Blogia
todopositivo337

EXPEDIENTE PICASSO (parte 1)

EXPEDIENTE PICASSO

Documentos relacionados con la información instruida por el general de división D. Juan Picasso sobre las Responsabilidades de la actuación española en Marruecos durante julio de 1921.

Prólogo de

Diego Abad de Santillán

MEXICO, 1976.

 

 

INDICE

I Prólogo. Introducción. Pag 12.

II Abarrán. Pag 18.

III Situación subsiguiente a Abarrán. Pag 28.

IV Estado orgánico del territorio. Pag 46.

V Estado y condición de las tropas. Pag 60.

VI Igueriben. Pag 72.

VII Annual. Pag 86.

VIII Posiciones pendientes de Annual. Pag 99.

IX Drius. Pag 116.

X Posiciones del conjunto de Drius. Pag 127.

XI Posiciones flanqueantes del camino de Batel. Pag 133.

XII Columna de Kebdani. Pag 164.

XIII Posiciones de Kebdani

XIV Zoco el Telatza

XV Posiciones del Zoco el Telatza

XVI Nador

XVII Servicio de aviación

XVIII Situación de la plaza

XIX Conclusión

I Consideraciones generales sobre la situación del territorio de Melilla, junio y julio de 1921

II Antecedentes de los sucesos de julio

III Situación y descripción del frente avanzado y su relación con las otras líneas defensivas hasta la plaza

IV Igueriben y Annual

V Mando del general segundo jefe

VI Circunscripción de Kandussi

VII Nador, Zeluan, Monte-Arrui

VIII Deficiencias en la información gubernativa.

Designación de  responsabilidades.

Señalamientos de méritos.

Acción de la Marina en los  sucesos.

Cuestión a resolver por el Consejo.

Conclusiones

 

EL EXPEDIENTE PICASSO, UN CAPITULO DE LA HISTORIA NEGRA DE LA ULTIMA AVENTURA IMPERIAL DE ESPAÑA, LA DE MARRUECOS.

 

Personajes del drama

Como ha transcurrido ya más de medio siglo, hay que evocar para las nuevas generaciones, aunque sólo sea en grandes líneas, lo que fue el desastre de Annual en Marruecos, en julio de 1921, una entre muchísimas páginas negras que jalonan la historia de España, páginas que los amanuenses oficiales de todas las épocas han pretendido disfrazar, desfigurar e interpretar de modo que causen a la posteridad menos horror, conmiseración y protesta de lo que merecen.

Digamos algo de los personajes del drama sangriento.

Dámaso Berenguer, nacido en Cuba en 1873, actuó en África y por esos méritos fue ascendido al generalato hacia 1916, y en 1918 fue ministro de la guerra, dejando este puesto para asumir el de alto comisario en Marruecos; logró conquistar la ciudad de Xauen en 1920, la hermosa capital de las montañas, y esa victoria le valió el título de conde de Xauen. Pero a raíz del desmoronamiento de las posesiones españolas en julio de 1921, el desastre de Annual, fue involucrado en las responsabilidades del mismo y separado del servicio; amnistiado en 1924, fue jefe de la casa militar de Alfonso XIII y en enero de 1930 sucedio a Miguel Primo de Rivera como jefe del gobierno, sin contar con apoyos militares ni políticos; en febrero de 1931 cedio el puesto al almirante Aznar.

Manuel Fernández Silvestre, nacido en 1871, tuvo su iniciación en la última guerra de Cuba, en la que fue gravemente herido. Ascendido a comandante, pasó al ejército de África y tuvo larga actuación en las operaciones del mismo, siendo galardonado con ascensos, medallas y cruces por méritos de guerra. Fue ayudante de Alfonso XII y durante años desempeñó la misma tarea con Alfonso XIII, que lo distinguió con su amistad y estima. Volvió luego a Marruecos como comandante general de Melilla y ascendio a general de división en junio de 1918; permaneció en Annual

Cuando se desbandó la guarnición y allí fue muerto por los cabileños o se quitó la vida para no sobrevivir a la derrota inesperada.

 

Juan Picasso, general de división, fue enviado por el gobierno para investigar el desastre de julio de 1921. Hasta junio de 1922 trabajó Picasso en su investigación, fruto de la cual fue el expediente famoso, en el que se incluyeron 37 casos de actores responsables, desde el alto comisario, Dámaso Berenguer, hasta un alférez. El asunto adquirió un político carácter polémico cuando se ordenó el procesamiento del alto comisario, suplantado por el general Burguete. Las primeras interpelaciones en las Cortes dieron origen a la renuncia del ministro de la guerra, cartera que ocupó entonces Sánchez Guerra, el cual resolvió que las Cortes decidieran, y se nombró al efecto una comisión el 10 de julio de 1923; la comisión no llegó a concreciones unánimes con respecto a las responsabilidades; los miembros conservadores de la misma las negaban, y los liberales y socialistas, Indalecio Prieto entre ellos, señalaban las de los ministros de Guerra y de Estado, y también la de Allende Salazar. Dimitió el gobierno de Sánchez Guerra, que había reemplazado al de Antonio Maura, desde marzo a diciembre de 1922 y subió al poder otro equipo bajo la presidencia de García Prieto, el último de los gobiernos civiles del reinado de Alfonso XIII, al que puso fin el alzamiento del general Primo de Rivera en Barcelona.

Abd el Krim ben Mohamed el Jatabi, caíd de los Beniurriaguel, nació en 1881. Había estado varios años en contacto con los militares españoles y esa experiencia lo movió a organizar una rebelión contra la penetración de España en Marruecos; era un caudillo prestigioso entre las cábilas, con gran capacidad de organización y sugestión fanática en los seguidores musulmanes. Luchó durante casi seis años en una guerra sin cuartel, hasta su entrega a las tropas francesas el 22 de mayo de 1926, que lo mantuvieron algunos años en una isla oceánica, hasta su amnistía y radicación en Egipto, donde murió.

El expediente Picasso describe ampliamente lo ocurrido en los últimos siete días de julio y los primeros días de agosto de 1921, y muestra cómo quedó deshecho un ejército de 20,000 hombres, la mitad de los cuales muertos o heridos y el resto desorganizados y presas del pánico, soldados y mandos. No hacía falta mucha perspicacia para comprender que aquello no pudo ocurrir sin fallas graves de todo orden, y las frases consagradas para encubrir la verdad y cantar loas al sacrificio por la grandeza de la patria y por su honor, no cabían en aquellas circunstancias.

 

El desastre de Annual

Cuando pasó Igueriben a poder de los cabileños movilizados por Abd-el-Krim, después de algunos intentos de resistencia sin perspectiva alguna, el 21 de julio, la posición de Annual, donde se hallaba Fernández Silvestre y se habían concentrado todos los efectivos disponibles de la comandancia de Melilla, se volvió extremadamente crítica, agravada por el descontento y la comprensible desmoralización de los soldados y oficiales. Faltaba agua de consumo, y la llegada de la misma era obstruida por los enemigos; las municiones eran escasas, los pertrechos de guerra insuficientes, y las líneas de abastecimientos habían sido cortadas. Las fuerzas indígenas y las cábilas que hasta allí habían soportado la forzada sumisión, suscitaban desconfianza y se las vio pronto sumadas a la rebelión.

Fernández Silvestre, que había acariciado utópicamente una gran operación de sorpresa hacia la bahía de Alhucemas, donde habría de fundar la ciudad Alfonso, en íntima relación con el rey, reclamó auxilios a última hora al alto comisario, pero tardaban

en llegar, porque 5,000 kms cuadrados eran ya territorio enemigo, y los adversarios avanzaban con ánimo agresivo y confianza en la propia fuerza. Ante aquella situación difícil, Fernández Silvestre, en Annual, reunió a los jefes de unidad en la noche del 21 al 22 de julio y se convino en la retirada a Ben Tieb; en la madrugada del 22 de julio, mientras avanzaban los contingentes cabileños hacia Igueriben y se posesionaban de esa posición, las tropas reunidas en Annual intentaban hallar refugio en Ben Tieb; el  repliegue se hizo desordenada y precipitadamente, sin esperar a los contingentes de Bumeyan, a dos kilómetros de distancia y que, al llegar a Annual, lo encontraron en poder del enemigo; no fue un repliegue militar, sino una fuga, un ¡sálvese el que pueda! Fernández Silvestre quedó en Annual para no sobrevivir al desastre y allí fue muerto o puso fin a su vida, como se ha dicho.

La policía indígena, al servicio de España, desertó y se unió a las cábilas rebeldes, causando no pocos estragos entre los soldados españoles presas del pánico. Al acercarse los fugitivos a Ben Tieb, unos escuadrones de caballería de cazadores de Alcántara, intentaron en vano contener la desbandada, pero inútilmente. En ese repliegue o esa fuga, murieron los coroneles Morales y Manella. Los fugitivos arrastraron en la desbandada a la guarnición de Ben Tieb y la posición fue abandonada; el mismo día cayeron casi todas las posiciones del sector; otras, como Azuz, Tunguntz,

Nader de Beni Ulixek, Halaut se perdieron los días 23 y 24 de julio; Sidi Dris sufrió el asalto de los cabileños y casi toda su guarnición pereció; la de Afrau pudo replegarse en cierto orden y halló refugio en los barcos de guerra que protegían la retirada; un puesto intermedio , que quiso defenderse, fue totalmente aniquilado. El general Felipe Navarro, segundo jefe de la comandancia de Melilla, al tener noticias de la catástrofe de Annual, corrió el 22 de julio a Drius y tomó el mando de las tropas en fuga, desmoralizadas, sin armamento eficiente, sin víveres y sin agua; pero la potencialidad numérica y la euforia de triunfo del enemigo lo obligaron a continuar la retirada, abandonando cañones, ametralladoras y otros pertrechos que estorbaban y trababan la marcha a aquellas masas de soldados y oficiales que comprendían que, en aquellas condiciones, cualquier intento de resistencia había perdido la razón de ser; las tropas en desbandada penetraron en Batel, y parte de ellas, sin escuchar órdenes, llegaron a Monte Arruit. La tentativa de algunos oficiales y soldados de echar pie en Batel y en Tistutin fue inútil y costosa; el 27 de julio hubo de ceder Batel y el 29 a la madrugada se abandonó Tistutin. La masa en fuga fue atacada por todos lados, se le agotaron las municiones, y ya cerca del Monte Arruit se agravó la indisciplina; fueron abandonados los cañones, en aquellas condiciones trastos inútiles, y también fueron abandonados a su suerte los heridos. La escasez de agua se hizo sentir y no tardó en agotarse ese elemento esencial de vida. Los que entraron en Monte Arruit, sin obedecer órdenes, ni siquiera del general Navarro, lo hicieron bajo el fuego enemigo que avanzaba desde todas las direcciones.

Algunas posiciones fueron abandonadas sin lucha, sin resistencia y los vencidos que caían en manos de los insurrectos de las cábilas eran sacrificados sin piedad. La columna de Dar Quebdani se rindio y entregó sus armas y fue luego exterminada por los vencedores; algunos núcleos optaron por luchar hasta el supremo sacrificio, pues de todos modos no tenían salvación, como la compañía que se había instalado en la aguada. Al finalizar el mes de julio solamente se mantenían, con inconvenientes y sin muchas esperanzas, Nador, Zeluan y Monte Arruit; pero a comienzos de agosto capituló Nador, sin municiones, sin agua, con numerosas bajas; parte de los defensores de la posición pudieron llegar a las avanzadas, a cuatro kilómetros del poblado abandonado; en Zeluan, sin agua y sin víveres y con muchos muertos y heridos, se rindio el aeródromo el 2 de agosto y el 4 la Alcazaba; casi todos los que se rindieron en esos lugares fueron muertos después por los vencedores. El 9 de agosto cayó en poder de las tropas cabileñas Monte Arruit y allí culminó la tragedia de Annual; entre los pocos que se salvaron en Monte Arruit estaba el general Felipe Navarro, tomado prisionero.

 

El Expediente Picasso

La catástrofe repercutió hondamente en España, en todos los sectores de la población y de la opinión, aunque algunos pretendieron buscar subterfugios y disminuir el derrumbe, otros pedían sanciones en los altos mandos de las tropas y había quienes alentaban operaciones fantásticas para llenarse de laureles y de gloria. El gobierno no tuvo más remedio que disponer una investigación de lo ocurrido y fue designado el general divisionario Juan Picasso para llevarla a cabo y para descubrir culpables y responsables.

Los nombres de Dámaso Berenguer, Manuel Fernández Silvestre y Felipe Navarro son señalados en julio de 1922 por el Consejo supremo de guerra y marina para la formación de causa contra ellos.

El expediente Picasso se imprimió en Madrid, aunque no se incluyeron en él  muchos documentos comprometedores para el monarca; se hizo un tiraje restringido y desapareció muy pronto; así, son contados los que lo tuvieron en sus manos en la época candente de la discusión y de las complicaciones políticas de aquellos días. Naturalmente hoy es un documento totalmente desconocido para las nuevas generaciones, y sin embargo es una pieza importante de la historia digamos contemporánea de España, pues aquellos polvos trajeron luego los lodos que hemos conocido. Lo de fines de julio y comienzos de agosto de 1921 fue grave, naturalmente, no mucho más grave que muchos otros sucesos anteriores en el empeño por dominar territorios extrapeninsulares y pueblos que querían buscar y hallar por sí mismos la senda de su progreso y de su destino. Pudo hallarse esa senda en fraterna colaboración, como habría sido posible en la vastedad del continente americano; pero entre los geniales dirigentes políticos que hemos tenido privó la táctica del sometimiento forzoso, y ahí está el ejemplo de veinte años de guerra contra los cubanos, de 1868-1878, y de 1891-1898 , para testimoniar la ceguera y la incompetencia de las castas dominadoras y monopolistas de la conducción del país; en el caso del Norte africano, por razones de vecindad y hasta por afinidad racial, pues una parte considerable de nuestra población tiene ascendencia norteafricana y árabe, una cooperación pacífica, cultural, educativa, económica, habría representado algo como una integración fecunda para ambos lados del estrecho de Gibraltar.

Con el expediente Picasso no se agota lo que Marruecos ha venido significando para España, desde el siglo XIX y muy especialmente después de la pérdida de las últimas posesiones coloniales a fines de ese siglo. Lo de Marruecos, después de Cuba y Filipinas, fue una aventura costosa en hombres y en pesetas que impidio prácticamente que se concentrasen todos los recursos humanos y financieros en la reconquista del propio territorio peninsular, tras siglos de abandono, de devastación y de olvido, sin contar que tampoco llevamos al Norteafricano beneficio alguno, sino una siembra permanente de odio y de desprestigio de lo español. Para lo único que sirvió la aventura norteafricana fue para ubicar las docenas de millares de jefes y oficiales vacantes después de los desastres de 1898, y que no se juzgaron capaces de una tarea constructiva para elevar el nivel material del propio pueblo. Se seguían aferrados a la tradición de la indignidad del trabajo manual, impropio para caballeros con alguna estrella o condecoración o sin condecoraciones ni estrellas. Allá a comienzos del siglo presente había unos cuantos españoles, uno de ellos se llamaba Joaquín Costa, que reclamaban para España escuelas y despensas, y que se atrevían a sugerir que, en lugar de gastar y derrochar dinero en armas, en ejércitos, en escuadras (no había todavía aviación) debería consagrarse todo esfuerzo y toda peseta a la agricultura, a la industria, a la educación. Pero no fueron escuchados, y así nos ha ido. Por muchos años, España fue una abastecedora de mano de obra que en buena parte lograba huir del forzoso destino del soldado del rey y nuestro territorio siguió siendo un erial en su mayor parte; y la orgullosa Castilla quedó reducida a una Castilla en escombros; pero no sólo Castilla, sino España entera, salvo los felices oasis agrícolas, que los hubo por imperio de la naturaleza misma, y los oasis industriales que supo levantar el hombre.

 

 

Marruecos, una llaga sangrante

Si el expediente Picasso se refiere sólo a un trágico acontecimiento de julio de 1921, cabría elaborar un expediente más completo sobre el mismo asunto. ¿Para qué Marruecos? ¿Es que no habíamos sacrificado ya bastantes vidas jóvenes y bastantes recursos en el mantenimiento de una sombra de imperio del que no habíamos extraído ningún provecho, aunque hayamos hecho alguna siembra al amparo de la espada y también de la cruz? ¿Es que no hay más salida para un país en crisis que la de la acción

militar? ¿Es que no se podría apelar al trabajo creador y superar las caídas y los  retrocesos, con la acción constructiva de los oficios manuales y técnicos? ¿Qué buscábamos en Marruecos en 1859-1860 sino un ducado para Leopoldo O'Donnell, favorito de Isabel II, por la captura de Tetuán, o un marquesado para Juan Prim, jefe de los voluntariosos catalanes y héroe de la escaramuza de Castillejos? ¿Qué teníamos qué hacer en Turquía, o en Cochinchina? ¿Para qué la reanexión de Santo Domingo? ¿Qué teníamos qué pintar en 1861 en México, junto con los franceses y los ingleses? En este último caso, tuvo Juan Prim el acierto de abandonar la empresa, con disgusto para los mandarines de turno en España. Si recorremos la historia, la más reciente, la de nuestro tiempo, encontraremos siempre que se quiere mantener la táctica de reanimar y exaltar el patriotismo por la aventura de las armas, como han hecho los viejos cronistas, amanuenses más o menos serviles de los grandes de su tiempo. En nuestros días se han llenado las páginas de los diarios con el relato de hazañas reales o supuestas, y el desgaste estéril de Marruecos fue motivo para administrar intensamente la droga de esos heroísmos para velar la verdad. Y cuando la suerte nos fue adversa y en lugar de dar palos y tiros los hemos recibido, por intervenir en lo que no debíamos interferir, hay que ver con qué elocuencia se describió la crueldad de los vencedores. En la desastrosa campaña de 1921, se nos ha repetido por todos los conductos que los vencedores no han respetado ni a los vencidos inermes y los sacrificaron salvajemente. Como si nuestras tropas no hubiesen procedido lo mismo, y como si la guerra fuese algo como un galanteo caballeresco para lucir sentimientos de hidalguía y de generosidad. Los rifeños eran unos salvajes empedernidos, y un Leopoldo O'Donnell, ¿un gobernante generoso cuando hizo ejecutar a 66 artilleros del cuartel de San Gil en junio de 1866?, y esas son nimiedades intrascendentes en comparación con tantas masacres como hemos contemplado, en nuestro tiempo, tales las de Asturias en octubre de 1934, y más tarde, en toda España. Sin mencionar la inhumanidad de las guerras civiles, cualquiera que fuese el banderín de enganche, las de los carlistas entre otras. Aunque sería injusto que ignorásemos que con la misma técnica se ha procedido en todas partes, en América y en Europa, en África y en Asia, por los rusos o por los turcos, por los alemanes y por los ingleses y franceses y los italianos. Si un día se decía por heroicos civilizadores norteamericanos que el mejor indio era el indio muerto, hoy se proclama, y sin rubor, que el mejor enemigo es el enemigo muerto, y se anuncia esa bestialidad en nombre de la civilización, de la humanidad y hasta de la religión. ¿Qué tenemos que censurar y qué objetar ante esas monstruosas expresiones de nuestro tiempo, contra los caníbales de ayer?

Una historia larga y penosa

La presencia de España en el Norte de África es una historia larga y penosa, que no nos honra. Si las nuevas generaciones quisieran tener conciencia de cuál es el camino que no debimos seguir, no haría falta más que echar una mirada y escarbar un poco en el estéril sacrificio de vidas y bienes sin más objetivo real que la reafirmación de un poder militar ofensivo que había cumplido su ciclo y debía desaparecer, como las corazas y los yelmos y las espadas o las ballestas de tiempos idos. La ocupación del Norte africano en 1904 se circunscribía a las ciudades de Ceuta y Melilla, cuyas guarniciones se entretenían en escaramuzas con los cabileños, que tampoco el sultán podía subyugar o someter. Con el pretexto de esa acción de tan corto alcance, hemos enviado expediciones de reclutas al otro lado del estrecho, que no sirvieron más que para poner de manifiesto la debilidad y el valor exiguo de los recursos de que disponía el ejército español para imponer su autoridad a un pueblo que no la quería reconocer, y que tenía pleno derecho a no reconocerla. Para tratar de justificar ese sacrificio en hombres y en pesetas, se fue elaborando una fantasía como la de la misión civilizadora de España en África, y ya Cánovas del Castillo había dicho que el límite de España en África eran los montes Atlas. Joaquín Costa se dejó llevar un tiempo por ese cauce, aunque sabía muy bien que antes de llevar la civilización a otros territorios era necesario conquistar el propio para la vida y el trabajo. La misión de España en África no era lo que podría cumplir el máuser o el rémington, naturalmente. Pero al amparo de ese hecho real, se pretendía impedir que cualquiera otra potencia europea se estableciese allá. Además se habían descubierto algunas minas de hierro en el Rif y en 1908 se constituyó la Compañía Española de Minas del Rif, de la que el propio conde de Romanones fue un accionista importante; y tal vez esos intereses le hicieron decir un día que Marruecos había sido para España la última oportunidad que tuvo de mantener una posición importante en Europa. El mineral del Rif debía exportarse por el puerto de Melilla, pero el negocio no marchó como se esperaba, pues el primer cargamento que salió hacia las fundiciones europeas fue el que se exportó en 1916. El caudillo de una cábila, El Roghi, se había consagrado a proteger los planes de la sociedad minera, a cambio de una abundante remuneración; pero para El Roghi fue imposible evitar los ataques de los cabileños al ferrocarril de la empresa explotadora  y Maura decidio entonces castigar a los insumisos y enviar tropas abundantes para esa misión; llamó a las reservas con destino a Marruecos, y la resistencia del pueblo español, en Aragón, en Cataluña y en otros lugares, originó los sucesos sangrientos de 1909, que culminaron en la ejecución de Francisco Ferrer, un hecho monstruoso y arbitrario que nos avergonzó ante el mundo

civilizado. La España civilizadora tenía que comenzar por civilizarse ella misma.

Si hasta entonces, la oposición a la aventura de Marruecos se había circunscrito sobre todo a los ambientes libertarios de hondo arraigo en España, desde 1909 la  posición adquirió vigor en las filas del socialismo marxista, y un Pablo Iglesias se convirtió en campeón del abandono de Marruecos. El grito ¡Maura, no! fue todo un programa político social de unión y de lucha contra una España que se resistía a avanzar hacia un mundo mejor. En las primeras elecciones a Cortes, el socialismo marxista tuvo por primera vez acceso al parlamento y consideró eso como una victoria importante en su carrera. Pero la inevitable penetración de Francia y la amenaza en ciernes de Alemania en el Norte de África, hicieron que España intensificara sus campañas de pacificación a sangre y fuego y hubo de soportar un desastre tras otro. La zona española de Marruecos no significaba nada positivo y ventajoso, pero con ella se acallaba a la oposición a un futuro Marruecos francés. Tánger fue excluido del protectorado español por el Tratado de 1912; el resto del territorio sometido a la autoridad peninsular tenía escaso valor; se trataba de zonas con vida independiente, autónoma, que no obedecían ni al califato ni al sultanato, a pesar de las carreteras construidas por España.

En aquellas zonas no podía esperarse una economía moderna y estable; además eran indefendibles militarmente y constituían una amenaza permanente contra las tropas de ocupación. Las cábilas de esas zonas llegaron á unirse, a vincularse, a marchar

juntas hacia objetivos concretos contra los españoles cuando se hizo sentir entre ellas la presencia de jefes de prestigio, como El Raisuli y Abd-el-Krim. Durante el período de la primera guerra mundial la ocupación española no tuvo mayores contrastes; los agentes alemanes incitaban y favorecían sobre todo la acción de las cábilas contra los franceses. El Raisuli, caracterizado por su crueldad y su despotismo, imperaba en la Yebala y se imponía a las cábilas de la zona, con la ambición de lograr un país  independiente bajo su conducción. Marruecos fue un pretexto para fáciles ascensos de jefes oficiales. El cargo de alto comisario era la suprema aspiración de los mandos castrenses, pues desde ese puesto no debían rendir cuentas a nadie, y entretanto los políticos más liberales se contentaban con una relativa baratura de la presencia del ejército al otro lado del estrecho y con que sus hechos y sus palabras no ofendiesen ni causasen irritación en la opinión pública, y para ello convenía que no se mencionasen en circunstancias críticas las bajas entre los reclutas. Pero de todos modos, la aventura marroquí no fue nunca popular. Y si en 1909 un Pablo Iglesias no vaciló en clamar por el retiro del ejército del Rif, en oportunidad del descalabro de julio de 1921, el propio Miguel Primo de Rivera sostenía que era indefendible la serie de puestos militares aislados y sin agua en el interior de la zona, y que mantenerse en Xauen, la única conquista de algún mérito en 1920, era correr el riesgo de otro Annual. Y se atrevió a decir: "Abd-el-Krim nos ha derrotado. Tiene la inmensa ventaja del terreno y de unos seguidores fanáticos. Nuestras tropas están cansadas de la guerra y lo han estado durante años... Personalmente soy partidario de que nos retiremos totalmente de África y de que la dejemos a Abd-el-Krim." El hecho de su volubilidad y de su acción posterior en África desde el desembarco de Alhucemas no puede borrar su opinión después de Annual.

El alto comisario de Marruecos

Siendo alto comisario el general Jordana, apeló a la táctica de negociar un acuerdo con El Raisuli, aun a sabiendas de que la tiranía de ese caudillo anulaba de hecho el protectorado español. Lo sucedio en 1920 el general Dámaso Berenguer, que procuró imponer otra política y quiso poner fin a la dominación de las cábilas por El Raisuli, y pacificar la región occidental y unirla luego a la oriental mediante operaciones regulares contra el ascendiente de Abd-el-Krim, que había movilizado las cábilas como ningún otro hasta allí. Berenguer obtuvo triunfos en el oeste y capturó la ciudad de Xauen, pero se trataba de una conquista de dudosa firmeza, porque para llegar a ella había que cruzar por entre poblados enemigos que podían obstruir la comunicación entre Xauen y Tetuán, y tenía razón Primo de Rivera al señalar el peligro de otro  Annual allí.

Berenguer envió a Fernández Silvestre a la comandancia de Melilla; era un hombre de trato difícil, caprichoso, envalentonado por su intimidad con Alfonso XIII, con quien planeaba una entrada triunfal en la bahía de Alhucemas. Para ese general, la conquista militar a rajatabla era el único procedimiento aconsejable, pero al intentar avanzar hacia el interior del territorio bajo su mando, comprobó que se había equivocado y que las cábilas oponían esta vez una resistencia muy seria. Abd-el-Krim respondio a los planes de Fernández Silvestre con un poderío insospechado y se produjo el desastre de Annual. Lo que quedó del ejército de 20,000 hombres se encerró en Melilla, que  también corrió peligro porque fueron arrasados y capturados los puestos circundantes como Monte Arruit, y se salvó porque las huestes del jefe rifeño no supieron poner en acción la artillería que había pasado a sus manos. El clamor en la península fue creciendo; se habló de la corrupción en las filas castrenses; había oficiales que gastaban el doble de lo que sumaban sus estipendios; se carecía de armamentos adecuados; se enriquecían los jefes y los encargados del abastecimiento alimenticio y las tropas pasaban hambre; los hospitales eran focos de infección. Se pidio el castigo de los  responsables de aquella situación, y ese fue el centro de la agitación política desde 1921 a 1923.

A fines de 1922, la posición de Dámaso Berenguer fue debilitada y en su lugar fue nombrado el general Burguete. El nuevo alto comisario quería poner fin a la guerra con otros procedimientos, los del soborno de las cábilas, lo que era tanto como confesar que la acción militar había fracasado. Hubo negociaciones con Abd-el-Krim por medio de un millonario vasco que había adquirido las acciones alemanas en la Compañía minera, para el rescate de los prisioneros.

 

Cambios en el Gobierno que no cambiaban el panorama

La gravedad de la situación hizo pensar en la institución de un gobierno de unión nacional; los problemas a resolver eran complejos y variados: la cuestión de Marruecos, las reivindicaciones regionalistas, la rebelión obrera. El gobierno conservador de Sánchez de Toca, en el que participaba Sánchez Guerra, puso fin al reinado de Martínez Anido en Cataluña y el general Picasso fue enviado a investigar sobre el terreno la catástrofe de julio de 1921. Los nombres de Francisco Cambó y de Melquíades Alvarez aparecían con sus planteos y promesas. Los conservadores dejaron el poder y se formó el gobierno de García Prieto, el último gobierno civil de Alfonso XIII; la gravitación del canovismo desde 1875 hacía tiempo que se había esfumado; el ejército no asumió el poder más que marginalmente, en los períodos de estado de sitio, y en materia de presupuestos para las fuerzas armadas, pues era como un dogma indiscutible la presencia de un general siempre en el ministerio de guerra, y sin declararlo  abiertamente, pero en los hechos, eran un Estado dentro del Estado. El gobierno de García Prieto no pudo lograr que el clamor generalizado de responsabilidades decreciese y se olvidase. Melquíades Alvarez exigía la reforma del Artículo 11 de la Constitución, que hacía del catolicismo la religión del Estado, y una reforma social radical: la democratización de la monarquía. La alta comisaría de Marruecos fue entregada a un civil y el 12 de julio de 1923 las Cortes nombraron una comisión para examinar y juzgar los alcances del expediente Picasso, pero el 24 del mismo mes los parlamentarios,

fatigados de su labor, salieron de Madrid a fin de disfrutar de las vacaciones veraniegas; no había prisa. Al reabrirse las Cortes se ajustarían las cuentas al ejército y al rey mismo.

El rey se había quejado del aislamiento, de la "deserción" de los monárquicos, que exponían el régimen a la difamación y a la hostilidad de las izquierdas. En un discurso improvisado, se refirió a la necesidad de una reforma institucional, con Constitución o sin ella, y ese criterio causó alarma al propio La Cierva. En agosto de 1923 el rey preguntó a Maura su opinión con respecto a una dictadura, el ideal íntimo del monarca, que creía que ese sistema sería respaldado por las grandes masas cansadas y decepcionadas de la politiquería habitual. Maura, aunque estaba convencido de que los partidos, conservadores o liberales, eran incapaces de seguir gobernando, opinó que la corona no se salvaría por medio de la dictadura, pues no existiría luego camino para el retorno a la normalidad.

La convicción de algunos liberales y de algunos socialistas era que se imponía un cambio de régimen, aunque su visión de las exigencias obreras, de las demandas de los campesinos, de las corrientes regionalistas, no iba mucho más allá que la de los partidos que se vinieron turnando en el poder desde comienzos de siglo. La politiquería, que el pueblo español rechazaba como inoperante en todos sus matices, había hecho del sufragio universal, del electoralismo, de la bandera democrática, una auténtica antidemocracia con el soporte firme del caciquismo, de la coacción bajo todas las formas, hasta el punto que la abstención electoral se convirtió en una vasta actitud colectiva que en cualquier momento podía hacerse presente y ofrecer sorpresas.

 

El Partido Militar Africanista

La fantasía de la misión de España en África, asentada a veces en ambiciones bien materiales, pero también en falsas y generosas aspiraciones, pues España no podía dar a otros lo que no tenía para sí misma, fue suplantada por un auténtico partido africanista, el de los militares que temían que pudiese ser abandonado Marruecos en vista de la esterilidad de la dominación española.

El propio ejército no era un cimiento seguro, porque su disciplina podía resquebrajarse, como en julio de 1921, o por otros motivos.

¿Qué harían los profesionales de la ocupación militar de Marruecos, sin Marruecos? Apareció la solución de un cuerpo de ejército independiente de los altibajos  peninsulares, de la infiltración de pensamientos propios, y se tuvo así la Legión  extranjera, luego, los cuerpos del Tercio y los Regulares, organización poderosa,

mercenaria, férreamente disciplinada y cuyo mundo moral se expresaba en el grito eufórico de ¡Viva la muerte! Las bajas eventuales en esas formaciones no repercutían sentimentalmente en el pueblo español; eran aventureros de todos los orígenes a quienes se pagaba para matar y para morir. Fue una inspiración genial del general Sanjurjo, de Millán Astray, de Francisco Franco. La Legión Extranjera fue pronto el centro de interés y de acción de España en Marruecos, y más de una vez en España misma, un instrumento seguro contra las rebeliones y las protestas cabileñas y asturianas, o catalanas o levantinas, una academia militar para convertir las lilas castrenses españolas en Legión Extranjera.

El partido africanista no pudo ser silenciado o ignorado en lo sucesivo, ni en Marruecos ni en la Península, y fue imposible gobernar sin él y menos contra él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miguel Primo de Rivera

Después de los años de pistolerismo oficializado en Cataluña, y por reflejo en toda España, bajo el genio de un Martínez Anido, y de un Arlegui, aparece en Barcelona, al frente del IV cuerpo del Ejército, Miguel Primo de Rivera, con beneplácito de muchos regionalistas y de la totalidad o casi totalidad de los industriales.

El pistolerismo de la autodefensa gremial y libertaria cedio al desaparecer de la escena activa los pistoleros a sueldo de la patronal catalana y de las autoridades gubernativas; no fue un mérito de Primo de Rivera esa pacificación.

Desde la cómoda canogía de Cataluña, campechano, dicharachero, divertido, concibió Primo de Rivera el pensamiento de convertirse en un salvador de España, y fraguó casi solo un alzamiento militar, el primero desde 1875, salvo el intento del general republicano Villacampa en 1886. El expediente Picasso repercutiría seguramente en el prestigio del ejército y en la continuidad de la monarquía. El rey pensaba lo mismo. No se sabe si los planes de alzamiento se hicieron en combinación tácita o expresa con el rey o sin ella, como decisión personal del aspirante a ocupar el mando supremo en España. Si no hubo acuerdo predio, hubo pleno asentimiento regio desde el primer instante. El rey pasaba sus vacaciones veraniegas en San Sebastián cuando el 13 de septiembre de 1923 se levantó en armas Primo de Rivera en medio de la indiferencia del pueblo español, cansado y decepcionado de la esterilidad de los partidos políticos que se turnaban como las figuras cambiantes de un caleidoscopio. El rey interrumpió sus vacaciones y corrió a Madrid y no vaciló en nombrar a Primo de Rivera jefe del consejo de ministros, sin saber ciertamente si el alzamiento contaba con las guarniciones de toda España, aunque podía sospecharse que no se opondrían al mismo. Inicialmente llegó así al poder para establecer la "paz social" y resolver el problema de Marruecos; se proponía constituir un breve paréntesis en la marcha constitucional del país, para restablecer las instituciones tan pronto como se encontrasen los hombres no contagiados con las denunciados vicios de las organizaciones políticas. El primer paso para la vuelta a la normalidad era la dictadura. Pero esa dictadura, que duró siete años, es otro capítulo triste y trágico de la historia española; y antes del retorno a la normalidad, un día despachó el rey a Primo de Rivera como a un criado que no le servía ya, y nombró en su lugar a otro, al general Berenguer y luego al almirante Aznar, con el que se puso fin a la monarquía el 12 de abril de 1931.

Pero la misión del dictador se había cumplido; la clausura de las Cortes imposibilitó que se plantease el problema de Marruecos, y el de la responsabilidad de los altos mandos militares, y se salvó la monarquía y se salvó el rey, cuya injerencia en los

planes militares de sus adictos como Fernández Silvestre, se había divulgado en todos los ambientes. El expediente Picasso fue olvidado, y los pocos ejemplares impresos del mismo desaparecieron; uno de los salvados es el que se reimprime ahora para que

las nuevas generaciones puedan conocerlo y estudiarlo y extraigan del mismo las conclusiones que hemos alentado nosotros antes y después del expediente: que España no tenía nada que ganar y mucho que perder en Marruecos con la política de  penetración militar.

 

Diego Abad de Santillán

Buenos Aires, mayo de 1975

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 EXPEDIENTE PICASSO

 

EDICIONES MOR A T A

T E M A S  D E  N U E S T R O  T I E M P O  M A D R I D

 

DOCUMENTOS relacionados con la información instruida por el señor general de división D. Juan Picasso sobre las Responsabilidades de la actuación española en Marruecos duran, en julio de mil novecientos veintiuno.

Hay un sello en seco que dice: «Presidencia del Consejo de Ministros.- Excelentísimos señores: De orden de S. M., tengo el honor de remitir a V.E. los documentos relacionados con la información instruida por él señor general de división D. Juan Picasso sobre las responsabilidades de la actuación española en Marruecos durante julio de 1921, con el ruego de que se sirvan cursarles a la Comisión nombrada al efecto.

Dios guarde a V. EE. muchos años.

Madrid, 12 de julio de 1923.

Marqués de Alhucemas.

Excmos. Sres. Diputados Secretarios del Congreso de los Diputados.

 

Subsecretaría.

Tercer Negociado.

Excelentísimos Sres.:

De Real orden, y para conocimiento de los Sres. Diputados, tengo el honor de remitir a V. EE. los documentos que figuran en índice adjunto, referentes a la información instruida por el general de división D. Juan Picasso González, con motivo de los sucesos ocurridos en Melilla durante los meses de julio y Agosto del año próximo pasado.

Dios guarde a V. EE. muchos años.

Madrid, 18 de julio de 1922.-Sánchez Guerra.

Señores Secretarios del Congreso de los Diputados.

 

MINISTERIO DE LA GUERRA

Indice de los documentos que con esta fecha se remiten al Congreso de los Diputados.

Núm. E X T R A C T O

1 Acordada del Consejo Supremo de Guerra y Marina, fecha 1o de Julio, para la formación de causa, a fin de depurar responsabilidades relacionadas con el mando ejercido por el general en jefe del Ejército de España en África D. Dámaso Berenguer y Fusté, comandante general de Melilla D. Manuel Fernández Silvestre y general de brigada, segundo jefe, D. Felipe Navarro y Cevallos Escalera.

2 Escrito del Consejo Supremo de Guerra y Marina al Ministro de la Guerra, fecha 14 de julio, remitiendo copia del informe del general de división D. Juan Picasso, en el expediente gubernativo que instruyó.

3 Copia del informe de referencia, que comprende desde el folio 2172 al 2417, ambos inclusive, y cubiertas.

4 APENDICE

Núm. E X T R A C T O 4567

Escrito del Consejo Supremo de Guerra y Marina al Ministro de la Guerra, fecha 1o de Julio, acompañando copia del acta del Consejo pleno referente al estudio hecho del indicado expediente gubernativo.

Copia del acta que se cita.

Informe de los fiscales militar y togado, que comprénde desde el folio 1 al 70, ambos inclusive, y cubiertas.

Carpeta que contiene cinco croquis de Melilla.

Madrid, 15 de julio de 1922.-El Subsecretario, Emilio Barrera.

Hay un sello que dice: ((Ministerio de la Guerra-i4 Jul. 22.-Entrada. Hay un cajetín que dice: Entrada en la Sección, el 14 Julio de 1922; al primer Negociado, el 14 de...), Excelentísimo señor: En cumplimiento a lo preceptuado en el artículo 400 del Código de justicia militar, tengo el honor de comunicar a V. E. que el Consejo reunido en Sala de justicia ha acordado en providencia de 7 de los corrientes y como consecuencia del resultado de la información instruida por el general de división D. Juan Picasso, en observancia de las Reales órdenes de 4 y 24 de agosto y 10 y 6 de septiembre del año último, que se forme causa en única instancia para depurar las responsabilidades relacionadas con el meado ejercido por el general en jefe del Ejército de España en África, D. Dámaso Berenguer y Fusté; el comandante general de Melilla, D. Manuel Fernández Silvestre, y el general de brigada, segundo jefe de la citada Comandancia general, D. Felipe Navarro y Cevallos Escalera, los cuales ejercieron jurisdicción durante las operaciones de campaña desarrolladas desde la ocupación y pérdida del monte Abarrán hasta la capitulación de Monte Arruit; habiendo sido nombrado consejero instructor del aludido procedimiento el general de división D. Ataúlfo Ayala López, a quien por turno reglamentario corresponde, asistido como secretario por el relator, auditor de brigada, D. Angel Ruiz de la Fuente.

Asimismo me permito manifestar a vuecencia la necesidad de que, a los fines de justicia, quede unida la información gubernativa de referencia, al procedimiento que se ordena formar. Dios guarde a V. E. muchos años.-Madrid, 1o de julio de 1922.

 

Excmo. Sr-Francisco de Aguilera.

Excmo. Sr. Ministro de la Guerra.

(En papel timbrado del Consejo Supremo de Guerra y Marina.-Presidencia.)

Excmo. Sr.: Conforme con lo que manifestaba a V. E. en mi escrito de 1o del actual, tengo el honor de remitirle copia del informe del excelentísimo señor general de división D. Juan Picasso González, remitido en el expediente gubernativo seguido que ha instruido con motivo del abandono de posiciones en la Comandancia de Melilla en los meses de julio y Agosto del año mil novecientos veintiuno.

Dios guarde a V. E. muchos años.

Madrid, 14 de julio de 1922.

Excmo. Sr.: Francisco de Aguilera.

Rubricado. Excmo. Sr. Ministro de la Guerra.

Al margen hay una estampilla que dice: Entrada en la Sección, el 14 de julio de 1922; al primer Negociado, el 14 de...n

Y el sello en tinta de Salida del Registro general del Consejo Supremo de Guerra y Marina, con fecha de 14 de julio de 1922.Y una rúbrica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EXPEDIENTE PICASSO

RESUMEN

DEL EXCMO. SR. GENERAL DE DIVISIÓN

DON JUAN PICASSO GONZÁLEZ

Referente al expediente instruido por él con motivo del abandono de  posiciones en el territorio de Melilla en los meses de julio y agosto

Excmo. Sr.: Don Juan Picasso González, general de división, juez instructor de la presente información,  tiene el honor de exponer a V. E., como resumen de las actuaciones, lo siguiente:

 

1. I N T R O D U C C I Ó N

Orden de proceder. Punto de partida de la información.

Dispuesta por Real orden de 4 de Agosto último la instrucción de la presente información de carácter gubernativo, dirigida a esclarecer las circunstancias que concurrieron en los sucesos de orden militar acaecidos en el territorio de la Comandancia general de Melilla en el mes de Julio del año anterior, y  facilitados por el Ministerio de la Guerra los antecedentes que tomo elemento inicial de juicio fueron estimados pertinentes, unos en copia y otros para examen, hubo este juzgado de tomar como punto de partida prudencial de sus investigaciones aquel momento en que el Comandante general del territorio, propasando el límite racional de la capacidad de sus medios de acción, sin exacta apreciación de las circunstancias políticas regionales y distanciándose, a lo que puede juzgarse, de las miras del Alto Mando, en cuyos proyectos no entraba intensificar por entonces la acción por la parte de Melilla-telegrama de 13 de noviembre de 1920, se aventura en arriesgada incursión en la cábila de  Tenseman, sobre la izquierda del río Amekran, raya virtual por entonces de la zona sometida, en demanda del áspero contrafuerte de cabo Kilates, con decidido propósito de alcanzar el río Neckor y la bahía de Alhucemas, y que en su primera etapa se traduce en efímera  ocupación de monte Abarrán, sin  reparación ni medios adecuados, prólogo de la catástrofe provocada en aquel territorio.

 

Proyectos existentes sobre Alhucemas.

No es de suponer, atento a su proceso, la entera aquiescencia del Alto Mando a la ejecución perentoria de tales designios. Es cierto que existía un plan de operaciones encaminadas a dicho objetivo, como se alude en diferentes comunicaciones, y el cual entraba en el concierto de operaciones posibles para el pasado año, y aun fue tratado en la conferencia que en aguas de aquella bahía celebraron los dos generales en los primeros días de Abril. Mas, aparte de otras razones esenciales que a su tiempo podrán colegirse, se hallaban a la sazón el Alto Comisario empeñado en la ardua empresa de dominar los Beni-Arós, en Yebala, para que formal y simultáneamente entrara en sus proyectos el que se emprendieran operaciones de desconocido alcance en Tensaman, en parte refractaria a nuestra acción y alentada e impulsada su resistencia por la harka de Beni-Urriaguel, establecida en Iguelman -planos folios 452 y 1.166, que todas las confidencias hacían suponer numerosa y bien armada, amenazando a los tensamanis y tratando de arrastrar a los bocoyas, apero que todo hace creer que están aislados de su intransigencias -carta de 27 de Marzo 1921-; por más que del examen hecho del problema de la ocupación de la bahía, en la precitada conferencia, cual expresa el Alto Comisario en carta de 17 de Abril, no se había considerado empresa de gran monta en su aspecto militar.

 

 

 

 

 

 

Operaciones sobre la izquierda del Amekran.

Conoce este Juzgado por los documentos indicados librados a su examen, que el Comandante general de Melilla había sido autorizado -carta referida del 17 de Abril para realizar una pequeña operación para pasar a la otra orilla del río Amekran y ocupar también en la cabécera de este río, en contacto con Beni-Tuzin, un par de posiciones, a fin de colocarse en situación ventajosa para acciones futuras; pero que en la antedicha fecha se desconocía si el Comandante general seguiría en la misma idea, pues que, alterado el equilibrio entonces existente con Beni-Urriaguel, era muy posible que algunos contingentes hubiesen penetrado en la fracción refractaria de Tensaman-Trugut para tomar posiciones contra dicho avance en el contrafuerte de sus montes, en que era de esperar que hiciesen resistencia a nuestras tropas si la labor política no conseguía apartarlos de dicha dirección, labor que, por lo demás , no se consideraba haber progresado lo suficiente en dicha región.

Es por tanto de inferir, por natural deducción que dicha autorización estuviese condicionada a la discreción de coyunturas favorables que se ofreciesen en el desenvolvimiento de la acción política. Mas de cualquier modo era concesión peligrosa para una voluntad tan resuelta en sus determinaciones como la del Comandante general, obsesionado con el decidido empeño de llegar a todo trance a Alhucemas, como se reflejaba en sus manifestaciones, de que las declaraciones se hacen eco.

 

Peticiones de antecedentes.

Fue, pues, primer cuidado de este juzgado tratar de inquirir a base de los planes en principio concertados, el margen de tales autorizaciones y las iniciativas que hubiesen conducido a las fracasadas operaciones de la izquierda del Amekran en el territorio de Tensaman, fronterizo a Annual, dirigiendo, al efecto, al Alto Comisario de Marruecos la comunicación de fecha r5 de Agosto, que se inserta al folio t94 en demanda de su autorizado juicio y comentario para auxiliar la acción investigadora encomendada; así como se dirigió al Ministerio de la Guerra, en igual fecha, con la que figura al folio 1g3, en petición de documentos, que, examinados con anterioridad, se consideraban del mayor interés aportar al actuado para esclarecer la génesis de los sucesos.

 

Ordenes dictadas para regular la actuación.

No fueron contestadas estas pretensiones sino de manera indirecta por la Real orden de 24 de agosto expresado -folio 411-, en la que se resuelve que la información encomendada a este Juzgado no debía extenderse a los acuerdos, planes o disposiciones del Alto Mando, sino circunscribirse a los hechos concretos realizados por los jefes, oficiales y tropa en las operaciones que dieron lugar a la rápida caída de las posiciones del territorio para deducir las responsabilidades consiguientes en aquellos casos en que no se hubieran cumplido las obligaciones impuestas por las Ordenanzas militares.; y como esta resolución, limitando el campo de acción del Juzgado, sustraía al conocimiento del mismo la investigación de las causas primordiales que estimaba habían conducido a la catástrofe en relación con la orden de proceder, hubo de expresarlo así en respetuosa representación al señor Ministro de la Guerra en su primera visita al territorio, que atendiendo favorablemente estas indicaciones, proveyó a que fuese dictada la Real orden de 1.° de septiembre -folio 525- aclarando el justo alcance de la investigación judicial, despejando así, en lo estimado esencial, la atribución del juzgado y precisando que aun cuando la información en nada debía relacionarse con los acuerdos y planes del Alto Comisario , general en jefe del Ejército de África, se contraería a los hechos realizados por el personal del mismo, sin excepción alguna, en los sucesos de referencia.

En este punto hace constar este juzgado, que como quiera que los informes confidenciales que solicitara, por haber sido puestos preliminarmente a su disposición y examen y considerarlos de interés principal a los fines de su actuación, por dar razón más íntima de los hechos acaecidos y de su preparación, así como explican la situación política y militar del momento en que sucedieron, han tenido publicidad en la Prensa periódica.

 

Finalmente, por Real orden telegráfica de 6 de Septiembre -folio 688- “se dispone que tan luego los hechos producidos con ocasión de la defensa de las posiciones y operaciones militares que dieron por resultado la evacuación del territorio y pérdida del personal y material de este Ejército, aparezcan definidos con  caracteres de delito”, se sometieran seguidamente a instrucción judicial,  formándose tantos procesos como hechos pudiesen ser deslindados por la solidaridad de su acción. Así lo ha hecho el juzgado, aunque interpretando dicha soberana disposición extensivamente, con respecto a todos los hechos originarios de responsabilidad, armonizándola con la de 4 de agosto ; y por considerarlo de estricta justicia, amplió en concepto a los actos laudables que conocidos del juzgado, estimó no debieran quedar sin recomendación de sus merecimientos; dado, en suma, cuenta de todos ellos al General en jefe del Ejército, con testimonio de lo pertinente, en ejecución de dicho mandato, precedido en cada caso de razonada exposición particular, estimada necesaria para recapitular los hechos una vez que el estado de actuación del expediente no permitía unir la parte del resumen final correspondiente, no ejecutado basta el presente momento por no estar concluso el procedimiento.

Por su parte, el General en jefe, en orden telegráfica de 20 de Agosto -folio 277-, previene al Comandante general del territorio que todos  los prisioneros rescatados y cuantos se presenten en la plaza procedentes del campo enemigo comparezcan inmediatamente, antes de conversar con persona alguna, ante el juzgado a hacer las consiguientes manifestaciones de sus vicisitudes. En la imposibilidad material de recibir declaración inmediata en conformidad con lo que se prevenía a tan crecido número de individuos, entorpeciendo la marcha regular de las actuaciones, en diligencias-de 21 del precitado mes de Agosto, del folio 194, hubo de habilitarse al teniente coronel de Estado Mayor D. Vicente Calero Ortega, ayudante del inspector, para que les recibiese información preventiva, y cuando por la importancia de sus deposiciones se consideraban de interés a los fines del procedimiento, se formalizaban en declaración jurada. Dichos atestados se unen en cuerda floja a este actuado.

 

Dificultades de la actuación.

Dificultades de otro orden encontró también este juzgado en el desenvolvimiento de su actuación. Caído el territorio: desaparecidas, prisioneras o muertas guarniciones y columnas y unidades enteras, librando de la catástrofe contado personal, que en el curso del procedimiento ha ido aumentando con las representaciones sucesivas de libertados, no se ha contado en todos los casos con medios directos o autorizados de información, ni todos los testigos llamados a declarar por otra parte, lo han hecho con la espontaneidad, sinceridad e independencia de juicio que de desear hubiera sido. Parcos, unos, en sus manifestaciones por invocados respetos; otros, más atentos a poner de relieve su intervención en los sucesos, relevando el mérito que pretenden haber contraído, y lo más tendiendo a cohonestar su actuación con relatos que encubrieran o velaran las abstenciones u omisiones, la responsabilidad o ineptitud del proceder que el hecho colectivo hacía difícil, cuando no imposible, personalizar, todo ello ha entorpecido la labor de investigación con prolijidad innecesaria; porque como era obligado, debía reservarse a los testigos el derecho de dictar sus manifestaciones a tenor de los artículos 454 y 455 del Código de justicia militar, aun procurando fuesen ceñidas al marco de lo esencial. Y algunos testigos han llevado su circunspección al punto de que para obtener de ellos alguna declaración explícita sobre determinado hecho o juicio personal sobre cierto extremo, han querido ampararse en la formación de una pregunta concreta a fin de que no se entendiera como opinión espontáneamente emitida, en el curso de sus manifestaciones o relatos, sino forzada por el apremio ineludible de la pregunta. Se ha seguido el criterio, cuando han existido medios directos de información, de llamar a declarar a aquellos testigos que por su intervención principal en los sucesos se han considerado más capacitados para dar razón de ellos y por su autoridad o grado tuvieron participación más inmediata en su desarrollo, sin perjuicio de contrastar sus aseveraciones con otros informes de calidad, siguiendo en orden descendente el examen de los testigos disponibles de cualquier categoría, e incluso funcionarios civiles en los contados casos que ello ha sido posible, y paisanos vecinos de los poblados y cantineros de los campamentos que pudieran dar noticias, siquiera episódicamente, de los acontecimientos que presenciaran; y compulsando referencias, noticias, episodios y comentarios sueltos, manifestaciones libres de su sentir, tratar de asentar el juicio, cosa no siempre lograda en el grado de precisión que hubiera sido de desear y requería el esclarecimiento de hechos tan trascendentales; aun en casos no ha sido dable obtener noticia fidedigna alguna, desaparecidos todos los autores o no presentado ninguno hasta el presente, en lo ignorado de sus vicisitudes.

 

Antecedentes aportados.

Interesado este juzgado en allegar cuantos antecedentes y medios indirectos de información pudiese recoger para guiar su indagación, trajo a manos del mismo el celo familiar los antecedentes que ha estimado oportuno incorporar al expediente, y obran unidos a los folios 229 a 241, instructivos por extremo para el conocimiento de lar situación que precediera al desgraciado suceso de Abarrán, y que, por figurar en autos, será obligado a referirse a ellos. Dichos antecedentes proceden del malogrado Coronel de Estado Mayor D. Gabriel Morales Mendigutia, jefe que fue de la Oficina Central de Asuntos indígenas y de las tropas de Policía del territorio de Melilla, y han tenido muy  posteriormente parcial publicación en el Congreso de los Diputados (sesión del 24 de Noviembre).

 

Informe de 16 de Febrero de 1921 :

Necesidad de consolidar los avances.

Limite de elasticidad de las fuerzas de la Comandancia.

Con referencia al informe de 16 de Febrero de 1921, puede decirse que el expresado coronel, con clara visión del problema, se anticipa a los sucesos, sin que sus predicciones adelantaran, sin embargo, cosa alguna en el ánimo del Mando territorial. Con conocimiento palpable de la realidad, entendía dicho jefe-y este sentir, por lo demás, se refleja en las declaraciones de muchos testigos-que la rapidez de los avances realizados en el territorio a fines del año de 1920 y comienzos del anterior de 1921, que habían conducido a la ocupación de las cábilas de Beni-Said y Beni- Ulixech, asentando nuestro frente ofensivo en la zona fronteriza de la de Tesaman, exigía consolidación. Manteníase aún en ésta irreductible y refractaria-la fracción de Trugut, en contacto con los Beni-Urriagueles, que "sostenían el foco de la resistencia, y aquella cábila, con Beni-Tuzin, constituían a la sazón el objetivo inmediato de nuestra atención y acción progresiva; y prevista la ocupación de Sidi Dris efectuada en el mes de Marzo y extendida entonces nuestra línea desde el mar, desde aquella posición por Annual e Izumar hasta Azrú, en el Midar, consideraba «que se había llegado al límite de elasticidad de las fuerzas» de que el Mando disponía, señalando 'aquel punto de la costa la base de los futuros avances en Tesaman para abordar en Neckor. Da esto indicio de las dificultades materiales que se apreciaban en el escabroso territorio fronterizo a nuestra línea, falto de caminos, no sólo en el Yebel Iferm , en Beni-Tuzin, a que se alude en el informe, sino en todo el macizo montañoso que se desprende hacia Kilates; aparte de la carencia de medios proporcionales al esfuerzo, como más adelante corrobora al esbozar los intentos preliminares que debían realizarse cerca dé dicha cábila de Beni-Tuzin para el necesario aseguramiento de nuestro flanco izquierdo contra la amenaza que constituía el entrante de su territorio, que pudiera ser motivo de inquietud en el proyectado avance sobre la bahía de Alhucemas.

 

 

 

 

Criterio del Comandante general sobre este punto.

Fecha probable de entrar en Beni-Urriaguel .

Y que se había llegado al limite de extensión de las fuerzas lo acredita la propia manifestación del Comandante general en su carta de r5 de Julio último folio 574-, aunque haciendo esta declaración bastante a destiempo y como invocación de sus presentimientos ante la eventualidad de un «hecho desgraciado,,; hecho que, por lo demás, nada le obligaba a cometer en la persuasión de dicha falta de medios. Pero es de advertir que, a tenor de la declaración del capitán de la 13.1 mía de Policía, Fortea -folio 471 vuelto-, no estaba el Comandante general muy persuadido de dicha insuficiencia de medios, por lo menos, relativamente a fuerzas; antes bien, reputaba aquéllos sobrados, a falta sólo de material y otros elementos, que decía no le eran enviados, al objetar las prudentes observaciones del expresado capitán ante el alcance de los proyectos que le explanara, en relación con las dificultades materiales que apreciaba, puesta, en suma, la garantía del éxito en «no será abandonado por su estrella. Y es que , como oportunamente apunta el coronel Morales en su informe antes citado, las fáciles operaciones que habían conducido a la sumisión de Beni- Said y Beni-Ulixech, determinando la de Tesaman, con excepción de la fracción disidente de Trugut, y el ambiente de paz que se disfrutaba en la zona, pudieron hacer confiar en que las marchas hasta las proximidades del Neckor se realizarían asimismo sin formal resistencia; versión que igualmente acoge el coronel de Artillería Massalier -folio 975-, reconociendo que la facilidad de los anteriores avances realizados, casi sin resistencia, podía explicar se rebasasen los límites de la prudencia y se extendiese la ocupación a adelantados territorios sin prevención de medios adecuados, no pareciendo sino que el enemigo –por su abdicación más que por su vencimiento- dejaba de serlo al hacer sumisión, entregándose resignado a nuestro dominio. Mas, con toda esta apariencia favorable de demisión , continuando la glosa del informe del coronel de la Policía Morales , calculaba dicho jefe que la sola ocupación pacífica , políticamente preparada, de las dos cábilas de Tensaman y Beni-Tuzin, ocuparía todo el verano , y aun verificada en dichos improbables términos , no creía pudiese estar concluída hasta Agosto, cuando menos, en que se llegaría entonces a entrar en contacto con Beni-Urriaguel , y fecha en la cual no consideraba pudiera todavía pensarse en traspasar el Neckor. Afianzamiento previo de la situación a retaguardia. Estimaba indispensable consolidar la situación establecida por nuestros rápidos avances para que se pudiera pensar, sin riesgos de hallarse con una sorpresa desagradable en dejar desguarnecido todo el territorio ocupado, y llevar las fuerzas a vanguardia al emprender las operaciones, y esta consideración ha de imponerse con mucha mayor fuerza al tratarse de Tensaman y de Beni -Tuzin. Es seguro que en ninguna de esas cábilas ocurriría nada al encontrarse las fuezas más allá del Neckor mientras las cosas marcharan bien ; pero, si hubiera algún combate , no digamos desgraciado, sino duro , que nos obligase a hacer un alto, pudieran las cosas variar. Fecha presumible de llegada al Neckor. Para no ser prolijos no se citan sino aquellos lugares principales ¡pero no puede menos de llamarse la atención sobre las consideraciones que se siguen en dicho informe para comprender que el Mando se hallaba asistido de órganos que tenían una percepción clara del alcance de la empresa planteada , condensado su juicio en la conclusión razonable de que no convendría «aun en el caso más favorable , pasar el Neckor antes del próximo otoño, si queremos fiar el éxito más a la prudencia que a la audacia», afirmándose, finalmente, en el criterio de considerar como límite, entonces, de elasticidad de las fuerzas del territorio, el asentamiento en la raya de Tensaman con la ocupación de Sidi-Dris y una posición intermedia entre ésta y Dar-Buimeyan.

 

 

 

 

 

 

Existencias de harkas y su actitud en el territorio fronterizo.

Planteada en estos términos materiales la solución racional del problema, en minuta de carta política de 29 de Mayo último, comprendida en los antecedentes que se comentan, al folio 238, se traza por voz del Comandante general el estado político del territorio, señalándose la inquietud que suscita con respecto a la zona ocupada, la secta Alauia, y en cuanto a las cábilas insometidas de Tensaman y Beni-Urriaguel la presencia, manejos y propósitos de Si Mohand Abd-el-Krim, que, a juicio de aquella autoridad, acrecienta notablemente las dificultades de una actuación armada y dificulta en grado sumo la política». Señala la existencia de harkas enemigas en Yub-el-Kama (en el paso al Neckor de la estribación de Kilates), con guardias avanzadas en el frontero Azrú Yibal (al suroeste de Abarrán) y Sidi Chaib, ejerciendo directa amenaza sobre Tensaman, influyendo en su vacilación, y aun con propósito de ocupar el monte Abarran, cosa que, «de lograrlo, haría más difícil la situación de la cábila y podría amenazar las comunicaciones entre Dar Buimeyan y Sidi-Dris», y, aparte la indecisión de los Beni-Tuzin del Norte, acusa el refuerzo de la harka de yarmaguas, condiciones en las cuales hay que pensarlo mucho -dice-antes de efectuar un avance, y por eso he mandado al comandante Villar a Dar Buimeyan para que sobre el terreno trate con los jefes de Tensaman; y si logramos la seguridad de su franco y decidido apoyo, operaré por aquella zona; en caso contrario, lo pensaré, porque tendríamos una serie de combates sangrientos, muy distintos de los que hasta ahora hemos sostenido en este territorio,)....

 

Harka de Azilaf .

Se hace también mención en esta misma carta de la harka de Azilaf, en Guednaya, y de su propósito de dirigir hacia Midar-Beni-Tuzin sus primeros movimientos como preparación de las fuerzas y aseguramiento de la situación en el frente ofensivo; indicación que se recoge para acreditar la existencia de los diversos núcleos enemigos levantados en armas e inteligencia de las alusiones que incidentalmente a ellos se hacen en algunas declaraciones con respecto a las operaciones en dicha dirección de Midar, y que no pudieron ser realizadas por la precipitación de los sucesos, Consulta al Alto Comisario. Sentados estos preliminares, considerados como preparación necesaria, sea permitido insistir en este lugar acerca de los términos de la comunicación que este juzgado dirigiera al Alto Comisario en 15 de Agosto pasado, folio 194. En este escrito, con la presunción de los designios que guiaran las acciones emprendidas en el sector de Buimeyan, se solicitaba de dicha autoridad, por estimarlo del mayor interés a los fines del expediente, como atento a la trascendencia que dicha malograda operación inicial de Abarrán ejerciera en el proceso de los sucesos del territorio, se sirviera deslindar las iniciativas que tales operaciones habían propulsado y la amplitud de la autorización que por su parte hubiese concedido al Comandante general para llevarlas a ejecución, con el parecer autorizado que los sucesos le hubiesen sugerido.

Como a esta comunicación no se ha dado contestación, bajo la reserva de las Reales órdenes citadas de 24 de Agosto y l.° de Septiembre último, se ha visto compelido el Juzgado a entrar en el terreno de las inducciones, falto de tan valioso auxilio, y explique ello, por lo tanto , los errores de apreciación en que incurra en su mejor deseo de ahondar en la génesis de los sucesos.

 

Plan preconcebido sobre Alhucemas.

Existía, en resolución, en el ánimo del Mando el plan preconcebido de la ocupación de la bahía de Alhucemas, aunque supeditado a la espera de la reunión de elementos materiales necesarios, como de sazón y oportunidad, y con relación a los antecedentes conocidos del juzgado y de que queda hecha referencia—carta política de 27 de Marzo-, la ocupación llevada a cabo en las cábilas de Beni-Said y Beni-Ulixech, permitiendo asentar nuestro frente ofensivo en los bordes de la de Tensaman, y con la posesión de la playa de Sidi-Dris, se estimaba tener en nuestro poder «el dominio de la llave de comunicación exterior de la cábila de Tensaman, y coloca, con la posición de Annual, en condiciones de abordar la única divisoria que separan nuestras tropas de las márgenes del Neckor, y por lo tanto, de las playas de Alhucemas», camino que se consideraba el más fácil; como de otra parte no constituír la ocupación del contrafuerte divisorio serio obstáculo, debido en mucho a la situación ventajosa adquirida en los límites de Tensaman -carta de 17 de Abril-, que, de mantenerse en la actitud que observaba, aseguraría las comunicaciones por tierra; por más que se reconocía que el momento oportuno para el avance no había llegado por dificultades de diversos órdenes, y requería una previa labor política intensa para allanarla y la preparación de una comunicación más fácil que la entonces existente entre Dar Drius y Annual.

 

Términos inmediatos del problema.

Se resumía, en conclusión, el problema entablado en la ocupación de pequeños puestos en Tensaman y Beni-Tuzin para dar mayor apoyo a la operación sobre Alhucemas, actuaciones que podrían tener lugar en breve plazo, y, por último, la ocupación de dicha bahía, que se realizaría, a ser posible, marchando por tierra a través deTensaman, y sólo en caso necesario auxiliada por un desembarco; programa halagüeño, parte del plan general de operaciones del año, que se creía poder dejar cumplido para el pasado verano-carta de27 de Marzo.

 

Situación general del territorio en vísperas de Abarrán.

Finalmente, en carta de 30 de Mayo, se manifiesta que el Comandante general de Melilla no realizó al fin las operaciones sobre el valle del Amekran, para que había sido autorizado, y que la situación seguía lo mismo; esto es, la mayor parte de Tensaman y Beni-Tuzin en actitud amigable; los Beni-Urriagueles, rebeldes, neutralizando las buenas disposiciones de los del poblado de Axdir, a los que impedían comunicar con la plaza, aunque la rebeldía no fuese agresiva, lo que se consideraba buen síntoma, y los bocoyas, en su actitud amigable de siempre los de la costa, pero no así los del interior, propicios a la propaganda de Beni Urriaguel.

Tal es el cuadro de la situación, juzgado por las autoridades del territorio, como introducción a los sucesos declarados en el mismo.

 

 

II. ABARRAN

Situación en vísperas de Abarrán.

La necesidad de consolidar lo ocupado era impresión general, y la recoge y consigna el Alto Comisario en su carta de 17 de Abril, que la situación política de la región de Melilla en la época que precediera a los inesperados sucesos era francamente buena, tanto en las cábilas desde largo tiempo sometidas como en las que recientemente habían hecho sumisión, y abundando en esta creencia dice el teniente coronel de Estado Mayor Dávila, jefe que era de la Sección de Campaña de la Comandancia general, en su declaración del folio 1284, que apreciada en sus términos generales la situación política del territorio ocupado, hasta el día de la operación de Abarráis tenía que considerarse buena y como de franca sumisión, juzgando por la tranquilidad que venía observándose una vez realizadas las operaciones sobre Beni-Said. y Beni-Ulixech, y dado, además, que en la zona no ocupada, inmediata a la línea de contacto, se mantenían relaciones amistosas con las fracciones de Fetacha, Ulad Hedra y Ulad Dris en Metalza, con las de Beni-Buyari y Beni-Melul de Beni-Tuzin y en la cábila de Tensaman, con las cuatro de sus cinco fracciones de Beni-Margnin, Beni-Buidir, Beni-Taaban y Rebaa el Fokani, manteniéndose sólo apartada la de Trugut, en la que estacionaba la harka de Beni Urriaguel, y que esta favorable situación política se reflejaba en la militar, la cual desenvolvía todos sus servicios en completa tranquilidad, no obstante lo cual, se tenía expuesto al Mando la inteligencia de no ser suficientes las fuerzas y elementos de que disponía para proseguir lar acción militar; que, antes bien, requería dedicar la atención a consolidar y afirmar el dominio de la extensa zona ocupada, y precisaba, además, asegurar la libertad de movimiento mediante la habilitación de caminos y aprestar de consuno los elementos consiguientes de fortificación, campamento, transporte y telecomunicación; aparte otras consideraciones de orden político, todo lo cual imponía parsimonia.

 

Proyectos del Mando en orden a Alhucemas.

Explica dicha declaración que abrigaba el Mando el proyecto de ir extendiendo la zona de dominio hasta situarse en condiciones de ejercer acción sobre el territorio de Alhucemas, formulándose en consecuencia el plan que fue sometido al Alto Comisario y del cual trataran ambas autoridades en la entrevista que celebraran en aguas de aquella isla, cual se desprende del cambio de comunicaciones habido, y algunas se recogen en lo actuado. Para la explanación de tales designios procediose al estudio de un plan que condujera en sucesivas etapas a la ocupación del áspero contrafuerte terminal de Kilates y dominio de la margen derecha del curso interior del río Neckor, siguiendo la línea de penetración determinada por el camino del zoco El Telatza de Beni-Buidir, en Tensaman, y el Tisi Takariest.

El desarrollo de este plan se iniciaba con una operación en la que tomarían parte tres columnas, siendo el objetivo ocupar las colinas de Tamarabat, en las que se establecerían posiciones sobre Abarrán (525 metros de altitud) y Taurit Imedlen (575 metros de altitud)  más la ocupación del zoco El Jemis de Rebaa el Fokani, si las circunstancias fueren propicias para esto último.

 

Operaciones preliminares en Beni-Tuzin.

Nada se resolvió sobre este plan, dirigiendo por de pronto el Mando sus miras a adelantar la línea de contacto por la parte del Midar, a fin de dejar dentro de la zona de ocupación los poblados adictos de Beni-Buyari y Beni-Melul. Tales propósitos son los que indica el Comandante general en su carta al Alto Comisario de 29 de Mayo-folio 23S-, con el fin de ir adiestrando los reclutas, afirmar Beni-Tuzin y fortalecer el flanco izquierdo, asegurándolo de cualquier incursión de la harka con nuevos avances hacia Axdir; operación a que hace referencia la declaración del folio 658 vuelto, y que había de verificarse en los primeros días del mes de junio con el concierto de tres columnas.

Y cuando por todo esto parecía apartada por el momento la atención de la zona del Amekran, es inesperadamente convertida de nuevo hacia ella y acordada la inmediata y perentoria ocupación del Abarrán; en mérito de la cual, en los últimos días de Mayo -siguiendo la relación de hechos de la declaración del folio 1.284- se presentó en la Sección de Campaña de la Comandancia general el comandante Villar, jefe del sector de Policía del Kert; en demanda de las instrucciones y elementos que fueran consiguientes para llevar a efecto la ocupación de dicho monte mediante una operación de Policía que había sido resuelta la mañana del mismo día, en entrevista con el Comandante general, siendo ésta la primera noticia que de ello recibiera la referida Sección de Campaña.

 

Estudio previo de la operación de Abarrán.

Por el informe de fecha 25 de Abril, que se une al folio 1.797, se viene en conocimiento del estudio preliminar de esta operación, verificado por el expresado comandante de la Policía en virtud de la orden que en cabeza figura haber sido dada por el coronel jefe de la Subinspección de Tropas y Asuntos indígenas del territorio, cifrado dicho estudio en tres operaciones en Tensaman, para establecer posiciones en Axdir, Monte Abarrán y otra intermedia entre esta última y la divisoria de Cabo Kilates.

 

 

 

 

 

Situación del territorio aledaño.

Descansa el informe en el examen de la situación política del territorio, considerado como “zona sometida”, aunque aún no ocupada, todas las fracciones de Tensaman, con la excepción conocida de Trugut, y como insometida la que empezaba en la divisoria entre los valles del -Amekran y del Neckor, Reduciendo de su razonamiento considerarse favorable a nuestras miras la política de la zona sometida, y con respecto a la refractaria, entender limitados nuestros movimientos, tanto en dirección de Yub-el-Kama (en Tizi-Yub, paso al valle del Neckor) como hacia Ras Sid Chaib (O. de Cabo Kilates), a través de las fracciones de Beni-Taaban y de Beni-Buidir.

 

Comunicaciones. Orden de las operaciones.

Examinando las comunicaciones más ventajosas, tanto desde el punto de vista topográfico, como político, y atento a la estructura del macizo de Abarrán, cuyo acceso más suave es por el Uad Sidi Hach Brahin, en tanto que lo reputaba punto menos que imposible desde el río Igerzanen, que corre por el zoco El Telatza, de Beni-Buidir, resume su parecer en el sentido de que las operaciones pudieran efectuarse en el orden de Abarrán, zoco El Telatza y Axdir; que consideraba que esta última operación pudiera quizá realizarse sin fuego; pero que también fuera posible que al darse cuenta la harka del avance hacia lyarmagua, se corriera por los montes de Beni-Tuzin, de modo análogo a como lo había hecho en Azrú Bidar -sobre Tizi-Yub- y divisoria de Kilates. Por tanto, efectuando antes del avance sobre Abarrán y el zoco El Telatza se amenazaría el flanco de la harka, pues Azrú Yidal quedaría bajo el cañón de Abarrán, y entendía no fuera fácil se aventurara a extender el flanco, y en consecuencia de ello, y haciendo activa labor política cerca de los Beni Acqui y Beni-Belaiz, para efectuar la subida a dichas fracciones de Beni-Tuzin, consideraba posible se atravesase fácilmente Yub-el-Kama, cosa que por aquellos momentos no podía esperarse.

 

Dirección más favorable.

Finalmente, proponía que la ocupación de Monte Abarrán y de zoco El Telatza se hiciese remontando el valle de Sidi Hach Brahin, mientras que otra columna simulase el ataque hacia Beni-bu-Yacub. La distancia de Dar Buy Meyan, última posición ocupada en la zona avanzada, al zoco El Telatza, pasando por Buydinar, se calculaba en dos horas, y por Sidi Hach Brahin, en tres y media.

 

Existencia de la harka de Beni-Urriaguel. Entorpecimientos de la acción política.

Del curso de esta exposición se comprueba que la harka de Beni-Urriaguel se había mantenido estacionaria hasta entonces en Yubel Kama, cubriendo el paso de Takariest, el más directo y transitable que guiaba a las márgenes del Neckor; pero revuelta dicha cábila contra los pensionados que hicieron acto de presentación en el peñón de Alhucemas ante el Alto Comisario en su visita a la plaza, imponiéndoles multas y cometiendo algunos desmanes y violencias, como el atractivo de las depredaciones a que prometieran librarse, determinaron, de consuno, el incremento de la harka, destacando entonces guardias o avanzadas al inmediato Arzu Yudal, cuya loma fortificaron, y otra a las proximidades del Suani, poblado del caid Al-Lal (de Trugut), y aún llegó a adelantar otra a la Zauia de Beni-bu-Yacub, todo lo cual limitaba nuestro campo de acción, cual antes queda indicado, y es bueno hacer constar que el Comandante general, en sus manifestaciones confidenciales, abundaba en la idea de que dicha visita del Alto Comisario al peñón de Alhucemas había entorpecido y perjudicado sus trabajos de expansión, como de ello hace expreso comentario en su carta de 15 de Julio -folio 574-, al consignar que «perdida en aquella fecha ocasión tan favorable -de actuar en Mayo anterior-, los elementos rebeldes de Beni-Urriaguel empezaron a moverse, comprendiendo que con la sumisión de Tensaman pronto se salvaría el promontorio de Kilates y extendería el Majzén su influencia por su terreno, comenzando por establecer guardia en Tizi Yub, y que podía casi asegurarse que el punto de partida del movimiento habido por parte de los Beni-Urriagueles había sido la visita hecha a la plaza de Alhucemas, pues la presencia de tres barcos de guerra, las salvas para honores y otras demostraciones soliviantaron los ánimos de los insumisos.

 

Labor política poco eficaz de la mía 15ª. Pérdida de la oportunidad.

Se da también el caso de que en dicha carta se lamenta el Comandante general de la labor poco eficaz del capitán Margallo, de la 15ª mía de Policía, de Tensaman, que llevaba la gestión cerca de la cábila, dando ocasión a su relevo incidental (días antes de Abarrán) por el de igual clase Huelva; labor que dice hubo de contribuir al aumento de la harka, como asimismo añade el que los informes no fuesen tan exactos y veraces como debieran haber sido, unido esto a las dificultades del dialecto regional para la inteligencia de intérpretes y oficiales en posesión del árabe y la traición de la harka auxiliar, determinando todo la pérdida de aquella posición. Pero, a su vez, dicho capitán Margallo, a tenor del interrogatorio del folio 7.210, atribuye al Comandante general la independencia con que obraba en casos de la Oficina indígena, y tacha, de falsas (según dice pudo comprobar) las confidencias que directamente aquél recogiera; pero, en síntesis, de la declaración de dicho capitán se deduce que favorablemente dispuestos los tensamanís, dos meses antes de sobrevenir los sucesos, a consentir la ocupación de Abarrán, y creyéndola él por su parte viable, siempre que se concertase con las de Tizza y Zaida, en Beni-Taban, para cerrar la costa a los Beni-Urriagueles, pasó empero, la oportunidad de la ocupación pedida por los jefes de la cábila, sin que, según sus manifestaciones, por aquella fecha, presentara oposición Beni-Urriaguel.

Suscitó luego la visita del Alto Comisario a Alhucemas -a principios de Abril- según las referencias que con reserva acoge, desavenencias entre los principales jefes como consecuencia de la presentación que ante él hicieran algunos jefes de Beni-Urriaguel, y anunciaron los tensamanis que si no se ocupaba inmediatamente la posición expresada de Abarrán y se les protegía se verían obligados, cediendo a la presión de los Beni-Urriagueles, a unirse a la harka; empeorando progresiva y rápidamente la situación, a tenor de la declaración, hasta juzgarse irrealizable la operación más tarde, amenazados ya los tensamanis de manera directa por la numerosa harka formada. No cree el declarante, que se hubiera ofrecido circunstancia favorable para determinar la precipitada ocupación del monte referido llevada a cabo por el comandante Villar.

 

Juicio sobre la precipitada empresa de Abarrán.

Por su parte, el coronel de Infantería Riquelme, actual jefe de la Subinspección de Tropas y Asuntos indígenas, y conocedor del territorio, en su declaración del folio 1.775, manifiesta paladinamente, en orden a los planes del Mando sobre la divisoria del Amekran y Neckor, su concepto pesimista del resultado si no se hacía con medios proporcionados y precedida de intensa acción política en Tensaman, que asegurando la neutralidad de los montañeses de ella permitiera batir la harka de Beni-Urriaguel, Beni-Tuzin y Bocoya reunida en Yub-el-Kama; harka que ya en Abril pasaba de los tres mil hombres, y que si no hostilizaba intensamente a las posiciones de la orilla derecha del Amekran era debido al propósito indudable de organizarse, instruirse y aun fortificarse; temores que asimismo tuvo oportunidad de exponer al Alto Comisario en ocasión de su visita al territorio a mediados de Abril, informándole de las noticias del campo y de los peligros de una sedición de los Beni-Ulixek en caso de un revés en Abarrán, dado lo poco consolidado de la acción política en el territorio últimamente ocupado, como en esta misma cábila.

No cree, en suma, el declarante, que se hubiera ofrecido circunstancia favorable para determinar la precipitada ocupación del monte referido llevada a cabo por el comandante Villar.

A pesar de haber manifestado uno de los jefes de Tensaman, Fakir Mohamen-Ukarkach, de que se hace eco el declarante, en la reunión preparatoria para la ocupación, que había unos tres mil beniurriagueles en la harka cercana a Abarrán, aconsejando por ello el empleo de tres fuertes columnas para asegurar el éxito de la operación, pues de lo contrario presumía un fracaso y se verían además en peligro los poblados de Tensaman, adictos a España, no obstante lo cual se hizo la operación bajo el apremio de la impaciencia del Mando, acordando la inmediata ocupación de Abarrán, sin duda fiado en seguridades de los adictos de dicha cábila, quizá abonadas, en orden a lo que declara el teniente coronel Dávila, al folio 1.284, por la presencia en los últimos días de Mayo en la Oficina indígena del mokaden de la Zauía de Sidi-bu-Yacub, lo que induciría a pensar haber llegado la oportunidad apetecida, aun cuando nunca mereciera la confianza del coronel Morales, jefe de dicha oficina. Y agrega al folio 1.288 que Abarrán se encontraba a retaguardia de la casa del indígena Ukarkach, uno de los principales jefes de aquella zona, que en unión de Haddú Boaza y otros jefes fueron los que intervinieron en las gestiones y realización de la ocupación.

Concertada la operación, directa y personalmente por el Comandante general con el comandante Villar, y prisionero este jefe, (recientemente muerto en el cautiverio), no ha sido dable conocer la labor política realizada que pudiera haber dado por resultado la decisión de ocupar la posición perentoriamente y “por sorpresa”, sin comprobar la sinceridad de las disposiciones de los naturales que a ello indujeran, como tampoco discernir si el expresado jefe obrara confiado por las falaces promesas de la cábila y seducido por lograr un éxito o cediendo al deseo de secundar decididamente las instigaciones del Mando. De todos modos, bien apreciados los términos de ejecución material de la operación, dan vehementes indicios de que no obraba asistido de plena confianza a pesar de sus alardes.

El hecho es que dicho jefe, en telegrama urgente de 29 de Mayo, atendiendo al deseo de los indígenas de que se avanzase a Abarrán, solicita autorización para realizar el miércoles (1 de junio) la operación concertada, que considera conveniente, y entendiendo poder efectuarlo en la forma en principio convenida con la Sección de Campaña.

En su vista, se comunican en telegramas del 31 al jefe de, la circunscripción de Annual las órdenes para que facilitase al comandante Villar los elementos que designa para llevar a efecto «el cometido que le ha prevenido», sin expresar cuál fuera, y correlativamente se da conocimiento al Alto Comisario en telegrama del mismo día 31, de que de acuerdo con el jefe de la fracción de Beni Bu Idir (Tensaman), al siguiente día, miércoles, sería efectuada una operación para ocupar el monte Abarrán, precisando su situación en la divisoria de aguas del Iguerzanen y el Asgar, en territorio de aquella fracción, próximamente en la línea destinada por los poblados de Iguerzanen y Abeljas, el cual detalle parece indicar no fuera localidad de antemano conocida en proyecto por el Alto Comisario. Se presenta la operación como de policía, a realizar por tres mías de dichas tropas reforzadas con regulares y otros elementos peninsulares. También anuncia en dicho telegrama para el sábado 4 otra operación en territorio de Beni-Tuzin, zoco de Midar, con el propósito de ocupar Taurirt, Tameland , Kudia Afelun y Tizi Tamsich.

Realizada la operación bajo tal aspecto, aunque habiéndose adoptado algunas medidas (según expresa el teniente coronel Dávila , al folio 1.289), para la eventualidad de tener que intervenir militarmente, el Alto Comisario, (en telegrama de 2 de junio, folio 1 . 5oo), manifiesta quedar enterado con satisfacción de la ocupación de referencia, y agrega que aun cuando las otras operaciones anunciadas y a que se refiere el telegrama, suponía estuviesen comprendidas en el plan de que trataran en su última visita a Melilla , deseaba conocer, y por ello solicitaba ampliación de detalles y fecha de su proyectada realización, como advertido o prevenido por

la inesperadamente puesta en ejecución.

 

 

 

 

 

 

Juicio sobre la operación.

De manera unánime se juzga en el conjunto de declaraciones la temeridad y falta de preparación de la operación llevada a cabo e influencia fatal en el curso de los sucesos a que dio origen: en vía de concretar las citas, resulta que emiten opinión desfavorable a ella el teniente coronel del Regimiento de África, Fernández Tamarit, (como puede deducirse de sus bien fundadas consideraciones del folio r .2o6, al juzgar la empresa acometida y sus esperadas consecuencias); así como el comandante de Ingenieros Alzugaray, (jefe del sector en las funciones inherentes al Cuerpo, folio t . n6), que ni aun tuvo noticia de la operación; el capitán de Ceriñola Catalán, (folio i.ec2), y el capitán González Longoria, (folio 492, de la 4ª mía de Policía, mantenida en reserva en Annual durante la ejecución en el concierto de medidas adoptadas por parte de estas tropas para llevarla a cabo) , de que da razón el parte del coronel Morales, (jefe de ellas, que se une al folio 20, concertadamente con los movimientos de fuerzas realizados en consecuencia del fracaso de la operación y ocupación subsiguiente el g de junio de Kasba el Dar-Tilitit ).

Y en general sería materia prolija recopilar los juicios adversos vertidos en el curso de las actuaciones que se resumen en los conceptos tle que fue prematuro el intento por falta de aseguramiento de los territorios atrás ocupados, y de preparación política y material en la ejecución, y desmedido en su alcance, y que fue, en suma, desacierto, temeridad e impremeditación aventurar el avance de Abarrán, obrando con un exceso de arrojo o ciega confianza que sólo puede explicar el impaciente deseo; la obstinación de llegar a Alhucemas a toda costa, sin reparar en la forma; pues tiene motivo el Juzgado para inferir del sentido suspensivo del final de la declaración del teniente coronel  Fernández Tamarit, folio t.zop, que al enojo manifestado por el Comandante general por el aplazamiento del envío de los refuerzos que pedía hasta resolverse la acción entonces emprendida en Beni-Arós, en Yebala, respondía el íntimo y decidido propósito de ir con todo a Alhucemas.

 

Posesión precaria de Abarrán.

Por lo demás, la posesión de Abarrán, sin caminos, a distancia, sin factible auxilio, atendido a los medios de que el Mando podía disponer, quedaba a merced del enemigo desde el momento que se resolviera a mostrarse hostil amparado en la escabrosidad del territorio, pues no podía abastecerse ni socorrerse en caso de asedio, sino mediante combates empeñados, para los que carecía de elementos adecuados al esfuerzo, como el caso de Igueriben, posición mucho más cercana, con harta elocuencia pregona, y fiar en el concurso de los naturales adictos de la región de asentamiento, sólo cabía esperarlo en el caso de que nuestra propia fuerza hubiese podido asegurar su protección contra el peligro de la harka enemiga. Y siendo, mejor dicho, pretendiendo que fuera una posición eminentemente ofensiva, un apoyo adelantado con propósito de aproximación y amenaza al lomo divisorio de montes que resguardaba al Neckor, para ser eficaz hubiera tenido necesariamente que estar organizada activamente con fuerzas y medios, y no ser un puesto más, un cuidado más, en la indefensa e interminable serie de posiciones sembradas en el territorio.

 

Abundando en análogo juicio, dice el teniente coronel Ros, del Regimiento de Ceriñola, (en declaración del folio 1.367), que por haber estado encargado accidentalmente del mando del Cuerpo y circunscripción a él asignada en ausencia del coronel Riquelme, (con permiso en la Península por aquel tiempo), se hallaba en Annual, que el 31 de mayo recibió la orden de aprontar al comandante Villar, (a la sazón al frente de la posición de buymeyan), los elementos de fuerza y medios que especifica, aunque sin indicarle el objeto determinado de su destino; que presentado dicho jefe en la tarde del mismo día, mandó prevenir la columna para la una de la madrugada del 1.° de junio, indicando que proyectaba una operación sobre el monte Abarrán que intentaba realizar por sorpresa, pues si se enteraban los moros, el fracaso era seguro, y si se realizaba con éxito se tenía ganado el sesenta por ciento para dominar la bahía de Alhucemas, contando para ello con la cooperación de una harka auxiliar de Tensaman; mas entiende dicho teniente coronel que no hubo tal sorpresa, pues que a las once de la noche aparecieron hogueras en los montes, denunciando que los moros estaban advertidos y de hecho apercibidos.

Salió, con todo, la columna a la hora precisada, y a las seis ocupaba el monte sin resistencia. Agrega que como a las nueve de la mañana se presentó en Annual el Comandante general, y puesto al habla con el comandante Villar hubo éste de decirle que tenía muy cerca la harka enemiga en actitud expectante y con la cual se insinuaba, textualmente, «te timaban. A las doce, y visto el sesgo favorable de las cosas, el Comandante general se dispuso a regresar a la plaza, diciendo al salir al coronel Morales, de la Policía, que le propusiera, por el buen éxito logrado, al comandante Villar para recompensa, representando el coronel que confesaba su equivocación, pues no creía que la operación se hubiese desenvuelto así, y que deseaba en lo sucesivo incurrir en la misma equivocación siempre que se alcanzase el mismo éxito; deduciendo el testigo, por la forma reservada de la expresión, que aquel jefe no estaba muy convencido de la operación, por lo menos ejecutada en aquella forma; como corrobora el capitán ayudante del Regimiento de Ceriñola más explícitamente al poner en boca de dicho coronel -en declaración del folio 1.002- la prudente objeción ante el aparente buen éxito “que aunque celebraría equivocarse ya se vería lo que pasaba después”. De igual extrañeza se hizo eco el aventurero Angelo Girelli, allí presente, sujeto sospechoso que en algunos lugares del actuado sale a colación, siempre como persona de dudosos antecedentes -folio 467.

 

Ejecución de la operación.

Con referencia a la ejecución material de la operación da cuenta de ella el parte del propio jefe de la columna, comandante Villar, y la información que con motivo del fracaso de la misma se instruyera y que en testimonio comprensivo de los principales lugares se incorpora al expediente -al folio 1 .699-, así como la declaración complementaria del teniente coronel de Ceriñola D. Manuel Ros Sánchez, antes citada.

 

Orden de marcha.

Puestas a disposición del comandante Villar en la tarde del 31 de Mayo las fuerzas ordenadas por el Comandante general, en la suma de elementos que indicaba, y todos los mulos de Ceriñola para el convoy afecto de municiones, víveres, agua y material de fortificación, organizó dicho jefe su columna en el orden que detalla, de tres mías de Policía en vanguardia, dos secciones de Regulares, dos compañías de ametralladoras de Ceriñola, dos compañías de Zapadores, una batería de montaña, cargas de municiones, ambulancia, compañía de Intendencia, sección de Regulares y dos compañías y un escuadrón de estas fuerzas; total, 1 .461 hombres y 485 cabezas de ganado; fuerza excesiva en verdad para un comandante.

 

Ejecución de la marcha.

En dicha disposición salió de Annual, a la una de la madrugada del día 1 de junio, con dirección al poblado de Kasba el Fokani; a las cuatro y media cruzaba el valle del Amekran, a ocultas de las guardias avanzadas del enemigo, siguiendo luego por su afluente Sidi Hach Brahin y al kilómetro se empezó a remontar el macizo de Abarrán (525 metros), que se coronó a las cinco y media, y a las seis, allegados los materiales , se empezó a fortificar ; trabajos que dice terminados» a las diez y cuarenta y cinco, con capacidad para trece tiendas, emprendiendo a las doce la retirada rectamente hacia Dar Buimeyan, cruzando el Amekran agua abajo de Budinar, por haber visto la situación de la harka amiga auxiliar de Kasba el Fokani, que con su colocación en el morabo de Sidi Ismael impedía la bajada de la guardia de Azrú Yidal, habiéndose efectuado la marcha en los términos que el parte describe, venciendo las dificultades del terreno y de los malos pasos, realizada de noche y por pendientes en extremo duras, y efectuando un largo rodeo de quince kilómetros a la desfilada para abordar la cumbre por el sitio de más fácil acceso, pues atento a lo que depone el teniente de Artillería D Antonio Gómez López -folio 1.710 vuelto-, fue preciso marchar de a uno por la naturaleza del territorio y senderos, agregando el capitán González Longoria -folio 492- que, según sus referencias, la cola de la columna llegó a su destino dos horas después que la cabeza, lo cual da idea de su continente a poca resistencia que a su avance hubiera opuesto el enemigo.

LO RARO ES QUE EL DESASTRE NO HUBIERA OCURRIDO ESE DÍA, LO CUAL DEMUESTRA QUE LA HARCA NO CONTABA CON CONFIANZA PARA ATACAR A LA COLUMNA YA FUERA PORQUE NO DISPONÍA DE HOMBRES O PORQUE NO DISPONIA DE ARMAS Y MUNICIONES SUFICIENTES PARA ENFRENTARSE A TANTO SOLDADO.

 

Organización de la posición.

Si se atiende a la materialidad de la fortificación del monte, conforme a la declaración del Chif de Ifasien, de Tensaman, el Hach Hadur Boaxa, (que se registra al folio s .ógq vuelto), al ser informado por el comandante Villar del propósito que se abrigaba de ocupar Abarrán, desaprobó el proyecto, por manifestar carecer de agua, ser terreno movido y sin piedras para hacer un buen parapeto y haber harka enemiga oculta en las cercanías, y corroborando esta impresión dice el teniente coronel Ros (en su declaración del folio 1.367) que como no encontraron piedra se trató de hacer el parapeto con sacos; que como estaban podridos y se desfondaban, no pudo hacerse sino un frente y parte de otro. Por su parte, el comandante Villar (en la declaración que prestara en dicha información, a raíz del suceso-folio t.669 ), dice que sobre un zócalo de piedra de 25 a 30 centímetros se colocaron sacos terreros en sentido del espesor hasta alcanzar la altura de un metro treinta centímetros; pero el policía Kaddur Dreus Buayus (folio t.7oo) manifiesta existir una sola hilada de sacos, y que la altura del parapeto llegaría al vientre de un hombre de regular estatura, y el teniente de Artillería antes citado, Gómez López, dice: Que al dejar la columna la posición (y él regresó con el ganado de la batería de montaña dejada en ella), quedó el parapeto formado por su frente Oeste, correspondiente a la Artillería, por dos o tres hiladas de sacos, que alcanzarían próximamente basta la altura de rodilleras de las piezas, :y siendo más elevado por los frentes Norte y Este ; y esto debe ser lo más aproximado a la realidad, por lo prematuro de la retirada de la columna de protección, que habría de dejar en curso de ejecución la obra, y sobrevenir el repentino ataque a la hora de haberse retirado aquélla.

 

Asentamiento de la posición y estructura.

El terreno de asentamiento, a tenor de la declaración del comandante Villar, era una cumbre o elevación en la parte más meridional del macizo de Abarrán, que se extiende en dirección Este-Oeste, ascendiendo suavemente en dicha dirección. Como a Seo ó geo metros se halla dominada por una cima situada al Norte, que impuso estrechar el trazado para disminuir el espacio batido dentro de la posición, dándole una dimensión de 65 por 12 metros. Se colocó la batería en el frente Oeste, teniendo a vanguardia un collado todo él dominado por la batería. Por el frente Este descendía uniformemente el terreno para resolverse en llano, dominándose todo con fuego de fusil. El frente Norte daba a las barrancadas que abren en el macizo de Abarrán. Al Sur desciende en  pendiente bastante fuerte, para después caer; en espacio muerto, en pendiente muy fuerte, constituyendo por sí misma una defensa.

Los sacos para el parapeto se llenaron de tierra del interior, para rebajar el relieve que afectaba, y por el frente Sur se dejó únicamente el basamento de piedra, pues a mayor altura que se hubiera dado al parapeto hubiera habido más espacio batido desde el terreno Norte exterior. Únicamente se pusieron sacos terreros en esa parte, a continuidad de la batería.

La alambrada se veía desde la posición, y estaba constituida, según el policía Kaddur, por sólo dos filas de estacas clavadas en el-terreno, muy suelto por algunas partes; agregando que el terreno que rodeaba a la posición en su cercanía era tan pendiente, que desde el frente de id

artillería y el de retaguardia, o Sur, donde después se hizo una zanja trinchera, sólo se veía la alambrada que estaba colocada en el borde de la cima donde se asentó la posición. Entre alambrada y parapeto, como al exterior, había bastante maleza, jara y monte bajo, que permitía acercarse sin ser visto.

El teniente de Artillería Gómez dice que en el frente Oeste de la batería el espacio muerto era de unos 1.500 metros, no quedando espacio batido con espoleta a cero, por empezar a estar desenfilado el terreno a unos cincuenta metros del parapeto.

 

Curso de la operación.

Atento a la declaración del teniente coronel Ros, el Comandante general, (que a las nueve de la mañana había llegado a Annual), pretendio ir a Abarrán, del cual intento le disuadio el coronel Morales, de la Policía, aduciendo la distancia y desconocer él el camino; asegurando las confidencias que no atacó el enemigo cuando se establecía la posición, y se mantuvo a la expectativa para dar tiempo a que el general fuese a ella, cual tenía por costumbre en las ocupaciones, a fin de hacerle prisionero.

 

Retirada de la columna.

A las once, según el parte de la operación (folio i.go8) emprendio la retirada la columna directamente sobre Buimeyan, efectuándolo prematura y precipitadamente, con poco orden y cohesión (folio 1.206) habiendo tenido ocasión el Juzgado de examinar fotografías del paso de ella por el valle del Amekran, con alargamiento y desunión, cuyo rastro, en la parte sorprendida, no da idea de fuerza organizada.

Según el teniente de Artillera, a las doce cuarenta y cinco, pasando la columna el río, se le advirtió no era conveniente se detuviese a dar agua, por verse bajar bastante enemigo de los montes que domina el sitio de paso, antes bien que acelerase la marcha, y una hora más tarde se oyó el primer cañonazo (nota: o sea que a las 13:45 horas comenzó el asedio) de la posición, siguiendo sin interrupción el fuego hasta llegar a Annual; pudiendo seguir luego, el testigo de ésta, las distintas fases de la defensa hasta extinguirse el fuego y ver desaparecer la posición a las tres horas y media de haber sonado el primer disparo (o sea sobre las 17:15 horas caería la posición). Confirman el fuego el teniente coronel Ros (folio 1.367) el capitán Catalán -folio 1.oo2- y el capitán González Longoria -folio 492-, que observó la intensidad, la explosión de los proyectiles, que empezaron a unos mil metros, fueron acercándose al parapeto y acortando aquella distancia; y asimismo el soldado de Ceriñola Martín Gómez-folio 999; Dice también el comandante Villar (-folio r.6gg vuelto-) que al retirarse de la posición y cerca de el AMEKRAN recibió un despacho del Comandante general ordenándole quedara en Abarrán, además de la Artillería, una compañía de ametralladoras, pero que esto ya no fue posible, porque se faltaban dichas unidades pasando el río. Que cruzado éste se oyó fuego de cañón contra la vertiente derecha de Igerzanen, y al propio tiempo sonaron algunos disparos sueltos de fusil, hechos, a lo que parece, por la harka amiga de kasba el Fokani, apostada en Sidi Ismael, contra gente que bajara del monte.

 

Ataque a la posición.

El hecho es que, a poco de dejar la columna la recién establecida posición, se inició, el ataque, y que cayó la posición en la escasa defensa que hiciera de la una a las cuatro y media o cinco de la tarde del mismo día 1 de Junio, en condiciones que hacen suponer la deserción de la harka auxiliar o el abandono precipitado de su guarnición sin apurar la resistencia, cosas que no aclaran suficientemente las diligencias unidas. De la ocupación, como del ataque, dan cuenta circunstanciada los telegramas del Alto Comisario al Ministerio de la Guerra de 1, 2 y 3 de junio -folios 7, 8 y 12- y conferencia del día 5 (folios 17 y 21).

La columna de protección, en su apresurada retirada, no trató de acudir al reparo del ataque, advertida, sin embargo, por el fuego que oyera en el trayecto, llegando a Annual sus primeros elementos a las cuatro de la tarde.

 

Causas determinantes de la caída.

Realizose, en conclusión, bajo tan desfavorables auspicios y términos de ejecución la operación con tanto ahínco como impremeditación emprendida, «aprovechando rápidamente una circunstancia favorable que hiciera notar el jefe del sector, comandante Villar, brindada, a lo que parece, por los mismos cabileños de Tensaman. Por ello se organizó la sorpresa del monte Abarrán con auxilio de elementos locales, y cuya ocupación se efectuó sin resistencia del enemigo», cual se dice en carta de 8 de junio al amanecer el Alto Comisario el epílogo de la fracasada operación, consignando que el repliegue se efectuó sin novedad, sin que nadie hiciera presentar lo hostilidad del enemigo; es de inferir que con referencia a los informes que le hubiesen sido facilitados.

Como consecuencia inmediata de la caída de la posición, los cabileños de  Tensaman, compelidos por los beniurriagueles, engrosaron las huestes de la harka enemiga.

A las once de la mañana del día 2 de junio se presentó de nuevo en Annual el Comandante general, (según declara el teniente coronel Ros al folio 1.370) pero ni en aquel día ni en el siguiente, dice, se pudo tomar la ofensiva, porque noticias que da por ciertas hacían subir el contingente de la harka a once mil hombres.

El Comandante general, ante el inesperado fracaso del Abarrán, se vió obligado a reformar sus propósitos, abandonando el plan de ocupación de Beni-Melul, que con tal confianza anunciara, disponiendo que la columna del teniente coronel Fernández Tamarit, de África, (que debía cooperar a él--folio 1.2c6-) por Harrichen, se incorporase a Annual, creyendo el testigo que el desgraciado suceso determinó el que el enemigo cambiase de actitud, dejando la expectante que guardaba y adoptando la ofensiva, consciente de su fuerza, decidido a contrariar los intentos de nuestro avance hacia Alhucemas.

 

Ciertamente, crecido por el fácil triunfo que se le había preparado, y ante nuestra pasividad no dando rápida respuesta al descalabro, el enemigo se decide a pasar el Amekran, a cuya izquierda hasta entonces se había mantenido. Y agrega el coronel Riquelme, en su declaración del folio 1.780, que desde el punto de vista militar el fracaso de Abarrán determinó el aumento de los contingentes rebeldes, adquiriendo éstos la convicción de sus fuerzas para expugnar nuestras posiciones y sistematizar sus procedimientos de ataque; y les más sensibles efectos fueron la paralización de la acción ofensiva en Tensaman y la necesidad de tener que organizar defensivamente el territorio de Beni-Ulixech, que estaba avocado al ataque inmediato de la harka.

 

Consecutivamente, el día 2 de Junio, a las tres, el enemigo se echó sobre Sidi Dris, acometiéndola con ímpetu. Una columna que se organizó en Annual para acudir en su socorro, al mando del teniente coronel del Grupo de Regulares, hubo de retroceder ante el crecido y superior número de enemigos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

III. SITUACION SUBSECUENTE A ABARRAN

Consecuencias del fracaso de Abarrán.

El fracaso de Abarrán hubo de producir en el territorio, así en el campo enemigo como en la zona sometida, sus naturales e inmediatas consecuencias, que, aunque previstas y descontadas por cuantos fríamente consideraban lo deleznable de la situación creada, no pudo, empero, ser medida en toda la inmensa trascendencia que la realidad aparejara.

 

Varias opiniones personales atinentes al hecho.

Como reflejo de las impresiones predominantes en el territorio acerca de la situación y que prepararan para el conocimiento de los sucesos materia de esta información, pueden citarse las manifestaciones, entre otras , del teniente coronel de Artillería Gay -folio r.o86 vuelto-, en que declara que después de Abarrán todas las opiniones estaban de acuerdo en lo que fatalmente había de sobrevenir, dada la existencia de enemigos y las condiciones del camino y distancia del avance efectuado; que siempre creyó, y era parecer bastante extendido entre la oficialidad del territorio, que la organización era para «tiempo de paz», y que en guerra, con enemigo numeroso y enérgico, era de temer un desastre; mas como todas las operaciones presenciadas por el declarante habían sido coronadas hasta entonces por el mejor éxito, dándose el caso insólito de no haber ocurrido la menor agresión, tenía que creer eran infundadas sus alarmas. De todos modos, inmediatamente de perdido Abarrán, y visto que, en realidad, había enemigo concentrado en los montes cercanos, consideró imposible a todo punto el volver a dicha posición.

Figura al folio 1.320 un fragmento de carta del teniente de Artillería D. Ernesto Nougués, fechada en Annual el 12 de julio, que da también idea del estado de cosas alcanzado, por cuanto asevera que los avances demasiado rápidos, sin consolidar bien lo ocupado, habían determinado una situación bastante difícil, siendo raro el día que no tenían que tirar, y como existía delante una harka numerosa y hasta organizada, no creía posible dar un paso que no fuera en firme, pues otro desastre como el de Abarrán lo juzgaba horroroso. «Hemos atravesado por unos días tristísimos, de enorme depresión moral: se desconfiaba de las fuerzas indígenas, se hablaba de una insurrección del territorio; nos, encontrábamos impotentes, faltos de elementos ...; sucedio lo que tenía que suceder: que mientras la cosa iba bien, nadie se preocupó de deficiencias; pero cuando han venido los palos, se ha visto que estábamos haciendo equilibrio, y eso no puede ser. El capitán de las tropas de Policía González Longoria dice en su declaración  (al folio 492) que, si bien con respecto al campo enemigo, como actuación exterior a su cábila, no tenía noticias directas, sabe, entre otros particulares que consigna, que Tensaman no se manifestaba propicia a la ocupación, y Beni-Ulixech «estaba más bien ocupada que sometida»; y corroborando este aserto tan esencial para la existencia entonces de nuestro frente avanzado, dice el coronel Riquelme, jefe actual de la Subinspección de las Tropas y Asuntos indígenas del territorio –folio 1.778 vuelto-, en relación con sus temores, manifestados en cuanto al avance sobre el Neckor sin adecuada preparación, que eran de esperar los peligros de una rebelión de Beni-Ulixech, en la cual estaban las posiciones de Buymeyan (en terreno de Tensaman), Annúal, Izumar y Yebel Uddia-, «dada la poca consolidación de la acción política en la misma cábila de Beni-Ulixech, como se podía observar en la actitud de desvío de los habitantes que rodeaban a las posiciones allí enclavadas y los incidentes que surgían entre la Policía y los poblados, a la vez que algunos tiroteos nocturnos a Annual».

 

 

 

 

 

 

 

Propaganda sediciosa.

Síntomas precursores de la conmoción del Campo.

Tal era el estado preponderante que de atrás venía formándose; el fracaso de Abarrán desencadenó los sucesos que se incubaban con despreocupación del Mando.

El capitán de Policía Alonso dice en el parte a la Oficina Central indígena de las operaciones de su mía -folio 867- que desde la desgraciada expugnación por el enemigo de la posición precitada, se recrudeció grandemente la agitación en la zona no sometida, pregonándose constantemente la formación de harkas, compra de armamento y municiones, y que se preparaban para la lucha las cábilas de Gueznaya y Beni-Tuzin, que estaban en relaciones con las sometidas de Midar, Tafersit, Beni-Ulixech y M'Talza. En declaración prestada por dicho capitán -folio 223- ratifica dicha especie, agregando que después de la caída de Abarrán, Abdel-Krim había escrito a los jefes de cábila de la zona no ocupada y de la ocupada antes enumerada, diciéndoles que se preparasen, que él atacaría

a nuestras tropas y posiciones de frente, y que los demás las atacasen por retaguardia para cortar las comunicaciones. Por su parte, el teniente coronel de Infantería Fernández Tamarit, merecedor de mejor crédito por su activa intervención en las operaciones de tiempo atrás realizadas,  y conocedor del territorio, dice, en declaración del folio 1.203, comentando las medidas que, a su tiempo, hubiesen podido ser adoptadas en Drius, para contrarrestar la situación producida por la caída del frente, que tal vez hubieran variado el aspecto de las cosas, pero no remediado la inevitable consumación de los hechos ante el alzamiento de las cábilas, que, aunque se decían sometidas, conservaban, sin embargo, armamento en abundancia; agregando que «la actitud de estas cábilas no ha sorprendido al declarante; lo que sí ha llamado su atención es la simultaneidad en el alzamiento, que demuestra estaba preparado para cuando hubiera ocasión propicia. En los avances, no se había consolidado nada: se vivía porque los moros de las cábilas lo toleraban, y además, los mismos moros que se decían recientemente sometidos, sabían de nuestra eficiencia militar lo suficiente, ya que en todas las operaciones la política deja en tercer lugar a las fuerzas europeas, en el segundo a las indígenas auxiliares , y confiaba el puesto de vanguardia al «Banco de España».

Aun los moros a quienes realmente conviniera estar a nuestro lado, tenían que abandonarnos al vernos incapaces de defenderlos contra los otros, y el natural instinto de rapacidad de los indígenas bastaba por si solo para determinar el que los de Nador y Sengangan, por ejemplo, saquearan estas poblaciones en evitación de que luego llegaran los demás y lo hicieran en su provecho...», circunstancia que puede explicar la rápida propagación del movimiento insurreccional de tiempo abrigado. Si bien en el contraste de opiniones por algunos se pretende no existía tal acuerdo clandestino, del relato de hechos sueltos, desligados, insignificantes en sí, y al parecer inconexos, referidos por numerosos testigos avecindados en el país, colonos , empleados, religiosos de la Misión y otros, se aprecia bien que existía un estado latente de inquietud, un aire de revuelta, fruto indudable de una secreta inteligencia de los naturales de la zona sometida con los de la rebelde, si bien en el momento de su explosión hubiese de determinarlo la oportunidad, y el mismo derrumbamiento de nuestras líneas y puestos de la moral de las tropas, y su huída como resorte impulsivo, lo precipitase y extendiese a límites de gravedad no medidos por los más pesimistas en el juicio de la inseguridad y compromiso de nuestra situación.

 

Actividad de la propaganda insurgente.

«Activa propaganda (dice el coronel Riquelme al folio 1 .78o, al informar sobre los motivos de la hostilidad de las cábilas) indudablemente venían realizando los elementos rebeldes de fuera, apoyados en un núcleo de fanáticos y descontentos; propaganda que se mantenía oculta en espera de un éxito de la harka sobre nuestra línea avanzada, en donde se acumulaba una gran parte de elementos de guerra, favorecida, por lo demás, por la poca estabilidad de nuestra influencia en los mayores avances de Diciembre de 1920 -BeniSaid- y meses sucesivos -Beni-Ulixech y parte fronteriza de Tensamanen las cábilas últimamente ocupadas, verdaderamente prendida con alfileres que hacía tenerlos como un valor de amenaza, en vez de constituir un apoyo; siendo natural que al menor síntoma desfavorable trataran de ayudar a los de fuera para librarse de nosotros», como agrega más adelante-folio 1.783-en cuanto a la inducción a la rebeldía, que los indígenas de la zona ocupada venían siendo ya objeto de propaganda por parte de agentes de la harka, utilizando cartas y recados de los jefes rebeldes, incitándoles a agruparse para efectuar un levantamiento cuando la harka lograse un triunfo militar sobre las tropas; siendo incentivo favorable de tales inducciones en los cabileños la perspectiva de un rico botín y de apoderarse de numerosas armas, que tanto les atrae; aparte de la idiosincrasia musulmana que conserva siempre la esperanza de librar su país de la dominación extraña; que si bien tiene el aspecto de Protectorado, le resulta en la práctica una conquista; por más que otras, no participantes de este espíritu, como Kebadna y Beni-Sicar, luego de la evacuación, y viéndose abandonadas de nuestra protección efectiva, hubieran de sumarse al levantamiento.

Dice asimismo el capitán de Policía Fortea, con percepción de estos síntomas sediciosos, al folio 469 vuelto, que encontrándose en Dar Buimeyan prestando eventualmente servicio, recibió orden de trasladarse con la fuerza de su 13ª mía a la cabecera de Dar Mizian (en Beni-Ulixech) para normalizar el estado de las cábilas, que parecía estaba en relaciones, así como la de Beni-Said, con las del territorio no ocupado..., que como el declarante no conocía bien aún su demarcación, lo primero que hizo al llegar fue orientarse, averiguando que, en efecto, existían relaciones con la zona no ocupada, y que de ella habían pasado cartas, para su cábila como a Beni-Said, aunque el ambiente era más bien de desconfianza, el testigo lo atribuyó a ser territorio de reciente ocupación.

A su vez, el coronel jefe de Estado Mayor de la Comandancia general, Sánchez Monje, reconoce -folio 266 vuelto- que la propaganda hecha por Abd-el-Krim, con el mayor secreto, cerca de las cábilas sometidas creó un ambiente muy apto para que se desarrollara la hostilidad ante un fracaso de nuestras armas, y que la pérdida de Abarrán fue el preludio de esa declaración de hostilidad, que culminó con la pérdida de Igueriben y la evacuación de Annual.

 

Limite de elasticidad atribuido a nuestros recursos militares.

Indicado queda que, de manera general, se había considerado como límite razonable de capacidad de nuestros recursos militares por entonces la ocupación alcanzada en el confín de Tensaman del frente ofensivo Sidi Dris; Talilit; Buymeyan; Annual e Izumar, como la necesidad de afirmar dicha situación sin aventurarse en nuevos intentos a expensas y riesgo del desguarnecimiento del inseguro territorio de retaguardia; que, como expresa el coronel de Estado Mayor Sánchez Monje, al folio 276, la desproporción existente entre las fuerzas de la Comandancia general y la gran extensión del territorio ocupado, hacia que la dominación por las armas no fuese efectiva; mas tales prudentes observaciones no parecían entrar en la consideración del Mando, firme, a su pesar, en el propósito de expansión.

 

Repercusión política del suceso de Abarrán.

El descalabro de Abarrán, ven conformidad a lo depuesto por el coronel Riquelme -folio 1.779 vuelto-, tuvo, en el aspecto político, una repercusión muy desfavorable para nuestro prestigio, que determinó, ciertamente, el incremento de la fuerza moral de los elementos rebeldes y condujo al aumento de su contingente, y a ganar terreno en la zona a que la acción política por entonces alcanzaba, con la depresión moral consiguiente en el partido adicto, incapaz, desde ese momento, de continuar laborando por nuestra causa; aparte de la serie de castigos que sufrieron los tildados de adhesión a España, así como en el territorio ocupado, seguramente alentó la esperanza de liberación y produjo una percepción clara del decaimiento de nuestra fuerza como consecuencia de la pérdida total de una posición con artillería, cosa que era la primera vez que ocurría en el territorio, revés que, cual indicado queda, hubo de paralizar la acción ofensiva en Tensaman y aprestar la defensiva apresuradamente en Beni-Ulixech.

 

Núcleos rebeldes preexistentes. Incremento de la harka enemiga:

Reconoce el teniente coronel de Estado Mayor Dávila -folio 1.285- que en todo tiempo había habido núcleos de harkas que, constituídos por indígenas de las cábilas inmediatas a la línea de contacto, situaban a la inmediación de ella, no siendo por ello de extrañar la existencia de la de Beni-Urriaguel, que, apostada en Trugut, al ocuparse en Sidi Dris -Marzo de 1921-, no llegó a hacer acto de presencia, manteniéndose en la parte occidental de los montes de Tensaman, asentada en Yebel Uisses, al sur de Tizi Yub. Esta harka aumentó de importancia a consecuencia de la propaganda y excitaciones de Mohan Abd-el-Krim, y muy singularmente con la defección del partido español que hacía años se había organizado en Axdir, en la zona costera de Alhucemas, sin que, no obstante aquel aumento, llegara a rebasar el Amekran hasta después del hecho de Abarrán.

 

Consecuencias de orden militar de la caída de Abarrán.

Mas el intento fracasado de esta ocupación reconoce que hubo de crear una situación delicada por sus inevitables derivaciones en orden a la actitud de las cábilas y excitación del movimiento insurreccional a instigación del foco mantenedor de la rebeldía, aduciendo a este respecto el coronel de Artillería Massaller -folio 975-, abundando en la activa preparación de los elementos insurgentes, que el hecho del Abarrán, como otros posteriores, igualmente lamentables, puso de manifiesto la existencia de un enemigo numeroso y bien armado, que se supo, y aun se veía que se estaba educando a la europea, como también que había aparecido un caudillo inteligente y conocedor de nuestro Ejército y de nuestros recursos; «todo no fue momentáneo, y sabe el declarante que, naturalmente, se apercibió el Alto Mando, sin que por ello se atreviese a retroceder en su avance...".

Enemigo  cuyo continente no se concedio, con efecto, la atención debida, y de cuyo cambio de táctica y procedimientos de combate, entre otros, da fe el teniente coronel Núñez de Prado, del Grupo de Regulares, al reconocer -folio 399- que operaba de manera más compacta y subordinada que la que hasta entonces había visto emplear al moro: hasta el extremo de atacar en núcleos disciplinados y empleando frecuentemente el fuego por descargas; así como -folio 396 vuelto- pudo observar gran gasto de municiones y que empleaba el arbaia, como denominan los indígenas al fusil Lebel.

Dice también a este respecto el capitán de Policía González Longoria -folio 493-que tras los primeros intentos de harka fue ésta engrosando, según se decía, hasta alcanzar un contingente de 8.000 hombres bien armados de Máuser y Lebel y municionados.

El comandante de Estado Mayor Fernández -folio Siz vuelto- asienta que después de la caída de Abarrán, posición que no se intentó recuperar, el enemigo cobró ascendiente, y aunque con la lentitud con que suele producir sus concentraciones, fue paulatinamente creando en el sector de Annual una situación de vez en vez más peligrosa, que condujo a renunciar el restablecimiento con la debida energía de la preponderancia de nuestras fuerzas; como a raíz de Abarrán se había renunciado a hacer convoy algunos días a Sidi Dris, como se dejó en manos del enemigo, más adelante, la loma de los árboles, y sucesivamente dio lugar a otras renunciaciones ante la actitud resuelta del mismo; conjunto de sumisiones a su voluntad que entiende condujo a quebrantar totalmente la moral de las tropas a partir del contratiempo inicial de Abarrán. Después de este suceso, la harka estableció su asiento en Amesauro, y, a su juicio, tanto en este caso como en todos los análogos, hubiera sido preciso batirla para restablecer la situación.

Todos estos síntomas, todos estos hechos que se apuntan, que no fueron inopinados ni casuales, sino que traían una larga elaboración, debieron y pudieron ser conocidos del Mando para servirle de saludable advertencia, para amoldar su conjunto a las circunstancias y no precipitar los sucesos; pues, como comenta el teniente médico D'Harcoúrt –folio r.io6 vuelto-, con referencia a una expansión íntima del coronel Morales, de la Policía, la crítica ocasión del momento que atravesaban, y a que se contrae el testigo, bien... «acreditaba la parsimonia con que debía procederse en asuntos de moros, y no con la rapidez que quería el Comandante general.

 

Confidencias acerca de las concentraciones e intentos del enemigo.

No podía ciertamente pasar inadvertido el estado de efervescencia del campo fronterizo y las concentraciones que se efectuaban, y para acreditarlo bastaría entresacar algunas de las confidencias que figuran a los folios 552 y siguientes, a partir de la fecha desde que se recogen antecedentes, pero que denotan anterior ilación:

Mes de junio.

El Hach el Mohadden Ahmed el Nuari manifiesta que aumenta la propaganda en el Yub, Beni-Said y Beni-Ulixech para aumentar los contingentes

rebeldes... Recomienda que se fortifiquen las ¡posiciones de dicha cábila (7 de junio). Telegrama del capitán de la q t mía, manifestando que Abd-el-Krim trabaja para lograr reunir bajo su mando Iyarmaua, Beni-Tuzin, Beni-Urriaguel y varias de Guernaya (7 de junio). Telegrama del capitán de la q.a mía, manifestando se intensifica la propaganda en contra nuestra, cerca de las cábilas de M'Talza, Beni-Ulixech y Beni-Said. Recomienda se vigile a los Kelatchas y Ulad Icho. El general segundo jefe comunica desde Annual que Abd-el-Krim gestiona y fomenta deserciones en la Policía (17 junio).

Confidencias indígenas manifiestan que la harka está indecisa entre avanzar por Tizi-Aza a Beni-Tuzin, o internarse en las cábilas de Beni-Ulixech y Beni-Said, a las que animan por medio de numerosas cartas... (mes de julio).

Dicen que continúan la propaganda cerca de la Policía y Regulares; que la harka se propone impedir los convoyes a Buimeyan e Igueriben para obligar a abandonarlas por hambre y sed. Un confidente de Beni-Said dice que hay relaciones entre los de esta cábila y Beni-Ulixech con la harka para traicionarnos. Alhucemas manifiesta que siguen los trabajos para aumentar los efectivos de las harkas, no obstante asegura se han reunido ya todos los hombres útiles de Beni-Urriaguel, Bocoya, Tensaman y Beni-Tuzin, asegurando unas confidencias que dicha reunión es para tomar acuerdos pacíficos y otras para oponerse a un probable avance de nuestras tropas (16 julio).

Recapitulando, y de acuerdo con lo que consigna en su declaración el coronel jefe de Estado Mayor Sánchez Monje -folio 267 vuelto-, la pérdida de Abarrán y, consiguientemente, del material de guerra y demás en la posición acumulado, originó ciertamente una gran agitación en las cábilas insumisas.

El botín, recorriendo los zocos, reavivó el instinto de rapiña, innato en el moro, y la esperanza de otro más copioso hizo engrosar los núcleos rebeldes, que, aumentando de día en día ante Annual, se presentaron compactos y organizados. Corroborando la cual penosa impresión, dice el teniente coronel de Estado Mayor Dávila -folio '.289 vuelta- que el fracaso de su ocupación se juzgó en el acto, que creaba una muy delicada situación, que provocaría la defección de las cábilas, previéndose complicaciones así en el orden público como en el militar, que hubieron de aconsejar la adopción de determinadas medidas en este último sentido, como serán objeto de oportuno examen.

 

 

 

 

 

 

 

 

Primera manifestación del Comandante general.

La inmediata impresión que en el ánimo del Comandante general sugiere el duro descalabro de Abarrán, en orden a sus impacientes miras, es lamentarse, en primer término, en el telegrama que en 4 de junio dirige al Alto Comisario  -folio 559-, de que la pérdida de dicha posición «contraria de momento la prosecución del plan a realizar sobre Kilates...»; pero que dando origen a una situación delicada, había procedido a hacer frente a ella sin perder momento, dando por de pronto orden para suspender la operación en planta sobre Beni -Melul y adelantar fuerzas a Annual. Este despacho no llega a manos de aquella autoridad hasta el regreso de la conferencia que se celebra con el Comandante general en aguas de Sidi-Dris según manifiesta en su carta de 8 de junio.

 

Efectos inmediatos del fracaso de Aberrán.

Desde luego, el suceso, repercutiendo en la comarca, había decidido la expectante y cautelosa vacilación de las cábilas, determinando la adhesión de Beni-Tuzin a Beni-Urriaguel y la completa defección del Tensaman; como era de esperar, el probable arrastre de la de Beni-Ulixech, y deba estarse a la expectativa de la actitud que adoptase la de Beni-Said , causa que obligaba a no distraer por el momento fuerzas de las adscritas a sus órdenes; dando todo ello fe de los acertados vaticinios del coronel de Policía Morales, en su informe tantas veces citado de 16 de Febrero, de que un combate simplemente, reñido, que dificultase nuestra acción , pondría en riesgo la seguridad de nuestros avances.

 

Ataque consecutivo a Sidi-Dris.

Al ataque Abarrán había seguido, en la madrugada del día 2 de Junio, el dirigido contra Sidi-Dris, que, aunque de larga duración, no parece fuera de gran intensidad , o sus buenas condiciones de defensa en si lo pararan, a juzgar por el número de bajas sufridas y el que no quedara interrumpida la comunicación con el mar, fácil de cortar si el enemigo se lo hubiera propuesto , como confirmara, desgraciadamente, el segundo de que más adelante fuera objeto. Esta es, al menos , la impresión que el Alto Comisario transmite en su carta política de 5 de junio.

 

Medidas adoptadas por el Mando.

La resistencia de dicha posición, de una parte, como las medidas que fueron adoptadas para hacer frente a las consecuencias inmediatas que pudieran derivarse de les referidos sucesos, algo contribuyó a aquietar los ánimos vacilantes de las cábilas no arrastradas en el movimiento sedicioso, como en el mismo telegrama del 4 se da cuenta; contraídas las expresadas medidas, a más de la suspensión indicada de la proyectada operación sobre Beni-Melul y a la aproximación de fuerzas al sector amenazado de Annual, a la ocupación el 3 de junio de Kasba-el-Dar-Talilit, con la mira de enlazar aquella posición con la de Sidi-Dris e intermedias «A» y  “B”, entre Tzayudayt, Yebel-Uddia e Izumar, con el fin de asegurar más la difícil comunicación de Dar-Drius – Ben Tieb con Annual y la línea de posiciones de dicho tramo del frente.

 

Actitud adoptada por el enemigo en consecuencia.

Las expresadas medidas, a tenor del precitado telegrama, hubieron de desconcertar, al enemigo, que fue a concentrarse en los montes de Tensaman, y muy visiblemente en Abarrán, sin que durante el avance, estancia en Talilit y repliegue se separase de su estación; contribuyendo todo ello a desvanecer los recelos despertados, y haciendo reaccionar a la cábila de Beni-Ulixech, que recobró su tranquilidad, quedando mantenidos en adhesión los poblados de Tensaman situados en la margen derecha y curso inferior del Amekran, a partir de Annual, (claro está que estos fueron los que luego remataban a los heridos lógicamente pues eran vecinos de donde se desarrollo la batalla y por cercanía aprovecharían) sujeto por la posición ocupada; contando por lo demás con la sumisión de Beni-Said, que permitiría disponer de fuerzas de las asignadas a su demarcación. Mas reconócese en el mismo despacho que el auxilio indirecto intentado dirigir a Sidi-Dris en la ocasión de su ataque no pudo pasar del amago, advertida como fue la presencia de fuertes núcleos de las harkas en las estribaciones septentrional y occidental de Talilit.

En resumen de cuentas, el Comandante general consideraba en su conjunto, mejorada la situación, aunque juzgándola todavía delicada, a causa de la oposición de Beni-Tuzin y desafección de Tensaman, y, en consecuencia, conceptuaba necesario proceder pausadamente al desarrollo de toda acción.

 

Rémora en la parte de los sucesos.

Pero no fue tarea fácil adquirir detalles de los desgraciados sucesos de Abarrán, atento al cambio de comunicaciones mediadas.

En telegrama de 10 de junio -folio 7- da cuenta al Ministerio el Alto Comisario del recibo dicho día del que le hubiera dirigido el Comandante general el 31 de mayo, anunciando la ocupación que proyectaba de Abarrán para el siguiente día, cuya realización satisfactoria la participaba y cen0éa dicha autoridad a la hora de su despacho: 21:30.

El Alto Comisario, en el telegrama conocido de fecha 2 -folio 1.500-, expresa al Comandante general su complacencia por el hecho, y a la vez inquiere los pormenores de que se ha hecho mención relativos a las operaciones ulteriores a realizar en, Beni-Melul.

En telegrama del día 2 -folio 18-, que el Alto Comisario recibe y transmite a las 22:15, el Comandante general comunica la pérdida consecutiva de Abarrán, en término que la falta de comprobación le impide formar aún juicio.

En telegrama de la 1-3o del 3 de junio -folio n-, el Alto Comisario dice al Ministerio que el Comandante general aún no le ha comunicado detalle del suceso de Abarrán, si bien anuncia dicha ampliación en el momento de la transmisión al comunicar novedades del día, consistentes; en la agresión a la posición de Sidi-Dris.

Al fin, en telegrama de las 11:35 del -folio 12-, el Alto Comisario da cuenta del asalto en regla dirigido contra Abarrán, con el método y concierto reveladores de una acertada dirección, como del cambio de procedimiento y preparación denunciado en antecedentes declaraciones.

Entretanto, el Ministro de la Guerra carecía de noticias precisas de los sucesos ocurridos en el territorio, y que dice en telegrama del 4 -folios 13 y 14-que llegando a la Corte por diversos conductos sin confirmación o réplica alarmaban a la opinión y mantenían al Gobierno en la natural inquietud, reclamando por ello del Comandante general pormenores directos de las acciones desarrolladas y derivaciones que pudieran tener los hechos acaecidos. De ellos da noticia el Alto Comisario en telegrama de las cuatro del 4 -folio 15-, pero con referencia a las que le facilitaba el comandante del cañonero «Lava», apostado en Sidi Drís, del ataque a la posición en la madrugada del día 2, sin que aquella autoridad las hubiese podido lograr del Comandante general.

l fin, en telegrama de las 12:30 del 4, recibido a las 13:15 del día S -folio ,6--, da cuenta el Alto Comisario de las ocupaciones de puestos de que antes queda hecha referencia y comunica detalles de la defensa vigorosa de Sidi-Dris contra el prolongado ataque de que fuera objeto, anunciando su propósito de salir para aguas de dicha posición con objeto de conferenciar con el Comandante general, a fin de recibir sus impresiones directas. En conferencia telegráfica entre el Ministro y el general segundo jefe de Melilla de las 12:15 del día 5 -folio 17-, se inquieren reiteradamente noticias, que aún no son conocidas y sin que al término de ella hubiesen tampoco llegado. En telegrama de las 13-25 del día 5 -folio 18- acusa el Comandante general recibo del telegrama del Ministro, y dice que acaba de celebrar conferencia con el Alto Comisario: éste transmitiría las noticias reclamadas.

Nuevamente reclama el Ministro, en telegrama del día 6 -folio 20-, los detalles pertinentes a Abarrán, en orden a la manifestación anterior de que le sería dado por aquel regular conducto, al que da respuesta el Alto Comisario en el suyo a las 22:30 del mismo da 6, sin agregar particularidad nueva alguna a lo manifestado por el general segundo jefe en su conferencia telegráfica, a no ser las pérdidas materiales sufridas.

Por último, en telegrama del 7 -folio 23- el Alto Comisario transmite a Guerra el del Comandante general, participando que aun cuando las manifestaciones de la mayor parte de los fugitivos de Abarrán coincidían en que la pérdida de la posición debióse a la defección de la harka auxiliar, no podía emitir opinión más concreta respecto, de dicho extremo hasta terminar la información que había mandado instruir en averiguación de las causas, hechos y circunstancias que concurrieran en la caída de la posición.

 

Restablecimiento de la situación a juicio de las autoridades.

Como resultado de la antes dicha entrevista de Sidi-Dris, en telegrama de las t9:50 del día 5 -folio ig- dice el Alto Comisario al Ministro de la Guerra que el Comandante general, después de los sucesos referidos, «considera la situación restablecida en el frente de Tensaman»; pero que esta cábila está en total defección; que la situación está algo oscura en Beni-Taaban, de Beni-Tuzin, como en Tafersit, por donde amaga la harka de Azilazen, empezando a mostrar desvíos Beni-Tuzin; Tensaman, rebelde por completo; pero que Beni-Ulixech parecía seguir afecta, y permanecía adicta Beni-Said, estando las comunicaciones con el frente aseguradas y sin que el golpe de Abarrán parezca haber repercutido en el interior, salvo en Quelatcha. En conjunto, la situación, a juicio del Comandante general, es delicada y requiere adoptar precauciones y proceder con cautela». Por su parte, el Alto Comisario advierte «que no ve por el momento en la situación nada alarmante». Esta misma impresión la recoge dicha autoridad en su telegrama, del 6 a las 12-4 -folio 22-, en que participa su regreso a Tetuán, y expresa que, «como noticias Prensa y particulares, por su exageración, han podido causar inquietud, confirmando impresiones optimistas comuniqué ayer V. E., estimo Puede considerarse situación casi restablecida y que actualmente nada ofrece que Pueda considerar la menor alarma ni inquietud ; y según confidencialmente agrega en carta de 8 de junio, por la impresión recogida de conversaciones mantenidas con el Comandante general , lo ocurrido «constituye un lamentable contratiempo»; pero que el acierto de las medidas tomadas por el general Silvestre esperan que aseguran la zona sometida a la muy probable reacción del enemigo envalentonado. Cubiertos los frentes de Tensaman y de Beni-Tuzin, como habían quedado no creía hubiese de temerse nada en él, y que había sido asegurada Beni-Ulixech, que pareció vacilar en los primeros momentos; siempre contando como seguro, y las noticias del día -agrega- lo confirman, que el enemigo concentraría fuerza en la zona fronteriza de Tensaman, habiendo acudido gente de Beni-Iter, de Bocoya, de las fracciones de, Beni-Abd-Allah y Beni-Halifa, de Beni-Urriaguel, hasta entonces expectante, como de los poblados próximos a la playa de Alhucemas.

 

Planes del Comandante general ante la situación producida.

Queda consignado anteriormente el criterio manifestado por el Comandante general en su telegrama del 4 de junio al Alto Comisario -folio 561-de conceptuar necesario de cualquier modo, como impresión de la –situación provocada, proceder pausadamente al desarrollo de nuestra acción. No se sabe cómo interpretar, aun con la más favorable disposición, el sentido de esta pausa o parsimonia, por cuanto con abstracción de todo lo acaecido, de las lecciones de la realidad y de la fuerza y traza del enemigo, obligado a conocer por el servicio de información, o con confianza descomedida en los propios medios, es el caso que para encauzar dicha acción, merced a poder disponer 'de la columna de Quebdani, dirige la mira a ir ocupando sucesivamente posiciones, que en relación con el frente entonces existente, domínanse Axdir y el zoco El Jemis (Tensaman), así como otras para enlazar Sidi-Dris y que situadas en el sector de la margen izquierda, determinado por los ríos Amekran y Brahin, domínase los poblados de "Piza y Zaida, envolviendo Abarrán y al Zoco el Telatza, de Beni-Buidir; completando la acción de estas dos líneas con la ocupación de la meseta existente en la orilla izquierda del Amekran, desde la que se ejercía dominación sobre el valle del Uxcharen, Sidi-bu-Yacub y Abarrán; todo ello sin perjuicio de atender al frente de Yebel Uddia, Tafersit y Midar, para impedir la acción que los Beni-Tuzin pretendieran desarrollar por esta zona.

 

Criterio restrictivo del Alto Comisario.

Estos propósitos sobre la izquierda del Amekran iban guiados, como se infiere bien, al objetivo persistente de extenderse en dirección de Kilates, que aunque supeditados a la recepción de elementos que en el telegrama de referencia se estimaban necesarios, en medida no proporcionada al esfuerzo pretendido, apreciado en su verdadero alcance, debieron ser considerados inoportunos por el Alto Mando, una vez que, concretándolos, dice el Alto Comisario en su carta precitada de 8 de junio que dice el telegrama indicado -el de 4 de junio- habla el general Silvestre de operar sobre la orilla izquierda del Amekran y en dirección al cabo Kilates; pero, aparte condicionarlo con la recepción de elementos que enumera, en nuestras conversaciones no se refirió a ella, coincidiendo más bien en que en estos momentos de elevación moral y fuertes contingentes del enemigo cualquier movimiento sobre la izquierda del Amekran sería muy costoso, por lo que le aconsejo que, para dar alguna sensación de movimiento que distraiga las tropas de la impresión recibida, elija con preferencia el frente de Midar y territorio de M'Talza, por donde puede ir ganando a los Beni-Tuzin, entendiendo que en aquellos momentos en que el enemigo se encontraba fuerte por su número y por el ascendiente cobrado, cualquier intento en demanda de Alhucemas había de ser muy costoso, y por más que impusiera esto un obligado retraso en los planes con respecto a dicha costa, no debía considerarse de trascendencia en la obra general de pacificación, y ofrecería, en cambio, la ventaja de acometer la empresa en tiempo en que, más adelantadas las fuerzas de la zona occidental del territorio, permitiría la conjunción de esfuerzos hacer sentir más enérgicamente la presión sobre la indómita cábila de Beni-Urriaguel, alma y centro de la resistencia.

 

Ocupación de Igueriben: su objeto y condiciones.

A pesar de la circunspección impuesta por las circunstancias del territorio, dice el teniente coronel de Estado Mayor Dávila, al folio 1.290 de su declaración, que, comoquiera que Beni-Tuzin habíase unido a Beni-Urriaguel y la harka que con intenciones ambiguas tenía establecida en Iyarmagvas, que reforzaron, implicaba un peligro para nuestra línea de comunicación con Annual en su último recorrido, decidio el Comandante general ocupar la posición de Kudia Igueriben, así como situó luego -11 de Junio- en Cheif una columna de cuatro compañías de fusiles y una de ametralladoras que pudo retirar de Beni Said; agregando el coronel de Estado Mayor Sánchez Monje -folio 268-, que contribuía dicha posición de Igueriben a hacer más efectiva nuestra acción en Beni-Tuzin, contrapuesta a la actitud hostil adoptada por esta cábila desde la caída de Abarrán, contribuyendo con efecto a garantizar la expresada línea de comunicación con Izumar contra la posible incursión de la harka. Satisfacía, en su concepto, las condiciones de una buena situación militar, y conjugaba su acción con las de Izumar, Annual y Buimeyan. A vanguardia y próximo a la posición -dice el antes citado teniente coronel Dávila-, situaba el poblado de Beni-Asa, que era adicto.

Adelantada a nuestra línea en el estrecho entre Annual e Izumar, situada en uno de los contrafuertes que descienden de las cumbres de Yebel Uddia, paralelamente al expresado frente; posición en sí de buenas condiciones naturales de defensa, y en conexión con la estratégica Loma de los Árboles, o de Sidi-Brahin, descubría y batía los barrancos que cortaban el frente de Annual y atalayaba el valle del Amekran o Kedir, pero dilataba aún más la zona de ocupación y adelantaba la amenaza de nuestro frente ofensivo en la cuenca de dicho río, con comunicaciones cuya dificultad se reconocerá a su tiempo.

 

Actitud observada por la harka enemiga.

La ocupación fue realizada el y de junio en los términos de que da cuenta el telegrama del día 8, del 'folio 24, con la oposición sólo, durante los trabajos de fortificación, de un ligero tiroteo sostenido por la Policía con grupos destacados de la harka enemiga; los cuales grupos fueron dos fuertes núcleos que se limitaron a dicho acto de presencia; consignando el teniente coronel Dávila al folio t.29o vuelto en corroboración, que, aun cuando luego del pasajero desaliento de la harka ante su fracaso en Sidi-Dris y la acumulación de refuerzos en Annual, volvió a engrosar con nuevos contingentes del interior, alentados por Abd-el-Krim, no por ello adoptó en los primeros días actitud francamente agresiva; pues ni llegó todavía a rebasar el Amekran, ni mostró decisión de entablar combate el día de la referida ocupación, a pesar de los refuerzos recibidos y haberse reunido en fyamaguas crecido número de gente y en ocasión de celebrarse zoco en aquel punto por ser martes dicho día -Telatza.

 

Ordenes coercitivas del Alto Comisario.

No es fácil establecer, si coincidente con este hecho en vista del programa expuesto en el telegrama de 4 de junio, o, previsoramente, el Alto Comisario dirige al Comandante general en 8 de junio telegrama -folio 642-en que, partiendo de las noticias recibidas del campo, indicando la concentración en Tensaman de elementos rebeldes de Bocoya, Beni-Urriaguel y Beni-Itef, le advierte ida conveniencia de abstenerse de todo movimiento sobre la línea del Amekran, y muy principalmente sobre su margen izquierda»; y que si pasadas aquellas circunstancias se presentase ocasión favorable, debería someter sus proyectos a su previa aprobación, teniendo siempre en cuenta -cual recomendaba- que en el desarrollo de nuestra acción no había nada que apremiase ni obligase a forzar los avances, que sólo debían intentarse cuando su preparación política y los elementos materiales y efectivos de tropas garantizasen las mayores probabilidades de éxito, con la mínima ocasión de desgaste ; acertada y acaso tardía advertencia, cuya previsión no era ociosa; pues era claro que si el Comandante general no se consideraba en medida de operar cuando demandaba elementos, la prudencia aconsejaba una discreta abstención; y justificaba la restricción que imponía a sus iniciativas el hecho mismo de que en el telegrama citado del 4 de junio expresaba dicha autoridad, no obstante la falta de elementos cuya necesidad encarecía, que como la inactividad en aquellos momentos la consideraba perjudicial, aprovecharía, si se le autorizaba para ello, cuantas coyunturas se presentasen para ir desarrollando el plan; en tanto, cuanto permitiesen los elementos de que disponía, cuyo rendimiento intensificaría... ; siendo así que habíase reconocido habían llegado a su máximo de elasticidad.

Aún considera necesario insistir el Alto Comisario en sus precedentes advertencias, y en telegrama de 17 de junio -folio 643-, al darse por enterado de la agresión a la descubierta de Buimeyan el día anterior, y solicitar aclaración del hecho, reitera que mientras subsista la concentración circunstancial del enemigo en todo su auge, considera “será expuesto a combates violentos todo intento o servicio a vanguardia de las posiciones”.

 

Concentraciones y aprestos del enemigo.

Cual queda apuntado por las confidencias resumidas y confirman otras, todas las recogidas por las oficinas indígenas de información desde principios de junio, fecha de los antecedentes aportados al expediente -folio 552 y siguientes-, convenían con el estado de alarma e inquietud provocado en el territorio consecutivamente a la caída de Abarrán, los trabajos de instigación que se venían ejerciendo sobre las cábilas sometidas, el incremento de la harka de Tensaman, merced a los preparativos y activa propaganda de Abd-el-Krim y sus manejos para la absorción del Mando, así como las propósitos declarados de obrar activamente sobre las posiciones avanzadas y líneas nuestras; de igual modo que las concentraciones de otros núcleos rebeldes en Tafersit, Tizi Asa y Metalza, denotadotes de la extensión y generalidad de la agitación. No era ya discreto abrigar, bajo tal aspecto de la situación, la confianza que en su optimismo reflejaba el informe de 16 de Febrero -folio 233- de lucharse con un enemigo carente de organización y dirección, atendido a defender con el tesón que sus recursos le permitan la integridad de su territorio, sin tomar la ofensiva sino para agresiones aisladas y sin continuidad, cual acreditaran hasta entonces las harkas de Cheif, Tafersit, Tauarda, Afilaz y Beni-Urriaguel. Su acometividad se había manifestado a la sazón de manera resuelta y decidida como la abundante provisión de sus recursos, la mejora de su armamento y el cambio de sus procedimientos de acción, según lo había acreditado en los asaltos dirigidos a Abarrán y Sidi-Dris.

 

Juicio del Comandante general acerca de los sucesos.

Mas todas estas manifestaciones que estaban a la vista, todos no debieron abrirse paso en la reflexión del Comandante general, sino tardía y penosamente, cuando el telegrama del 9 de junio -folio 561-, dentro de considerar la situación «algo delicada» limitaba su importancia a atribuir el carácter de hechos aislados al fracaso de Abarrán, cuya causa primordial atribuye a una equivocación política, siempre reconvenible en su ánimo -carta del 15 de julio, folio 375-, a la que en intrínseca de la intervención poco afortunada de la Policía, como en su lugar quedó señalado, y no a la esencial del error de dirección que a dicha política imprimía. En este concepto sintetiza el coronel de Infantería Salcedo, al folio 662 vuelto, la causa de los sucesos, imputándolos «toda una equivocación política y militar unida a una desorganización, o por lo menos mala organización militar y política», como reconoce igualmente el teniente coronel Fernández Tamarit -folio 1.r99- fue el desastre militar acaecido en el territorio constituye el fracaso completo de los métodos y procedimientos aquí empleados », cuyas causas eficientes, a su juicio, señala, como en su lugar serán recogidas.

 

Propósitos que le animan.

Así es que en dicho ánimo, el Comandante general, prosigue en el expresado telegrama de 9 de Junio, que el mérito a que las operaciones hasta entonces efectuadas había sido complemento y resultado de la preparación política, sin que se produjera alarma en el campo indígena, suficiente a provocar la reunión de fuertes harkas, no acertaba a explicar la causa determinante de la formación de la levantada; ante la realidad, a cuya existencia se veía, no obstante, obligado a preparar todos los elementos de que disponía para aprovechar oportunidad de infligirla duro castigo o rechazarla, caso de ataque,

reiterando con este motivo la petición de elementos que enumera, no muy proporcionado a los alarmantes síntomas de la situación.

 

Impresión favorable que resume el Comandante general acerca de la situación.

En la carta que antes se cita, y al folio 577, perdura el Comandante general de la favorable apreciación de la situación, manifestando que «permite ésta afirmar, dentro de las naturales reservas y seguridades qué cabe aventurar, tratándose de carácter tan versátil, impresionable e independiente, cual es el de los indígenas de esta zona, ha desaparecido la efervescencia producida en la zona sometida, y de expectación en algunas cábilas sometidas, y la delicada situación a que diera lugar la pérdida de Abarrán y la defección de Tensaman, considerando además, como suficientemente asegurada y fuerte nuestra línea de contacto con la zona insometida para detener cualquier ataque o conato de penetración en toda la harka enemiga...»

 

 

 

Reiteración de sus propósitos con miras a Kilates .

Y en esta predisposición de espíritu, conforme a las indicaciones verbales, como a las órdenes expresas recibidas del Alto Comisario, le significaba, al propio tiempo, que se abstenía de proponerle operación alguna con miras a dar un golpe a la harka situada en Tensaman, ni a extenderse por aquella parte; si bien, y a pesar de todo, le sometía la conveniencia de preparar

la acción sobre dicha levantada cábila para dirigirla en tiempo oportuno sobre la zona costanera de Kilates asegurando de antemano el flanco izquierdo del sector de Beni-Ulixech, y afirmando la dominación del valle de Uad el Kebir-Amekran, con sus poblados, mediante pequeñas operaciones sucesivas que permitieran ir ocupando los cinco contrafuertes principales, que partiendo de la divisoria de Yebel Uddia descienden hacia Igueriben paralelamente al que era nuestro fuerte, y por los que discurren los caminos del zoco el Jemis, Amesauro, Axdir e Iyarmaguas, que por la parte de Uddia abren comunicación a las cábilas de Tafersit y Beni Tuzin, a través de Tizi (paso) Maaret, Tizi Alma y Tizi Asa, las cuales comunicaciones utilizaba el enemigo para trasladarse de un lado a otro de nuestro frente.

 

Resultados que se prometía de sus operaciones en bosquejo.

Bien pensado estaba el plan de estas operaciones, como acertado era en su finalidad, pero fuera por completo de oportunidad y noción de realidad y por la ocasión en que se proponía revelaba una confianza desmentida en el propio obrar o el desconocimiento efectivo de la situación. Presumía aún el Mando que de este modo fuera fácil conseguir poco a poco el desalojamiento de la harka al otro lado del río; harka que calculaba fuerte, de unos 1.500 fusiles, la consideraba a la sazón repartida en grupo entre Tizi Asa, Asgut, Amesauro, Axdir, Beni-bu-Yacub, Tizza, etcétera, con guardias avanzadas a su frente; apreciaciones muy lejos de la efectividad de los contingentes, como luego los hechos demostraron. Prosiguiendo en sus ilusorios proyectos, agregaba en la misma carta -folio 578- que dominado el valle del Kebir y sus poblados y asegurada fuertemente esta línea, si la situación política con los Beni-Urriagueles no hubiese variado con respecto a la entonces existente, se podía en tal caso estudiar una operación militar a fondo para recuperar el fatídico Abarrán y tomar el Zoco el Telatza de Beni-Buidir, y el Tizi Takariest para caer sobre la fracción de Trugut, combinada esta última parte con la escuadra para distraer al enemigo por el lado de la costa...

Aun llegaba el optimismo a suponer -folio 579- que la falta de ocasiones en que poder realizar tal harka mí golpe de mano, el agotamiento de recursos para sustituir sobre el país, en que estaba asentada y singularmente, las exacciones y vejaciones que venía cometiendo en Tensaman, provocase cansancio y excisiones entre unos y otros que diesen por resultado fueran esfumándose los contingentes, pero que de todos modos, no favorecía mucho a nuestra actuación permanecer inactivo de manera constante, pues a la pérdida de prestigio en que supondría antes los sometidos, vendría a unirse la zozobra que sentirían las cábilas colindantes con la harka, ante el temor de no verse suficientemente garantizas; creyendo por ello de necesidad ir preparando la actuación para iniciarla en momento preciso, en los términos que antes quedan relatados. Los hechos habían en breve de sacarle de su ofuscación. Antes de cerrar la carta puede recoger en su post data la percusión de los redoblados ataques a la harka -folio 579- reconociendo que la situación «vuelve» a ser delicada e indicando la necesidad de prevenir ciertas medidas y elementos ya formulada su petición en telegrama del z3 -folio 25.

 

Renovación de las hostilidades por la harka.

La ocupación de Igueriben, dependiente o enlazada con las anteriores consideraciones, había producido sus naturales efectos a tenor de lo que expresa el Alto Comisario en telegrama de 16 de junio -folio 26- en que participa que creyendo la harka enemiga que nuestras tropas hubieran de proseguir el avance en dirección al zoco el Jemis de Tensaman, había mostrado gran actividad avanzando nutridos núcleos de ella por la margen derecha del Amekran, en el intervalo comprendido entre las posiciones de Igueriben y Dar Buimeyan, hostilizándolas fuertemente el 14 de julio, siendo batido por el fuego combinado de dichas posiciones. Agrega que la harka incendio el poblado de Amesauro, distante algo más de cuatro kilómetros de Igueriben, retirándose hacia Sidi-bu-Yacub, e insinuando la presunción infundada de que empezó a marchar su gente, que consta de crecido contingente a, cuyo frente estaba Abd-el-Krim.

 

Preparativos y allegamientos de contingentes a la harka.

Atento a lo que declara el teniente médico Vázquez Bernabéu, de la 12.- mía de Policía -Bu Hafora-, y eventualmente destacado en Buimeyan –folio r.o67- desde el mes de junio, hacia su cometido, ya se notaba anormalidad en el campo enemigo, al que llegaban numerosos contingentes, viéndose un día una fuerza a pie en dirección a Mesauro que desfilaba de a uno, ocupando próximamente una extensión de cuatro kilómetros.

Un día impreciso, anterior al 16 de junio, al salir el declarante con el servicio de descubierta y protección de aguada, que se establecía en la loma de Sidi Brahin, vulgarmente llamada de los Árboles, tuvo ocasión de ver en unos poblados al pie de la misma, las fuerzas que supone fueran las llegadas el día anterior y a que se ha referido, las cuales estaban ordenadamente formadas en tres agrupaciones como columna de compañía, que hacían salvas y que, según se supo después por confidencias, se habían reunido para prestar juramento.

 

Combate del 14 de Junio.

Manifiesta que, recibiéndose aviso el 5 de Junio de que una fuerte concentración enemiga, realizada en el morabo Sidi Brahín, intentaba oponerse a que se establecieran los servicios en aquella loma ya en resuelta actitud de hostilidad. Daba cuenta de esta novedad al general segundo jefe, que se encontraba en Annual, consultando, en su vista, si se suprimía el servicio; como hubiera de manifestar que no, a la madrugada siguiente, para tratar preparatoriamente de dejar el bosque, se abrió fuego de cañón, el cual fue mandado suspender de orden de dicho general, según el testigo tiene, entendido, obedeciendo al criterio de que para los servicios de descubierta no se debían emplear tales medios. Salieron, en consecuencia, a establecer el servicio todas las fuerzas indígenas de la posición. Pudieron llegar sin ser hostilizadas, dando un rodeo para tranquear la loma, hasta su cumbre, donde, adelantándose hasta unos doscientos o trescientos metros de los Árboles, fueron recibidos con nutrido fuego del enemigo; reseña el testigo las fases subsiguientes del combate, por resultas del cual, la Policía, que por tres veces intentara retroceder abandonando el puesto, siendo contenida por los oficiales, que hubieron de apelar para ello al último rigor, al cuarto intento de dispersar, sin poder ser reducida, consiguiéndose al cabo recogerla en una loma a retaguardia y replegarla luego a otra más próxima a la posición de Buimeyan. Apoyadas en esta situación las fuerzas por otras de Regulares, con una batería de montaña salida en auxilio de Annual, pudiendo sostenerse hasta las dieciocho y efectuar la retirada de Buimeyan. En esta última situación, dice, ya el enemigo cubría con sus fuerzas todo el frente, desde Igueriben a Buimeyan, por delante de Annual; desde este día, el servicio normal, agrega, dejó de establecerse en la loma de los Árboles, montándose, restringidamente, en otra próxima, a unos 500 metros de la posición, en el camino de Annual, y quedando aquélla en manos del enemigo, se dedicó  a fortificarla, estorbando nuestra iniciativa.

 

Comentarios de este combate.

Con relación a este combate, dice el teniente coronel Fernández Tamarit (-folio 1.201-, el cual se encontraba en Annual con la columna de Telatza, de su mando, desde el 3 de junio), que la Policía, falta de apoyo oportuno, retrocedio en desorden; los Regulares no llegaron a la línea de fuego de la Policía, y el combate fue de nuestra parte una amenaza de ataque, que no se realizó, seguido de una retirada ordenada, y por parte del enemigo, un ataque enérgico, a pesar del intenso fuego de las cuatro baterías de montaña y la ligera de Annual, más las de las posiciones de Igueriben, Izumar y Buimeyan; y que aquella noche el enemigo continuó tiroteando con violencia el campamento de Annual, como da cuenta por lo demás el telegrama de fecha 1g (folio 29).

Se da la noticia del anterior combate al Alto Comisario en telegrama del mismo día 16 (-folio 563), explicando la retirada sin que el enemigo pudiera «predominar», y se transmite por aquél al Ministerio en el del día 17 (folio 27).  

 

Consecuencias del combate.

En dicho telegrama del 16 se hace notar que la harka cuenta con fuertes contingentes de las cábilas del Rif, par lo que el Comandante general vuelve a considerar la situación delicada, y demanda algunos nuevos elementos auxiliares.

Como entre dichos contingentes figuran Si¿¡-Hamido con su gente, considera necesario actuar políticamente para, bien de un modo directo, ya procurando escisión en su cábila, lograr su retirada, propioniendo paga este efecto al Alto Comisario el ofrecimiento que le hace el oficioso Angelo Girelli, a que alude el capitán Fortea en su declaración al folio 461 y algún otro testigo, de trasladarse al Peñón para realizar trabajos en dicho sentido, de acuerdo con el comandante de esta plaza, gestión que desautoriza el Alto Comisario en telegrama del 17 de junio-folio 643.

 

 

Agresiones posteriores.

Según el diario de operaciones de la Comandancia general, el i6-folio óoo-, grupos enemigos empezaron a quemar los poblados inmediatos a Talilit, rompiendo esta posición contra ellos fuego de artillería y ametralladoras. Conforme al dicho diario, parte del 19 -folio 601-, durante la noche anterior, fueron hostilizadas frecuentemente Buimeyan, Igueriben y Annual; el 21 -folio 6o5- hostilizaba ligeramente la descubierta de Buymeyan; el 25-folio 609 -se combate con fuego de cañón de Annual las defensas por el enemigo construidas en la loma de los Árboles, y el 27 -folio 611- insístese sobre dichas obras y aun se ofrece necesidad de efectuar cañonea combinado sobre Amesauro por las posiciones dé Igueriben, Annual y Buymeyan (o sea que desde estas posiciones se podía batir el Amesauro con la artillería). Después de estos repetidos actos de agresión al enemigo, parece cesar en su hostilidad que, tras una intermisión sospechosa, que hubiera debido imponer al Mando el mayor recelo y cuidado, se verá renovar a poco con mayor brío y decisión.

 

Resumen de la situación a raíz de estos sucesos.

La restricción impuesta a la descubierta de Buimeyan por consecuencia de los repetidos y último rudo ataque de que había sido objeto, y en evitación de estériles choques; el haber dejado al enemigo en posesión de la loma de los Árboles, donde se hiciera fuerte, flanqueando de ese modo nuestro frente y comprometiendo la aguada de aquella posición; el crecimiento inesperado de la pujanza del enemigo y acometividad desplegada; la situación difícil creada con tal hostilidad en los puestos avanzados, ligados por precarias vías de comunicación, de difícil tránsito, así material como militarmente consideradas, cual se supone de manifiesto en repetidas declaraciones y en que se destrozaba el material de transporte carta de is de Julio -folio 595- dificultando el abastecimiento y evacuación del frente ofensivo alejado de la plaza, en Annual, 92 kilómetros en parte de mal camino, con falta de medios de transporte para realizar aquellos servicios capitales; la distensión de las ocupaciones territoriales desproporcionadas a los medios para su aseguramiento, y las consecuencias arrastradas del suceso de Abarrán, son hechos todos que por medio elocuente acreditan que la situación de las cosas había cambiado, limitando la iniciativa de nuestra acción, que había de quedar condicionada a las exigencias y requerimientos de las circunstancias.

 

 

 

Juicio de las operaciones acometidas.

Iniciáronse ciertamente, de manera aventurada e inconveniente, los intentos de adelantar intempestivamente nuestra acción sobre la izquierda del Amekran, y no fueron previstas las funestas consecuencias de su futuro fracaso.

Claras aparecen las causas generadoras de los sucesos del territorio, así como se pone de manifiesto lo arriesgado y peligroso de los derroteros emprendidos a destiempo y que no fueron parte a rectificar las prudentes restricciones, del Alto Mando ni las enseñanzas de los hechos como la conciencia de los propios medios; pues, aun dentro del cumplimiento de la orden telegráfica del 8 de Junio, se advierte la renuncia con que se acoge y la pertinacia del propósito al insistir en la carta del 15 de Julio -folio 579-, cual antes queda dicho, que, conforme con las indicaciones recibidas, se abstenía de proponer operación alguna «con miras a dar un golpe' a la harka, situada en Tensaman, ni a ir expansionándonos por aquella parte, denotando con ello la persistencia de la intención.

 

Apreciación de las peticiones de elementos formuladas por el Comandante

general .

Es exacto que el Comandante general se lamentaba de que no le fuesen prestados los elementos y recursos que consideraba necesarios, siempre con la mira puesta en la realización de sus proyectos, cual acreditan su telegrama del 4 de junio y carta del 15 de julio, peticiones que en cierta medida apoyaba el Alto Comisario cerca del Ministerio; porque dentro del criterio de restricción que había impuesto a las operaciones últimamente, hubo de expresar  confidencialmente a dicho Centro, en carta de 8 de junio, que, en cuanto a la creación solicitada del nuevo Grupo de Regulares de Alhucemas, debía esperarse a la acción por entonces emprendida contra los Beni-Arós, en Yebala, que quizá le permitiera desprenderse de parte de sus fuerzas indígenas; que en

todo caso, de llevarse a cabo la organización, debería compensarse con la desmovilización de algunas mías de frontera, y que por el momento, y con más razón no abordándose por entonces el problema de Alhucemas, estimaba que Melilla tenía fuerzas suficientes, tanto europeas como indígenas. Asunto que en resumidas cuentas el Ministro deja a la resolución del Alto Comisario en su telegrama de 14 de junio, como a su tacto y buen juicio el compás que debiera llevarse en las operaciones de cada Comandancia general, sin dejarse alucinar por seductores objetivos fijados en Alhucemas u otros puntos, anteponiendo la seguridad de los avances en evitación de contratiempos.

Y a mayor abundamiento: si reconocía el Comandante general en la canta de 15 de julio, en apoyo de sus demandas, que sus fuerzas habían llegado al límite prudencial de elasticidad, era manifiesta contradicción o insigne temeridad insistir en el telegrama repetidamente citado de 4 de junio, en que para salir de la inactividad forzosa a que se veía reducido y que consideraba perjudicial, aprovecharía cuantas ocasiones se le presentaran para desarrollar sus planes en cuanto diesen de sí los elementos disponibles, cuyo rendimiento desarrollarían -folio 56i-  pues se deja bien entender que sería a costa de su intensidad y eficacia desguarnecido el territorio de retaguardia y extremando el razonable esfuerzo de dichos elementos en relación con -una extensión de territorio de más de 4.000 kilómetros cuadrados y una línea de operaciones desprovista de apoyo de 92 kilómetros, como se deja dicho, hasta Annual, y un

frente ofensivo de 8o kilómetros desde Sidi-Dris a Tasarut Usai, a través de los variados accidentes del territorio.

Con razón, pues, el teniente coronel de Estado Mayor Dávila reconocía y había significado al Mando, según su declaración -folio i.265- no ser suficientes las fuerzas y elementos de que disponía en el territorio para proseguir la acción militar, fijando el límite razonable de la expansión territorial con las ocupaciones realizadas en Beni-Ulixech y Beni-Said, cuya posesión, como la de toda la zona sometida, era obligado afirmar y consolidar.

 

Incertidumbre que provocara la ocupación de Annual.

La ocupación de Annual había abierto una nueva fase fuera de la ordinaria previsión, considerada como base para tomar Alhucemas, alargando peligrosamente la línea de operaciones por territorio impracticable, falto de caminos que hubiera hecho preciso el apoyo, de bases secundarias en la costa y arbitrar los medios adecuados para la magnitud de la empresa, aun cuando otra cosa el Mando creyera. Falto de tales medios, que toda previsión imponía, la situación creada, aventurándose en tales incertidumbres, era francamente temeraria, y todo aconsejaba no pensar en otra cosa que en asegurar la posesión de lo ocupado; aún más: perdida ya de nuestra parte la iniciativa y, libertad de acción, fuera preciso aprestarse a la defensa adoptando algún partido como mal menor, aprovechando la, tregua que la harka puso a su actividad desde los últimos días de junio hasta la segunda quincena & Julio, (tal vez por la recogida del trigo) con conciencia de la realidad de la situación; suspensión de armas que el enemigo aprovechara para allegar mayor suma de elementos y dar intensidad redoblada a su acción, iniciando la segunda y resolutiva fase de los acontecimientos.

 

Indicada retracción del frente.

Apunta oportunamente a este respecto la Memoria unida del regimiento de Ceriñola que, después de los sucesos que en este capítulo, se analizan, parecía natural pensar que la línea de Annual a Sidi Dris estaba comprometida; tanto más cuanto que la retirada de Annual a Beni-Tieb podía ser cortada con facilidad, bien por el enemigo declarado como por los Beni-Ulixis, enemigo encubierto, en cuyas manos estaba. Una retirada, coronando las alturas que dominan el valle con posiciones adecuadas, con otras en lugares indicados para asegurar la vía de abastecimiento, hubiese probablemente salvado la situación. «Quizá el Mando, no creyendo en aquellos momentos ceder terreno por el efecto moral que esto hubiera producido, confesando nuestra debilidad; suposición falsa, puesto que nuestra debilidad había quedado al descubierto no habiendo tomado la ofensiva al día siguiente del desastre de Abarrán y después para socorrer a Sidi Dris.»

 

0 comentarios