estos términos materiales la solución racional del problema, en minuta de carta política de 29 de Mayo último, comprendida en los antecedentes que se comentan, al folio 238, se traza por voz del Comandante general el estado político del territorio, señalándose la inquietud que suscita con respecto a la zona ocupada, la secta Alauia, y en cuanto a las cábilas insometidas de Tensaman y Beni-Urriaguel la presencia, manejos y propósitos de Si Mohand Abd-el-Krim, que, a juicio de aquella autoridad, acrecienta notablemente las dificultades de una actuación armada y dificulta en grado sumo la política». Señala la existencia de harkas enemigas en Yub-el-Kama (en el paso al Neckor de la estribación de Kilates), con guardias avanzadas en el frontero Azrú Yibal (al suroeste de Abarrán) y Sidi Chaib, ejerciendo directa amenaza sobre Tensaman, influyendo en su vacilación, y aun con propósito de ocupar el monte Abarran, cosa que, «de lograrlo, haría más difícil la situación de la cábila y podría amenazar las comunicaciones entre Dar Buimeyan y Sidi-Dris», y, aparte la indecisión de los Beni-Tuzin del Norte, acusa el refuerzo de la harka de yarmaguas, condiciones en las cuales hay que pensarlo mucho -dice-antes de efectuar un avance, y por eso he mandado al comandante Villar a Dar Buimeyan para que sobre el terreno trate con los jefes de Tensaman; y si logramos la seguridad de su franco y decidido apoyo, operaré por aquella zona; en caso contrario, lo pensaré, porque tendríamos una serie de combates sangrientos, muy distintos de los que hasta ahora hemos sostenido en este territorio,)....

 

Harka de Azilaf .

Se hace también mención en esta misma carta de la harka de Azilaf, en Guednaya, y de su propósito de dirigir hacia Midar-Beni-Tuzin sus primeros movimientos como preparación de las fuerzas y aseguramiento de la situación en el frente ofensivo; indicación que se recoge para acreditar la existencia de los diversos núcleos enemigos levantados en armas e inteligencia de las alusiones que incidentalmente a ellos se hacen en algunas declaraciones con respecto a las operaciones en dicha dirección de Midar, y que no pudieron ser realizadas por la precipitación de los sucesos, Consulta al Alto Comisario. Sentados estos preliminares, considerados como preparación necesaria, sea permitido insistir en este lugar acerca de los términos de la comunicación que este juzgado dirigiera al Alto Comisario en 15 de Agosto pasado, folio 194. En este escrito, con la presunción de los designios que guiaran las acciones emprendidas en el sector de Buimeyan, se solicitaba de dicha autoridad, por estimarlo del mayor interés a los fines del expediente, como atento a la trascendencia que dicha malograda operación inicial de Abarrán ejerciera en el proceso de los sucesos del territorio, se sirviera deslindar las iniciativas que tales operaciones habían propulsado y la amplitud de la autorización que por su parte hubiese concedido al Comandante general para llevarlas a ejecución, con el parecer autorizado que los sucesos le hubiesen sugerido.

Como a esta comunicación no se ha dado contestación, bajo la reserva de las Reales órdenes citadas de 24 de Agosto y l.° de Septiembre último, se ha visto compelido el Juzgado a entrar en el terreno de las inducciones, falto de tan valioso auxilio, y explique ello, por lo tanto , los errores de apreciación en que incurra en su mejor deseo de ahondar en la génesis de los sucesos.

 

Plan preconcebido sobre Alhucemas.

Existía, en resolución, en el ánimo del Mando el plan preconcebido de la ocupación de la bahía de Alhucemas, aunque supeditado a la espera de la reunión de elementos materiales necesarios, como de sazón y oportunidad, y con relación a los antecedentes conocidos del juzgado y de que queda hecha referencia—carta política de 27 de Marzo-, la ocupación llevada a cabo en las cábilas de Beni-Said y Beni-Ulixech, permitiendo asentar nuestro frente ofensivo en los bordes de la de Tensaman, y con la posesión de la playa de Sidi-Dris, se estimaba tener en nuestro poder «el dominio de la llave de comunicación exterior de la cábila de Tensaman, y coloca, con la posición de Annual, en condiciones de abordar la única divisoria que separan nuestras tropas de las márgenes del Neckor, y por lo tanto, de las playas de Alhucemas», camino que se consideraba el más fácil; como de otra parte no constituír la ocupación del contrafuerte divisorio serio obstáculo, debido en mucho a la situación ventajosa adquirida en los límites de Tensaman -carta de 17 de Abril-, que, de mantenerse en la actitud que observaba, aseguraría las comunicaciones por tierra; por más que se reconocía que el momento oportuno para el avance no había llegado por dificultades de diversos órdenes, y requería una previa labor política intensa para allanarla y la preparación de una comunicación más fácil que la entonces existente entre Dar Drius y Annual.

 

Términos inmediatos del problema.

Se resumía, en conclusión, el problema entablado en la ocupación de pequeños puestos en Tensaman y Beni-Tuzin para dar mayor apoyo a la operación sobre Alhucemas, actuaciones que podrían tener lugar en breve plazo, y, por último, la ocupación de dicha bahía, que se realizaría, a ser posible, marchando por tierra a través deTensaman, y sólo en caso necesario auxiliada por un desembarco; programa halagüeño, parte del plan general de operaciones del año, que se creía poder dejar cumplido para el pasado verano-carta de27 de Marzo.

 

Situación general del territorio en vísperas de Abarrán.

Finalmente, en carta de 30 de Mayo, se manifiesta que el Comandante general de Melilla no realizó al fin las operaciones sobre el valle del Amekran, para que había sido autorizado, y que la situación seguía lo mismo; esto es, la mayor parte de Tensaman y Beni-Tuzin en actitud amigable; los Beni-Urriagueles, rebeldes, neutralizando las buenas disposiciones de los del poblado de Axdir, a los que impedían comunicar con la plaza, aunque la rebeldía no fuese agresiva, lo que se consideraba buen síntoma, y los bocoyas, en su actitud amigable de siempre los de la costa, pero no así los del interior, propicios a la propaganda de Beni Urriaguel.

Tal es el cuadro de la situación, juzgado por las autoridades del territorio, como introducción a los sucesos declarados en el mismo.

 

 

II. ABARRAN

Situación en vísperas de Abarrán.

La necesidad de consolidar lo ocupado era impresión general, y la recoge y consigna el Alto Comisario en su carta de 17 de Abril, que la situación política de la región de Melilla en la época que precediera a los inesperados sucesos era francamente buena, tanto en las cábilas desde largo tiempo sometidas como en las que recientemente habían hecho sumisión, y abundando en esta creencia dice el teniente coronel de Estado Mayor Dávila, jefe que era de la Sección de Campaña de la Comandancia general, en su declaración del folio 1284, que apreciada en sus términos generales la situación política del territorio ocupado, hasta el día de la operación de Abarráis tenía que considerarse buena y como de franca sumisión, juzgando por la tranquilidad que venía observándose una vez realizadas las operaciones sobre Beni-Said. y Beni-Ulixech, y dado, además, que en la zona no ocupada, inmediata a la línea de contacto, se mantenían relaciones amistosas con las fracciones de Fetacha, Ulad Hedra y Ulad Dris en Metalza, con las de Beni-Buyari y Beni-Melul de Beni-Tuzin y en la cábila de Tensaman, con las cuatro de sus cinco fracciones de Beni-Margnin, Beni-Buidir, Beni-Taaban y Rebaa el Fokani, manteniéndose sólo apartada la de Trugut, en la que estacionaba la harka de Beni Urriaguel, y que esta favorable situación política se reflejaba en la militar, la cual desenvolvía todos sus servicios en completa tranquilidad, no obstante lo cual, se tenía expuesto al Mando la inteligencia de no ser suficientes las fuerzas y elementos de que disponía para proseguir lar acción militar; que, antes bien, requería dedicar la atención a consolidar y afirmar el dominio de la extensa zona ocupada, y precisaba, además, asegurar la libertad de movimiento mediante la habilitación de caminos y aprestar de consuno los elementos consiguientes de fortificación, campamento, transporte y telecomunicación; aparte otras consideraciones de orden político, todo lo cual imponía parsimonia.

 

Proyectos del Mando en orden a Alhucemas.

Explica dicha declaración que abrigaba el Mando el proyecto de ir extendiendo la zona de dominio hasta situarse en condiciones de ejercer acción sobre el territorio de Alhucemas, formulándose en consecuencia el plan que fue sometido al Alto Comisario y del cual trataran ambas autoridades en la entrevista que celebraran en aguas de aquella isla, cual se desprende del cambio de comunicaciones habido, y algunas se recogen en lo actuado. Para la explanación de tales designios procediose al estudio de un plan que condujera en sucesivas etapas a la ocupación del áspero contrafuerte terminal de Kilates y dominio de la margen derecha del curso interior del río Neckor, siguiendo la línea de penetración determinada por el camino del zoco El Telatza de Beni-Buidir, en Tensaman, y el Tisi Takariest.

El desarrollo de este plan se iniciaba con una operación en la que tomarían parte tres columnas, siendo el objetivo ocupar las colinas de Tamarabat, en las que se establecerían posiciones sobre Abarrán (525 metros de altitud) y Taurit Imedlen (575 metros de altitud)  más la ocupación del zoco El Jemis de Rebaa el Fokani, si las circunstancias fueren propicias para esto último.

 

Operaciones preliminares en Beni-Tuzin.

Nada se resolvió sobre este plan, dirigiendo por de pronto el Mando sus miras a adelantar la línea de contacto por la parte del Midar, a fin de dejar dentro de la zona de ocupación los poblados adictos de Beni-Buyari y Beni-Melul. Tales propósitos son los que indica el Comandante general en su carta al Alto Comisario de 29 de Mayo-folio 23S-, con el fin de ir adiestrando los reclutas, afirmar Beni-Tuzin y fortalecer el flanco izquierdo, asegurándolo de cualquier incursión de la harka con nuevos avances hacia Axdir; operación a que hace referencia la declaración del folio 658 vuelto, y que había de verificarse en los primeros días del mes de junio con el concierto de tres columnas.

Y cuando por todo esto parecía apartada por el momento la atención de la zona del Amekran, es inesperadamente convertida de nuevo hacia ella y acordada la inmediata y perentoria ocupación del Abarrán; en mérito de la cual, en los últimos días de Mayo -siguiendo la relación de hechos de la declaración del folio 1.284- se presentó en la Sección de Campaña de la Comandancia general el comandante Villar, jefe del sector de Policía del Kert; en demanda de las instrucciones y elementos que fueran consiguientes para llevar a efecto la ocupación de dicho monte mediante una operación de Policía que había sido resuelta la mañana del mismo día, en entrevista con el Comandante general, siendo ésta la primera noticia que de ello recibiera la referida Sección de Campaña.

 

Estudio previo de la operación de Abarrán.

Por el informe de fecha 25 de Abril, que se une al folio 1.797, se viene en conocimiento del estudio preliminar de esta operación, verificado por el expresado comandante de la Policía en virtud de la orden que en cabeza figura haber sido dada por el coronel jefe de la Subinspección de Tropas y Asuntos indígenas del territorio, cifrado dicho estudio en tres operaciones en Tensaman, para establecer posiciones en Axdir, Monte Abarrán y otra intermedia entre esta última y la divisoria de Cabo Kilates.

 

 

 

 

 

Situación del territorio aledaño.

Descansa el informe en el examen de la situación política del territorio, considerado como “zona sometida”, aunque aún no ocupada, todas las fracciones de Tensaman, con la excepción conocida de Trugut, y como insometida la que empezaba en la divisoria entre los valles del -Amekran y del Neckor, Reduciendo de su razonamiento considerarse favorable a nuestras miras la política de la zona sometida, y con respecto a la refractaria, entender limitados nuestros movimientos, tanto en dirección de Yub-el-Kama (en Tizi-Yub, paso al valle del Neckor) como hacia Ras Sid Chaib (O. de Cabo Kilates), a través de las fracciones de Beni-Taaban y de Beni-Buidir.

 

Comunicaciones. Orden de las operaciones.

Examinando las comunicaciones más ventajosas, tanto desde el punto de vista topográfico, como político, y atento a la estructura del macizo de Abarrán, cuyo acceso más suave es por el Uad Sidi Hach Brahin, en tanto que lo reputaba punto menos que imposible desde el río Igerzanen, que corre por el zoco El Telatza, de Beni-Buidir, resume su parecer en el sentido de que las operaciones pudieran efectuarse en el orden de Abarrán, zoco El Telatza y Axdir; que consideraba que esta última operación pudiera quizá realizarse sin fuego; pero que también fuera posible que al darse cuenta la harka del avance hacia lyarmagua, se corriera por los montes de Beni-Tuzin, de modo análogo a como lo había hecho en Azrú Bidar -sobre Tizi-Yub- y divisoria de Kilates. Por tanto, efectuando antes del avance sobre Abarrán y el zoco El Telatza se amenazaría el flanco de la harka, pues Azrú Yidal quedaría bajo el cañón de Abarrán, y entendía no fuera fácil se aventurara a extender el flanco, y en consecuencia de ello, y haciendo activa labor política cerca de los Beni Acqui y Beni-Belaiz, para efectuar la subida a dichas fracciones de Beni-Tuzin, consideraba posible se atravesase fácilmente Yub-el-Kama, cosa que por aquellos momentos no podía esperarse.

 

Dirección más favorable.

Finalmente, proponía que la ocupación de Monte Abarrán y de zoco El Telatza se hiciese remontando el valle de Sidi Hach Brahin, mientras que otra columna simulase el ataque hacia Beni-bu-Yacub. La distancia de Dar Buy Meyan, última posición ocupada en la zona avanzada, al zoco El Telatza, pasando por Buydinar, se calculaba en dos horas, y por Sidi Hach Brahin, en tres y media.

 

Existencia de la harka de Beni-Urriaguel. Entorpecimientos de la acción política.

Del curso de esta exposición se comprueba que la harka de Beni-Urriaguel se había mantenido estacionaria hasta entonces en Yubel Kama, cubriendo el paso de Takariest, el más directo y transitable que guiaba a las márgenes del Neckor; pero revuelta dicha cábila contra los pensionados que hicieron acto de presentación en el peñón de Alhucemas ante el Alto Comisario en su visita a la plaza, imponiéndoles multas y cometiendo algunos desmanes y violencias, como el atractivo de las depredaciones a que prometieran librarse, determinaron, de consuno, el incremento de la harka, destacando entonces guardias o avanzadas al inmediato Arzu Yudal, cuya loma fortificaron, y otra a las proximidades del Suani, poblado del caid Al-Lal (de Trugut), y aún llegó a adelantar otra a la Zauia de Beni-bu-Yacub, todo lo cual limitaba nuestro campo de acción, cual antes queda indicado, y es bueno hacer constar que el Comandante general, en sus manifestaciones confidenciales, abundaba en la idea de que dicha visita del Alto Comisario al peñón de Alhucemas había entorpecido y perjudicado sus trabajos de expansión, como de ello hace expreso comentario en su carta de 15 de Julio -folio 574-, al consignar que «perdida en aquella fecha ocasión tan favorable -de actuar en Mayo anterior-, los elementos rebeldes de Beni-Urriaguel empezaron a moverse, comprendiendo que con la sumisión de Tensaman pronto se salvaría el promontorio de Kilates y extendería el Majzén su influencia por su terreno, comenzando por establecer guardia en Tizi Yub, y que podía casi asegurarse que el punto de partida del movimiento habido por parte de los Beni-Urriagueles había sido la visita hecha a la plaza de Alhucemas, pues la presencia de tres barcos de guerra, las salvas para honores y otras demostraciones soliviantaron los ánimos de los insumisos.

 

Labor política poco eficaz de la mía 15ª. Pérdida de la oportunidad.

Se da también el caso de que en dicha carta se lamenta el Comandante general de la labor poco eficaz del capitán Margallo, de la 15ª mía de Policía, de Tensaman, que llevaba la gestión cerca de la cábila, dando ocasión a su relevo incidental (días antes de Abarrán) por el de igual clase Huelva; labor que dice hubo de contribuir al aumento de la harka, como asimismo añade el que los informes no fuesen tan exactos y veraces como debieran haber sido, unido esto a las dificultades del dialecto regional para la inteligencia de intérpretes y oficiales en posesión del árabe y la traición de la harka auxiliar, determinando todo la pérdida de aquella posición. Pero, a su vez, dicho capitán Margallo, a tenor del interrogatorio del folio 7.210, atribuye al Comandante general la independencia con que obraba en casos de la Oficina indígena, y tacha, de falsas (según dice pudo comprobar) las confidencias que directamente aquél recogiera; pero, en síntesis, de la declaración de dicho capitán se deduce que favorablemente dispuestos los tensamanís, dos meses antes de sobrevenir los sucesos, a consentir la ocupación de Abarrán, y creyéndola él por su parte viable, siempre que se concertase con las de Tizza y Zaida, en Beni-Taban, para cerrar la costa a los Beni-Urriagueles, pasó empero, la oportunidad de la ocupación pedida por los jefes de la cábila, sin que, según sus manifestaciones, por aquella fecha, presentara oposición Beni-Urriaguel.

Suscitó luego la visita del Alto Comisario a Alhucemas -a principios de Abril- según las referencias que con reserva acoge, desavenencias entre los principales jefes como consecuencia de la presentación que ante él hicieran algunos jefes de Beni-Urriaguel, y anunciaron los tensamanis que si no se ocupaba inmediatamente la posición expresada de Abarrán y se les protegía se verían obligados, cediendo a la presión de los Beni-Urriagueles, a unirse a la harka; empeorando progresiva y rápidamente la situación, a tenor de la declaración, hasta juzgarse irrealizable la operación más tarde, amenazados ya los tensamanis de manera directa por la numerosa harka formada. No cree el declarante, que se hubiera ofrecido circunstancia favorable para determinar la precipitada ocupación del monte referido llevada a cabo por el comandante Villar.

 

Juicio sobre la precipitada empresa de Abarrán.

Por su parte, el coronel de Infantería Riquelme, actual jefe de la Subinspección de Tropas y Asuntos indígenas, y conocedor del territorio, en su declaración del folio 1.775, manifiesta paladinamente, en orden a los planes del Mando sobre la divisoria del Amekran y Neckor, su concepto pesimista del resultado si no se hacía con medios proporcionados y precedida de intensa acción política en Tensaman, que asegurando la neutralidad de los montañeses de ella permitiera batir la harka de Beni-Urriaguel, Beni-Tuzin y Bocoya reunida en Yub-el-Kama; harka que ya en Abril pasaba de los tres mil hombres, y que si no hostilizaba intensamente a las posiciones de la orilla derecha del Amekran era debido al propósito indudable de organizarse, instruirse y aun fortificarse; temores que asimismo tuvo oportunidad de exponer al Alto Comisario en ocasión de su visita al territorio a mediados de Abril, informándole de las noticias del campo y de los peligros de una sedición de los Beni-Ulixek en caso de un revés en Abarrán, dado lo poco consolidado de la acción política en el territorio últimamente ocupado, como en esta misma cábila.

No cree, en suma, el declarante, que se hubiera ofrecido circunstancia favorable para determinar la precipitada ocupación del monte referido llevada a cabo por el comandante Villar.

A pesar de haber manifestado uno de los jefes de Tensaman, Fakir Mohamen-Ukarkach, de que se hace eco el declarante, en la reunión preparatoria para la ocupación, que había unos tres mil beniurriagueles en la harka cercana a Abarrán, aconsejando por ello el empleo de tres fuertes columnas para asegurar el éxito de la operación, pues de lo contrario presumía un fracaso y se verían además en peligro los poblados de Tensaman, adictos a España, no obstante lo cual se hizo la operación bajo el apremio de la impaciencia del Mando, acordando la inmediata ocupación de Abarrán, sin duda fiado en seguridades de los adictos de dicha cábila, quizá abonadas, en orden a lo que declara el teniente coronel Dávila, al folio 1.284, por la presencia en los últimos días de Mayo en la Oficina indígena del mokaden de la Zauía de Sidi-bu-Yacub, lo que induciría a pensar haber llegado la oportunidad apetecida, aun cuando nunca mereciera la confianza del coronel Morales, jefe de dicha oficina. Y agrega al folio 1.288 que Abarrán se encontraba a retaguardia de la casa del indígena Ukarkach, uno de los principales jefes de aquella zona, que en unión de Haddú Boaza y otros jefes fueron los que intervinieron en las gestiones y realización de la ocupación.

Concertada la operación, directa y personalmente por el Comandante general con el comandante Villar, y prisionero este jefe, (recientemente muerto en el cautiverio), no ha sido dable conocer la labor política realizada que pudiera haber dado por resultado la decisión de ocupar la posición perentoriamente y “por sorpresa”, sin comprobar la sinceridad de las disposiciones de los naturales que a ello indujeran, como tampoco discernir si el expresado jefe obrara confiado por las falaces promesas de la cábila y seducido por lograr un éxito o cediendo al deseo de secundar decididamente las instigaciones del Mando. De todos modos, bien apreciados los términos de ejecución material de la operación, dan vehementes indicios de que no obraba asistido de plena confianza a pesar de sus alardes.

El hecho es que dicho jefe, en telegrama urgente de 29 de Mayo, atendiendo al deseo de los indígenas de que se avanzase a Abarrán, solicita autorización para realizar el miércoles (1 de junio) la operación concertada, que considera conveniente, y entendiendo poder efectuarlo en la forma en principio convenida con la Sección de Campaña.

En su vista, se comunican en telegramas del 31 al jefe de, la circunscripción de Annual las órdenes para que facilitase al comandante Villar los elementos que designa para llevar a efecto «el cometido que le ha prevenido», sin expresar cuál fuera, y correlativamente se da conocimiento al Alto Comisario en telegrama del mismo día 31, de que de acuerdo con el jefe de la fracción de Beni Bu Idir (Tensaman), al siguiente día, miércoles, sería efectuada una operación para ocupar el monte Abarrán, precisando su situación en la divisoria de aguas del Iguerzanen y el Asgar, en territorio de aquella fracción, próximamente en la línea destinada por los poblados de Iguerzanen y Abeljas, el cual detalle parece indicar no fuera localidad de antemano conocida en proyecto por el Alto Comisario. Se presenta la operación como de policía, a realizar por tres mías de dichas tropas reforzadas con regulares y otros elementos peninsulares. También anuncia en dicho telegrama para el sábado 4 otra operación en territorio de Beni-Tuzin, zoco de Midar, con el propósito de ocupar Taurirt, Tameland , Kudia Afelun y Tizi Tamsich.

Realizada la operación bajo tal aspecto, aunque habiéndose adoptado algunas medidas (según expresa el teniente coronel Dávila , al folio 1.289), para la eventualidad de tener que intervenir militarmente, el Alto Comisario, (en telegrama de 2 de junio, folio 1 . 5oo), manifiesta quedar enterado con satisfacción de la ocupación de referencia, y agrega que aun cuando las otras operaciones anunciadas y a que se refiere el telegrama, suponía estuviesen comprendidas en el plan de que trataran en su última visita a Melilla , deseaba conocer, y por ello solicitaba ampliación de detalles y fecha de su proyectada realización, como advertido o prevenido por

la inesperadamente puesta en ejecución.

 

 

 

 

 

 

Juicio sobre la operación.

De manera unánime se juzga en el conjunto de declaraciones la temeridad y falta de preparación de la operación llevada a cabo e influencia fatal en el curso de los sucesos a que dio origen: en vía de concretar las citas, resulta que emiten opinión desfavorable a ella el teniente coronel del Regimiento de África, Fernández Tamarit, (como puede deducirse de sus bien fundadas consideraciones del folio r .2o6, al juzgar la empresa acometida y sus esperadas consecuencias); así como el comandante de Ingenieros Alzugaray, (jefe del sector en las funciones inherentes al Cuerpo, folio t . n6), que ni aun tuvo noticia de la operación; el capitán de Ceriñola Catalán, (folio i.ec2), y el capitán González Longoria, (folio 492, de la 4ª mía de Policía, mantenida en reserva en Annual durante la ejecución en el concierto de medidas adoptadas por parte de estas tropas para llevarla a cabo) , de que da razón el parte del coronel Morales, (jefe de ellas, que se une al folio 20, concertadamente con los movimientos de fuerzas realizados en consecuencia del fracaso de la operación y ocupación subsiguiente el g de junio de Kasba el Dar-Tilitit ).

Y en general sería materia prolija recopilar los juicios adversos vertidos en el curso de las actuaciones que se resumen en los conceptos tle que fue prematuro el intento por falta de aseguramiento de los territorios atrás ocupados, y de preparación política y material en la ejecución, y desmedido en su alcance, y que fue, en suma, desacierto, temeridad e impremeditación aventurar el avance de Abarrán, obrando con un exceso de arrojo o ciega confianza que sólo puede explicar el impaciente deseo; la obstinación de llegar a Alhucemas a toda costa, sin reparar en la forma; pues tiene motivo el Juzgado para inferir del sentido suspensivo del final de la declaración del teniente coronel  Fernández Tamarit, folio t.zop, que al enojo manifestado por el Comandante general por el aplazamiento del envío de los refuerzos que pedía hasta resolverse la acción entonces emprendida en Beni-Arós, en Yebala, respondía el íntimo y decidido propósito de ir con todo a Alhucemas.

 

Posesión precaria de Abarrán.

Por lo demás, la posesión de Abarrán, sin caminos, a distancia, sin factible auxilio, atendido a los medios de que el Mando podía disponer, quedaba a merced del enemigo desde el momento que se resolviera a mostrarse hostil amparado en la escabrosidad del territorio, pues no podía abastecerse ni socorrerse en caso de asedio, sino mediante combates empeñados, para los que carecía de elementos adecuados al esfuerzo, como el caso de Igueriben, posición mucho más cercana, con harta elocuencia pregona, y fiar en el concurso de los naturales adictos de la región de asentamiento, sólo cabía esperarlo en el caso de que nuestra propia fuerza hubiese podido asegurar su protección contra el peligro de la harka enemiga. Y siendo, mejor dicho, pretendiendo que fuera una posición eminentemente ofensiva, un apoyo adelantado con propósito de aproximación y amenaza al lomo divisorio de montes que resguardaba al Neckor, para ser eficaz hubiera tenido necesariamente que estar organizada activamente con fuerzas y medios, y no ser un puesto más, un cuidado más, en la indefensa e interminable serie de posiciones sembradas en el territorio.

 

Abundando en análogo juicio, dice el teniente coronel Ros, del Regimiento de Ceriñola, (en declaración del folio 1.367), que por haber estado encargado accidentalmente del mando del Cuerpo y circunscripción a él asignada en ausencia del coronel Riquelme, (con permiso en la Península por aquel tiempo), se hallaba en Annual, que el 31 de mayo recibió la orden de aprontar al comandante Villar, (a la sazón al frente de la posición de buymeyan), los elementos de fuerza y medios que especifica, aunque sin indicarle el objeto determinado de su destino; que presentado dicho jefe en la tarde del mismo día, mandó prevenir la columna para la una de la madrugada del 1.° de junio, indicando que proyectaba una operación sobre el monte Abarrán que intentaba realizar por sorpresa, pues si se enteraban los moros, el fracaso era seguro, y si se realizaba con éxito se tenía ganado el sesenta por ciento para dominar la bahía de Alhucemas, contando para ello con la cooperación de una harka auxiliar de Tensaman; mas entiende dicho teniente coronel que no hubo tal sorpresa, pues que a las once de la noche aparecieron hogueras en los montes, denunciando que los moros estaban advertidos y de hecho apercibidos.

Salió, con todo, la columna a la hora precisada, y a las seis ocupaba el monte sin resistencia. Agrega que como a las nueve de la mañana se presentó en Annual el Comandante general, y puesto al habla con el comandante Villar hubo éste de decirle que tenía muy cerca la harka enemiga en actitud expectante y con la cual se insinuaba, textualmente, «te timaban. A las doce, y visto el sesgo favorable de las cosas, el Comandante general se dispuso a regresar a la plaza, diciendo al salir al coronel Morales, de la Policía, que le propusiera, por el buen éxito logrado, al comandante Villar para recompensa, representando el coronel que confesaba su equivocación, pues no creía que la operación se hubiese desenvuelto así, y que deseaba en lo sucesivo incurrir en la misma equivocación siempre que se alcanzase el mismo éxito; deduciendo el testigo, por la forma reservada de la expresión, que aquel jefe no estaba muy convencido de la operación, por lo menos ejecutada en aquella forma; como corrobora el capitán ayudante del Regimiento de Ceriñola más explícitamente al poner en boca de dicho coronel -en declaración del folio 1.002- la prudente objeción ante el aparente buen éxito “que aunque celebraría equivocarse ya se vería lo que pasaba después”. De igual extrañeza se hizo eco el aventurero Angelo Girelli, allí presente, sujeto sospechoso que en algunos lugares del actuado sale a colación, siempre como persona de dudosos antecedentes -folio 467.

 

Ejecución de la operación.

Con referencia a la ejecución material de la operación da cuenta de ella el parte del propio jefe de la columna, comandante Villar, y la información que con motivo del fracaso de la misma se instruyera y que en testimonio comprensivo de los principales lugares se incorpora al expediente -al folio 1 .699-, así como la declaración complementaria del teniente coronel de Ceriñola D. Manuel Ros Sánchez, antes citada.

 

Orden de marcha.

Puestas a disposición del comandante Villar en la tarde del 31 de Mayo las fuerzas ordenadas por el Comandante general, en la suma de elementos que indicaba, y todos los mulos de Ceriñola para el convoy afecto de municiones, víveres, agua y material de fortificación, organizó dicho jefe su columna en el orden que detalla, de tres mías de Policía en vanguardia, dos secciones de Regulares, dos compañías de ametralladoras de Ceriñola, dos compañías de Zapadores, una batería de montaña, cargas de municiones, ambulancia, compañía de Intendencia, sección de Regulares y dos compañías y un escuadrón de estas fuerzas; total, 1 .461 hombres y 485 cabezas de ganado; fuerza excesiva en verdad para un comandante.

 

Ejecución de la marcha.

En dicha disposición salió de Annual, a la una de la madrugada del día 1 de junio, con dirección al poblado de Kasba el Fokani; a las cuatro y media cruzaba el valle del Amekran, a ocultas de las guardias avanzadas del enemigo, siguiendo luego por su afluente Sidi Hach Brahin y al kilómetro se empezó a remontar el macizo de Abarrán (525 metros), que se coronó a las cinco y media, y a las seis, allegados los materiales , se empezó a fortificar ; trabajos que dice terminados» a las diez y cuarenta y cinco, con capacidad para trece tiendas, emprendiendo a las doce la retirada rectamente hacia Dar Buimeyan, cruzando el Amekran agua abajo de Budinar, por haber visto la situación de la harka amiga auxiliar de Kasba el Fokani, que con su colocación en el morabo de Sidi Ismael impedía la bajada de la guardia de Azrú Yidal, habiéndose efectuado la marcha en los términos que el parte describe, venciendo las dificultades del terreno y de los malos pasos, realizada de noche y por pendientes en extremo duras, y efectuando un largo rodeo de quince kilómetros a la desfilada para abordar la cumbre por el sitio de más fácil acceso, pues atento a lo que depone el teniente de Artillería D Antonio Gómez López -folio 1.710 vuelto-, fue preciso marchar de a uno por la naturaleza del territorio y senderos, agregando el capitán González Longoria -folio 492- que, según sus referencias, la cola de la columna llegó a su destino dos horas después que la cabeza, lo cual da idea de su continente a poca resistencia que a su avance hubiera opuesto el enemigo.

LO RARO ES QUE EL DESASTRE NO HUBIERA OCURRIDO ESE DÍA, LO CUAL DEMUESTRA QUE LA HARCA NO CONTABA CON CONFIANZA PARA ATACAR A LA COLUMNA YA FUERA PORQUE NO DISPONÍA DE HOMBRES O PORQUE NO DISPONIA DE ARMAS Y MUNICIONES SUFICIENTES PARA ENFRENTARSE A TANTO SOLDADO.

 

Organización de la posición.

Si se atiende a la materialidad de la fortificación del monte, conforme a la declaración del Chif de Ifasien, de Tensaman, el Hach Hadur Boaxa, (que se registra al folio s .ógq vuelto), al ser informado por el comandante Villar del propósito que se abrigaba de ocupar Abarrán, desaprobó el proyecto, por manifestar carecer de agua, ser terreno movido y sin piedras para hacer un buen parapeto y haber harka enemiga oculta en las cercanías, y corroborando esta impresión dice el teniente coronel Ros (en su declaración del folio 1.367) que como no encontraron piedra se trató de hacer el parapeto con sacos; que como estaban podridos y se desfondaban, no pudo hacerse sino un frente y parte de otro. Por su parte, el comandante Villar (en la declaración que prestara en dicha información, a raíz del suceso-folio t.669 ), dice que sobre un zócalo de piedra de 25 a 30 centímetros se colocaron sacos terreros en sentido del espesor hasta alcanzar la altura de un metro treinta centímetros; pero el policía Kaddur Dreus Buayus (folio t.7oo) manifiesta existir una sola hilada de sacos, y que la altura del parapeto llegaría al vientre de un hombre de regular estatura, y el teniente de Artillería antes citado, Gómez López, dice: Que al dejar la columna la posición (y él regresó con el ganado de la batería de montaña dejada en ella), quedó el parapeto formado por su frente Oeste, correspondiente a la Artillería, por dos o tres hiladas de sacos, que alcanzarían próximamente basta la altura de rodilleras de las piezas, :y siendo más elevado por los frentes Norte y Este ; y esto debe ser lo más aproximado a la realidad, por lo prematuro de la retirada de la columna de protección, que habría de dejar en curso de ejecución la obra, y sobrevenir el repentino ataque a la hora de haberse retirado aquélla.

 

Asentamiento de la posición y estructura.

El terreno de asentamiento, a tenor de la declaración del comandante Villar, era una cumbre o elevación en la parte más meridional del macizo de Abarrán, que se extiende en dirección Este-Oeste, ascendiendo suavemente en dicha dirección. Como a Seo ó geo metros se halla dominada por una cima situada al Norte, que impuso estrechar el trazado para disminuir el espacio batido dentro de la posición, dándole una dimensión de 65 por 12 metros. Se colocó la batería en el frente Oeste, teniendo a vanguardia un collado todo él dominado por la batería. Por el frente Este descendía uniformemente el terreno para resolverse en llano, dominándose todo con fuego de fusil. El frente Norte daba a las barrancadas que abren en el macizo de Abarrán. Al Sur desciende en  pendiente bastante fuerte, para después caer; en espacio muerto, en pendiente muy fuerte, constituyendo por sí misma una defensa.

Los sacos para el parapeto se llenaron de tierra del interior, para rebajar el relieve que afectaba, y por el frente Sur se dejó únicamente el basamento de piedra, pues a mayor altura que se hubiera dado al parapeto hubiera habido más espacio batido desde el terreno Norte exterior. Únicamente se pusieron sacos terreros en esa parte, a continuidad de la batería.

La alambrada se veía desde la posición, y estaba constituida, según el policía Kaddur, por sólo dos filas de estacas clavadas en el-terreno, muy suelto por algunas partes; agregando que el terreno que rodeaba a la posición en su cercanía era tan pendiente, que desde el frente de id

artillería y el de retaguardia, o Sur, donde después se hizo una zanja trinchera, sólo se veía la alambrada que estaba colocada en el borde de la cima donde se asentó la posición. Entre alambrada y parapeto, como al exterior, había bastante maleza, jara y monte bajo, que permitía acercarse sin ser visto.

El teniente de Artillería Gómez dice que en el frente Oeste de la batería el espacio muerto era de unos 1.500 metros, no quedando espacio batido con espoleta a cero, por empezar a estar desenfilado el terreno a unos cincuenta metros del parapeto.

 

Curso de la operación.

Atento a la declaración del teniente coronel Ros, el Comandante general, (que a las nueve de la mañana había llegado a Annual), pretendio ir a Abarrán, del cual intento le disuadio el coronel Morales, de la Policía, aduciendo la distancia y desconocer él el camino; asegurando las confidencias que no atacó el enemigo cuando se establecía la posición, y se mantuvo a la expectativa para dar tiempo a que el general fuese a ella, cual tenía por costumbre en las ocupaciones, a fin de hacerle prisionero.

 

Retirada de la columna.

A las once, según el parte de la operación (folio i.go8) emprendio la retirada la columna directamente sobre Buimeyan, efectuándolo prematura y precipitadamente, con poco orden y cohesión (folio 1.206) habiendo tenido ocasión el Juzgado de examinar fotografías del paso de ella por el valle del Amekran, con alargamiento y desunión, cuyo rastro, en la parte sorprendida, no da idea de fuerza organizada.

Según el teniente de Artillera, a las doce cuarenta y cinco, pasando la columna el río, se le advirtió no era conveniente se detuviese a dar agua, por verse bajar bastante enemigo de los montes que domina el sitio de paso, antes bien que acelerase la marcha, y una hora más tarde se oyó el primer cañonazo (nota: o sea que a las 13:45 horas comenzó el asedio) de la posición, siguiendo sin interrupción el fuego hasta llegar a Annual; pudiendo seguir luego, el testigo de ésta, las distintas fases de la defensa hasta extinguirse el fuego y ver desaparecer la posición a las tres horas y media de haber sonado el primer disparo (o sea sobre las 17:15 horas caería la posición). Confirman el fuego el teniente coronel Ros (folio 1.367) el capitán Catalán -folio 1.oo2- y el capitán González Longoria -folio 492-, que observó la intensidad, la explosión de los proyectiles, que empezaron a unos mil metros, fueron acercándose al parapeto y acortando aquella distancia; y asimismo el soldado de Ceriñola Martín Gómez-folio 999; Dice también el comandante Villar (-folio r.6gg vuelto-) que al retirarse de la posición y cerca de el AMEKRAN recibió un despacho del Comandante general ordenándole quedara en Abarrán, además de la Artillería, una compañía de ametralladoras, pero que esto ya no fue posible, porque se faltaban dichas unidades pasando el río. Que cruzado éste se oyó fuego de cañón contra la vertiente derecha de Igerzanen, y al propio tiempo sonaron algunos disparos sueltos de fusil, hechos, a lo que parece, por la harka amiga de kasba el Fokani, apostada en Sidi Ismael, contra gente que bajara del monte.

 

Ataque a la posición.

El hecho es que, a poco de dejar la columna la recién establecida posición, se inició, el ataque, y que cayó la posición en la escasa defensa que hiciera de la una a las cuatro y media o cinco de la tarde del mismo día 1 de Junio, en condiciones que hacen suponer la deserción de la harka auxiliar o el abandono precipitado de su guarnición sin apurar la resistencia, cosas que no aclaran suficientemente las diligencias unidas. De la ocupación, como del ataque, dan cuenta circunstanciada los telegramas del Alto Comisario al Ministerio de la Guerra de 1, 2 y 3 de junio -folios 7, 8 y 12- y conferencia del día 5 (folios 17 y 21).

La columna de protección, en su apresurada retirada, no trató de acudir al reparo del ataque, advertida, sin embargo, por el fuego que oyera en el trayecto, llegando a Annual sus primeros elementos a las cuatro de la tarde.

 

Causas determinantes de la caída.

Realizose, en conclusión, bajo tan desfavorables auspicios y términos de ejecución la operación con tanto ahínco como impremeditación emprendida, «aprovechando rápidamente una circunstancia favorable que hiciera notar el jefe del sector, comandante Villar, brindada, a lo que parece, por los mismos cabileños de Tensaman. Por ello se organizó la sorpresa del monte Abarrán con auxilio de elementos locales, y cuya ocupación se efectuó sin resistencia del enemigo», cual se dice en carta de 8 de junio al amanecer el Alto Comisario el epílogo de la fracasada operación, consignando que el repliegue se efectuó sin novedad, sin que nadie hiciera presentar lo hostilidad del enemigo; es de inferir que con referencia a los informes que le hubiesen sido facilitados.

Como consecuencia inmediata de la caída de la posición, los cabileños de  Tensaman, compelidos por los beniurriagueles, engrosaron las huestes de la harka enemiga.

A las once de la mañana del día 2 de junio se presentó de nuevo en Annual el Comandante general, (según declara el teniente coronel Ros al folio 1.370) pero ni en aquel día ni en el siguiente, dice, se pudo tomar la ofensiva, porque noticias que da por ciertas hacían subir el contingente de la harka a once mil hombres.

El Comandante general, ante el inesperado fracaso del Abarrán, se vió obligado a reformar sus propósitos, abandonando el plan de ocupación de Beni-Melul, que con tal confianza anunciara, disponiendo que la columna del teniente coronel Fernández Tamarit, de África, (que debía cooperar a él--folio 1.2c6-) por Harrichen, se incorporase a Annual, creyendo el testigo que el desgraciado suceso determinó el que el enemigo cambiase de actitud, dejando la expectante que guardaba y adoptando la ofensiva, consciente de su fuerza, decidido a contrariar los intentos de nuestro avance hacia Alhucemas.

 

Ciertamente, crecido por el fácil triunfo que se le había preparado, y ante nuestra pasividad no dando rápida respuesta al descalabro, el enemigo se decide a pasar el Amekran, a cuya izquierda hasta entonces se había mantenido. Y agrega el coronel Riquelme, en su declaración del folio 1.780, que desde el punto de vista militar el fracaso de Abarrán determinó el aumento de los contingentes rebeldes, adquiriendo éstos la convicción de sus fuerzas para expugnar nuestras posiciones y sistematizar sus procedimientos de ataque; y les más sensibles efectos fueron la paralización de la acción ofensiva en Tensaman y la necesidad de tener que organizar defensivamente el territorio de Beni-Ulixech, que estaba avocado al ataque inmediato de la harka.

 

Consecutivamente, el día 2 de Junio, a las tres, el enemigo se echó sobre Sidi Dris, acometiéndola con ímpetu. Una columna que se organizó en Annual para acudir en su socorro, al mando del teniente coronel del Grupo de Regulares, hubo de retroceder ante el crecido y superior número de enemigos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

III. SITUACION SUBSECUENTE A ABARRAN

Consecuencias del fracaso de Abarrán.

El fracaso de Abarrán hubo de producir en el territorio, así en el campo enemigo como en la zona sometida, sus naturales e inmediatas consecuencias, que, aunque previstas y descontadas por cuantos fríamente consideraban lo deleznable de la situación creada, no pudo, empero, ser medida en toda la inmensa trascendencia que la realidad aparejara.

 

Varias opiniones personales atinentes al hecho.

Como reflejo de las impresiones predominantes en el territorio acerca de la situación y que prepararan para el conocimiento de los sucesos materia de esta información, pueden citarse las manifestaciones, entre otras , del teniente coronel de Artillería Gay -folio r.o86 vuelto-, en que declara que después de Abarrán todas las opiniones estaban de acuerdo en lo que fatalmente había de sobrevenir, dada la existencia de enemigos y las condiciones del camino y distancia del avance efectuado; que siempre creyó, y era parecer bastante extendido entre la oficialidad del territorio, que la organización era para «tiempo de paz», y que en guerra, con enemigo numeroso y enérgico, era de temer un desastre; mas como todas las operaciones presenciadas por el declarante habían sido coronadas hasta entonces por el mejor éxito, dándose el caso insólito de no haber ocurrido la menor agresión, tenía que creer eran infundadas sus alarmas. De todos modos, inmediatamente de perdido Abarrán, y visto que, en realidad, había enemigo concentrado en los montes cercanos, consideró imposible a todo punto el volver a dicha posición.

Figura al folio 1.320 un fragmento de carta del teniente de Artillería D. Ernesto Nougués, fechada en Annual el 12 de julio, que da también idea del estado de cosas alcanzado, por cuanto asevera que los avances demasiado rápidos, sin consolidar bien lo ocupado, habían determinado una situación bastante difícil, siendo raro el día que no tenían que tirar, y como existía delante una harka numerosa y hasta organizada, no creía posible dar un paso que no fuera en firme, pues otro desastre como el de Abarrán lo juzgaba horroroso. «Hemos atravesado por unos días tristísimos, de enorme depresión moral: se desconfiaba de las fuerzas indígenas, se hablaba de una insurrección del territorio; nos, encontrábamos impotentes, faltos de elementos ...; sucedio lo que tenía que suceder: que mientras la cosa iba bien, nadie se preocupó de deficiencias; pero cuando han venido los palos, se ha visto que estábamos haciendo equilibrio, y eso no puede ser. El capitán de las tropas de Policía González Longoria dice en su declaración  (al folio 492) que, si bien con respecto al campo enemigo, como actuación exterior a su cábila, no tenía noticias directas, sabe, entre otros particulares que consigna, que Tensaman no se manifestaba propicia a la ocupación, y Beni-Ulixech «estaba más bien ocupada que sometida»; y corroborando este aserto tan esencial para la existencia entonces de nuestro frente avanzado, dice el coronel Riquelme, jefe actual de la Subinspección de las Tropas y Asuntos indígenas del territorio –folio 1.778 vuelto-, en relación con sus temores, manifestados en cuanto al avance sobre el Neckor sin adecuada preparación, que eran de esperar los peligros de una rebelión de Beni-Ulixech, en la cual estaban las posiciones de Buymeyan (en terreno de Tensaman), Annúal, Izumar y Yebel Uddia-, «dada la poca consolidación de la acción política en la misma cábila de Beni-Ulixech, como se podía observar en la actitud de desvío de los habitantes que rodeaban a las posiciones allí enclavadas y los incidentes que surgían entre la Policía y los poblados, a la vez que algunos tiroteos nocturnos a Annual».

 

 

 

 

 

 

 

Propaganda sediciosa.

Síntomas precursores de la conmoción del Campo.

Tal era el estado preponderante que de atrás venía formándose; el fracaso de Abarrán desencadenó los sucesos que se incubaban con despreocupación del Mando.

El capitán de Policía Alonso dice en el parte a la Oficina Central indígena de las operaciones de su mía -folio 867- que desde la desgraciada expugnación por el enemigo de la posición precitada, se recrudeció grandemente la agitación en la zona no sometida, pregonándose constantemente la formación de harkas, compra de armamento y municiones, y que se preparaban para la lucha las cábilas de Gueznaya y Beni-Tuzin, que estaban en relaciones con las sometidas de Midar, Tafersit, Beni-Ulixech y M'Talza. En declaración prestada por dicho capitán -folio 223- ratifica dicha especie, agregando que después de la caída de Abarrán, Abdel-Krim había escrito a los jefes de cábila de la zona no ocupada y de la ocupada antes enumerada, diciéndoles que se preparasen, que él atacaría

a nuestras tropas y posiciones de frente, y que los demás las atacasen por retaguardia para cortar las comunicaciones. Por su parte, el teniente coronel de Infantería Fernández Tamarit, merecedor de mejor crédito por su activa intervención en las operaciones de tiempo atrás realizadas,  y conocedor del territorio, dice, en declaración del folio 1.203, comentando las medidas que, a su tiempo, hubiesen podido ser adoptadas en Drius, para contrarrestar la situación producida por la caída del frente, que tal vez hubieran variado el aspecto de las cosas, pero no remediado la inevitable consumación de los hechos ante el alzamiento de las cábilas, que, aunque se decían sometidas, conservaban, sin embargo, armamento en abundancia; agregando que «la actitud de estas cábilas no ha sorprendido al declarante; lo que sí ha llamado su atención es la simultaneidad en el alzamiento, que demuestra estaba preparado para cuando hubiera ocasión propicia. En los avances, no se había consolidado nada: se vivía porque los moros de las cábilas lo toleraban, y además, los mismos moros que se decían recientemente sometidos, sabían de nuestra eficiencia militar lo suficiente, ya que en todas las operaciones la política deja en tercer lugar a las fuerzas europeas, en el segundo a las indígenas auxiliares , y confiaba el puesto de vanguardia al «Banco de España».

Aun los moros a quienes realmente conviniera estar a nuestro lado, tenían que abandonarnos al vernos incapaces de defenderlos contra los otros, y el natural instinto de rapacidad de los indígenas bastaba por si solo para determinar el que los de Nador y Sengangan, por ejemplo, saquearan estas poblaciones en evitación de que luego llegaran los demás y lo hicieran en su provecho...», circunstancia que puede explicar la rápida propagación del movimiento insurreccional de tiempo abrigado. Si bien en el contraste de opiniones por algunos se pretende no existía tal acuerdo clandestino, del relato de hechos sueltos, desligados, insignificantes en sí, y al parecer inconexos, referidos por numerosos testigos avecindados en el país, colonos , empleados, religiosos de la Misión y otros, se aprecia bien que existía un estado latente de inquietud, un aire de revuelta, fruto indudable de una secreta inteligencia de los naturales de la zona sometida con los de la rebelde, si bien en el momento de su explosión hubiese de determinarlo la oportunidad, y el mismo derrumbamiento de nuestras líneas y puestos de la moral de las tropas, y su huída como resorte impulsivo, lo precipitase y extendiese a límites de gravedad no medidos por los más pesimistas en el juicio de la inseguridad y compromiso de nuestra situación.

 

Actividad de la propaganda insurgente.

«Activa propaganda (dice el coronel Riquelme al folio 1 .78o, al informar sobre los motivos de la hostilidad de las cábilas) indudablemente venían realizando los elementos rebeldes de fuera, apoyados en un núcleo de fanáticos y descontentos; propaganda que se mantenía oculta en espera de un éxito de la harka sobre nuestra línea avanzada, en donde se acumulaba una gran parte de elementos de guerra, favorecida, por lo demás, por la poca estabilidad de nuestra influencia en los mayores avances de Diciembre de 1920 -BeniSaid- y meses sucesivos -Beni-Ulixech y parte fronteriza de Tensamanen las cábilas últimamente ocupadas, verdaderamente prendida con alfileres que hacía tenerlos como un valor de amenaza, en vez de constituir un apoyo; siendo natural que al menor síntoma desfavorable trataran de ayudar a los de fuera para librarse de nosotros», como agrega más adelante-folio 1.783-en cuanto a la inducción a la rebeldía, que los indígenas de la zona ocupada venían siendo ya objeto de propaganda por parte de agentes de la harka, utilizando cartas y recados de los jefes rebeldes, incitándoles a agruparse para efectuar un levantamiento cuando la harka lograse un triunfo militar sobre las tropas; siendo incentivo favorable de tales inducciones en los cabileños la perspectiva de un rico botín y de apoderarse de numerosas armas, que tanto les atrae; aparte de la idiosincrasia musulmana que conserva siempre la esperanza de librar su país de la dominación extraña; que si bien tiene el aspecto de Protectorado, le resulta en la práctica una conquista; por más que otras, no participantes de este espíritu, como Kebadna y Beni-Sicar, luego de la evacuación, y viéndose abandonadas de nuestra protección efectiva, hubieran de sumarse al levantamiento.

Dice asimismo el capitán de Policía Fortea, con percepción de estos síntomas sediciosos, al folio 469 vuelto, que encontrándose en Dar Buimeyan prestando eventualmente servicio, recibió orden de trasladarse con la fuerza de su 13ª mía a la cabecera de Dar Mizian (en Beni-Ulixech) para normalizar el estado de las cábilas, que parecía estaba en relaciones, así como la de Beni-Said, con las del territorio no ocupado..., que como el declarante no conocía bien aún su demarcación, lo primero que hizo al llegar fue orientarse, averiguando que, en efecto, existían relaciones con la zona no ocupada, y que de ella habían pasado cartas, para su cábila como a Beni-Said, aunque el ambiente era más bien de desconfianza, el testigo lo atribuyó a ser territorio de reciente ocupación.

A su vez, el coronel jefe de Estado Mayor de la Comandancia general, Sánchez Monje, reconoce -folio 266 vuelto- que la propaganda hecha por Abd-el-Krim, con el mayor secreto, cerca de las cábilas sometidas creó un ambiente muy apto para que se desarrollara la hostilidad ante un fracaso de nuestras armas, y que la pérdida de Abarrán fue el preludio de esa declaración de hostilidad, que culminó con la pérdida de Igueriben y la evacuación de Annual.

 

Limite de elasticidad atribuido a nuestros recursos militares.

Indicado queda que, de manera general, se había considerado como límite razonable de capacidad de nuestros recursos militares por entonces la ocupación alcanzada en el confín de Tensaman del frente ofensivo Sidi Dris; Talilit; Buymeyan; Annual e Izumar, como la necesidad de afirmar dicha situación sin aventurarse en nuevos intentos a expensas y riesgo del desguarnecimiento del inseguro territorio de retaguardia; que, como expresa el coronel de Estado Mayor Sánchez Monje, al folio 276, la desproporción existente entre las fuerzas de la Comandancia general y la gran extensión del territorio ocupado, hacia que la dominación por las armas no fuese efectiva; mas tales prudentes observaciones no parecían entrar en la consideración del Mando, firme, a su pesar, en el propósito de expansión.

 

Repercusión política del suceso de Abarrán.

El descalabro de Abarrán, ven conformidad a lo depuesto por el coronel Riquelme -folio 1.779 vuelto-, tuvo, en el aspecto político, una repercusión muy desfavorable para nuestro prestigio, que determinó, ciertamente, el incremento de la fuerza moral de los elementos rebeldes y condujo al aumento de su contingente, y a ganar terreno en la zona a que la acción política por entonces alcanzaba, con la depresión moral consiguiente en el partido adicto, incapaz, desde ese momento, de continuar laborando por nuestra causa; aparte de la serie de castigos que sufrieron los tildados de adhesión a España, así como en el territorio ocupado, seguramente alentó la esperanza de liberación y produjo una percepción clara del decaimiento de nuestra fuerza como consecuencia de la pérdida total de una posición con artillería, cosa que era la primera vez que ocurría en el territorio, revés que, cual indicado queda, hubo de paralizar la acción ofensiva en Tensaman y aprestar la defensiva apresuradamente en Beni-Ulixech.

 

Núcleos rebeldes preexistentes. Incremento de la harka enemiga:

Reconoce el teniente coronel de Estado Mayor Dávila -folio 1.285- que en todo tiempo había habido núcleos de harkas que, constituídos por indígenas de las cábilas inmediatas a la línea de contacto, situaban a la inmediación de ella, no siendo por ello de extrañar la existencia de la de Beni-Urriaguel, que, apostada en Trugut, al ocuparse en Sidi Dris -Marzo de 1921-, no llegó a hacer acto de presencia, manteniéndose en la parte occidental de los montes de Tensaman, asentada en Yebel Uisses, al sur de Tizi Yub. Esta harka aumentó de importancia a consecuencia de la propaganda y excitaciones de Mohan Abd-el-Krim, y muy singularmente con la defección del partido español que hacía años se había organizado en Axdir, en la zona costera de Alhucemas, sin que, no obstante aquel aumento, llegara a rebasar el Amekran hasta después del hecho de Abarrán.

 

Consecuencias de orden militar de la caída de Abarrán.

Mas el intento fracasado de esta ocupación reconoce que hubo de crear una situación delicada por sus inevitables derivaciones en orden a la actitud de las cábilas y excitación del movimiento insurreccional a instigación del foco mantenedor de la rebeldía, aduciendo a este respecto el coronel de Artillería Massaller -folio 975-, abundando en la activa preparación de los elementos insurgentes, que el hecho del Abarrán, como otros posteriores, igualmente lamentables, puso de manifiesto la existencia de un enemigo numeroso y bien armado, que se supo, y aun se veía que se estaba educando a la europea, como también que había aparecido un caudillo inteligente y conocedor de nuestro Ejército y de nuestros recursos; «todo no fue momentáneo, y sabe el declarante que, naturalmente, se apercibió el Alto Mando, sin que por ello se atreviese a retroceder en su avance...".

Enemigo  cuyo continente no se concedio, con efecto, la atención debida, y de cuyo cambio de táctica y procedimientos de combate, entre otros, da fe el teniente coronel Núñez de Prado, del Grupo de Regulares, al reconocer -folio 399- que operaba de manera más compacta y subordinada que la que hasta entonces había visto emplear al moro: hasta el extremo de atacar en núcleos disciplinados y empleando frecuentemente el fuego por descargas; así como -folio 396 vuelto- pudo observar gran gasto de municiones y que empleaba el arbaia, como denominan los indígenas al fusil Lebel.

Dice también a este respecto el capitán de Policía González Longoria -folio 493-que tras los primeros intentos de harka fue ésta engrosando, según se decía, hasta alcanzar un contingente de 8.000 hombres bien armados de Máuser y Lebel y municionados.

El comandante de Estado Mayor Fernández -folio Siz vuelto- asienta que después de la caída de Abarrán, posición que no se intentó recuperar, el enemigo cobró ascendiente, y aunque con la lentitud con que suele producir sus concentraciones, fue paulatinamente creando en el sector de Annual una situación de vez en vez más peligrosa, que condujo a renunciar el restablecimiento con la debida energía de la preponderancia de nuestras fuerzas; como a raíz de Abarrán se había renunciado a hacer convoy algunos días a Sidi Dris, como se dejó en manos del enemigo, más adelante, la loma de los árboles, y sucesivamente dio lugar a otras renunciaciones ante la actitud resuelta del mismo; conjunto de sumisiones a su voluntad que entiende condujo a quebrantar totalmente la moral de las tropas a partir del contratiempo inicial de Abarrán. Después de este suceso, la harka estableció su asiento en Amesauro, y, a su juicio, tanto en este caso como en todos los análogos, hubiera sido preciso batirla para restablecer la situación.

Todos estos síntomas, todos estos hechos que se apuntan, que no fueron inopinados ni casuales, sino que traían una larga elaboración, debieron y pudieron ser conocidos del Mando para servirle de saludable advertencia, para amoldar su conjunto a las circunstancias y no precipitar los sucesos; pues, como comenta el teniente médico D'Harcoúrt –folio r.io6 vuelto-, con referencia a una expansión íntima del coronel Morales, de la Policía, la crítica ocasión del momento que atravesaban, y a que se contrae el testigo, bien... «acreditaba la parsimonia con que debía procederse en asuntos de moros, y no con la rapidez que quería el Comandante general.

 

Confidencias acerca de las concentraciones e intentos del enemigo.

No podía ciertamente pasar inadvertido el estado de efervescencia del campo fronterizo y las concentraciones que se efectuaban, y para acreditarlo bastaría entresacar algunas de las confidencias que figuran a los folios 552 y siguientes, a partir de la fecha desde que se recogen antecedentes, pero que denotan anterior ilación:

Mes de junio.

El Hach el Mohadden Ahmed el Nuari manifiesta que aumenta la propaganda en el Yub, Beni-Said y Beni-Ulixech para aumentar los contingentes

rebeldes... Recomienda que se fortifiquen las ¡posiciones de dicha cábila (7 de junio). Telegrama del capitán de la q t mía, manifestando que Abd-el-Krim trabaja para lograr reunir bajo su mando Iyarmaua, Beni-Tuzin, Beni-Urriaguel y varias de Guernaya (7 de junio). Telegrama del capitán de la q.a mía, manifestando se intensifica la propaganda en contra nuestra, cerca de las cábilas de M'Talza, Beni-Ulixech y Beni-Said. Recomienda se vigile a los Kelatchas y Ulad Icho. El general segundo jefe comunica desde Annual que Abd-el-Krim gestiona y fomenta deserciones en la Policía (17 junio).

Confidencias indígenas manifiestan que la harka está indecisa entre avanzar por Tizi-Aza a Beni-Tuzin, o internarse en las cábilas de Beni-Ulixech y Beni-Said, a las que animan por medio de numerosas cartas... (mes de julio).

Dicen que continúan la propaganda cerca de la Policía y Regulares; que la harka se propone impedir los convoyes a Buimeyan e Igueriben para obligar a abandonarlas por hambre y sed. Un confidente de Beni-Said dice que hay relaciones entre los de esta cábila y Beni-Ulixech con la harka para traicionarnos. Alhucemas manifiesta que siguen los trabajos para aumentar los efectivos de las harkas, no obstante asegura se han reunido ya todos los hombres útiles de Beni-Urriaguel, Bocoya, Tensaman y Beni-Tuzin, asegurando unas confidencias que dicha reunión es para tomar acuerdos pacíficos y otras para oponerse a un probable avance de nuestras tropas (16 julio).

Recapitulando, y de acuerdo con lo que consigna en su declaración el coronel jefe de Estado Mayor Sánchez Monje -folio 267 vuelto-, la pérdida de Abarrán y, consiguientemente, del material de guerra y demás en la posición acumulado, originó ciertamente una gran agitación en las cábilas insumisas.

El botín, recorriendo los zocos, reavivó el instinto de rapiña, innato en el moro, y la esperanza de otro más copioso hizo engrosar los núcleos rebeldes, que, aumentando de día en día ante Annual, se presentaron compactos y organizados. Corroborando la cual penosa impresión, dice el teniente coronel de Estado Mayor Dávila -folio '.289 vuelta- que el fracaso de su ocupación se juzgó en el acto, que creaba una muy delicada situación, que provocaría la defección de las cábilas, previéndose complicaciones así en el orden público como en el militar, que hubieron de aconsejar la adopción de determinadas medidas en este último sentido, como serán objeto de oportuno examen.

 

 

 

 

 

 

 

 

Primera manifestación del Comandante general.

La inmediata impresión que en el ánimo del Comandante general sugiere el duro descalabro de Abarrán, en orden a sus impacientes miras, es lamentarse, en primer término, en el telegrama que en 4 de junio dirige al Alto Comisario  -folio 559-, de que la pérdida de dicha posición «contraria de momento la prosecución del plan a realizar sobre Kilates...»; pero que dando origen a una situación delicada, había procedido a hacer frente a ella sin perder momento, dando por de pronto orden para suspender la operación en planta sobre Beni -Melul y adelantar fuerzas a Annual. Este despacho no llega a manos de aquella autoridad hasta el regreso de la conferencia que se celebra con el Comandante general en aguas de Sidi-Dris según manifiesta en su carta de 8 de junio.

 

Efectos inmediatos del fracaso de Aberrán.

Desde luego, el suceso, repercutiendo en la comarca, había decidido la expectante y cautelosa vacilación de las cábilas, determinando la adhesión de Beni-Tuzin a Beni-Urriaguel y la completa defección del Tensaman; como era de esperar, el probable arrastre de la de Beni-Ulixech, y deba estarse a la expectativa de la actitud que adoptase la de Beni-Said , causa que obligaba a no distraer por el momento fuerzas de las adscritas a sus órdenes; dando todo ello fe de los acertados vaticinios del coronel de Policía Morales, en su informe tantas veces citado de 16 de Febrero, de que un combate simplemente, reñido, que dificultase nuestra acción , pondría en riesgo la seguridad de nuestros avances.

 

Ataque consecutivo a Sidi-Dris.

Al ataque Abarrán había seguido, en la madrugada del día 2 de Junio, el dirigido contra Sidi-Dris, que, aunque de larga duración, no parece fuera de gran intensidad , o sus buenas condiciones de defensa en si lo pararan, a juzgar por el número de bajas sufridas y el que no quedara interrumpida la comunicación con el mar, fácil de cortar si el enemigo se lo hubiera propuesto , como confirmara, desgraciadamente, el segundo de que más adelante fuera objeto. Esta es, al menos , la impresión que el Alto Comisario transmite en su carta política de 5 de junio.

 

Medidas adoptadas por el Mando.

La resistencia de dicha posición, de una parte, como las medidas que fueron adoptadas para hacer frente a las consecuencias inmediatas que pudieran derivarse de les referidos sucesos, algo contribuyó a aquietar los ánimos vacilantes de las cábilas no arrastradas en el movimiento sedicioso, como en el mismo telegrama del 4 se da cuenta; contraídas las expresadas medidas, a más de la suspensión indicada de la proyectada operación sobre Beni-Melul y a la aproximación de fuerzas al sector amenazado de Annual, a la ocupación el 3 de junio de Kasba-el-Dar-Talilit, con la mira de enlazar aquella posición con la de Sidi-Dris e intermedias «A» y  “B”, entre Tzayudayt, Yebel-Uddia e Izumar, con el fin de asegurar más la difícil comunicación de Dar-Drius – Ben Tieb con Annual y la línea de posiciones de dicho tramo del frente.

 

Actitud adoptada por el enemigo en consecuencia.

Las expresadas medidas, a tenor del precitado telegrama, hubieron de desconcertar, al enemigo, que fue a concentrarse en los montes de Tensaman, y muy visiblemente en Abarrán, sin que durante el avance, estancia en Talilit y repliegue se separase de su estación; contribuyendo todo ello a desvanecer los recelos despertados, y haciendo reaccionar a la cábila de Beni-Ulixech, que recobró su tranquilidad, quedando mantenidos en adhesión los poblados de Tensaman situados en la margen derecha y curso inferior del Amekran, a partir de Annual, (claro está que estos fueron los que luego remataban a los heridos lógicamente pues eran vecinos de donde se desarrollo la batalla y por cercanía aprovecharían) sujeto por la posición ocupada; contando por lo demás con la sumisión de Beni-Said, que permitiría disponer de fuerzas de las asignadas a su demarcación. Mas reconócese en el mismo despacho que el auxilio indirecto intentado dirigir a Sidi-Dris en la ocasión de su ataque no pudo pasar del amago, advertida como fue la presencia de fuertes núcleos de las harkas en las estribaciones septentrional y occidental de Talilit.

En resumen de cuentas, el Comandante general consideraba en su conjunto, mejorada la situación, aunque juzgándola todavía delicada, a causa de la oposición de Beni-Tuzin y desafección de Tensaman, y, en consecuencia, conceptuaba necesario proceder pausadamente al desarrollo de toda acción.

 

Rémora en la parte de los sucesos.

Pero no fue tarea fácil adquirir detalles de los desgraciados sucesos de Abarrán, atento al cambio de comunicaciones mediadas.

En telegrama de 10 de junio -folio 7- da cuenta al Ministerio el Alto Comisario del recibo dicho día del que le hubiera dirigido el Comandante general el 31 de mayo, anunciando la ocupación que proyectaba de Abarrán para el siguiente día, cuya realización satisfactoria la participaba y cen0éa dicha autoridad a la hora de su despacho: 21:30.

El Alto Comisario, en el telegrama conocido de fecha 2 -folio 1.500-, expresa al Comandante general su complacencia por el hecho, y a la vez inquiere los pormenores de que se ha hecho mención relativos a las operaciones ulteriores a realizar en, Beni-Melul.

En telegrama del día 2 -folio 18-, que el Alto Comisario recibe y transmite a las 22:15, el Comandante general comunica la pérdida consecutiva de Abarrán, en término que la falta de comprobación le impide formar aún juicio.

En telegrama de la 1-3o del 3 de junio -folio n-, el Alto Comisario dice al Ministerio que el Comandante general aún no le ha comunicado detalle del suceso de Abarrán, si bien anuncia dicha ampliación en el momento de la transmisión al comunicar novedades del día, consistentes; en la agresión a la posición de Sidi-Dris.

Al fin, en telegrama de las 11:35 del -folio 12-, el Alto Comisario da cuenta del asalto en regla dirigido contra Abarrán, con el método y concierto reveladores de una acertada dirección, como del cambio de procedimiento y preparación denunciado en antecedentes declaraciones.

Entretanto, el Ministro de la Guerra carecía de noticias precisas de los sucesos ocurridos en el territorio, y que dice en telegrama del 4 -folios 13 y 14-que llegando a la Corte por diversos conductos sin confirmación o réplica alarmaban a la opinión y mantenían al Gobierno en la natural inquietud, reclamando por ello del Comandante general pormenores directos de las acciones desarrolladas y derivaciones que pudieran tener los hechos acaecidos. De ellos da noticia el Alto Comisario en telegrama de las cuatro del 4 -folio 15-, pero con referencia a las que le facilitaba el comandante del cañonero «Lava», apostado en Sidi Drís, del ataque a la posición en la madrugada del día 2, sin que aquella autoridad las hubiese podido lograr del Comandante general.

l fin, en telegrama de las 12:30 del 4, recibido a las 13:15 del día S -folio ,6--, da cuenta el Alto Comisario de las ocupaciones de puestos de que antes queda hecha referencia y comunica detalles de la defensa vigorosa de Sidi-Dris contra el prolongado ataque de que fuera objeto, anunciando su propósito de salir para aguas de dicha posición con objeto de conferenciar con el Comandante general, a fin de recibir sus impresiones directas. En conferencia telegráfica entre el Ministro y el general segundo jefe de Melilla de las 12:15 del día 5 -folio 17-, se inquieren reiteradamente noticias, que aún no son conocidas y sin que al término de ella hubiesen tampoco llegado. En telegrama de las 13-25 del día 5 -folio 18- acusa el Comandante general recibo del telegrama del Ministro, y dice que acaba de celebrar conferencia con el Alto Comisario: éste transmitiría las noticias reclamadas.

Nuevamente reclama el Ministro, en telegrama del día 6 -folio 20-, los detalles pertinentes a Abarrán, en orden a la manifestación anterior de que le sería dado por aquel regular conducto, al que da respuesta el Alto Comisario en el suyo a las 22:30 del mismo da 6, sin agregar particularidad nueva alguna a lo manifestado por el general segundo jefe en su conferencia telegráfica, a no ser las pérdidas materiales sufridas.

Por último, en telegrama del 7 -folio 23- el Alto Comisario transmite a Guerra el del Comandante general, participando que aun cuando las manifestaciones de la mayor parte de los fugitivos de Abarrán coincidían en que la pérdida de la posición debióse a la defección de la harka auxiliar, no podía emitir opinión más concreta respecto, de dicho extremo hasta terminar la información que había mandado instruir en averiguación de las causas, hechos y circunstancias que concurrieran en la caída de la posición.

 

Restablecimiento de la situación a juicio de las autoridades.

Como resultado de la antes dicha entrevista de Sidi-Dris, en telegrama de las t9:50 del día 5 -folio ig- dice el Alto Comisario al Ministro de la Guerra que el Comandante general, después de los sucesos referidos, «considera la situación restablecida en el frente de Tensaman»; pero que esta cábila está en total defección; que la situación está algo oscura en Beni-Taaban, de Beni-Tuzin, como en Tafersit, por donde amaga la harka de Azilazen, empezando a mostrar desvíos Beni-Tuzin; Tensaman, rebelde por completo; pero que Beni-Ulixech parecía seguir afecta, y permanecía adicta Beni-Said, estando las comunicaciones con el frente aseguradas y sin que el golpe de Abarrán parezca haber repercutido en el interior, salvo en Quelatcha. En conjunto, la situación, a juicio del Comandante general, es delicada y requiere adoptar precauciones y proceder con cautela». Por su parte, el Alto Comisario advierte «que no ve por el momento en la situación nada alarmante». Esta misma impresión la recoge dicha autoridad en su telegrama, del 6 a las 12-4 -folio 22-, en que participa su regreso a Tetuán, y expresa que, «como noticias Prensa y particulares, por su exageración, han podido causar inquietud, confirmando impresiones optimistas comuniqué ayer V. E., estimo Puede considerarse situación casi restablecida y que actualmente nada ofrece que Pueda considerar la menor alarma ni inquietud ; y según confidencialmente agrega en carta de 8 de junio, por la impresión recogida de conversaciones mantenidas con el Comandante general , lo ocurrido «constituye un lamentable contratiempo»; pero que el acierto de las medidas tomadas por el general Silvestre esperan que aseguran la zona sometida a la muy probable reacción del enemigo envalentonado. Cubiertos los frentes de Tensaman y de Beni-Tuzin, como habían quedado no creía hubiese de temerse nada en él, y que había sido asegurada Beni-Ulixech, que pareció vacilar en los primeros momentos; siempre contando como seguro, y las noticias del día -agrega- lo confirman, que el enemigo concentraría fuerza en la zona fronteriza de Tensaman, habiendo acudido gente de Beni-Iter, de Bocoya, de las fracciones de, Beni-Abd-Allah y Beni-Halifa, de Beni-Urriaguel, hasta entonces expectante, como de los poblados próximos a la playa de Alhucemas.

 

Planes del Comandante general ante la situación producida.

Queda consignado anteriormente el criterio manifestado por el Comandante general en su telegrama del 4 de junio al Alto Comisario -folio 561-de conceptuar necesario de cualquier modo, como impresión de la –situación provocada, proceder pausadamente al desarrollo de nuestra acción. No se sabe cómo interpretar, aun con la más favorable disposición, el sentido de esta pausa o parsimonia, por cuanto con abstracción de todo lo acaecido, de las lecciones de la realidad y de la fuerza y traza del enemigo, obligado a conocer por el servicio de información, o con confianza descomedida en los propios medios, es el caso que para encauzar dicha acción, merced a poder disponer 'de la columna de Quebdani, dirige la mira a ir ocupando sucesivamente posiciones, que en relación con el frente entonces existente, domínanse Axdir y el zoco El Jemis (Tensaman), así como otras para enlazar Sidi-Dris y que situadas en el sector de la margen izquierda, determinado por los ríos Amekran y Brahin, domínase los poblados de "Piza y Zaida, envolviendo Abarrán y al Zoco el Telatza, de Beni-Buidir; completando la acción de estas dos líneas con la ocupación de la meseta existente en la orilla izquierda del Amekran, desde la que se ejercía dominación sobre el valle del Uxcharen, Sidi-bu-Yacub y Abarrán; todo ello sin perjuicio de atender al frente de Yebel Uddia, Tafersit y Midar, para impedir la acción que los Beni-Tuzin pretendieran desarrollar por esta zona.

 

Criterio restrictivo del Alto Comisario.

Estos propósitos sobre la izquierda del Amekran iban guiados, como se infiere bien, al objetivo persistente de extenderse en dirección de Kilates, que aunque supeditados a la recepción de elementos que en el telegrama de referencia se estimaban necesarios, en medida no proporcionada al esfuerzo pretendido, apreciado en su verdadero alcance, debieron ser considerados inoportunos por el Alto Mando, una vez que, concretándolos, dice el Alto Comisario en su carta precitada de 8 de junio que dice el telegrama indicado -el de 4 de junio- habla el general Silvestre de operar sobre la orilla izquierda del Amekran y en dirección al cabo Kilates; pero, aparte condicionarlo con la recepción de elementos que enumera, en nuestras conversaciones no se refirió a ella, coincidiendo más bien en que en estos momentos de elevación moral y fuertes contingentes del enemigo cualquier movimiento sobre la izquierda del Amekran sería muy costoso, por lo que le aconsejo que, para dar alguna sensación de movimiento que distraiga las tropas de la impresión recibida, elija con preferencia el frente de Midar y territorio de M'Talza, por donde puede ir ganando a los Beni-Tuzin, entendiendo que en aquellos momentos en que el enemigo se encontraba fuerte por su número y por el ascendiente cobrado, cualquier intento en demanda de Alhucemas había de ser muy costoso, y por más que impusiera esto un obligado retraso en los planes con respecto a dicha costa, no debía considerarse de trascendencia en la obra general de pacificación, y ofrecería, en cambio, la ventaja de acometer la empresa en tiempo en que, más adelantadas las fuerzas de la zona occidental del territorio, permitiría la conjunción de esfuerzos hacer sentir más enérgicamente la presión sobre la indómita cábila de Beni-Urriaguel, alma y centro de la resistencia.

 

Ocupación de Igueriben: su objeto y condiciones.

A pesar de la circunspección impuesta por las circunstancias del territorio, dice el teniente coronel de Estado Mayor Dávila, al folio 1.290 de su declaración, que, comoquiera que Beni-Tuzin habíase unido a Beni-Urriaguel y la harka que con intenciones ambiguas tenía establecida en Iyarmagvas, que reforzaron, implicaba un peligro para nuestra línea de comunicación con Annual en su último recorrido, decidio el Comandante general ocupar la posición de Kudia Igueriben, así como situó luego -11 de Junio- en Cheif una columna de cuatro compañías de fusiles y una de ametralladoras que pudo retirar de Beni Said; agregando el coronel de Estado Mayor Sánchez Monje -folio 268-, que contribuía dicha posición de Igueriben a hacer más efectiva nuestra acción en Beni-Tuzin, contrapuesta a la actitud hostil adoptada por esta cábila desde la caída de Abarrán, contribuyendo con efecto a garantizar la expresada línea de comunicación con Izumar contra la posible incursión de la harka. Satisfacía, en su concepto, las condiciones de una buena situación militar, y conjugaba su acción con las de Izumar, Annual y Buimeyan. A vanguardia y próximo a la posición -dice el antes citado teniente coronel Dávila-, situaba el poblado de Beni-Asa, que era adicto.

Adelantada a nuestra línea en el estrecho entre Annual e Izumar, situada en uno de los contrafuertes que descienden de las cumbres de Yebel Uddia, paralelamente al expresado frente; posición en sí de buenas condiciones naturales de defensa, y en conexión con la estratégica Loma de los Árboles, o de Sidi-Brahin, descubría y batía los barrancos que cortaban el frente de Annual y atalayaba el valle del Amekran o Kedir, pero dilataba aún más la zona de ocupación y adelantaba la amenaza de nuestro frente ofensivo en la cuenca de dicho río, con comunicaciones cuya dificultad se reconocerá a su tiempo.

 

Actitud observada por la harka enemiga.

La ocupación fue realizada el y de junio en los términos de que da cuenta el telegrama del día 8, del 'folio 24, con la oposición sólo, durante los trabajos de fortificación, de un ligero tiroteo sostenido por la Policía con grupos destacados de la harka enemiga; los cuales grupos fueron dos fuertes núcleos que se limitaron a dicho acto de presencia; consignando el teniente coronel Dávila al folio t.29o vuelto en corroboración, que, aun cuando luego del pasajero desaliento de la harka ante su fracaso en Sidi-Dris y la acumulación de refuerzos en Annual, volvió a engrosar con nuevos contingentes del interior, alentados por Abd-el-Krim, no por ello adoptó en los primeros días actitud francamente agresiva; pues ni llegó todavía a rebasar el Amekran, ni mostró decisión de entablar combate el día de la referida ocupación, a pesar de los refuerzos recibidos y haberse reunido en fyamaguas crecido número de gente y en ocasión de celebrarse zoco en aquel punto por ser martes dicho día -Telatza.

 

Ordenes coercitivas del Alto Comisario.

No es fácil establecer, si coincidente con este hecho en vista del programa expuesto en el telegrama de 4 de junio, o, previsoramente, el Alto Comisario dirige al Comandante general en 8 de junio telegrama -folio 642-en que, partiendo de las noticias recibidas del campo, indicando la concentración en Tensaman de elementos rebeldes de Bocoya, Beni-Urriaguel y Beni-Itef, le advierte ida conveniencia de abstenerse de todo movimiento sobre la línea del Amekran, y muy principalmente sobre su margen izquierda»; y que si pasadas aquellas circunstancias se presentase ocasión favorable, debería someter sus proyectos a su previa aprobación, teniendo siempre en cuenta -cual recomendaba- que en el desarrollo de nuestra acción no había nada que apremiase ni obligase a forzar los avances, que sólo debían intentarse cuando su preparación política y los elementos materiales y efectivos de tropas garantizasen las mayores probabilidades de éxito, con la mínima ocasión de desgaste ; acertada y acaso tardía advertencia, cuya previsión no era ociosa; pues era claro que si el Comandante general no se consideraba en medida de operar cuando demandaba elementos, la prudencia aconsejaba una discreta abstención; y justificaba la restricción que imponía a sus iniciativas el hecho mismo de que en el telegrama citado del 4 de junio expresaba dicha autoridad, no obstante la falta de elementos cuya necesidad encarecía, que como la inactividad en aquellos momentos la consideraba perjudicial, aprovecharía, si se le autorizaba para ello, cuantas coyunturas se presentasen para ir desarrollando el plan; en tanto, cuanto permitiesen los elementos de que disponía, cuyo rendimiento intensificaría... ; siendo así que habíase reconocido habían llegado a su máximo de elasticidad.

Aún considera necesario insistir el Alto Comisario en sus precedentes advertencias, y en telegrama de 17 de junio -folio 643-, al darse por enterado de la agresión a la descubierta de Buimeyan el día anterior, y solicitar aclaración del hecho, reitera que mientras subsista la concentración circunstancial del enemigo en todo su auge, considera “será expuesto a combates violentos todo intento o servicio a vanguardia de las posiciones”.

 

Concentraciones y aprestos del enemigo.

Cual queda apuntado por las confidencias resumidas y confirman otras, todas las recogidas por las oficinas indígenas de información desde principios de junio, fecha de los antecedentes aportados al expediente -folio 552 y siguientes-, convenían con el estado de alarma e inquietud provocado en el territorio consecutivamente a la caída de Abarrán, los trabajos de instigación que se venían ejerciendo sobre las cábilas sometidas, el incremento de la harka de Tensaman, merced a los preparativos y activa propaganda de Abd-el-Krim y sus manejos para la absorción del Mando, así como las propósitos declarados de obrar activamente sobre las posiciones avanzadas y líneas nuestras; de igual modo que las concentraciones de otros núcleos rebeldes en Tafersit, Tizi Asa y Metalza, denotadotes de la extensión y generalidad de la agitación. No era ya discreto abrigar, bajo tal aspecto de la situación, la confianza que en su optimismo reflejaba el informe de 16 de Febrero -folio 233- de lucharse con un enemigo carente de organización y dirección, atendido a defender con el tesón que sus recursos le permitan la integridad de su territorio, sin tomar la ofensiva sino para agresiones aisladas y sin continuidad, cual acreditaran hasta entonces las harkas de Cheif, Tafersit, Tauarda, Afilaz y Beni-Urriaguel. Su acometividad se había manifestado a la sazón de manera resuelta y decidida como la abundante provisión de sus recursos, la mejora de su armamento y el cambio de sus procedimientos de acción, según lo había acreditado en los asaltos dirigidos a Abarrán y Sidi-Dris.

 

Juicio del Comandante general acerca de los sucesos.

Mas todas estas manifestaciones que estaban a la vista, todos no debieron abrirse paso en la reflexión del Comandante general, sino tardía y penosamente, cuando el telegrama del 9 de junio -folio 561-, dentro de considerar la situación «algo delicada» limitaba su importancia a atribuir el carácter de hechos aislados al fracaso de Abarrán, cuya causa primordial atribuye a una equivocación política, siempre reconvenible en su ánimo -carta del 15 de julio, folio 375-, a la que en intrínseca de la intervención poco afortunada de la Policía, como en su lugar quedó señalado, y no a la esencial del error de dirección que a dicha política imprimía. En este concepto sintetiza el coronel de Infantería Salcedo, al folio 662 vuelto, la causa de los sucesos, imputándolos «toda una equivocación política y militar unida a una desorganización, o por lo menos mala organización militar y política», como reconoce igualmente el teniente coronel Fernández Tamarit -folio 1.r99- fue el desastre militar acaecido en el territorio constituye el fracaso completo de los métodos y procedimientos aquí empleados », cuyas causas eficientes, a su juicio, señala, como en su lugar serán recogidas.

 

Propósitos que le animan.

Así es que en dicho ánimo, el Comandante general, prosigue en el expresado telegrama de 9 de Junio, que el mérito a que las operaciones hasta entonces efectuadas había sido complemento y resultado de la preparación política, sin que se produjera alarma en el campo indígena, suficiente a provocar la reunión de fuertes harkas, no acertaba a explicar la causa determinante de la formación de la levantada; ante la realidad, a cuya existencia se veía, no obstante, obligado a preparar todos los elementos de que disponía para aprovechar oportunidad de infligirla duro castigo o rechazarla, caso de ataque,

reiterando con este motivo la petición de elementos que enumera, no muy proporcionado a los alarmantes síntomas de la situación.

 

Impresión favorable que resume el Comandante general acerca de la situación.

En la carta que antes se cita, y al folio 577, perdura el Comandante general de la favorable apreciación de la situación, manifestando que «permite ésta afirmar, dentro de las naturales reservas y seguridades qué cabe aventurar, tratándose de carácter tan versátil, impresionable e independiente, cual es el de los indígenas de esta zona, ha desaparecido la efervescencia producida en la zona sometida, y de expectación en algunas cábilas sometidas, y la delicada situación a que diera lugar la pérdida de Abarrán y la defección de Tensaman, considerando además, como suficientemente asegurada y fuerte nuestra línea de contacto con la zona insometida para detener cualquier ataque o conato de penetración en toda la harka enemiga...»

 

 

 

Reiteración de sus propósitos con miras a Kilates .

Y en esta predisposición de espíritu, conforme a las indicaciones verbales, como a las órdenes expresas recibidas del Alto Comisario, le significaba, al propio tiempo, que se abstenía de proponerle operación alguna con miras a dar un golpe a la harka situada en Tensaman, ni a extenderse por aquella parte; si bien, y a pesar de todo, le sometía la conveniencia de preparar

la acción sobre dicha levantada cábila para dirigirla en tiempo oportuno sobre la zona costanera de Kilates asegurando de antemano el flanco izquierdo del sector de Beni-Ulixech, y afirmando la dominación del valle de Uad el Kebir-Amekran, con sus poblados, mediante pequeñas operaciones sucesivas que permitieran ir ocupando los cinco contrafuertes principales, que partiendo de la divisoria de Yebel Uddia descienden hacia Igueriben paralelamente al que era nuestro fuerte, y por los que discurren los caminos del zoco el Jemis, Amesauro, Axdir e Iyarmaguas, que por la parte de Uddia abren comunicación a las cábilas de Tafersit y Beni Tuzin, a través de Tizi (paso) Maaret, Tizi Alma y Tizi Asa, las cuales comunicaciones utilizaba el enemigo para trasladarse de un lado a otro de nuestro frente.

 

Resultados que se prometía de sus operaciones en bosquejo.

Bien pensado estaba el plan de estas operaciones, como acertado era en su finalidad, pero fuera por completo de oportunidad y noción de realidad y por la ocasión en que se proponía revelaba una confianza desmentida en el propio obrar o el desconocimiento efectivo de la situación. Presumía aún el Mando que de este modo fuera fácil conseguir poco a poco el desalojamiento de la harka al otro lado del río; harka que calculaba fuerte, de unos 1.500 fusiles, la consideraba a la sazón repartida en grupo entre Tizi Asa, Asgut, Amesauro, Axdir, Beni-bu-Yacub, Tizza, etcétera, con guardias avanzadas a su frente; apreciaciones muy lejos de la efectividad de los contingentes, como luego los hechos demostraron. Prosiguiendo en sus ilusorios proyectos, agregaba en la misma carta -folio 578- que dominado el valle del Kebir y sus poblados y asegurada fuertemente esta línea, si la situación política con los Beni-Urriagueles no hubiese variado con respecto a la entonces existente, se podía en tal caso estudiar una operación militar a fondo para recuperar el fatídico Abarrán y tomar el Zoco el Telatza de Beni-Buidir, y el Tizi Takariest para caer sobre la fracción de Trugut, combinada esta última parte con la escuadra para distraer al enemigo por el lado de la costa...

Aun llegaba el optimismo a suponer -folio 579- que la falta de ocasiones en que poder realizar tal harka mí golpe de mano, el agotamiento de recursos para sustituir sobre el país, en que estaba asentada y singularmente, las exacciones y vejaciones que venía cometiendo en Tensaman, provocase cansancio y excisiones entre unos y otros que diesen por resultado fueran esfumándose los contingentes, pero que de todos modos, no favorecía mucho a nuestra actuación permanecer inactivo de manera constante, pues a la pérdida de prestigio en que supondría antes los sometidos, vendría a unirse la zozobra que sentirían las cábilas colindantes con la harka, ante el temor de no verse suficientemente garantizas; creyendo por ello de necesidad ir preparando la actuación para iniciarla en momento preciso, en los términos que antes quedan relatados. Los hechos habían en breve de sacarle de su ofuscación. Antes de cerrar la carta puede recoger en su post data la percusión de los redoblados ataques a la harka -folio 579- reconociendo que la situación «vuelve» a ser delicada e indicando la necesidad de prevenir ciertas medidas y elementos ya formulada su petición en telegrama del z3 -folio 25.

 

Renovación de las hostilidades por la harka.

La ocupación de Igueriben, dependiente o enlazada con las anteriores consideraciones, había producido sus naturales efectos a tenor de lo que expresa el Alto Comisario en telegrama de 16 de junio -folio 26- en que participa que creyendo la harka enemiga que nuestras tropas hubieran de proseguir el avance en dirección al zoco el Jemis de Tensaman, había mostrado gran actividad avanzando nutridos núcleos de ella por la margen derecha del Amekran, en el intervalo comprendido entre las posiciones de Igueriben y Dar Buimeyan, hostilizándolas fuertemente el 14 de julio, siendo batido por el fuego combinado de dichas posiciones. Agrega que la harka incendio el poblado de Amesauro, distante algo más de cuatro kilómetros de Igueriben, retirándose hacia Sidi-bu-Yacub, e insinuando la presunción infundada de que empezó a marchar su gente, que consta de crecido contingente a, cuyo frente estaba Abd-el-Krim.

 

Preparativos y allegamientos de contingentes a la harka.

Atento a lo que declara el teniente médico Vázquez Bernabéu, de la 12.- mía de Policía -Bu Hafora-, y eventualmente destacado en Buimeyan –folio r.o67- desde el mes de junio, hacia su cometido, ya se notaba anormalidad en el campo enemigo, al que llegaban numerosos contingentes, viéndose un día una fuerza a pie en dirección a Mesauro que desfilaba de a uno, ocupando próximamente una extensión de cuatro kilómetros.

Un día impreciso, anterior al 16 de junio, al salir el declarante con el servicio de descubierta y protección de aguada, que se establecía en la loma de Sidi Brahin, vulgarmente llamada de los Árboles, tuvo ocasión de ver en unos poblados al pie de la misma, las fuerzas que supone fueran las llegadas el día anterior y a que se ha referido, las cuales estaban ordenadamente formadas en tres agrupaciones como columna de compañía, que hacían salvas y que, según se supo después por confidencias, se habían reunido para prestar juramento.

 

Combate del 14 de Junio.

Manifiesta que, recibiéndose aviso el 5 de Junio de que una fuerte concentración enemiga, realizada en el morabo Sidi Brahín, intentaba oponerse a que se establecieran los servicios en aquella loma ya en resuelta actitud de hostilidad. Daba cuenta de esta novedad al general segundo jefe, que se encontraba en Annual, consultando, en su vista, si se suprimía el servicio; como hubiera de manifestar que no, a la madrugada siguiente, para tratar preparatoriamente de dejar el bosque, se abrió fuego de cañón, el cual fue mandado suspender de orden de dicho general, según el testigo tiene, entendido, obedeciendo al criterio de que para los servicios de descubierta no se debían emplear tales medios. Salieron, en consecuencia, a establecer el servicio todas las fuerzas indígenas de la posición. Pudieron llegar sin ser hostilizadas, dando un rodeo para tranquear la loma, hasta su cumbre, donde, adelantándose hasta unos doscientos o trescientos metros de los Árboles, fueron recibidos con nutrido fuego del enemigo; reseña el testigo las fases subsiguientes del combate, por resultas del cual, la Policía, que por tres veces intentara retroceder abandonando el puesto, siendo contenida por los oficiales, que hubieron de apelar para ello al último rigor, al cuarto intento de dispersar, sin poder ser reducida, consiguiéndose al cabo recogerla en una loma a retaguardia y replegarla luego a otra más próxima a la posición de Buimeyan. Apoyadas en esta situación las fuerzas por otras de Regulares, con una batería de montaña salida en auxilio de Annual, pudiendo sostenerse hasta las dieciocho y efectuar la retirada de Buimeyan. En esta última situación, dice, ya el enemigo cubría con sus fuerzas todo el frente, desde Igueriben a Buimeyan, por delante de Annual; desde este día, el servicio normal, agrega, dejó de establecerse en la loma de los Árboles, montándose, restringidamente, en otra próxima, a unos 500 metros de la posición, en el camino de Annual, y quedando aquélla en manos del enemigo, se dedicó  a fortificarla, estorbando nuestra iniciativa.

 

Comentarios de este combate.

Con relación a este combate, dice el teniente coronel Fernández Tamarit (-folio 1.201-, el cual se encontraba en Annual con la columna de Telatza, de su mando, desde el 3 de junio), que la Policía, falta de apoyo oportuno, retrocedio en desorden; los Regulares no llegaron a la línea de fuego de la Policía, y el combate fue de nuestra parte una amenaza de ataque, que no se realizó, seguido de una retirada ordenada, y por parte del enemigo, un ataque enérgico, a pesar del intenso fuego de las cuatro baterías de montaña y la ligera de Annual, más las de las posiciones de Igueriben, Izumar y Buimeyan; y que aquella noche el enemigo continuó tiroteando con violencia el campamento de Annual, como da cuenta por lo demás el telegrama de fecha 1g (folio 29).

Se da la noticia del anterior combate al Alto Comisario en telegrama del mismo día 16 (-folio 563), explicando la retirada sin que el enemigo pudiera «predominar», y se transmite por aquél al Ministerio en el del día 17 (folio 27).  

 

Consecuencias del combate.

En dicho telegrama del 16 se hace notar que la harka cuenta con fuertes contingentes de las cábilas del Rif, par lo que el Comandante general vuelve a considerar la situación delicada, y demanda algunos nuevos elementos auxiliares.

Como entre dichos contingentes figuran Si¿¡-Hamido con su gente, considera necesario actuar políticamente para, bien de un modo directo, ya procurando escisión en su cábila, lograr su retirada, propioniendo paga este efecto al Alto Comisario el ofrecimiento que le hace el oficioso Angelo Girelli, a que alude el capitán Fortea en su declaración al folio 461 y algún otro testigo, de trasladarse al Peñón para realizar trabajos en dicho sentido, de acuerdo con el comandante de esta plaza, gestión que desautoriza el Alto Comisario en telegrama del 17 de junio-folio 643.

 

 

Agresiones posteriores.

Según el diario de operaciones de la Comandancia general, el i6-folio óoo-, grupos enemigos empezaron a quemar los poblados inmediatos a Talilit, rompiendo esta posición contra ellos fuego de artillería y ametralladoras. Conforme al dicho diario, parte del 19 -folio 601-, durante la noche anterior, fueron hostilizadas frecuentemente Buimeyan, Igueriben y Annual; el 21 -folio 6o5- hostilizaba ligeramente la descubierta de Buymeyan; el 25-folio 609 -se combate con fuego de cañón de Annual las defensas por el enemigo construidas en la loma de los Árboles, y el 27 -folio 611- insístese sobre dichas obras y aun se ofrece necesidad de efectuar cañonea combinado sobre Amesauro por las posiciones dé Igueriben, Annual y Buymeyan (o sea que desde estas posiciones se podía batir el Amesauro con la artillería). Después de estos repetidos actos de agresión al enemigo, parece cesar en su hostilidad que, tras una intermisión sospechosa, que hubiera debido imponer al Mando el mayor recelo y cuidado, se verá renovar a poco con mayor brío y decisión.

 

Resumen de la situación a raíz de estos sucesos.

La restricción impuesta a la descubierta de Buimeyan por consecuencia de los repetidos y último rudo ataque de que había sido objeto, y en evitación de estériles choques; el haber dejado al enemigo en posesión de la loma de los Árboles, donde se hiciera fuerte, flanqueando de ese modo nuestro frente y comprometiendo la aguada de aquella posición; el crecimiento inesperado de la pujanza del enemigo y acometividad desplegada; la situación difícil creada con tal hostilidad en los puestos avanzados, ligados por precarias vías de comunicación, de difícil tránsito, así material como militarmente consideradas, cual se supone de manifiesto en repetidas declaraciones y en que se destrozaba el material de transporte carta de is de Julio -folio 595- dificultando el abastecimiento y evacuación del frente ofensivo alejado de la plaza, en Annual, 92 kilómetros en parte de mal camino, con falta de medios de transporte para realizar aquellos servicios capitales; la distensión de las ocupaciones territoriales desproporcionadas a los medios para su aseguramiento, y las consecuencias arrastradas del suceso de Abarrán, son hechos todos que por medio elocuente acreditan que la situación de las cosas había cambiado, limitando la iniciativa de nuestra acción, que había de quedar condicionada a las exigencias y requerimientos de las circunstancias.

 

 

 

Juicio de las operaciones acometidas.

Iniciáronse ciertamente, de manera aventurada e inconveniente, los intentos de adelantar intempestivamente nuestra acción sobre la izquierda del Amekran, y no fueron previstas las funestas consecuencias de su futuro fracaso.

Claras aparecen las causas generadoras de los sucesos del territorio, así como se pone de manifiesto lo arriesgado y peligroso de los derroteros emprendidos a destiempo y que no fueron parte a rectificar las prudentes restricciones, del Alto Mando ni las enseñanzas de los hechos como la conciencia de los propios medios; pues, aun dentro del cumplimiento de la orden telegráfica del 8 de Junio, se advierte la renuncia con que se acoge y la pertinacia del propósito al insistir en la carta del 15 de Julio -folio 579-, cual antes queda dicho, que, conforme con las indicaciones recibidas, se abstenía de proponer operación alguna «con miras a dar un golpe' a la harka, situada en Tensaman, ni a ir expansionándonos por aquella parte, denotando con ello la persistencia de la intención.

 

Apreciación de las peticiones de elementos formuladas por el Comandante

general .

Es exacto que el Comandante general se lamentaba de que no le fuesen prestados los elementos y recursos que consideraba necesarios, siempre con la mira puesta en la realización de sus proyectos, cual acreditan su telegrama del 4 de junio y carta del 15 de julio, peticiones que en cierta medida apoyaba el Alto Comisario cerca del Ministerio; porque dentro del criterio de restricción que había impuesto a las operaciones últimamente, hubo de expresar  confidencialmente a dicho Centro, en carta de 8 de junio, que, en cuanto a la creación solicitada del nuevo Grupo de Regulares de Alhucemas, debía esperarse a la acción por entonces emprendida contra los Beni-Arós, en Yebala, que quizá le permitiera desprenderse de parte de sus fuerzas indígenas; que en

todo caso, de llevarse a cabo la organización, debería compensarse con la desmovilización de algunas mías de frontera, y que por el momento, y con más razón no abordándose por entonces el problema de Alhucemas, estimaba que Melilla tenía fuerzas suficientes, tanto europeas como indígenas. Asunto que en resumidas cuentas el Ministro deja a la resolución del Alto Comisario en su telegrama de 14 de junio, como a su tacto y buen juicio el compás que debiera llevarse en las operaciones de cada Comandancia general, sin dejarse alucinar por seductores objetivos fijados en Alhucemas u otros puntos, anteponiendo la seguridad de los avances en evitación de contratiempos.

Y a mayor abundamiento: si reconocía el Comandante general en la canta de 15 de julio, en apoyo de sus demandas, que sus fuerzas habían llegado al límite prudencial de elasticidad, era manifiesta contradicción o insigne temeridad insistir en el telegrama repetidamente citado de 4 de junio, en que para salir de la inactividad forzosa a que se veía reducido y que consideraba perjudicial, aprovecharía cuantas ocasiones se le presentaran para desarrollar sus planes en cuanto diesen de sí los elementos disponibles, cuyo rendimiento desarrollarían -folio 56i-  pues se deja bien entender que sería a costa de su intensidad y eficacia desguarnecido el territorio de retaguardia y extremando el razonable esfuerzo de dichos elementos en relación con -una extensión de territorio de más de 4.000 kilómetros cuadrados y una línea de operaciones desprovista de apoyo de 92 kilómetros, como se deja dicho, hasta Annual, y un

frente ofensivo de 8o kilómetros desde Sidi-Dris a Tasarut Usai, a través de los variados accidentes del territorio.

Con razón, pues, el teniente coronel de Estado Mayor Dávila reconocía y había significado al Mando, según su declaración -folio i.265- no ser suficientes las fuerzas y elementos de que disponía en el territorio para proseguir la acción militar, fijando el límite razonable de la expansión territorial con las ocupaciones realizadas en Beni-Ulixech y Beni-Said, cuya posesión, como la de toda la zona sometida, era obligado afirmar y consolidar.

 

Incertidumbre que provocara la ocupación de Annual.

La ocupación de Annual había abierto una nueva fase fuera de la ordinaria previsión, considerada como base para tomar Alhucemas, alargando peligrosamente la línea de operaciones por territorio impracticable, falto de caminos que hubiera hecho preciso el apoyo, de bases secundarias en la costa y arbitrar los medios adecuados para la magnitud de la empresa, aun cuando otra cosa el Mando creyera. Falto de tales medios, que toda previsión imponía, la situación creada, aventurándose en tales incertidumbres, era francamente temeraria, y todo aconsejaba no pensar en otra cosa que en asegurar la posesión de lo ocupado; aún más: perdida ya de nuestra parte la iniciativa y, libertad de acción, fuera preciso aprestarse a la defensa adoptando algún partido como mal menor, aprovechando la, tregua que la harka puso a su actividad desde los últimos días de junio hasta la segunda quincena & Julio, (tal vez por la recogida del trigo) con conciencia de la realidad de la situación; suspensión de armas que el enemigo aprovechara para allegar mayor suma de elementos y dar intensidad redoblada a su acción, iniciando la segunda y resolutiva fase de los acontecimientos.

 

Indicada retracción del frente.

Apunta oportunamente a este respecto la Memoria unida del regimiento de Ceriñola que, después de los sucesos que en este capítulo, se analizan, parecía natural pensar que la línea de Annual a Sidi Dris estaba comprometida; tanto más cuanto que la retirada de Annual a Beni-Tieb podía ser cortada con facilidad, bien por el enemigo declarado como por los Beni-Ulixis, enemigo encubierto, en cuyas manos estaba. Una retirada, coronando las alturas que dominan el valle con posiciones adecuadas, con otras en lugares indicados para asegurar la vía de abastecimiento, hubiese probablemente salvado la situación. «Quizá el Mando, no creyendo en aquellos momentos ceder terreno por el efecto moral que esto hubiera producido, confesando nuestra debilidad; suposición falsa, puesto que nuestra debilidad había quedado al descubierto no habiendo tomado la ofensiva al día siguiente del desastre de Abarrán y después para socorrer a Sidi Dris.»

 

HISTORIA SECRETA DE ANNUAL

HISTORIA  SECRETA  DE  ANNUAL

JUAN PANDO

 

 

 

MARRUECOS

           

            Los fenicios llamaban a la costa de África "Mahur" y después den la caída de Cartago y las victorias de los romanos sobre cartagineses, el norte de África pasarían a ser provincias del imperio romano. Los romanos llamaron Mauretania a el norte de África donde hoy encontramos Marruecos y parte de Argelia, así también los romanos llamaban Maurus a los habitantes de Mauretania, de la palabra latina Maurus los españoles hicieron moros, los franceses, maures y los ingleses moorish.

                Marruecos, proviene del nombre de la ciudad de Marraquech, que a su vez viene del árabe Marrakus, que quiere decir "pasar deprisa, pero con sigilo".

 

 

SOBRE FRANCIA EN MARRUECOS

 

            El 4 de noviembre de 1911, Alemania pacta con Francia. Alemania se queda con el Congo y Francia recibirá vía libre para apoderarse de Marruecos, con España como aliada complaciente.

                El 30 de noviembre de 1912  el ministro español Romanones firmó el tratado con Francia por el que Francia dejaba a España, El Rif, la posición de ifni y el Sahara occidental.

                Cuando los franceses desembarcaron en Marruecos en 1911 estaba el sultán Muley Hafid que tuvo que aceptar los acuerdos franco-alemanes, el 30 de marzo de 1912 se inicia el dominio francés en Marruecos.

                La población de Fes se sublevó el 17 y 18 de abril y los franceses fueron muertos. El general francés Moiner volvió con un ejercito de 40.000 hombres y puso orden en la ciudad el 21 de mayo de 1912, los rebeldes fueron fusilados. Francia depuso al sultán Muley Hafid y nombró sultán a Muley Yussuf.

                La Francia de Delcasse, ofreció a la España de Silvela la posibilidad de participar en el reparto de Marruecos. Pero al saber que Gran Bretaña no había sido consultada, Silvela tuvo miedo. Maura despejó parte de los recelos con el tratado secreto de 1904, por el que España se quedaba con el Rif: Un mundo de barrancos y páramos, de supuestas riquezas mineras y de guerreros de indiscutible valía.

                 En Julio de 1907, España lograba un permiso  de explotación para Uixan, próximo a Beni bu Ifrur, unida a la construcción de un ferrocarril hasta Melilla.

                El permiso fue dado por el Yilali Ben Dris Abd es Salam el Yusuf que había vencido al sultán de Fez Muley Abdelaziz y reinaba como señor del Rif en Zeluan, pero sin mando en Axdir.

                En Marzo de 1908, el comandante general de Melilla José Marina Vega desembarcó al mando de sus tropas en Restinga, para defender la explotación de la minas de hierro de Beni bu Ifrur, y de plomo de Afra, nacía la compañía española de minas del Rif.

 

 

STOCKS DE GUERRA ALIADOS

 

            La comisión de compras de armamento, estaba sumida en la valoración de grandes partidas de material moderno procedentes de los stocks de guerra aliados. Se trataba de un listado impresionante: cientos de morteros, centenares de ametralladoras y de fusiles ametralladores, tanques, baterías antiaéreas, obuses y cañones de 240 mm y 350 mm, municiones etc.

            Las ofertas arrancaban en 8 millones de pesetas, la obra de ferrocarril hacia xauen costará 12 millones de pts y a la compra de armamento no se destinará nada.

 

                Con 12 millones de pts se podían comprar en 1921, 500 morteros de 81 mm (a 1.500 pts/u); 500 ametralladoras (a 6.000 pts/u) y hasta 120 tanques franceses (a 65.000 pts/u) del modelo Renault FT-17. Lo suficiente para hacer de los ejércitos de Berenguer y Silvestre fuerzas invencibles. También se podían invertir esos millones en llevar el tren a Drius, y así salvar un ejército, nada se hizo.

 

                El tren de melilla llegaba sólo a Tistutin, los carriles aún avanzaban hasta Batel, allí morían desde 1917.

                Silvestre amargado, se lo recordaba a Berenguer “hace 5 años que los carriles no pasan de el Batel”, hacia Annual. 20 kms separan el nudo Batel-Tistutin  de Dar Drius. Aún quedaban 17 kms hasta Ben Tieb, cerca de Izumar. Los primeros 20 kms sin ferrocarril iban a significar la diferencia entre la vida y la muerte para todo un ejército.

 

 

EL EJÉRCITO QUE HEREDÓ ALFONSO XIII

 

El ejército que heredó Alfonso XIII en 1902, figuraban 529 generales, 23.767 oficiales y 110.926 de tropa.

O sea 1 oficial cada 4 soldados en España.

1 oficial para cada 23 soldados en Francia.

1 oficial para cada 20 soldados en Italia.

1 oficial para cada 20 soldados en Alemania.

En cuanto al presupuesto del ministerio de la guerra era en:

1909 de 218 millones de pesetas.

1915 de 364 millones de pesetas.

1920-1921 627 millones de pesetas.

De estos 627 millones sólo 147 eran para Marruecos y eso que la guerra estaba en el Rif. Sólo los gastos del ministerio de la marina en 1921 eran de 2.282 millones de pesetas, el desequilibrio, se paliaría en el presupuesto de 1921-1922, pues el ministerio de la guerra recibiría 1030 millones, 502 para Marruecos, pero ya era tarde, no obstante enfrente tenía España un adversario, con muchos menos recursos que no necesitaba de presupuestos, pero le sobraba valor, lo que faltaba entre la oficialidad hispana.

                El déficit español había pasado de 35 millones en 1909 a 1410 millones en 1921, Marruecos tenía la culpa, ¿o quizás la tenía la política imperialista de Alfonso XIII?

 

 

 

ASÍ  AVANZABA  ESPAÑA  EN  MARRUECOS

 

Primero el jefe español hacía llegar un aviso a jefe indígena de la zona a ocupar, explicando que “si estaba dispuesto a ayudar a España, recibiría una subvención, de 500 pts mensuales (el sueldo de un capitán). Con este dinero, el Kaid tenía que levantar “un grupo de adeptos” a los que pagaría 2 pts al día o sea 60 pts al mes. Se formaba así una harka.

Después cuando ya estaba formada la harka el oficial español le mandaba otro mensaje al kaid diciendo que iban a poner un cuartel en su cábila y que tenía que hacer un servicio a España. El servicio era, que el kaid tenía que ponerse con su harka, en una posición dominante, y hacer como que era enemigo de España, y cuando llegaran los españoles, después de una pequeña resistencia sin muertos, los rifeños debían huir y dejar que los españoles tomaran la posición. Así todos quedaban contentos: los españoles lograban grandes éxitos militares y los indígenas tenían su buen dinero.

                El general Azpeitia diría “El moro sabía que nos enorgullecíamos de triunfos comprados y que dimos por batallas ganadas lo que era producto del soborno”.

 

 

LA COFRADÍA DE LA AVARICIA

 

            Un periodista granadino Rafael López Rienda desvelaría que en el parque de Larache, que movía 15 millones de pesetas anuales, las sustracciones mensuales suponían una media de 300.000 pts mensuales, suma enorme, teniendo en cuenta que el sueldo de un capitán era de 600 pts/mes. Los robos se mantenían desde que en 1918 un capitán de intendencia Manuel Jordán Pérez, empezó a ejercer de pagador en el parque. Las estafas se sucedían, las posiciones que debían recibir 36 pts diarias en abastecimientos, sólo recibían 19,85, el resto se robaba. La tropa por su parte vendía las armas y cartuchos a los calibeños.

 

 

 

LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO

 

El 7 de abril de 1921, Civera el jefe de la cábila de los bocoya es advertido de que “iban a quemarse las casas de todos los amigos de España”. Mohammed Abd el Krim, proclamado jefe de la harka, acosa a los bocoya.

                El 13 de abril, en una decisión descabellada, acuerdan bombardear el campo moro, en una fútil pretensión de intimidar a los rebeldes y afianzar a los aliados de España.

                El miércoles, día del zoco en Axdir, las baterías del peñón abren fuego sobre el mercado, hay muertos y heridos, el resultado es la movilización, ya no hay beniurriagueles ni bocoyas; todos rifeños y enemigos de España.

        

 

EL HAMBRE QUE MATA EL RIF

 

Silvestre relata “cuanto pueda decir es poco ante la realidad, y renuncio a pintarle el cuadro de hambre y de horror que se muestra a los ojos de todos, no sólo en el campo sino también en Melilla”.

                El hambre azota el Rif en el terrible invierno de 1921, los duros meses de enero y febrero se llevaran miles de vidas, mientras España mira con pasividad.

                El general Silvestre ordena la distribución de cebada para paliar en algo el hambre, pero la ayuda es ridícula.

                Se reparten 450 kilogramos de cebada por día, lo que hace una media de 5,5 gramos por persona, haciendo el cálculo sobre una población de 81.000 personas.

 

 

POBLACIÓN DE LAS CÁBILAS QUE RECIBIERON  “AYUDA” EN CEBADA

 

Cábila de Mazuza; 12.000 personas (Nador).

Cábila de Beni Sicar; 8.000 personas.

Cábila de Beni Bu Ifrur; 10.000 personas.

Cábila de Beni Sidel; 10.000 personas.

Cábila de Quebdana; 14.000 personas.

Cábila de Beni Bu Yabi; 15.000 personas (Arruit).

Cábila de Metalza; 7.000 personas (Dar Drius).

 

                Quizá si al menos se hubieran empleado; en las minas de Arruit, a los indígenas, la situación de miseria sería menor, pero los obreros españoles (colonos)  eran preferidos a los indígenas, se les pagaba 3 o 4 pesetas diarias, lo que era un sueldo digno. Esta situación se repetía en todos los órdenes, y únicamente eran contratados indígenas cuando no había más remedio.

 

EL MONTE ABARRÁN

El 31 de mayo el comandante Alzugaray se dirige a la tienda del  jefe de campaña, preguntándole “qué posición había de ocuparse al día siguiente”. Dávila le responde que el punto elegido es Abarran. Sorprendido Alzugaray hace ver a su superior que “dicha posición no cumplía ningún objetivo militar, y no podía abastecerse después ni socorrerse, caso de ser atacada”.

                Pese a que los jefes temsamaníes avisan a los españoles de su oposición a que se plante la bandera española en el monte Abarran, y uno de estos Mohammed Ukarkach, previene de que pueden ser 3.000 hombres los ocultos en el monte, aún así, se entregan 10.000 cartuchos Remington para la harka supuestamente amiga de los Tensaman. El comandante Villar desoyendo todas estas informaciones da la orden de salida a sus tropas el 1 de Junio de 1921. “Salen 1.461 hombres y 485 cabezas de ganado y se lleva todos los mulos que hay en Annual”. 15 kilómetros separan Annual de Abarran, 7 kilómetros en línea recta. Tras 4 horas y media de marcha, se alcanza la cima de un gran monte a 700 metros de altitud, es el Abarrán o Dar Uberrán.

                El comandante Villar, llevó los cañones a Abarrán y los dejó en posición, pero regresa a Annual y se lleva consigo las dos compañías de ametralladoras y Abarrán se queda sin armas automáticas.

                Los tensamaníes y los Beniurriagueles comienzan a rodear el monte Abarrán. En la posición quedan 28 artilleros y 250 hombres, de estos 250, 200 son indígenas. El resto parte con Villar para Annual, a medio camino escuchan como las harkas atacan a los de Abarran, las posición resistirá 4 horas, hasta que la policía indígena vuelve sus armas contra los oficiales y la degollina se generaliza. Los de Villar ven de lejos una columna de humo que asciende al cielo desde el monte Abarrán.

                48 horas después de Abarrán, Silvestre monta una posición en Talilit, entre Sidi Dris y Afrau, asegura Buymeyan, cerro que hace de avanzada a Annual, y repite similar acción en tres puntos que son claves de su retaguardia; intermedia A ( por delante de Ben Tieb) e intermedia B y C. Ahorquilladas entre el paso de Izumar.

 

 

 

IGUERIBEN

 

Tras la caída de Abarrán la siguiente posición sería Igueriben, aseguraban el punto 244 hombres, el asedio comenzó el 17 de julio y lograrían aguantar tres días, hasta el 21 de Julio, tres días en los que el comandante Benítez resiste heroicamente y milagrosamente cuando ya todo estaba perdido, sin agua ni municiones, en una desesperada huida logran cruzar el cerco hasta Annual, no sin numerosas bajas. Llegaron a Annual 36 hombres, 12 o 16 según otras fuentes.

 

 

 

ANNUAL

 

En el año de Annual, los mandos se relevaban a la cabeza de las operaciones y mientras, los soldados padecían la guerra por años, sus mandos superiores hacían una guerra de 15 días, a esto le llamaban “el mes que tocaba”. Tenientes y capitanes pasaban meses y meses en el campo, olvidados de la comandancia, testigos del sacrificio al que eran sometidos los hombres a su cargo y jugándose al vida con ellos.

                El 15 de enero de 1921 se levantaban en Annual dos hileras de piquetes, los campamentos no enlazados por lunetas fortificadas, la aguada lejos a 400 metros de la ridícula línea de alambradas. Detrás quedaban 135 posiciones y delante 67 kilómetros de frente. Sumaban sus fuerzas un total de 15.000 hombres, incluyendo la guarnición de Melilla.

                Desde Annual, Melilla quedaba a media mañana de viaje para automóvil de mando de Silvestre, pero a tres jornadas de marcha para la tropa. Ahí se estaba abriendo la fosa del ejército.

 

NÚMEROS

 

            En 1921 el general Silvestre apenas reúne 12.000 hombres en las posiciones del Rif.

                Entre Annual y Drius sumará, en las horas previas a morir, poco más de 6.000 hombres. Los que quedan, 7.000 como mucho, están desperdigados por los cerros. El resto, hasta 25.790, en el papel –estadillos falseados- o en Melilla.

 

Enfrente los Beniurriagueles suman 6.000 fusiles

Los Tensamanies son 2.800

Los Benituzinies son 2.500

Los Taffersies son 600

 

Uno contra dos en Annual-Drius.

 

 

 

LA CAÍDA DE ANNUAL

 

 

            Después de Igueriben se inicia el hostigamiento a Annual, que ya estaba sitiado por Beniurriagueles y Tensamanies desde el comienzo del ataque a Igueriben.

            Silvestre reúne a su consejo para tomar la última decisión, no pueden resistir en Annual para terminar como los de Igueriben, sin agua y sin apoyos, la única opción posible parece ser la retirada hasta Ben Tieb.

                El 22 de Julio de 1921, pasadas las diez de la mañana, las harkas comienzan a bajar de las montañas. Comienza la evacuación de Annual, la salida se debía de haber echo durante la noche, pero las continuas indecisiones no lo permiten. De Annual no sale una columna militar, sale una muchedumbre que se desarma ella misma, pues la artillería va a perderse en su mayoría –de 20 cañones se salvarán 6-  a cientos, los soldados arrojan sus fusiles, agobiados por salvar su vida en una carrera cada vez más veloz y más suicida. Los oficiales que salieron en los primeros coches rápidos, hicieron explotar la moral de la tropa. Silvestre había prohibido sacar los equipajes, pero en esos vehículos irán, bien visibles, los bultos que descubren la huída: los oficiales se van con sus maletas.

                La obsesión colectiva es superar el paso de Izumar, la degollina se desencadena en el momento de penetrar los primeros bloques de soldados españoles en la cortadura.

 

 

 

 

EL PASO DEL IZZUMAR

 

Policía indígena y los regulares que debían cubrir los flancos y ascendían a media ladera, se separan en exceso. Y de improviso, los policías indígenas vuelven sus armas contra el apelotonado gentío, encajonado en las revueltas de la pista. Sobreviene la traición, o la revancha, hacía cinco meses que no les pagaban, en todo caso el homicidio fue masivo. Parte de los regulares se desbanda, aunque bastantes quedan en sus puestos, luchando bajo el mando de el comandante Llamas.

                El Izumar es una ejecución, un fusilamiento en masa y por la espalda. Oleadas de mujeres rifeñas, de los alrededores, sublevadas por viejos agravios y afanosas por rápidos desquites, acuden al bestial tumulto. Con cuchillos, con palos y hasta con sus  manos, remataran a los heridos, lapidándolos. Desde las cortaduras se descuelgan nuevos contingentes de verdugos, en su mayoría jóvenes y ancianos. Van armados de gumías, piedras y una ira arrasadora. Buscan a los heridos, les acorralan y rematan. A no pocos les cortaran sus genitales y se los meterán en la boca.

                Pérez Valdivia y Martínez Vivas encargados de las baterías de las posiciones de Izumar que deberían cubrir la retirada de Annual, abandonan sus posiciones sin disparar un solo cañonazo, sin embargo se sumaran a la huída al ver el avance de las harkas, llegando a Ben Tieb de los primeros.

            Detrás del Izzumar se encuentra el teniente coronel Fernando Primo de Rivera y Orbaneja que manda sobre 461 hombres, ve llegar los vehículos rápidos, de uno de ellos baja un capitán, trae consigo una mala noticia “El general se ha pegado un tiro” se refiere a Silvestre que ha preferido morir en Annual.

                Según el expediente Picasso “El servicio de caminos parece también que no se intervino debidamente por este cuerpo en la zona avanzada, pues sin que conste que se hiciese representación alguna al mando, se trazaban pistas y se utilizaban sendas, cuyas deficiencias de trazado y condiciones destacan en el camino de Izzumar a Annual, que, según dice el comandante de artillería Martínez Vivas, aún después de hacer la pista estaba siempre batido por las alturas en cuyas bases se apoyaba, pasando durante dos o tres kilómetros por el fondo del barranco; condiciones que sin duda influyeron en el desastre de la retirada de Annual.

                El 26 de enero de 1921 silvestre escribe a Berenguer en carta “personal y reservada”  “Annual, ya en los límites de Temsaman, está hoy virtualmente incomunicado, porque no existe para ir a el más que un pésimo camino de herraduras que obliga a emplear 4 horas para recorrer 18 kilómetros, a razón de 4,5 km/h”.

                El 6 de Febrero de 1921, en otra carta silvestre, explica a Berenguer cómo ha sido el asunto de meter la artillería en Annual: “Para que te formes cabal idea del terreno y sus caminos, te hago presente que el traslado de unas piezas (dos baterías) de artillería desde Ben Tieb a Annual ha costado cinco días, después de ímprobos esfuerzos”. A 3,5 Km. por día, o sea, 146 metros por hora.

 

 

 

LA CARGA DE LOS HOMBRES DEL Tt.Cor PRIMO DE RIVERA

 

            Primo de Rivera reúne a sus hombres y les dice “ha llegado la hora de sacrificarse por la patria”.

                Las secciones del Teniente Puas y el capitán Chicote cargarán una y otra vez contra los harkeños, dispersándoles. La encarnizada pelea se desarrolla en las mesetas y barrancadas, en las cunetas y en la misma pista. Acaba en unos minutos. Los hombres de Alcántara se quedan solos, el enemigo respeta su resistencia y prefiere cebarse con los huidos, desparramados por centenas y fáciles de matar.

 

 

BEN TIEB

 

            Según la documentación del general Picasso y a fecha del 22 de julio de 1921, en Ben Tieb había numerosa guarnición 651 hombres. Al mando se encuentra el capitán Antonio Lobo Ristori.

                A mediodía ve llegar las hordas españolas en huída, Lobo se dirige a los jefes que se cruzan con él, les exige que recompongan su fuerzas y entren en la posición de Ben Tieb, esos oficiales desatienden su petición “alegando que carecían de órdenes para eso” y marchan a Drius. Ante la huída descontrolada Lobo pide órdenes al teniente coronel Álvarez del Corral, pregunta si debe resistir o retirarse. Nadie le responde. Lobo ordena la evacuación inmediata de Ben Tieb, en el camino hasta Drius todos se salvaran.

 

 

 

DRIUS

 

A las 17,30 horas del 22 de julio de 1921 llega Navarro a Drius, el general contempla los despojos de un ejército. Los soldados van llegando exhaustos, obsesionados por beber agua hasta hartarse y tumbarse en un rincón. Allí quedan como idos.

                Se hace de noche y siguen llegando soldados a Drius, Navarro en Drius, sufre un martirio igual al de Silvestre en Annual: retirada o resistencia. Pero comete un error al abandonar el mejor campamento del Rif español que es Drius, donde puede resistir mejor de lo que se podía hacer en Annual, tiene tres baterías de artillería y suficiente municiones de cañón y tiene agua a 30 metros de los muros de Drius.

 

 

 

CHEIF Y LA COLUMNA ROMERO

 

El sábado 23 de julio de 1921, el teniente coronel Romero al mando de la posición en Cheif recibe la orden de Navarro de evacuar Cheif  y replegarse a Drius. Romero ordena inutilizar las dos piezas schneider, pero comete un error fatal, ordena quemar los depósitos. El humo se eleva como una bandera de guerra sobre las abiertas tierras de Cheif. Alertados los rifeños acuden en masa y la columna que “salió en buen orden” se atropella al ser tiroteada. Había en Cheif 604 hombres, se producirán 124 bajas, podían haber caído todos, pero gracias a los jinetes de Alcántara solo serán 124 las bajas.

                En menos de cinco horas, los supervivientes de Cheif van a conocer dos retiradas a vida o muerte, de los 480 hombres que salen de Drius llegarán a Arruit 37. La columna Romero ha sido aniquilada.

 

 

LA HUÍDA DE DRIUS

 

            Drius es un bastión con garantías, lo contrario que Arruit. El día 23 de julio de 1921 se contaba con 2.624 hombres en Drius, incluyendo, además de los propios de la posición, los procedentes de Annual, Cheif y otras posiciones cercanas. Navarro consciente de las posibilidades defensivas que ofrece Drius ordena suspender la evacuación. Poco después a mediodía del 23 de Julio, Navarro ordena el abandono de la posición, el anuncio del abandono de Drius desata el caos, los soldados asaltan los camiones que romperán sus ballestas por el excesivo peso. Tienen por delante 20 kilómetros  hasta Tistutin, hasta el ferrocarril. Muchos no llegarán a verlo, les espera el foso del río Igan.

                Navarro da orden de quemarlo todo, la misma orden de Romero en Cheif y e mismo error. Los rifeños alertados por la retirada empiezan a bajar de los montes cercanos, es la una de la tarde.

 

 

EL RIO IGAN

 

            Entre Drius y Tistutin se encuentra el río Igan, la columna tiene que atravesar su paso, los rifeños lo saben y les esperan, desde lejos fusilan a los españoles.

                Primo de Rivera y los suyos se detienen ante el Igan, ¿Deben cargar contra los rifeños allí apostados, para salvar lo que queda de la columna, o debe salvar lo que queda de su regimiento? Toma la decisión y allá van los de Alcántara.

                Los jinetes cargaron contra las apretadas filas rifeñas, que les apuntaban desde el trincharon del Igan. Hombres y caballos caerán en bloque, lograron pasar y hasta dar la vuelta y contraatacar, salvando así a la columna Navarro.

                Llegan a Tistutin y se encuentran que allí no hay tren y deben continuar hasta monte Arruit, llega la noche y en goteo, los soldados van llegando a Arruit, en ningún momento han dejado de ser hostigados y diezmados.

                En Arruit el coronel Francisco Jiménez Arroyo al mando de la posición de Arruit y el capitán Carrasco jefe de la compañía de policía indígena abandona la posición y a sus hombres y marcha hacia Zeluan, el drama se desencadena en Arruit.

Los hombres de la policía se sublevan, salen del campamento y abren fuego a mansalva sobre la guarnición y los huidos siguen llegando, y al mismo tiempo son abatidos por la policía indígena. 

 

 

 

ARRUIT

 

Durante cuatro jornadas, Navarro y los suyos permanecieron en Batel, sometidos a continuo “paqueo” del enemigo. El miércoles 27 de julio, Navarro decide adelantar su columna hasta Tistutin. Pero el agua del aljibe se agota en pocas horas y decide dar el salto hasta Arruit, a catorce kilómetros de Tistutin. El viernes 29 de julio abandonan Tistutin y llegan a Arruit, allí se encuentran rodeados y la columna que venía siendo atacada por detrás se une a la lucha con los de Arruit, atacados por cuatro frentes.

En Arruit hay cercados tres mil diecisiete hombres. No hay comida suficiente, el hambre acecha, los cercados reciben ayuda a través de aviones, aunque de los fardos lanzados desde los aviones sólo serán aprovechados uno de cada tres, los otros dos caen en territorio batido o sobre el enemigo. Los sitiados se desesperan, los rifeños se aprovechan y, a voces, se mofan: “¡pájaros de goberno tiran pan al moro!”

Los de Arruit no recibirán más ayuda, Berenguer y el ministro Eza sólo tienen miedo de perder Melilla. Lo demás, incluidos los tres mil hombres debe sacrificarse. La capitulación se prepara desde Melilla y desde Madrid.

El tres de agosto en la alcazaba de Zeluan, se atrincheraron quinientos hombres, en la antigua fortaleza de El Roghi, al mando está el capitán Ricardo Carrasco Egaña. Carrasco ha pactado la rendición con Hammú hijo y con la harka de Ben Che-lal.

Muchos de los hombres fueron llevados al corral de la Ina y después serán fusilados, colgados de los muros y quemados.

De ese matadero logrará salir Juan Gámez, que relatará en melilla su odisea. Algunos de sus compañeros escaparán  por la carretera a Nador, pero allí estaba “Hammú, el de Segangan, con gente a caballo” que “los persiguió en un radio de cuatro kilómetros, asesinando a los que pudo alcanzar”.

Alrededor de cinco mil fusiles rodeaban Arruit. La gangrena devoraba a los heridos. Es el caso de Primo de Rivera al que tienen que cortarle el brazo izquierdo, deshecho por un proyectil de cañón. Morirá por la gangrena dos días después de la operación.

Los tratos con los jefes de la harka los ha iniciado el comandante villar, el de Abarrán, salió el ocho de agosto  vuelve pasado el medio día del nueve de agosto, los de Arruit llevan cercados desde el veintinueve de julio. Nadie sabrá nunca qué es lo que pactó el comandante Villar con los jefes rifeños. Navarro se entrevista con Villar y da por terminada la resistencia, es la una menos cuarto del nueve de agosto de mil novecientos veintiuno. La tropa deja el armamento, a la una en punto del nueve de agosto. El general Navarro y sus oficiales se trasladan a la estación del tren de Arruit, algunos oficiales quieren compartir el destino con sus hombres y se niegan a ir. Llega la orden de salir. En varios puntos, unos turbantes giran en veloz molinete por el aire. Es la señal, los rifeños se abalanzan, van por las armas y a por las vidas. La tropa confundida y desarmada se apiña para intentar defenderse o sale corriendo en desbandada. Les esperan los hombres de Beni bu Yahi y Metalza, con sus fusiles disparan a la puerta de salida y la cuesta de Arruit.

Navarro y los oficiales son trasladados por Ben Che-lal a las casas de este donde permanecen hasta el veinticinco de agosto.

Berenguer recibirá en una primera carta de Navarro e informe de la situación, hechos prisioneros, y la cuantía de su rescate que asciende a cincuenta mil pesetas.

 

 

 

 

 

 

 

LOS CRANEOS DE ARRUIT

 

            La cruz de Arruit resumía el holocausto no sólo de la columna Navarro, sino de todo el ejército de Silvestre. Siete años antes de que Marruecos obtuviese su independencia, fue demolida y el osario trasladado a Melilla. En marzo de 1949 comienza la exhumación. No quedaban cuerpos y tampoco uniformes, pero sí aparecerán los cráneos. Se contaron dos mil novecientos noventa y seis. Los tres mil de Arruit fueron una terrible verdad.

                La exhumación concluyó el quince de agosto. El entierro tuvo lugar siete días después. Melilla supo recibir a los que murieron por ella.

                La ciudad entera les esperaba. Aquel veintidós de agosto de 1949, la guarnición presentó armas y los melillenses les ofrecieron respeto y dolor. Hoy descansan los restos en el Panteón de los Héroes en Melilla.

 

 

Y MIENTRAS TANTO EN MELILLA

 

            Mientras tanto en Melilla se sabía de la muerte del comandante general Manuel Fernández Silvestre, la llegada el 23 de Julio de cientos de colonos procedentes del Garet y el área minera de Beni Bu Ifrur había extinguido la confianza de la plaza. El puerto estaba tomado por el pánico y la ciudad rendida, pronto serían miles los colonos que iban llegando. La fuerza disponible para defender la plaza apenas llegaba a los 1.800 soldados, y se esperaba un ataque masivo del enemigo durante la madrugada, pues las hogueras del Gurugú se contaban por docenas.

                Llegó Berenguer a Melilla a las 23:00 horas del 23 de julio y se entrevistó con los jefes rifeños aún no sublevados, estos esperan que llegaran importantes refuerzos con el general, pero no es así, no les da la confianza que necesitan, tampoco les da miedo, la mayoría escogerá la rebelión, obligados por los hechos y por sus temores, pues saben que si no se unen a Abd El Krim serán considerados enemigos y correrán la misma suerte que los españoles. El jefe de los Beni Sicar convence a los suyos para que no se subleven, se llama Abd el Kader gracias a él Melilla no fue invadida.

                En la mañana del 24 de julio, llega a Melilla el regimiento de la corona con 450 soldados y en el medio día llega el general Sanjurjo con Millán Astral y 820 legionarios. Al anochecer han llegado a Melilla 3.149 hombres.

 

 

 

TRAICIÓN EN BUHAFORA

 

Buhafora pertenecía a la circunscripción de Drius y quedará envuelta por la rebelión el día 22 de julio, pero Buhafora aún dispondrá de un día más hasta conocer el fuego y la destrucción.

                Buhafora tiene ocho oficiales y 295 de tropa, 122 españoles y 173 efectivos de la policía indígena.

                Al conocerse la caída de Annual, el kaid Haddú “aconsejó la evacuación de la posición” a su jefe el capitán Capablanca Moreno. Pero éste oficial de la policía indígena “decidió llamar a los jefes de los poblados próximos, dejándolos en la posición en calidad de rehenes”. Los rifeños se acercan a Buhafora y disparan, y Capablanca sin dudarlo, ordena “a los jefes colocarse en el parapeto y hablar con los agresores”. Contenido así el ataque, los chiuj son encerrados en una de las casetas.

                Llega la noche en Buhafora. Y a las 04:15 horas del 23 de julio se recibe la orden de repliegue sobre Cheif. En consejo de guerra los oficiales deciden quedarse. Mientras con gran sigilo llega la traición. Varios calibeños se aproximan a los muros, localizan la casa-calabozo donde están recluidos sus jefes y abren tres boquetes por donde les pasan armas y municiones. Los centinelas no se aperciben de nada. Buhafora está perdida. A las 17:15 horas del 23 de julio de 1921 estalla la rebelión, la policía indígena se pone de parte de los calibeños y acuchillan a los españoles, solo sobreviven el oficial Reig y 20 hombres que son hechos prisioneros y llevados a Annual

 

 

SAMMAR

 

Cerca de Melilla, en los montes de Beni Sicar, está Sammar, posición de retaguardia en la que había que ir a buscar el agua a 3 kilómetros.

Sammar estaba defendida por 83 hombres de los cuales 44 eran indígenas. El 24 de julio se quedó cercado y en la tarde de ese domingo 24 el capitán médico Manuel Peris Torres, y los tenientes Ricardo Sanz Andreu, al mando de la policía indígena, pactan con el sargento moro la rendición. El teniente Juan Marco Mir se niega a entregar las armas e ir campo a través a Melilla, pues teme una traición. Sus compañeros Sanz y Peris le convencen. Una vez en campo abierto “sonó un disparo, estaban rodeados de moros” era la señal, la gran mayoría serían muertos.

 

 

                                                            

DAR  QUEBDANI

 

                En Dar Quebdani estaba la columna Araujo compuesta por casi mil hombres. El coronel Araujo dejó pasar el día 23 sin tomar decisión alguna y al atardecer ya estaban cercados.

                Los tratos con los rifeños empezaron pronto en Quebdani. En la mañana del 23 de julio varios jefes se reúnen con Araujo. Como en anteriores posiciones los rifeños cercaron la aguada. El día 25 Araujo convoca un segundo consejo de guerra, se proponen tres opciones: resistir en la posición; salir a viva fuerza; o pactar la capitulación. De 29 votantes, 21 optan por pactar la capitulación. Terminado el consejo, las vergüenzas desaparecen. La silueta del convoy se destaca junto al barracón. El rifeño espera algo, que la oficialidad pase el platillo, pues recogerán dinero para salvar sus vidas, aunque el empeño se pretende noble, salvar la vida de todos. Únicamente reúnen mil pesetas, no es suficiente. Sanz Gracia, recaudó mas dinero entre la tropa y se alcanzan las cinco mil pesetas. Para salvar la vida de mil hombres no es suficiente, para treinta, son bastantes. El fiscal apunta: “suma en verdad, llamativa por su redondez” Y tanto, pues el mismo ponente señalará que la entrega se hacía “con vehemente sospecha de ser verosímil cantidad, señal o precio estipulado para afianzar el convenio”.

                No es este, todo el dinero que hay en Quebdani. El sargento Francisco Basallo Becerra recordará que “El capitán iba pagando un duro por cada dos hombres, diciéndoles que era para que llevaran dinero en el bolsillo a fin de que cuando formaran fuera, los moros les encontraran dinero por si se evacuaba la posición”. A la tropa se le ha ordenado que “se cambiase de ropa y se pusiese las mejores prendas”. Luego fueron “dadas las órdenes para dejar las armas y depositarlas en el suelo. Dos pesetas cincuenta céntimos, eso es lo que vale la vida de un soldado español de la columna Araujo. Las tropas españolas, aunque recelosas, confían en que no haya sorpresas. Los rifeños se aproximan en masa. Sus ganas de victoria, sus falsas paces, cohíben a los españoles.

                A la señal, los rifeños se abalanzan, corren a por las armas españolas. Los españoles echan a correr campo a través, la oficialidad “convenida con e pacto”, se aparta del tumulto y se sitúa “al lado del coronel para esperar la consumación del acuerdo”. El exterminio ha terminado. Quebdani es un cementerio. Los oficiales de Araujo deciden salir, a pocos metros les espera kaddur Namar, el jefe de los Beni Said, mantiene su palabra. Delante de él han muerto 900 españoles o más, los oficiales son hechos prisioneros. Debe guardarse una baza cara a un posible contraataque de Berenguer, y sin duda valen más de 5.000 pesetas.

 

 

                        

LOS HOMBRES-BAYONETA DEL CAPITÁN AMADOR

 

                A 800 metros por debajo del peñote donde se asienta Dar Quebdani, estaba la aguada, junto a la casa de si Hammú. Allí se encontraba la compañía de Enrique Amador Asín. Amador recibe una orden escrita por parte del coronel Araujo “ordenando que se entregara todo al enemigo y que se retiraran”. El capitán se niega. Los gritos de degollina en Quebdani llegan a la aguada. Poco después, se presentan unos rifeños “diciendo que se había rendido la posición principal y que ellos hiciesen lo mismo”.

                Todos se niegan a rendirse, son 106 hombres, que morirán luchando a bayoneta en proporción de 1 a 10.

                Tras aplastar a los bravos de Amador, los rifeños se aperciben de una columna que trata de escapar y abren fuego sobre las confiadas tropas. En la desbandada, la mayor parte de ellos se mete en un barranco sin salida. Son unos 300, pertenecen a la sección del Teniente Arjona, en las avanzadillas del Quebdani, que se han rendido sin defenderse.

                Las alturas se cubren de rifeños donde “empezaron a tiros con ellos” mientras los oficiales, desesperados, “se tiraron al suelo, sin que hicieran nada para repeler la agresión”.

 

 

 

ZOCO EL TELATZA DE BU BEKER

La escapada a zona francesa

 

Más al sur de cheif estaba zoco el Telatza de Bu beker, anclada en un universo de rocas y estepas. Treinta oficiales y novecientos cuarenta soldados, eran los que formaban la columna. Si a estos se sumaban las guarniciones próximas – sobre un total de 24 posiciones y blocaos – los efectivos rondaban los 1.500.

                Como siempre, el agua había que traerla de las fuentes de Ermita ¡a 38 kilómetros de distancia! Por si fuera poco, el depósito de municiones sólo “podría hacer frente a dos horas de intento de fuego, y el de víveres y medicamentos estaba casi agotado”.

                Al mando estaba el coronel Jiménez arroyo, el cual estaba ausente desde mayo, cayendo toda la responsabilidad en el teniente coronel Saturio García Esteban, para García Esteban solo había dos opciones posibles: resistir o pasarse a zona francesa, pues a diferencia de otros, la capitulación no formaba parte de su credo.

                Resistir en la posición, equivalía a la muerte segura para todos sus hombres, quizá ponerse bajo el amparo de los franceses salvaría a sus hombres, aunque esta decisión no estaba exenta de riesgo.

                Entre el 22 y el 24 de Julio, los cercos a las posiciones se encadenan, Haf, al norte de Bu Beker fue la primera en caer, le sigue Arroyen Lao y otros blocaos.

                A las tres de la mañana del 25 de julio la columna escapa a zona francesa, la noche, y una oportuna y densa niebla, hacen de excelentes aliados de la columna. En cuanto clarea el día, la niebla comienza a levantarse, y la retirada es descubierta. La posición de Tazurut Uzai también les observa, esta posición es la situada  más al sur, aunque han recibido la orden de abandonar la posición y escapar a zona francesa, no la cumplen. Son 120 van a morir todos menos 7 en la noche del 25 de julio. Cuando los de Uzai ven la columna de Bu Beker a unos 4 kilómetros está amaneciendo, las compañías avivan la marcha. De pronto se escuchan los primeros pacos, que  aciertan todos sus tiros, dada la intensidad de marcha de la tropa de García Esteban, que iba formada “en columna de a cuatro” blanco imposible de fallar. La tropa se asusta y se descompone. Llegan más rifeños al escuchar las armas, la desesperación y la huída sin reacción provocará que sólo 493 de 1.500 logren llegar a los parapetos franceses, que impasibles observan lo sucedido.

 

 

 

DESPUÉS DEL REPLIEGUE EL AVANCE

 

                La lucha por el Gurugú cubría toda la montaña, y los combates alcanzaron el anillo fortificado de Casabona. Allí el 4 y 8 de septiembre, se logró sujetar la línea a costa de los 56 muertos y 200 heridos por parte de los españoles, mientras la harka perdía unos 200 hombres. El frente rifeño empezó a retroceder hacia Nador.

                El 16 de septiembre, con dos columnas (las de Sanjurjo y Federico Berenguer, hermano del alto comisario) que sumaban 15.000 hombres, con unas 50 piezas de artillería y el apoyo de dos baterías flotantes – en la mar chica – los españoles fueron en choque contra la harka, de unos 6.000 hombres. Ambos bandos sufrieron pérdidas 33 muertos y 113 heridos los españoles.

                Tomada Nador, no podía avanzarse hacia Zeluan sin antes socorrer a Tizza, desafiante posición al suroeste de Melilla. El 26 de septiembre en un primer intento los rifeños lograron rechazar el ataque hispano. Tres días después del primer fracaso en Tizza, se repitió el intento, 16.000 españoles subieron el monte, arriba les esperaban 9.000 fusiles harkeños, los rifeños lograron repeler el ataque hispano. El propio Comandante General de Melilla José Cavalcanti de Alburquerque asumió el mando y “tiró pa´riba”. Se tomó Tizza pero costó 81 muertos y 383 heridos.

                Los españoles seguían con sus grandes columnas, y los rifeños, firmes en su condición de ejércitos de un solo hombre, impedían esos avances. Borrás resumiría la titánica pelea: “Ellos luchan por instinto. No tienen ningún jefe, no hay instrucción militar, nadie da una orden. Un individuo solitario ataca un convoy de 10.000 hombres; o diez mil a su vez atacan a un solo hombre”.

                Tras la reocupación de Taiuma, el 23 de septiembre, la fecha de la maniobra española se torcía hacia su derecha, para tomar de revés los contrafuertes meridionales del Gurugú, Segangan y la meseta de Atlaten. Aparecía la posibilidad de romper las espaldas rifeñas y el cerco a Melilla. Después de una dura lucha sin piedad el 10 de octubre de 1921, se plantó la bandera española sobre el pico Basbel, la cumbre más alta del macizo del Gurugú, tres cuartos de hora más tarde caía en manos españolas, el pico Kol-la.

                El camino de Zeluan estaba libre. La fortaleza de El Roghi parecía intacta, pero dentro y fuera de ella se alineaban largas columnas de ajusticiados: 500 muertos. En cuanto los españoles se lanzaron a tomar Zeluan se produjo el repliegue de las harkas rifeñas hasta El Batel, la harka no ofreció resistencia. Sabía que en campo abierto, y dada la potencia de la artillería –unos 100 cañones en línea- y aérea -20 aviones- no tenía ninguna posibilidad. A las 08:30 horas del 24 de octubre de 1921 se ocupaba Arruit, los guerreros del Rif no enterraban jamás a los cadáveres de sus enemigos, el horror atrapó a los espectadores de aquella barbarie.

               

 

 

LA IPERITA Y EL FOSFOGENO

 

Con una composición basada en el sulfuro de cloro-etilo, la iperita generaba un compuesto letal de violentísimos efectos, destrucción de las mucosas respiratorias, provocando la asfixia y la muerte; lesiones graves en la piel; ceguera parcial o absoluta.

               Las convenciones de la haya en 1829 y 1907, prohibían los gases de guerra. El tratado de Versalles de 1919, volvió a prohibir el uso de gases de guerra, este tratado fue firmado por España, pero la desesperación por las matanzas de españoles en Arruit, Quebdani, Nador, y Zeluan, rompió las  barreras morales sobre su uso.

F.Mohoa, enviado a Berlín, se entrevistó con Von Tschudi “Presidente de la aviación alemana”. Mohoa relata que “según el cálculo que me hizo –el ingeniero alemán- resulta que 50 bombas de 50 kilos cada una, son suficientes, para limpiar un terreno de 20 kilómetros cuadrados.

El sangriento empeño por dominar Tizzi Assa acabó con los recelos sobre el uso de armas químicas y el 15 de julio de 1923, Luis Silvela calificaría el uso de estas armas en Tizzi Assa como “pequeño ensayo”.

En agosto de 1925, se repetirían los bombardeos con C-2 Iperita y C-3 fosfógeno y C-4 cloro pricina. Bombas de 50, 25 y 10 kilogramos. Un informe cifrado de Sanjurjo a Primo de Rivera, diez días antes de los desembarcos en las playas de Alhucemas relataría: “Se tienen noticias del crecido número de rebeldes que han resultado muertos o iperitados a consecuencia último bombardeo, y como confirmación hoy recibo confidencias de que, desde Quilates a Alhucemas, se han encontrado unos 180 hombres ciegos y unos 160 muertos; habiendo manifestado confidentes que toda la arboleda ha quedado quemada, y los indígenas de dicha región han reclamado a Abd-el-Krim diciéndole, que no pueden seguir más. Aunque estas cifras sean exageradas, la noticia coincide, en el fondo, con las recibidas por conducto de las oficinas de intervención, lo que demuestra que, aunque las cifras no sean exactas, el hecho es cierto”.

 

 

 

 

 

 

 

RESULTA MUY CARA LA CARNE DE GALLINA

 

El 7 de enero de 1922, Berenguer, tras informar a la Cierva de las últimas proposiciones de Abd-el-Krim –entrega de 4 millones de pesetas y todos los prisioneros moros (243)-  pedía la concentración, en Melilla, de esos mismos cautivos y también que se le envíe el millón que falta para completar los 4 y un barco.

Quiere esto decir que Berenguer había recibido los primeros 3 millones. Horacio Echevarrieta Mauri, que fue diputado por Bilbao entre 1910 y 1917, y empresario relacionado con Abd-el-Krim en diversas prospecciones mineras, se ofreció como mediador.

Echevarrieta será quien pague, con e dinero de Melilla, se supone. El 27 de enero de 1923, los 326 espectros de Axdir embarcaron en el Antonio López y navegaron hacia la libertad.

Antes de esto el 27 de octubre de 1922 Indalecio Prieto recordó que el total del rescate por los prisioneros ascendía a 4 millones de pesetas, y dijo que era de dominio público la versión de que el gobierno “no quiere dar por ellos una peseta” pues “hay quien atribuye esa actitud a una frase altísima, según la cual resulta muy cara la carne de gallina”. La frase llegaría hasta las mazmorras de Axdir, donde hizo mucho daño. Cuando los prisioneros se acercaban a su liberación al ver entrar (el 27 de enero de 1923) el Antonio Lopez en la bahía de Alhucemas, el teniente coronel Eduardo Pérez Ortiz, apuntó en su diario esta exclamación: “¡ya están compradas las gallinas!”.

 

 

 

LOS SUCESORES DE TARIK

 

Asensio Cabanillas, uno de los supervivientes de Annual; en agosto de 1939, se convirtió en e principal reclutador de los contingentes rifeño-yebalies que lucharon por Franco. Los sucesores de Tarik, un temible ejército de unos 62.000 hombres, cruzaron de nuevo el estrecho. Mataron, fueron heridos y murieron. Salas Larrazabal estima en 35.000 sus heridos y 7.000 los muertos.

 

 

 

AL  HUSAIMA

DESEMBARCO EN ALHUCEMAS

 

La idea del desembarco por la espalda de los Beniurriagueles se la ofrece a Silvestre un rifeño. Un traidor para la perspectiva occidental de las cosas magrebíes, un defensor de honores no prescritos para su gente, los Bocoya.

                Se le conoce por Sibera o Civera. Ha sido pirata, y en invierno de 1921 es un rico propietario dentro de su altiva tribu, tiene jurada enemistad eterna a la cábila de los Beniurriaguel, sus vecinos, y propone al general Silvestre que desembarque en las tierras de su cábila, en Morro Nuevo.

                Desde ese acantilado, él y los suyos, atacarían de revés a los beniurriagueles, que acosados en tenaza por los españoles, acabarían vencidos. 

 

 

                                                                                                                                            

COMISIÓN DE RESPONSABILIDADES

 

Las responsabilidades de lo ocurrido en Marruecos pasarían al parlamento. Comisiones de las llamadas “diecinueve” en 1922 y “veintiuno” en 1923.

El expediente Picasso se terminó de elaborar a mediados de Abril y el 18 de Abril de 1922 entró en el registro.

Sin embargo el 4 de julio de 1924 realizó Alfonso XIII un acto que empañó su innato sentido de la justicia. La amnistía que apareció bajo forma de Real Decreto. Su empeño por salvar a las cabezas militares, implicadas en procedimientos sumariales, creó ese concepto de impurismo que tanto lesionaría su prestigio.

 

 

 

EL   FIN

 

Navarro ascendió a general de división en julio de 1924. Detenido a finales de julio de 1936, fue llevado a la cárcel modelo. Al ser incendiada la prisión el 23 de agosto de 1936, logró huir refugiándose en su casa donde fue detenido y fusilado posteriormente el 7 u 8 de noviembre de 1936.

                Kaddur Namar, fue hecho prisionero en uno de los avances de la reconquista. Le llevaron a Melilla. Al penal de Rostrogordo. Kaddur se dejó morir de hambre. Los hombres del Rif no toleran ningún encierro, y el jefe de los Beni Said no sería la excepción. El  17 de agosto de 1923 su cadáver recibía sepultura en el cementerio de Sidi Aguariach.

                Hach Abd el Kader ben Tieb, a cuya lealtad debió Melilla su salvación, murió el 8 de noviembre de 1950, a los 86 años. Dos mil soldados españoles cubrieron el recorrido de su entierro. Franco ordenó que al ilustre rifeño se le rindieran “honores de Capitán General con mando en plaza”.

                El Rif se sublevó dos años después de la independencia de Marruecos (7 de Abril de 1956). Se alzó contra el poder del Istliqal (independencia). Tras barrer a los cuadros policiales del régimen, quedó a la espera. Error fatal. Un ejército de 15.000 hombres, desembarcó en Alhucemas en enero de 1959. Lo guiaba el comandante Mohammed Ufkir y el príncipe Muley Hassán. Con ellos llegaron otras escuadras aéreas. Cargadas con NAPALM. Pocos poblados escaparon a su soplo ardiente. Con lanzallamas entraban las tropas Alauís en las casas.

 

                Lo cierto es esto: El Rif se rebeló contra la injusticia y el hambre. Y no se rindió, sino que lo quemaron y arrasaron. El general Ufkir, tras conspirar contra su rey, fue emboscado y muerto en Rabat en 1972.

 

 

 

 

 

 

DATOS   DE  INTERÉS  SOBRE  LA GEOGRAFÍA  DEL  RIF

 

ABARRÁN: “El general Silvestre pensaba realizar una pequeña operación para pasar a la otra orilla del río Amekrán y otra para ocupar, en el nacimiento de río y en el fondo del valle, ya en contacto con Beni Tuzin, un par de posiciones”.

BUYMEYAN: Pelada colina donde se hizo un fuerte.

INTERMEDIA A: Peña Tahuarda es una aglomeración de rocas y arenisca.

YEBEL UDDIA: Tiene 1.100 metros de altitud.

IZZUMAR: tiene 750 metros de altitud.

 

 

Expediente Picasso

 

                En el expediente Picasso en el folio nº 450 se describe el campo de Annual a Igueriben, con los planos correspondientes, complementada en los folios 1.159; 1.162 y 1.451.

 

 

SIDI ABDALAH

 

En Sidi  Abdalah, hay un santuario que protege la tumba de Mohammed Ben Abdalah, cuando la vio Silvestre la calificó de “pequeña, fea y miserable” el mismo Silvestre ordenó derribar la construcción y mandó hacer una obra bastante mejor. La obra costó 3.000 pesetas, el sueldo mensual de cinco capitanes. Y en carta a Berenguer le dice que el gasto “se cargará al fondo de mejoras de la cábila de Beni Ulixek”.

 

 

FUSILES  REMINGTON

 

Los fusiles Remington, eran los fusiles que España llevó a la guerra de Melilla de 1893, su calibre era el 11 milímetros y su peculiar sonido le dio el apodo de “paco” pues hacían Pa-cum al disparar.