EXPEDIENTE PICASSO (parte 4)
Ben Tieb.
Continúa la retirada a Drius desamparando a Ben Tieb.
No se detiene aún en Ben-Tieb la desordenada columna sino pasajeramente, para reponerse algún tanto. El jefe de esta posición (el capitán Lobo) trata en vano de retener algunas de estas tropas para reforzar su corta guarnición, recabando para ello el concurso de los jefes que pasan, les cuales desatienden la instancia a tenor de lo
que declara el teniente médico Peña, de aquel hospital de evacuación (folio 678 vuelto), que describe el desastre de la retirada bajo la obsesión del pánico, y más determinadamente se contrae el teniente coronel de Ceriñola Marina. También dice a este respecto el teniente de Intendencia Guerra -folio 1.527-, del depósito de aquella posición, que hicieron intentos de sujetar algunas de las fracciones para entrarlas en la posición a fin de organizar la resistencia; que con este, propósito salieron a la carretera, por la que pasaba la columna con la gente de diversos Cuerpos y Armas mezclada, los camiones abarrotados de soldados y todos en el mayor desorden, procurando detener a la gente y apear de los vehículos a los que no iban heridos. Ratifica que requería el jefe de la posición la asistencia de los referidos jefes y oficiales que pasaban con dicho objeto, pero sin alcanzarla; pues tanto éstos como los soldados, con el calor, el polvo, el cansancio y la depresión del espíritu, llegaban completamente agotados. Los soldados que se lograba hacer entrar en la posición se marchaban por otra puerta. El alférez de Ceriñola Guedea dice, en declaración del folio 1.249, refiriéndose a estas discusiones, que el teniente coronel Marina, de su regimiento, dijo qae seguiría con sus fuerzas a Drius, en tanto que el capitán Lobo, jefe de la posición, quería se detuvieran con ellos para contribuir a la defensa por contar sólo para este fin con dos secciones.
En resolución: todos seguían a Drius, ya sin hostilidad en este trayecto, al cual campamento (Drius) se recogen los restos desbaratados de estas tropas, tan faltas de gobierno como de moral.
Dice el capitán Cayuela, de Policía -folio 985-; que en Ben-Tieb se observaba una gran confusión de fuerzas de todas clases, sin mando ni dirección; que dirigiéndose a los oficiales de la posición preguntó por algún jefe de quien pudiera recibir instrucciones, contestándole aquéllos que allí sólo existía la perplejidad que observara, «sin órdenes de ninguna clase», y que, en suma, la columna siguió el camino de Drius.
Resumen e impresión de los sucesos.
Al folio 62 se inserta una conferencia telegráfica celebrada entre el Ministro de la Guerra y el jefe de Estado Mayor de, la Comandancia general en que, con referencia a los informes fehacientes dados por el capitán de Ingenieros Valcárcel, en prácticas de Estado Mayor, se resumen las fases todas de los sucesos, así como al folio 59 se inserta otra de la una y diez del día 23 que traduce la impresión deprimente de los mismos y la situación de indefensión de la plaza de Melilla, expresándose en telegrama de las diez y siete cincuenta del 22 al Alto Comisario -folio 58-, por el coronel jefe de Estado Mayor, juzgar indispensable y urgentísima su presencia en la plaza por lo difícil de la situación, y con noticia de la presunta muerte del Comandante general, según los informes que recibe.
Descuido de toda medida para esta retirada. POSICIÓN DE IZUMAR
Por los fundamentos en su lugar establecidos se aprecia bien que el apoyo natural de la retirada eran las alturas de Izumar, y así dice el teniente médico D Harcourt (folio i.toó) que tenían pensado hacerse fuertes en dicha posición, que según hubo de manifestarle el capitán de Estado Mayor Sabaté era el proyecto primitivo (que ni por pienso fue puesto en ejecución en el momento decisivo), y donde creyeron encontrar algún sostén; pero que al entrar en la posición (de Izumar) vieron arder el depósito de municiones; que allí también encontraron al capitán de San Fernando, López Vicente; mas como en suma de fuerza que reunía en conjunto era de quince o veinte hombres, decidieron continuar la marcha.
Igual abandono hace notar el capitán Valcárcel en sus noticias referidas, así como de las sucesivas posiciones del camino; y dice el comandante Martínez Vivas, (folio 1.156 vuelto), al que la posición «C» evacuó, así como la «B», pudiendo comprobar esto último porque, al pasar al pie de ésta, vieron en ellas fuerzas de la Policía; que en la posición de Izumar, aun cuando estaba preparada para proteger el repliegue, teniendo sus fuerzas en el parapeto y las piezas de artillería cargadas, no llegó a hacer fuego porque “no vio enemigo contra quien dirigirlo”, y cuando el capitán jefe de la posición creyó habían evacuado las fuerzas de Annual, dispuso, de acuerdo con los demás oficiales, destruir las municiones, inutilizar las piezas y salir con los elementos que pudieran llevar.
Si la posición de Izumar se hubiese, con efecto, sostenido y a su apoyo hecho firmes algunas fuerzas, presidiendo un mando, una dirección, hubiera sido posible contener y regularizar aquella desastrosa retirada, porque el enemigo no insistió en la persecución atraído más bien por el botín, como presintiera el Comandante general; pero abandonada dicha posición prematuramente -como todo hace suponer- las sucesivas, fiado todo al acaso y a la negligencia y no encontrando la retirada reparo alguno en su camino, cediendo todo al pánico, hubo de suceder lo que resultaba inevitable, degenerando en fuga descompuesta.
Beni-Asa.
Acuerdo postrer de posición en Beni-Asa.
Un grupo diferenciado de fuerzas, que una eventualidad llevó a las alturas de Yebel Uddia en la mañana del 22 de Julio, vino a sumarse al desconcierto de la retirada, acogiéndose también sus restos al campamento de Drius.
Refiere el capitán Fortea, (al folio 471 de su declaración), que hubo de exponer al Comandante general la necesidad de establecer una posición intermedia entre “B” y Uddia cuyo objeto era cubrir el portillo llamado de Beni Asa y que entre las mismas (“B” y Uddia) abre paso a los senderos que suben de Igueriben y descienden de Tizi-Assa, agregando más adelante (folio 482) que en presencia de los sucesos que se desarrollaban en contorno de Annual y grave estado de las cosas, cediendo también a la petición de los moros amigos, que le pedían para asegurar la tranquilidad de la calada, hubo de insistir el 21, al terminar el servicio, en la necesidad de establecer la referida posición, cuyo establecimiento inmediato así fue dispuesto.
Con arreglo al diario de operaciones de la Comandancia -folio 633- fue encomendada la operación para el día siguiente, 22, a una columna al mando del teniente coronel de Alcántara, (de ahí que el teniente coronel de Alcántara estuviera tan cerca y pudiera defender la retirada en Izumar) compuesta de este regimiento, tres compañías del de Ceriñola y una compañía de Ingenieros con el material correspondiente de fortificación para establecer la posición referida en el punto que designase el capitán de la 13ª mía de Policía; las compañías precitadas de Ceriñola, una procedente de la plaza, y las otras dos relevadas por las provisionales organizadas en los destacamentos de Nador, Zeluán, Zaio y Monte Arruí, eran los últimos refuerzos que llegan a Annual, y pernoctaban de tránsito en Ben-Tieb el 21, siendo la compañía de Ingenieros también del destacamento de esta posición.
Interrupción de los trabajos. Defección de la Policía y agresión que provoca.
Llegadas las fuerzas designadas a media mañana del 22 al lugar de asentamiento de la proyectada obra, se estaba en los primeros trabajos de su construcción -folio 482- cuando le fue comunicada al teniente coronel Primo de Rivera la orden urgente de acudir con los escuadrones en dirección a Izumar ,para proteger la evacuación de Annual, en consonancia con el aviso del folio t.ggó, a que con anterioridad queda hecha referencia, como en seguida puso esté jefe en ejecución; divisándose ya a este tiempo desde la altura la polvareda de la columna en retirada de Annual a Izumar. El enemigo se corría en tal momento por Tauarda, entre Uddia e intermedia “A” con ánimo sin duda de cortar el paso a la referida columna, que en tanto adelantaba desordenadamente
por la carretera, tiroteada por ambos flancos y retaguardia -folio 483-, siendo de entender de las manifestaciónes, un poco reticentes, del testigo que las fuerzas de su mía, establecidas en protección de los trabajos de referencia, desertaban de sus puestos y cruzaban sus fuegos con los flanqueos que desplegara Alcántara, conforme a las postreras órdenes del Comandante general; como el propio testigo fuera también objeto de la agresión, (que explica de parte de los moradores de los poblados que tuvo que atravesar para ganar la carretera), siendo de suponer que por desafección de su fuerza; agregando que al tratar de encaminarse a Dar Mizian para recoger la documentación no lo pudo conseguir a causa del fuego que de allá se hacía. (se entiende desde Dar Mizian)
Según el parte del capitán de Policía Jiménez Ortopeda (folio ¡.835), agregado a los servicios de la 13ª mía, al escapar de una guerrilla unos policías de ésta se les hizo fuego, rompiéndolo entonces el enemigo, que hasta entonces se había mantenido en observación, que próximamente a las catorce treinta arreció el fuego entre Uddia y Ben-Tieb, y por Tauarda trataban de atajar los grupos referidos enemigos, en dirección a la posición «A» y Tafersit; cubriendo entonces dicho frente hasta las dieciséis, que siguió para Dar Mizian, y al cruzar a Ben-Tieb pudo notar que, posesionados de la cabecera los rebeldes, hacían fuego contra dicha posición.
Síntesis de esta parcial retirada.
Según declaración del folio 1.339, del teniente Muñoz, de una de las compañías asistentes a los trabajos cuyo grupo de unidades, (dicho sea de paso, no se había sometido a mando de jefe alguno de regimiento, todo en el espíritu negligente dominante en el territorio), el enemigo había ido concentrándose en los barrancos que rodeaban el lugar de la posición en planta, al propio tiempo que las fuerzas de Policía establecidas en protección avanzada de los referidos trabajos, desde las alturas fronteras, abrían también fuego contra las tropas ocupadas en ellos; por lo que hubo de disponer el capitán que las mandaba cesar en el trabajo y aprestarse a la defensa. Acababa de desplegar la suya con este objeto cuando dio aquél la orden de retirada, aunque sin indicar dirección determinada, por lo que el testigo decidio adoptar con su compañía la de Ben-Tieb, y batidos de arriba, primero, y atacados después por los moradores del poblado que tenía que cruzar, se vio obligado a abrirse paso a viva fuerza, desbandándose en esta refriega su gente; pues, como asevera, en ella se encontró solo, por dispersión de la compañía. En las proximidades del poblado de referencia, manifiesta que alcanzó a ver que las otras fuerzas empleadas en la operación se retiraban también combatidas. El hecho es que, descendiendo de la altura y hostilizados por los moradores de los poblados de tránsito, quedaron también deshechos en el repliegue, acogiéndose los restos a Ben-Tieb, siguiendo el curso de la retirada general, como se incorpora también a ella la compaña de esta agrupación de Ceriñola que quedara en el Morabo, en la carretera, al cuidado de la impedimenta; haciendo observar el teniente del regimiento de Alcántara Bravo, (declaración del folio 1.379), que dichas fuerzas se retiraban con más precipitación de la que justificaba el fuego del enemigo, contrayéndose al conjunto de las unidades de referencia.
Dice el coronel de Ingenieros López Pozas, al folio 1.13i, que la tercera compañía de Zapadores de su Comandancia, encargada de los referidos trabajos, tuvo que aguantar el choque del núcleo de la harka que intentaba cortar por aquel sitio la retirada de las fuerzas de Anual hacia Ben-Tieb, y que cuando llegó a Drius tenía sesenta y tantas bajas de sus cien hombres del pie de fuerza.
Repliegue de Alcántara sobre Ben-Tieb y Drius.
Dice el referido teniente ¿coronel? Bravo en su precitada declaración-folio 1.379 vuelto-, que los escuadrones de Alcántara, pasando el tropel de la retirada, marcharon cubriendo la extrema retaguardia y recogiendo en el camino a los rezagados por el cansancio y extrema fatiga; que al llegar a Ben-Tieb aprestábase la guarnición para la defensa, porque los que pasaban en retirada no se detenían en ella. La Policía parecía ya sublevada, pues retirándose sobre su cabecera, no respondio al llamamiento. Se detuvieron los escuadrones hasta concentrarse, marchando después en dirección a Drius, excepto el quinto, que continuó en Ben-Tieb hasta que fue evacuada esta posición, cuya retirada, a, su vez, protegió hasta aquel campamento.
Y agrega el soldado Moreno Martín, de este escuadrón -atestado 138- que a poco de llegar a Ben-Tieb tuvieron que salir 40 caballos con el teniente Puga para contener una mía de Policía que se había sublevado, teniendo con ella bastante fuego, regresando y saliendo de nuevo para despejar los alrededores y proteger la salida de la guarnición, continuando después en protección de ésta hasta Drius.
Juicio de la retirada.
Juzgando la retirada el comandante de Estado Mayor Fernández, dice, al folio 814, que se explica las malas condiciones morales en que se realizó por los contratiempos experimentados en días anteriores y porque, a su juicio, no se efectuó con sujeción a las reglas del arte militar ; como lo demuestra el dato preciso de que la evacuación del campamento de Annual se verificó en un plazo de tiempo tan sumamente corto, que es imposible de comprender cómo durante él salieron tantos elementos de aquel punto, sino admitiendo que se imprimió al movimiento una precipitación inicial, que naturalmente había de reflejarse en todo su desarrollo.
El teniente coronel Fernández Tamarit -folio 1.202- dice también que la orden de retirada, abandonando todo lo que no fueran armas y municiones, causó una profunda decepción de las tropas, que aún esperaban auxilio; que en su iniciación se incubó ya el desastre; que no hubo quien restableciera el orden, brillando por su ausencia el Mando. Muertos unos, arrastrados otros por él torrente, nadie pudo ni supo contenerle, y atento a las condiciones de la única línea peligrosa de retirada, falta de puntos de apoyo y reservas que pudieran servir de dique, «la retirada -dice- terminó en un sálvese quien pueda desdichado, fatal consecuencia de errores que eran de todos, y de los que la oficialidad del Ejército, ni aun muriendo, pueden redimir a éste».
El coronel Riquelme reconoce asimismo, al folio 1.282 vuelto, la depresión moral provocada como consecuencia lógica de la evacuación de Annual por la columna más fuerte que se había concentrado, y ello después de la pérdida de las posiciones de Abarrán e Igueriben, esta última, a pesar del esfuerzo máximo realizado por el Comandante general para socorrerla; y si a esto se agrega la muerte del general; y de los jefes principales que con él estaban, se comprende el desconcierto de los inferiores y las consecuencia qué produjo, unido a no haber sostenido muchas posiciones la obligada defensa; y estima, por último el teniente coronel Dávila -folio tt296- que la desaparición del Comandante general, de prestigio notorio, deprimiría seguramente el, espíritu de las fuerzas, determinando el consiguiente desorden.
Es incuestionable, con todo eso, considerando el desarrollo de los sucesos desde su iniciación, que la caída inesperada de Abarrán hubo de ofuscar al Mando, sugiriéndole irreflexivas ideas de desquite, como en su lugar se ha visto, despertando al propio tiempo la inquietud de las tropas, como la posterior pérdida de Igueriben, en las condiciones de su lamentable abandono, influyó desastrosamente en el espíritu de ellas, debilitando el sentimiento de su propia confianza, como la autoridad del mismo Mando, que en sus postreras determinaciones, en presencia de la peligrosa situación provocada, parece desconcertado. La ausencia de disposiciones, encaminadas a encauzar en lo posible la situación con adopción de las medidas consiguientes al problema militar que se planteaba, indujeron por modo irremediable al desaliento y desorden promotores de la catástrofe.
Los términos del abandono de Annual, tal como la realidad los representa en el furtivo intento de escapar a la atención del enemigo, son indicios de sobrecogimiento del ánimo en esta adversidad, de la renunciación de la voluntad y deberes inherentes al Mando, o del insuperable
ascendiente cobrado, en su impresión, por el dicho enemigo.
Habiendo faltado el Mando superior en tan supremos momentos, aislados y caídos los jefes, que, hubieran podido asumirle por natural sucesión, si el necesario concierto hubiera presidido en ello, sin guía ni dirección la fuerza, faltó asimismo, escalonadamente, su acción hasta las unidades inferiores, rota la cohesión y resortes de toda autoridad, surgiendo con el pánico la confusión declarada, que no encontró en la huida sostén alguno que la pudiera recoger y hacer reaccionar, sino los esfuerzos sueltos, meritorios, pero incapaces de contener la fuga, porque, en realidad de verdad, en esta humillante retirada de la tropa no opuso otra resistencia que su inercia, su abatimiento, el agotamiento físico, el aniquilamiento de su moral, como se deduce las múltiples declaraciones recogidas.
VIII POSICIONES PENDIENTES DE ANNUAL
En este lugar, y para seguir la metódica exposición de los hechos, se considera procedente resumir la suerte que corrieran las posiciones de la zona de Annual, no sólo de las que eran administrativamente dependientes de su demarcación territorial, sino también de todas aquellas que, constituyendo, de una parte, el frente avanzado, y sirviendo a la vez de protección a la línea de comunicaciones, son arrastradas sus guarniciones por la retirada general, como también de la parte opuesta, las de apoyo del sector, que, cubriendo a retaguardia el territorio aledaño al camino de Ben-Tieb a Annual, obedeciendo asimismo a la razón del repliegue, convierten sus destacamentos sobre la línea de retirada o sucumben en el intento de alcanzarla, recogiéndose los restos de todas ellas, sobre Ben Tieb y Drius, reseña en casos incompleta o reducida a simples menciones en cuanto han podido ser obtenidas estas noticias, pues de algunas posiciones no ha quedado ni rastro de sus aniquiladas guarniciones, conociéndose lo que de ellas fuera por meras referencias, remitiéndose en todas, y de manera general -como ya preliminarmente se hizo constar-, por lo que se refiere a la descripción de las posiciones, su asiento, estructura, organización defensiva, armamento, repuestos y aguadas, a las declaraciones de los testigos respectivos como base natural de apreciación de su capacidad de resistencia y condiciones en que realizaron su particular defensa.
El artillamiento de estas posiciones se resume en el estado de destacamentos de la Comandancia de, Artillería -folio 1.101-, y de pérdidas sufridas por la misma de material, municiones y artificios con ocasión de los sucesos -folio 1.607.
Talilit.
Queda indicado en su lugar que entre las medidas adoptadas por el Comandante general, preliminarmente a la evacuación de Annual, figura el telegrama del día 22 -folio 1.995- al comandante del cañonero Laya dándole aviso de su resolución de retirarse sobre Ben-Tieb, y recomendándole, en consecuencia, que protegiera a Sidi Dris, sobre la cual posición se replegara a la de Talilit. En telegrama del mismo día –folio 1.999 y 2.000- da noticia de la fuerza incorporada y de las faltas en su contingente observadas.
Dice el sargento del regimiento de Ceriñola Marcial García –folios 1.252 y 1.258-, que la guarnición de la posición la constituía una compañía de dicho Cuerpo, cuyo capitán estaba con permiso en la plaza, manteniendo una sección destacada en la avanzadilla, que respondía al objeto de relacionar ópticamente la posición con la cabecera de Annual; una sección de ametralladoras de posición al mando del capitán D. Benigno Ferrer, jefe a la sazón de la posición, y un destacamento de Artillería a cargo de un oficial.
Que el 22 de julio, a las once, recibieron orden para evacuar sobre Sidi-Dris, efectuándolo inmediatamente el capitán Ferrer con la sección de Ceriñola del teniente Gare:a Moreno, sin tomar deposiciones para la marcha, y la restante fuerza salió después al mando del teniente Aguilar de Mera con lo que iba el declarante, sin adoptar tampoco medidas de seguridad; que a poca de salir empezaron a ser hostilizados por los moradores del territorio, y como el teniente de la sección se adelantara y los individuos de ella pretendieran dar a correr, el declarante los contuvo a mano armada, haciéndoles entender que era debido esperar a la fuerza de la avanzada; que en esta situación permaneció hasta que la vió replegarse sobre la posición principal; pero que como de ella no volvió a salir, continuó con su gente la marcha, perseguidos por el tiroteo hasta llegar al río de Sidi-Dris, donde fue protegida la retirada por las fuerzas de Policía de la posición que salieran en su apoyo.
De la fuerza de la avanzada dice que sólo llegó un soldado a Sidi-Dris, maltrecho y desarmado, y nadie del destacamento de Artillería, que había quedado inutilizando las piezas, y hubo de darse por desaparecido, y el soldado Garrido, de Ceriñola, dice, en atestado número 63, que de los Zoo individuos de que próximamente constara la guarnición de Talilit, sólo llegaron a Sidi Dris noventa y cuatro, por efecto de las bajas durante la retirada y combatido acogimiento a la última referida posición (182 asigna el estado general de fuerza del folio 329 a dicha guarnición).
Incorporadas las fuerzas remanentes a Sidi-Dris, y comprendidas en su guarnición , siguieron luego, la suerte de ella en el asedio y asalto de que fuera objeto; sin que por su aislamiento y situación pudiera ser socorrida por la Marina, a la que se encomendó el arduo intento de su salvamento.
Muy posteriormente presentados los soldados prisioneros García Manzanares, de Ceriñola, y Sánchez Gil, de Artillería, dicen, en atestado número 184, que desde el 17 presenciaron los ataques de las posiciones, sin que a ellos se les hostilizase, no sufriendo más consecuencias que la falta del convoy diario de Anual, teniendo que hacer el suministro en Sidi-Dris, por mediación del jefe moro del poblado de Beni-Margani, que, a petición del capitán, llevaban los víveres, confirmando, en lo demás, que el 22 abandonaron la posición, que fueron atacados por los moradores de los poblados, sufriendo muchas bajas, y reuniéndose en el río Kebir en un número de unos noventa, pudieron acogerse a Sidi-Dris.
Al folio 5.983 figura un telegrama del jefe de la posición del zoco de Atamar (avanzadilla de Talilit) transmitiendo confidencia de los moros sobre intento de asediarla.
Buimeyan.
Adelantada esta posición, en situación dominante, sobre la margen izquierda del Amekran, constituía su guarnición una compañía de fusiles y otra de ametralladoras del regimiento de Ceriñola, fuerzas de Policía en número de 60 hombres, como cabecera de la 15ª mía de Tensaman, y un destacamento de Artillería a cargo de un oficial.
Hostilizada esta posición insistentemente desde mediados de junio, queda con anterioridad relatado el proceso de sus vicisitudes, retrayéndose corro consecuencia de dichos ataques el servicio de seguridad que con anterioridad se extendiera hasta la Loma de los Árboles, dejando con ello al descubierto su aguada y, últimamente interceptada, así como estableciéndose el enemigo en los poblados en contorno de la posición, dificultó también el paso de los convoyes de Anual, llegando a hacer difícil su situación.
Dice el teniente médico Vázquez Bernabéu -folio 1.071 vuelto- que la noche del 21 de julio, con vista de la caída de Igueriben, se montó un servicio mixto de tropa peninsular y Policía, por la desconfianza que ésta inspiraba, pasando la fuerza la noche en el parapeto, oyendo a los moros enemigos invitar a los policías a la defección; que a las siete de la mañana del 22, en atención a la aparente tranquilidad circunstante, se montaron los servicios de seguridad, enviándose a Annual el convoy cotidiano, cuya tardanza en regresar los puso en alarma. Avanzada la mañana observaron, también con extrañeza, fuerzas marchando sobre el camino viejo de Anual en dirección a Izumar, y encontrándose faltos de agua y de víveres mandaron a un sargento de Policía en petición de instrucciones a Annual, el cual no regresó tampoco; advirtiendo que dicho campamento hacía fuego de artillería hacía retaguardia, dirección en la que nunca lo haba hecho. A las once y media recibióse desde Talilit la orden de evacuar la posición sin dar señales de destrucción, para no atraerse la atención del enemigo, y de replegarse sobre Annual, saliendo en ejecución de ella, y en vanguardia y flanqueo, la fuerza de Policía, a fin de proteger la salida de la guarnición de la posición; la cual fuerza indígena, desde el primer momento, hizo defección, echándose a los barrancos, sin que a la guarnición fuese dado llegar a Annual, porque el enemigo, en crecido número, acudio a cortarla el camino, ya en posesión del campamento, a cuyo saco habían entrado los cabileños. (o sea que a las once y media o media hora más los calibeños ya habían entrado en Anual).
El capitán González Longoria, de la Policía, apostado en las casas traseras de Annual, en dirección de Buimeyan, con objeto de asegurar el campamento por dicho frente, según se hizo constar en su lugar, manifiesta, al folio 494, que recibió la orden del 497, previniéndole que se iba a evacuar; que se daba orden a Buimeyan para el abandono de la posición, y que le enviaba el sargento indígena de la 6ª mía, Yamani, para que se le indicase el sitio desde el cual podría apoyar la retirada de su guarnición; mas al darse cuenta el testigo que Annual no hacía fuego, que el enemigo llegaba en grandes núcleos, sin encontrar resistencia, y que Buimeyan era abandonada por la Policía, que marchaba en dirección a Sidi Dris, y que ya habían evacuado todas las fuerzas de Annual, resolvió retirarse a su vez, con la escasa gente que le quedaba; con dirección a las casas, que ya estaban ocupadas por el enemigo, así como Buimeyan, y entraba también en Annual, sin cumplir, por tanto, el encargo de prestar apoyo a la retirada de aquella guarnición.
El teniente médico D'Hacourt, de la misma mía, dice, al folio 1.t04, que hallándose en el referido puesto avanzado llegó un sargento de ametralladoras
de Ceriñola con varios mulos e impedimenta -refiriéndose al convoy enviado-, que siguió hacia Annual, viendo también gente que se dirigía a Talilit, procediendo de la dirección de Buimeyan, reconociendo ser policías, y como se informasen de que las tropas abandonaban Annual y la fuerza indígena de protección de su aguada también se retiraba hacia Izumar, y al propio tiempo el enemigo arreciaba en su ataque y la fuerza propia debilitase la defensa, decidieron retirarse también hacia Annual.
El teniente Martínez Baños, de la repetida ti.- mía, confirma, al folio 1.234 vuelto, las órdenes recibidas con respecto a la protección que debían prestar a las fuerzas de Buimeyan; pero llegando, dice, unos cuantos soldados peninsulares , procedentes de dicha posición, manifestando que al efectuar la salida la guarnición habían sido casi todos copados, dispersándose el resto, por análogas consideraciones a las apuntadas, manifiesta que decidieron retirarse.
El capitán de Regulares Cebollino refiere, al folio 459, que, en retirada por Izumar, vió la fuerza de Buimeyan que marchaba hacia Annual, y que, al verse cortado el camino, retrocedio hacia su posición, sin que alcanzara a conocer su ulterior suerte. El capitán de Policía Jiménez Ortoneda, al folio 1.462, dice que vió arder la posición desde Yebel Uddia. Y el capitán de Ceriñola Catalán dice, por último, al folio 1.0t0 vuelto, que el de ametralladoras del tercer batallón, destacado en Buimeyan, escribió una carta, en la que decía que habían recibido la orden de replegarse a Annual a hora en que este campamento estaba ya ocupado por el enemigo.
En atestado 172, del cabo de Ceriñola Calixto Baramhones Cerezo y otro soldado, deponen que, al salir la guarnición de Buimeyan y desertar la Policía, que iba en vanguardia, las fuerzas peninsulares fueron muy tiroteadas desde el primer momento, marchando combatiendo hasta llegar a las proximidades de Annual, que estaba en poder del enemigo, y en donde fueron cercados y duramente atacados, muriendo la mayor parte de la fuerza y cayendo prisioneros el capitán de su compañía y unos veinticuatro hombres, de los noventa que, próximamente, la integraban, si bien haya noticia de algunos oficiales más, prisioneros , de este núcleo de fuerzas.
El soldado Antonio Escame, en atestado 152, confirma todos los anteriores particulares, pero agrega que se inutilizaron las piezas de artillería y se rociaron las municiones con petróleo, aunque no saben si llegaron o no a hacer explosión, porque se dio orden de marchar.
Intermedia «C».
Fue establecida esta posición el día 20, delante de Izumar, en la dirección de Annual, al extremo de una loma alargada, dominando el empalme de caminos que contorneaban por su pie la expresada posición Izumar, en el otro extremo de la cual loma estaba situada una avanzadilla de una sección. La posición estaba guarnecida por una compañía del regimiento de África, con dos ametralladoras, cuyo ganado había sido retirado a Annual. A tenor de la declaración del soldado Antonio López Expósito –folios 1.484 y 1.485-, el 21 por la tarde, cuando se replegaban las fuerzas de protección del fracasado convoy a Igueriben, empezó a ser atacada la posición; y aun cuando dice que la noche transcurrió con tranquilidad, está comprobado, por lo que se deja comentado a los folios 648 y 1.155, que en la noche, a las veinte, pidio auxilio la avanzadilla, que no le fue prestado ni por Annual ni por Izumar, viéndose obligado a replegarse a la posición principal.
Prosigue el expresado López que el 22, por la mañana, continuaba la tranquilidad, viendo pasar las tropas, en retirada, procedentes de Annual, por lo que el capitán mandó abandonar la posición, prendiéndola fuego, incorporándose la fuerza a la columna y siguiendo sus vicisitudes.
El soldado del regimiento de África José Alaejos, de ametralladoras del tercer batallón, a que correspondían las máquinas de la posición, y que se hallaba en Annual con el ganado, dice, al folio 1.422-28, que al pasar por “C” estaba ya abandonada, pero seguía en ella el cabo Morante, de su unidad, que esperaba que algún individuo de ella le ayudase a llevar los émbolos y aparatos de alimentación quitados a las máquinas, que no podía conducir por sí solo, el cual cabo le confirmó que la noche anterior habían atacado la avanzadilla, y que, consumidas las municiones y bombas de mano, hubo de recogerse a la posición. Y en cuanto a ésta, le dijo el expresado cabo que al ver venir desde ella las tropas de Annual, y que al principio creyeron se tratase de algún convoy, como advirtieran que la Policía se corría disparando a uno y otro lado del camino, y la loma en donde días anteriores hubiese tirado la sección de ametralladoras para proteger los convoyes de Igueriben iba cubriéndose de moros que, amparados en un barranco que en ella hay, tiraban también sobre la columna, el capitán Vallés, que mandaba las dichas ametralladoras, expresó que no le gustaba el aspecto que tomaban las cosas, y mandando inutilizar las máquinas, decidio unirse a las fuerzas en retirada.
Izumar.
El precitado soldado Alaejos dice que al pasar por su pie, en retirada, le hizo el efecto de estar ya abandonada esta importante posición. Asentaba en un elevado cerro (750 metros altitud) y constituían su guarnición una compañía del regimiento de San Fernando, una sección de Ceriñola, destacada de Yebel Uddia, y el destacamento de artillería correspondiente para el servicio de las cuatro piezas, de 7,5 Saint Chamond, que días anteriores de los sucesos fueron montadas. El 21 pernoctó además allí la una batería de montaña de Annual, replegada sobre la posición en consecuencia de las vicisitudes del combate del mismo día en apoyo del convoy a Igueriben. El 22 se habían montado los servicios de protección como de ordinario y sin novedad; pero al darse cuenta de la evacuación de Annual se decidio el abandono, y sin ser hostilizada la guarnición se incorporó a la columna de evacuación de aquel campamento.
El alférez Guedea, de la sección de Ceriñola -folio 1.248 vuelto-, dice que bajó descuidadamente al camino en la mañana del 22 para enterarse de lo que ocurría en Annual y razón del movimiento de fuerzas en retirada que observaba, e instruido del caso, cuando subió de regreso a la posición encontró a su sección formada, diciéndole el sargento que habían recibido orden de evacuar, como ya lo habían efectuado las demás fuerzas, por lo que, a su vez, los hizo con la suya, y que en el momento de abandonar la posición, o muy poco antes, el enemigo empezó a hacer fuego. En ella vió que era pasto de las llamas el depósito de municiones.
El comandante de Ingenieros Alzugaray, el de Artillería Ecija, el teniente médico D'Harcourt y el sargento Hernández -folios 1.121 vuelto, 1.145 vuelto, 1.106 y atestado numero 1-, dicen que cuando pasaban por el pie de la posición la encontraron abandonada.
El comandante Martínez Vivas, ya antes queda consignado, manifiesta-
folio 1.156 vuelto- que la guarnición de Izumar, cuando creyó que ya habían evacuado las fuerzas de Annual, tomó el acuerdo de abandonar la posición, como antes -al folio 1.156- expresa que el jefe de la posición pidio noticias por heliógrafo a Annual, que nada le contestaron y que a poco se presentó el cabo del servicio telegráfico comunicando que avisaron de Annual la salida de toda la columna hacia Ben Tieb y evacuación de las posiciones de primera línea hacia el mismo punto.
Es del caso hacer algunas aclaraciones sobre este particular. Indicaba el Comandante general en su telegrama del folio 55, al dar cuenta de su intención de replegarse sobre Ben-Tieb, que trataría de recoger antes las posiciones que le fuese posible; no hay datos concretos de sus órdenes, sino sobre Talilit y Buimeyan, según lo analizado; mas es natural inferir que al efectuar su retirada en la dirección obligada de Izumar contase con el apoyo al flanco de las posiciones desde “C” hasta Ben Tieb, y hace así suponer la manifestación del capitán de Ceriñola Catalán -folio 1.016 vuelto- de saber por referencias que al capitán de la intermedia «B» se le dio orden de sostenerse y apoyar el paso de las columnas, recomendación tanto más fundada tratándose de Izumar. El capitán de Policía Jiménez Ortoneda, que se encontraba en la mañana del 22 por aquellas alturas en servicio de protección, dice, al folio 1.462, que al ver arder Buimeyan y la retirada de la columna de Annual, así como más tarde arder también Izumar, acudio con la ansiedad y natural deseo de adquirir noticias a la inmediata posición “B”, diciéndole su capitán que carecía de ellas, como de órdenes de ninguna clase, y trasladándose luego a Uddia, le dijo asimismo su jefe que tampoco tenía noticias ni órdenes particulares.
No se ha podido, por tanto, comprobar el aserto del referido comandante Martínez Vivas, pues aun cuando la de Izumar ha sido la única estación telegráfica salvada su documentación sólo alcanza al día 21, y todo lo transmitido en la mañana del 22 desde las ocho, en que se restableció la comunicación por óptica, hasta las once y cuarto, son simples recados, sin registro, por ningún despacho -folio 2.067.
La impresión final que se recoge es la retirada prematura de la posición, como en opuesto sentido, la impresión de no haberle sido asignada la acción eficaz a que por su situación estaba llamada en el desconcierto de la evacuación.
Intermedia “B”.
No se ha presentado, ni ha podido ser recibida, por tanto, declaración a ningún individuo de esta posición. El soldado del regimiento infantería de Ceriñola Bacardit, que pernoctó en ella de paso para Annual, describe, al folio 1.688, la posición. Estaba guarnecida por una compañía del regimiento de Ceriñola, al mando del capitán don Miguel Pérez García, y un destacamento de 40 policías al mando de un oficial, según el capitán Jiménez Ortoneda, que recorrió en su servicio la posición en la mañana del 22, como ya se ha hecho constar, el capitán jefe de ella le manifestó que carecía de órdenes, “pero que -folio 1.462- sabría morir cumpliendo con su deber” Mas el teniente médico Peña
dice, al folio 679 vuelto, que la guarnición de esta posición se replegó a la de Yebel Uddía.
El comandante Martínez Vivas dice, al folio 1.156 vuelto, que a su paso en retirada por el pie de ella debía estar ya evacuada la posición, pues sólo vio en ella fuerzas de Policía, y el suboficial de Ceriñola García Bernal manifiesta -folio 1.582 vuelto- que la posición debía estar abandonada cuando pasó por su pie hacia la una de la tarde.
El sargento de Regulares Hernández -atestado número r-, que estuvo prisionero en Annual, refiere el asalto y aniquilamiento de esta posición en forma que no concuerda con las anteriores manifestaciones.
Yebel Uddia.
No se han presentado tampoco supervivientes de esta posición, asentada en el monte de su nombre, a 1.1.00 metros de altitud.
El soldado del regimiento de Ceriñola Pérez Morlanes -folio 1.690-describe la posición; pero salió de ella con anterioridad a los sucesos y desconoce su actuación.
También la describe el alférez de Artillería Lacaci, que en ella estuvo en ella el día 4 de julio -folio 1.325-. La guarnición se componía de dos secciones de la 6ª compañía del segundo batallón del regimiento de Ceriñola y un destacamento de 30 policías al mando de un sargento.
El teniente Vidal Cuadras, de Artillería -folio 1.492-, dice que el 22 pudo observar desde su posición de Cheif el ataque, durante una hora. De la que vieron con los gemelos a última hora de la tarde que habían desaparecido las tiendas, como asimismo manifiesta que vio arder el teniente de Artillería Reig -folio 796- desde Buhafora.
El teniente de artillería Reig, antes citado, dice, que las fuerzas de Yebel Uddia habían evacuado sobre la posición “A”, corriendo la suerte en este caso de esta guarnición, en conformidad con la anterior manifestación abstracta del teniente médico Peña.
Intermedia «A».
En atestado i3c, el soldado del regimiento de San Fernando Francisco Gómez Iniester, que como cartero de la posición residía en Drius y el 22 de madrugada llevó el correo, regresando a su residencia hacia las ocho de la mañana sin advertir novedad, se describe someramente esta posición, pues tampoco se han presentado supervivientes de ella que poder examinar; constituían su guarnición dos secciones de la tercera compañía del tercer batallón de aquel regimiento, cuya tercera sección estaba destacada en Azrú, dos ametralladoras del primer batallón y el destacamento correspondiente de Artillería al mando de un oficial.
El comandante de Ingenieros Alzugaray -folio 1.121 vuelto- dice que cuando pasó por el pie de la posición, en retirada de Annual, pudo observar que se sostenía, aunque sin fuego, y el teniente de Intendencia Guerras -folio l.529- dice que el 23, a las seis e la mañana, llamaba por teléfono a Drius.
No se tienen noticias directas de la acción de esta posición; por referencias se conocen, con arreglo a la declaración del teniente de Artillería Vidal Cuadras -folio 1.492 vuelto-, de Cheif, que a las tres de la madrugada del da 25 se recibió un despacho por óptica de Drius ordenando que a las cuatro de la misma se abandonasen las posiciones de Tafersit y Midar, inutilizando cuanto pudiera ser de aprovechamiento al enemigo, se replegaran sus guarniciones sobre la columna del campamento, contiguo a la posición, que esta orden fue transmitida a todas las posiciones circundantes que con la suya comunicaban, no pudiendo efectuarlo a “A” uno recuerda por qué motivo, y el teniente de Artillería Gómez López, de Drius, comentando la retirada de las expresadas posiciones, consigna al folio 834, que a la posición «A» se olvidó el telegrafista de comunicar la orden, por lo que continuo resistiendo tres días más, según se cree, hasta que la tomó por asalto el enemigo.
El teniente médico Peña, en atestado del folio 283, dice que empezaron a atacar la posición “A” el mismo día 22; que se defendio durante dos días y enviaba heliogramas dando cuenta de que el enemigo la rodeaba y a los cuales no recibía contestación confirmando el teniente Vidal Cuadras (folio 1.495) que al llegar a Drius en retirada, “A” seguía haciendo fuego y funcionando el heliógrafo.
Según declaración del teniente de Artillería Reig, que fue prisionero de los moros en poblado próximo al lugar, como consecuencia del asalto a Buhafora, cuya batería mandaba, según noticias que le dieron los mismos moros, la posición se estuvo defendiendo hasta el 27 o 28 de julio, habiéndose refugiado en ella, según noticias del mismo origen que ya se han hecho constar antes, la guarnición de Yebel Udia; que, entablado parlamento, su jefe, el capitán de la compañía D. José Escribano Aguado, salió a conferenciar con varios principales moros ; pero que al ver que los indígenas, impacientados por la codicia del botín, se echaron sobre la posición, intentando forzar la entrada, mandó el capitán hacer fuego desde fuera a la guarnición apostada en el parapeto, muriendo de sus resultas el propio capitán y muchos moros de los que le rodeaban; no obstante, tras el incidente, se reanudó poco después el parlamento, acordándose la entrega de la posición y armamento, saliendo libremente; pero que exasperados -y rencorosos los moros por la agresión de que antes habían sido objeto, como por encontrar que el armamento había sido inutilizado antes de abandonarlo, rompieron el fuego y acometieron al arma blanca a los inermes defensores, exterminándolos a todos, salvo a dos que, según parece, estaban prisioneros en Annual en la época en que se refiere el relato con arreglo a las referencias del testigo.
El citado oficial, aunque desde su cautiverio no veía la posición, sí oía el fuego y la fiesta de pólvora con que los moros celebraban su caída.
Tzay-Udait.
Guarnecida esta posición únicamente por fuerzas de Policía, dice el teniente de Artillería Reig que desde Buhafora, donde se encontraba destacado, vió hacia las doce de la noche del 22 que la posición encendía una hoguera, dando a entender con ello el abandono del puesto; y que los policías del destacamento no llegaron a defenderse pues, antes bien, se sumaron a los insurgentes. En el sucinto informe dado el 23 de Noviembre por la Subinspección de las tropas y asuntos indígenas -folio i.8i5- se limita a decir que no se tiene de esta posición más noticias que las facilitadas por el oficial de segunda Achmelal, que mandaba aquel destacamento, según el cual le abandonaron los policías así como posición; mas el teniente Reig, en atestado número 1o, manifiesta «que los policías de la posición le dijeron, después de prisionero, que el oficial moro que los mandaba se marchó al obscurecer del zv).
Mehayast.
Esta posición, asentada en un elevado monte de Beni Ulixech -Yebel Azrú; i.i5o metros. Cuyo acceso se hacía desde Ben-Tieb por un mal camino de herradura, en las faldas de la cual altura había varios poblados moros. Hace su descripción el cabo de la Brigada disciplinaria Francisco Rodríguez Fernández en declaración al folio 1.646 vuelto, consistiendo su guarnición en una compañía de dicho Cuerpo, pero sólo de 36 hombres y dos oficiales. A tenor de dicha declaración, desde su situación elevada se veían, cuando las nubes acumuladas en la altura lo permitían, Sidi-Dris, Izumar, Igueriben y otras posiciones del territorio.
Presenciaron en consecuencia el abandono de Annual y el incendio de algunas tiendas cuando la columna de evacuación había ya rebasado la altura de Izumar, posición que asimismo vieron arder hacia la una de la tarde. Poco más de esta hora, vióse rodear la posición grupos de indígenas armados, en actitud expectante y afluir enemigos de zurrar. Consultóse, dice, a la una y media a Ben-Tieb sobre el partido que debiera adoptarse, a lo que no cree se obtuvo contestación, y como empezaran a hostilizar y aumentar la concentración de enemigos, contestóse a su fuego como media hora; mas, no alcanzando la fuerza para cubrir el parapeto, y estimándose no poder sostenerse en aquel aislamiento, determinóse evacuar la posición, como intentaron hacer, saliendo a la desfilada y llevando las municiones que pudo sobre sí las fuerzas y cargadas en las acémilas, quemando el resto de las que había en el repuesto. Emprendiose la retirada hostilizados nuevamente, y como al kilómetro escaso hubieron de hacer alto para contestar y contener la agresión, apretados, no obstante y rodeados de moros, hubieron de separarse en grupos, que en su dispersión fueron deshechos, muertos o prisioneros, y algunos pudieron acogerse como el testigo y un oficial, errando a la lejana posición de Quebdani, extremo que confirma -folio 1.358 vuelto- el comandante Sanz García. Coinciden en los términos de la evacuación el soldado de la expresada Brigada Mario Echan¡ Bilbao (atestado 150) y otros soldados, al 203, y el sargento Antonio Guirao Carmona, atestado 155, conforme en el fondo con las anteriores manifestaciones, precisa algunos detalles en cuanto al orden de salida, y dice que, si bien al salir era el propósito dirigirse a Ben Tieb, cerrado el paso por el mucho enemigo en esa dirección, decidieron marchar hacia Sidi Dril; pero, igualmente contenidos, fueron al fin, tras varios lances, reducidos y aprisionados.
Axdir Asus.
No se tienen noticias directas de esta posición, por no haberse presentado ningún superviviente. La guarnecía una sección de la compañia del regimiento de San Fernando, de Tuguntz. El capitán de Policía González Longoria -folio 503 vuelto- comunicó el 22 de julio al general segundo jefe en Drius, que esta posición había sido ocupada por el enemigo, sin otras referencias; como asimismo que continuaban atacando a la siguiente de Tuguntz.
Tuguntz.
Estaba guarnecida por la cuarta compañía del segundo batallón del regimiento de San Fernando. El capitán de Policía González Longoria, dice-folio 502- que al restituirse a la cabecera de su mía; en Yarf-el_Baaxmen, en la noche del 22, recibió un despacho del jefe de la expresada posición manifestando se acababa de presentar un moro manifestando «que el declarante ordenaba se le entregara la posición», a lo que hubo que responder que la Policía aprehendiera y diese muerte al referido moro; a lo que contestó Tuguntz que el moro era Cadur Namar, y que ya se había marchado; enterándose a poco de que la Policía había abandonado la avanzadilla y la posición era atacada por el enemigo, ataque que continuaba en la mañana siguiente del 23, siendo de advertir que en el estado general de situación no figura tal avanzadilla. Según declaración del capitán del regimiento de Melilla Araújo -folio 541 vuelto-, en la noche del 22 al 23 se recibieron en Quebdani, en donde se encontraba con la columna de su Cuerpo, varios telefonemas de servicio urgente circular, expedidos por la posición de Tuguntz, en los que se decía que era atacada, que no tenía víveres ni agua, escaseando las municiones y pidiendo órdenes, las que no se les pudieron dar por depender dicha posición de la circunscripción de Drius, donde el general segundo jefe se encontraba.
Que en las primeras horas de la mañana del 23, los aeroplanos lanzaron bombas en las inmediaciones de Tuguntz. Análoga manifestación hace el sargento del regimiento de Melilla Calzado, de la posición de Tizi Inoren (Beni-Said), al folio 1.544 vuelto, y que habiendo preguntado el telegrafista de esta posición al de Tuguntz, se enteraron de que un numeroso enemigo la atacaba.
Según atestado del soldado de San Fernando Bernardo Arranz, número 51 -salvando los errores de fecha en orden a lo que va expuesto-, el «21» empezaron a hostilizar la posición y el 24 la tomaron los moros por asalto, habiéndoseles terminado las municiones, el agua y los viveres, siendo agredidos al salir de la posición - sin decir en qué forma- dispersándose y quedando prisionero el deponente.
Yemaa de Nador y Halaud.
Situada esta posición en un, cerro de regular altura en las vertientes derechas del Uardana, estaba dominada por otra elevación a un kilómetro hacia el Noroeste que ocupaba la avanzada de Halaud. La constitución y vicisitudes de la misma se describen en la declaración del cabo del regimiento de San Fernando José Salgado Díaz –folio 1.723-; del soldado del mismo Cuerpo José Mediavilla -folio 1.638-; el artillero de su destacamento José Ruiz-folio 1.722. Guarnecía la posición la cuarta compañía del primer batallón del expresado regimiento de San Fernando, que mantenía en la avanzada un puesto de sargento y 20 hombres y el destacamento correspondiente de Artillería a cargo de un oficial.
Según las declaraciones de los expresados individuos, el 22 vieron, hacia la tarde, las fuerzas de Annual en retirada, y a poco correrse grupos de moros en torno de la posición, por lo que dispuso el capitán fuese reforzada la avanzada; dice el cabo que también advirtieron que salta la cabecera próxima de la 13ª mia de Dar Mizian, la Policía, y dirigirse a la posición, y que ellos supusieron vendría a cooperar a la defensa; y aun expone el artillero Ruiz que la harka auxiliar, que a distancia precedía a las fuerzas de Annual al retirarse, acudio también a ella con la pretensión de que se la dejara ocupar la posición. El hecho
es que el capitán mandó salir a las cinco una sección con propósito de despejar las avenidas del terreno en que se iba condensando el enemigo, mientras que las otras se aprestaban a la defensa en el parapeto; salió y desplegó la sección en ejecución del mandato; pero un grupo de Caballería, dice-se, de la Policía sublevada, le cortó el paso y le rodeó haciendo fuego, ni que contestaba con el suyo; pero acosada por el enemigo, en mayor número, la acometió y deshizo. Salieron las otras secciones detrás, combatiendo como hasta medio kilómetro, pero revolviéndose el enemigo contra ellas, las dispersó asimismo.
La gente de la avanzadilla, al ver que al cuarto de hora había cesado el fuego de la posición, observando que los moros corrían hacia ella, y al darse cuenta de la evacuación sin haber advertido la señal convenida para llegado que fuera este caso, resolvieron abandonar el puesto a su vez con intento de dirigirse a Drius. Combatida de igual modo esta fuerza, dispersa habiendo sufrido muchas bajas, sólo los restos de uno y otro grupo acudieron acogerse desperdigados a dicho campamento. El artillero Ruiz, por su parte, agrega algunos detalles que pueden dar lugar a creer que no presidiera la debida entereza en el desarrollo de los acontecimientos y sustentación de la defensa.
Aun cuando en declaraciones del capitán González Longoria –folio 49- del teniente de Intendencia Guerras -folio 1.529 vuelto-, teniente de Artillería Reig -folio 1.194-, al que le manifestaron los moros que la posición no hizo defensa, dispersándose la fuerza, y teniente médico Peña -folio 679 vuelto-, se hacen referencias incidentales sobre esta posición, pierden interés ante la deposición de los precitados testigos oculares.
Morabo de Sidi Mohamed.
Asentada esta posición a S5o metros de altitud (no existen supervivientes de su guarnición; era una sección del regimiento de San Fernando destacada de la compañía de Ben-Tieb, y según manifiesta el capitán de Policía Fortea -folio 483 vuelto- y el teniente médico Peña -folio 679- vuelto, la vieron arder la tarde del 22 de julio, dando de hecho sucumbiera aquélla.
Dar Mizzian.
Cabecera, de la 13ª mía de Policía, de Beni Ulixech, se limita el informe de la Subinspección de dichas tropas a manifestar que al efectuarse la retirada hacia Ben Tieb la expresada cabecera, como las casas inmediatas, estaban en poder del enemigo. Ya se ha consignado, en orden a la declaración del capitán de esta mía Fortea -folio 483-, que al dejar los puestos del servicio en las alturas de Uddia el día 22 y tratar de dirigirse a Dar Mizian, no lo pudo conseguir, a causa del fuego que desde allí se le hacia; como asimismo el capitán Jiménez Ortoneda, de la octava, agregaba, en parte del folio 1.835 confirma, que al descender a Ben-Tieb de dichos servicios, le dio orden el comandante Villar, en el sector, de seguir a Dar Drius, toda vez que durante la ausencia de las fuerzas los jefes de Beni-Ulixech habían ocupado Dar Mizian y desde ella habían roto fuego contra Ben-Tieb.
El teniente médico Peña, con menos ambages, dice -folio 679 vuelto- que en Dar Mizian «desertó la mía íntegramente», y el teniente de Intendencia Guerras -folio 1.527 vuelto- afirma que al mediar la retirada de Annual -debelan ser, según las referencias del testigo, sobre las 13:30 horas - recibieron por teléfono de Dar Mizian apremiantes peticiones de auxilio, y como llegara el capitán Chicote con su escuadrón, que ya halla sufrido bastantes bajas protegiendo aquélla, le mandó el capitán jefe de la posición marchar en socorro de los peninsulares que allí había y lo demandaban que salió el escuadrón, sin que el testigo sepa lo que después ocurriera; ni el capitán Chicote, en su declaración folio 1.866- hace comento de ello. El soldado Moreno Martín, de este escuadrón -atestado 152-, dicho queda, con arreglo a su manifestación, que poco después de llegar a Ben Tieb, en retirada de Annual, hubo de salir el teniente Puga con 40 jinetes para sostener una mía de Policía que se había sublevado, teniendo con ella bastante fuego, regresando al campamento y teniendo que volver a salir para despejar los alrededores y proteger la salida de la guarnición.
Ben Tieb.
Asentada esta posición en lugar despejado, sobre una eminencia a la margen del llano de Sepsa y contigüidad del camino de Annual, conteniendo un depósito de acumulación de Intendencia y repuesto de municiones para abastecimiento del sector.
Su construcción se describe al folio 1 .322, declaración del capitán de Estado Mayor Dolz del Castellar. Constituían su guarnición dos sectores de la primera compañía del segundo batallón del regimiento de San Fernando , una compañía de Ingenieros y el quinto escuadrón de voluntarios de Alcántara, encargado de escoltar los convoyes hasta Annual; un destacamento de Artillería para el servicio de las piezas de dotación. Estacionaban además en la posición dos compañías de Montaña de la Intendencia y el personal de este Cuerpo afecto del Depósito.
Refiere el testigo teniente de Intendencia Guerras (folio x.526) que después del paso de los fugitivos de Annual e ineficacia de las instancias que se dirigieron para allegar fuerzas de las que pasaban para contribuir a la defensa , en la idea de hacer salir de la posición todo el ganado innecesario, dispuso el jefe de ésta que las dos compañías de intendencia que allí acampaban de ordinario, a su regreso asimismo de Annual en retirada, continuaran a Drius; de forma que quedó reducida la guarnición a las dos secciones referidas de San Fernando, con unos 6o hombres; la compañía de Ingenieros que había regresado diezmada de “B” adonde se había replegado -folio 1 . 121 vuelto- después del defraudado intento de establecer la posición del paso de Beni -Asa, (Tizi Asa) y el escuadrón de Alcántara, también mermado por las bajas sufridas, con la gente de Artillería y Depósito de Intendencia.
Con la evacuación de Annual y todo su frente hasta «A», única que se mantenía, la posición de Ben-Tieb quedaba al descubierto, expuesta y amenazada a la directa agresión del enemigo. A su pesar -dice el testigo teniente Guerras- trataron de defenderse y concertaron los mejores medios para ello; pero las consideraciones inherentes a su insuficiencia y a lo precario de la defensa, en todo caso, decidieron al jefe de la posición a consultar por teléfono con Drius, dando después orden de abandonar ésta y destruir lo más que se pudiera de los Depósitos.
El capitán de Caballería Chicote dice en su declaración -folio 1.874 vuelto- que el jefe de la posición «comunicó con el general Navarro por teléfono, manifestándole que la situación era insostenible por más tiempo, ordenando dicho general que se evacuase la posición con todo orden, después de haber incendiado el depósito de municiones..., el cual aserto carece en absoluto de fundamento, por las razones siguientes :
en primer término, el Comandante general fijó como límite del repliegue, según ha podido conocerse por sus órdenes postreras, Ben Tieb, Beni-Said;
en segundo lugar, según el teniente Guerras -folio 1.528 vuelto-, la salida la efectuaron de tres a cuatro, llegando a Drius al caer la tarde, y siendo así que el general Navarro llegó a Drius a las 17:30, conforme a su telegrama -folio 5o- dando cuenta de su llegada, de encontrar los restos de las tropas de Annual y posiciones intermedias, y de que le comunican haber evacuado e incendiado Ben-Tieb, como muestra de extrañeza; luego no es admisible que de él partiera la orden.
Aclarando el extremo, el teniente médico Peña dice, al folio 699 vuelto de su declaración , que el capitán lobo, jefe de la posición, no logrando que de Drius le dieran órdenes concretas, aunque estaba con este punto en comunicación telefónica, decidio evacuar Ben-Tieb. No sabe el testigo de un modo cierto si la evacuación fue decidida por el mismo capitán u ordenada por el Mando, pues le dijeron que el capitán pidio repetidamente órdenes concretas a Drius, y en vista de que no se las daban dijo que, en caso de no recibir órdenes en cinco minutos, como su situación era tan comprometida, tomaría el silencio por orden de evacuar ; de lo que resulta que el partido, de la evacuación se lo tomó el jefe de la posición por su propia cuenta, independientemente de las razones que en su ánimo pudieran asistirle para ello.
De su parte afirma el capitán de Estado Mayor DoIz -folio 1.324- que el 22 por la tarde, y durante la retirada, el capitán Lobo pidio instrucciones por teléfono respecto de lo que debía hacer, limitándose a ponerlo en comunicación con el jefe de la circunscripción, que era un teniente coronel de San Fernando , Alvarez del Corral. La evacuación, según él expresado testigo Peña -folio 69o-, se hizo ordenadamente; la Caballería desplegó a la izquierda para atraer la atención del enemigo, mientras la Infantería desplegaba al salir de la posición; que marcharon después los heridos, en número de 60 a 70, en carros y caballerías por no haber otros elementos, y en esta forma, sin ser hostilizados por el enemigo, llegaron a Drius, alcanzando en el camino a la cola de la columna de Annual, que ya marchaba más recobrada de ánimos, al decir del testigo, llegando a la seis de la tarde a Drius.
Sidi Dris y Afrau.
Pertenecientes estas dos posiciones a la circunscripción de Annual, aunque distanciadas y separadas por un abrupto territorio, la primera situada en la cabila de Tensaman, y la segunda en la de Beni-Said, y aisladas regionalmente consideradas su dependencia administrativa como las operaciones concertadas con la Marina para su auxilio y salvamento, imponen resumir ambas posiciones reunidamente en este lugar.
La posición de Sidi-Dris se describe en la declaración -folio 1.648 vuelto-del comandante del regimiento de Ceriñola D. Alfredo González Larrea, que ejerció el mando de la posición en época anterior a los sucesos. Dice este jefe que no existía camino, propiamente dicho, de Annual a Sidi Dris, sino sendas; una de ellas por el zoco, entre medias Talilit y Sidi-Dris, con algún mayor rodeo, pero ambas igualmente malas, calificando de equivocaciones, tanto esta posición como la de Annual, por carecer de línea de retirada, por la dificultad de comunicaciones y la escabrosidad del territorio intermedio.
También reseña la posición el sargento del regimiento de Ceriñola Miguel Mariscal, refugiado en Talilit, al folio 1.254. Constituían la guarnición una compañía del regimiento de Ceriñola, una sección del de Melilla, una compañía de ametralladoras de este Cuerpo, destacamentos de Artillería, Ingenieros telegrafistas, Intendencia y Compañía del mar y Policía; en total, según estado de fuerza del 22 de julio, 274 hombres, que con la gente acogida de Talilit compondrían alrededor de los 300 a que se alude en los partes de la Marina. Destacado, en virtud de orden urgente del Comandante general, a las aguas de Sidi-Dris el cañonero “Laya”, adonde llega en la mañana del 20, observando normalidad, sobre las 10:30 del 22 –folio 907- recoge, como resultado de la conferencia mantenida por dicha autoridad con el Alto Comisario, el radiograma que le dirige el Comandante general comunicando la resolución de la retirada de las tropas de Annual sobre Ben-Tieb -folio 1.995-, de que en su lugar queda hecha mención, con el encargo directo a dicho buque de proteger a la guarnición de Sidi-Dris y a la de Talilit, que se replegaba sobre la primera; según el parte del comandante del expresado cañonero -folio 908-, a las 14:00 horas del 22 empezó a manifestarse agitación en los aledaños de Sidi-Dris, empezando el asedio con algún tiroteo, sin que el ataque en las primeras veinticuatro horas fuera muy enérgico. Mas, en suma, produjo el efecto de estorbar la aguada, apretando el enemigo el cerco y la hostilidad progresivamente en forma de apurar los recursos de la posición.
En telegrama de las 15:00 de dicho día -folio 2.000- el jefe de la posición de Sidi-Dris dice a la Comandancia general que llevaban dos horas de tiroteo con los harkeños, que se vean grandes núcleos de moros, y solicitaba autorización para, en caso necesario, romper el fuego de cañón- Así se le concede en telegrama de las 17:20 –folio 2.001-, previniéndole extreme la resistencia , que será apoyada por la escuadra, que arribará con urgencia.
En telegrama del mismo día -folio 2.005- se comunica también a la Comandancia general ser atacada Afrau, y en telegrama de las 10:40 del 23 se la manifiesta haberse dispuesto marche a sus aguas un cañonero, a fin de cooperar a la aguada de la posición; esperando se extremaría la resistencia y sólo agotados todos los medios se refugiara la guarnición en el buque. En telegrama de las 23:24 del expresado día 22 - folio 2.006-, el Alto Comisario previene al comandante del “Laya”, en Sidi-Dris, que se pusiese al habla con el “Princesa de Asterias” que debería llegar de un momento a otro, e indicase la conveniencia de proteger con el fuego de ambos buques la posición de Sidi-Dris, y en caso de no ser posible sostenerla, favorecer su evacuación, incendiando cuanto pudiese ser aprovechado por el enemigo, y debiendo los buques recoger la guarnición y elementos que de ella evacuasen.
En telegrama del folio 2.007, recibido el 23 a las 04:24, el jefe de la posición de Sidi-Dris da conocimiento de estar la posición rodeada por el enemigo, que en otro, recibido a las 19:45 diez y nueve y cuarenta y cinco del mismo día -folio 2.09C) -, participa haber sido tiroteada constantemente durante la noche y haber hecho causa común con el enemigo las cábilas circunvecinas. En otro posterior del mismo día -folio z.oie- dice continuar el tiroteo y no poder salir de la posición. En telegrama de las 15:10 del 23 -folio 2.or1- el comandante del ««Princesa de Asturias» transmite que Sidi-Dris le comunica carecer en absoluto de agua, así como expone por su parte la imposibilidad de enviársela; insistiendo el jefe de la posición en el de veintitrés y quince -folio 2.013- cerca de la Comandancia general en la imposibilidad en que a su vez él se vé de efectuar la aguada en el río y carecer de dicho liquido hacía doce horas, ni para los ranchos; al pasar el comandante del «Princesa» este telegrama por la estación de su buque, insiste en que, como prácticamente considera imposible el envío de agua a la playa, la posición, no contando con aguada asegurada en el río, tiene que ser evacuada, como dice que ya ha expuesto al Alto Comisario a su paso dicho día a bordo del “Bonifaz”, cuando se trasladaba a Melilla. Tanto el jefe de la posición de Sidi-Dris -folio 2.015- como el comandante del «Princesa» -folio 2.016-encarecen el envío urgente de fuerzas, si se quieren sostener las posiciones, la citada y Afrau; pues de lo contrario, dice el último, tendrían que ser evacuadas, operación la cual consideraban ofrecer graves riesgos, sobre todo para el personal de aquélla.
El Alto Comisario, en telegrama del 24, de las 14:15 -folio 1.017-, contesta que, dada la situación de las guarniciones de Sidi-Dris y Afrau, puede disponerse la evacuación con auxilio de los otros buques, si se juzgase factible, y en la forma que hubo de manifestar.
El comandante del «princesa», en telegrama del 25, 2:10, participa al Alto Comisario que ambas posiciones dicen que necesitan evacuar, por manifestar encontrarse en situación de mucha gravedad; pero que la operación de evacuar Sidi-Dris se juzgaba dificilísima; exponiendo que antes de proceder a la operación, que empezaría por Sidi-Dris, cumpla a su deber indicar a su Autoridad los graves peligros de emprenderla, y que quizá no tuviese éxito, perdiendo botes y gente; en resolución, consultaba si se debía intentar la operación, o se desistía de ella, en la idea de enviar refuerzos. Aun, cuando el jefe de Sidi-Dris, en telegrama del 25 -folio 2.01q hace protesta del espíritu de la guarnición en defensa del honor de las armas, decidida a arrostrar todas las penalidades que sufran la realidad implacable, imponiéndose, en nuevo despacho de las diez y seis del mismo día -folio 2.022-expresa considerar imposible la salida de no enviarse refuerzos, encareciendo hagan presente al Alto Comisario el apremio de su envío, con palabras reveladoras de la desesperación y angustia de la guarnición: “Estamos perdidos, y que contesten y le digan al Alto Comisario que mande fuerzas pronto, y que a ver si quieren salir en seguida de la plaza, que estamos muriendo, no podemos más ya”.
El comandante del “Princesa” al comunicar esta vehemente instancia, insiste en que, no pudiendo bajar la guarnición a la playa y tratar de ganar los botes a nado, pues éstos no podrían vararse, había que considerar perdida la posición y sus defensores si no llegaban tropas; avisando al propio tiempo que Afrau estaba sin agua ni municiones, y que a esta posición la consideraban, por iguales razones, también perdida. El Alto Comisario, en telegrama de las i8-io del- 25-folio 2.025-, que dirige al “Princesa” para que fuese transmitido a Sidi-Dris, expresa, con harto dolor, la imposibilidad en que se ve de enviarle refuerzos; que, convencido de que no podría continuar la guarnición su heroica defensa, la autorizaba para parlamentar con el enemigo, conmovido ante el valeroso comportamiento de todos, que habían llegado en el cumplimiento del deber a límites de admiración en su honroso sacrificio en aras de la Patria y del honor del Ejército. Encarece, finalmente, al comandante del «Princesa» que tan luego conociera haber sido entregada la posición, y ser, por tanto, inútil su presencia en aquellas aguas, se trasladara a Afrau, transmiendo a esta posición el anterior despacho.
Los acontecimientos, empero, se habían precipitado en Sidi-Dris. En telegrama de las veintidós del día 24 -folio z.o14 , el comandante del “Princessa de Asturias” había expresado al Alto Comisario que había recibido su radiograma sobre la evacuación de las posiciones pudiendo referirse al del folio 2.017-, manifestando que decidirá cuando los jefes de ella, a quienes había consultado, le dijesen serles imposible sostenerse, y le expresasen también su conformidad a evacuar y correr los gravísimos riesgos de bajar a la playa. En las comunicaciones del Comandante general de la Escuadra transmitiendo los partes del “Laya” –folio go5-y el del “Princesa de Asturias” -folio 1.111-, se consigna los términos en que había de realizarse la operación, si bien no hay conformidad en la hora convenida, pues en tanto el «Princesas dice que de once a doce de la mañana, después de un nutrido cañoneo, el «Laya» consigna que se efectuaría a la una de la tarde, después del bombardeo, que comenzaría a las doce.
En este estado, en telegrama de las 13:25 del 25 -folio 2.020, el comandante del “Princesa” dice al Alto Comisario que, apresurada la evacuación, antes de la señal convenida, eran las 09:45 -folio qo8 vuelto-, intentaron los buques el salvamento de la gente que de veía en la playa y nadando, enviando los botes con resultados desastrosos; recogiendo sólo unos doce o catorce de tropa peninsular y de Policía, con pérdida de dos bates , y bajas, y que había quedado gente en la posición, a la que sería imposible evacuar; confirmándolo desde Sidi-Dris, que avisaba que aún había quedado gente y vivía el jefe; que la situación era apuradísima, que pedían que se telegrafiase insistiendo en la petición de refuerzos y que se siguiese cañoneando; no creyendo fundadamente el comandante del «Princesa» que pudiesen ser salvados.
En nuevo despacho de las 17:25 del mismo día -folio 2.024- participa el comandante de este buque que Sidi-Dris sigue sin evacuar y pidiendo refuerzos, «y que no les dejen morir».
Que la posición de Afrau sigue sin evacuar, pidiendo también auxilio sin agua ni municiones. En despacho del 26, o-so -folio 2.en6- el repetido comandante manifiesta al Alto Comisario que el radiograma autorizando la capitulación de Sidi-Dris había llegado tarde: la posición, desde la evacuación parcial de la mañana, parecía dispuesta a no realizar nuevo intento, en vista del numeroso enemigo y de la imposibilidad de no alcanzar la playa, que sin haber recibido ningún aviso de la posición, se vio de pronto la entrada del enemigo en ella sin resistencia, al parecer, «habiendo capitulado», y rápidamente trató de ganar la playa parte de la guarnición, haciendo fuego los moros, llegaron pocos a la playa y no se pudo recoger más que a cuatro soldados por el «Lauria», dando algunas referencias por ellos con respecto a la suerte de la posición. Participa, por último, la salida del «Laya» para Afrau, por si llegaba a tiempo de comunicar al jefe de la posición la autorización para capitular, proponiéndose recalar allí de madrugada con los otros buques.
Siguiendo correlativamente el curso de la defensa interior, dice el sargento Mariscal, de Ceriñola, en declaración a el folio 1.252, en relación con el atestado del 1.258, que Sidi-Dris empezó a ser hostilizada desde la tarde del 22, sosteniendo vivo tiroteo toda ella y la noche; que con varia intensidad siguió el 23 y 24, en cuya noche arreció con más dureza, por crecer la concentración del enemigo atacando con bombas de mano, aunque sin lograr meter ninguna en la posición; que serían próximamente las veinticuatro cuando el jefe de la posición dio la orden de que se evacuara ésta a las cuatro de la mañana, si bien llegada la hora no se efectuase, pero adoptándose hacia las ocho algunas disposiciones para poner fuego a la posición, decidiéndose, al fin, la salida hacia las diez, como dice el cabo de Ceriñola Feliciano Moreno, en atestado número 186.
La ejecución continúa -el sargento Mariscal al folio 1.253 vuelto debía verificar en el orden siguiente: las fuerzas de Policía; una sección de Ceriñola, de Talilit, al mando del capitán Ferrer, por muerte del teniente Moreno; otra sección de la cuarta del primero del Cuerpo, allí destacada; los heridos y el destacamento de la Compañía de Mar; la sección de Melilla, las ametralladoras, las fuerzas de Artillería e Ingenieros, y, por último, la sección del declarante, con otra de su mismo Cuerpo. Que de estas fuerzas salieron hasta la sección de Melilla inclusive, efectuándolo de a dos; pero por el efecto del nutrido fuego del enemigo, duda el testigo que pudiera haber llegado a la playa, y en armonía con lo que después dijo el jefe de la posición; pues él, desde el lugar opuesto del parapeto en que se encontraba, no podía ver la abrupta bajada a la costa por donde se efectuara la salida.
El soldado del regimiento de Melilla Crespo, en información practicada ante su Cuerpo -folio 1.038-, dice que el intento de evacuación se hizo saltando por una brecha hecha en el parapeto por los policías, que hasta aquel momento no habían dejado un momento de defender la posición - no obstante los temores denunciados par el jefe de ella en el telegrama del folio 2.015, y que continuaron de la misma forma hasta llegar a la playa y embarcar en el cañonero, que, estando algo distante de la costa , hubieron de alcanzar a nado; agregando que al salir de la posición se diseminaron, sabiendo que muchos quedaron en el interior de la posición; pues el fuego que al salir de ella se les hacía era grande, teniendo la seguridad de que muchos quedaron muertos y heridos al pie de la brecha y en el trayecto de la costa.
Los soldados de Ceriñola Garrido y otro -atestado número 163- dicen que el jefe de la posición ordenó fuera ésta evacuada, saliendo parte de la guarnición con dirección a la playa; pero de que en vista de que el enemigo se echaba encima, causando numerosas bajas a los que salieron, se mandó suspender la evacuación a los que aún permanecían dentro, entre ellos el comandante jefe y capitán Ferrer, de Talilit, y otros varios oficiales. El antes citado cabo Moreno -atestado 186- dice que hacia las diez de la mañana dispuso el comandante que saliera la guarnición hacia la playa, para refugiarse en la Escuadra; pero como desde el momento que salían de la posición reciban un nutrido fuego del numeroso enemigo que la rodeaba, saliendo próximamente la mitad, muriendo la mayor en el camino, logrando refugiarse unos treinta hombres con armamento en un poblado de hebreos próximo a la playa, donde se hicieron fuertes hasta la caída de la tarde; que una vez asaltada la posición, bajó un numeroso enemigo al poblado, teniendo que entregarse, quedando prisioneros.
En información de la Comandancia general -folio 1.03e-, con referencia a lo depuesto por un marinero salvado de la Compañía de Mar, -se confirman los pormenores de la crítica salida, lo rudo del ataque sufrido en ella y escaso número que pudieron ganar los barcos y comportamiento valeroso y fiel de la Policía. Interrumpida, cual queda expuesto, la evacuación, sigue diciendo el sargento Mariscal, al folio 1.259 de su atestado, que el nutrido fuego abierto por el lado de la playa continuó sin interrupción hasta la tarde, y que el jefe de la posición manifestó que los que habían salido anteriormente no habían podido llegar ninguno a la playa; que era debido morir por la Patria, y que él no entregaría la posición al enemigo; que a las cuatro arreció el fuego, intentando grupos enemigos asaltar la posición, no lográndolo, por de pronto, por la defensa que hicieron bajo el mando del comandante Velázquez, herido los ciento veinte hombres que habían quedado por la mañana en un brazo. Hora y media después vio el testigo que por detrás del frente que él ocupaba hacían fuego, y en estos momentos fue muerto el jefe de la posición, viéndose rodeados por el enemigo, y entablándose la lucha cuerpo a cuerpo dentro de ella, cayendo él, a su vez, herido, sin darse cuenta de lo ocurrido después, hasta que al volver en sí pudo ver que no había más que moros dentro de aquélla.
El soldado Garrido, en atestado antes citado , número r63, dice también a este respecto que suspendida la evacuación permanecieron, en vista de ello, en la posición; pero a eso de las seis o siete de la tarde un gran número de enemigos la atacó impetuosamente, y que, no obstante su resistencia, no se pudo impedir fuese asaltada por los moros, muriendo en el asalto todos los oficiales y gran número de individuos , quedando el resto prisioneros.
En el parte del “Layan” -folio g o- se consigna que, a pesar de las seguridades dadas por los salvados del abandono total de la posición, se abstuvieron, por suerte , de tirar sobre ella; pues a las cuatro de la tarde el «Princesa» recibió nueva petición de auxilio, suplicando los sitiados el envío inmediato de refuerzos, envío de botes y auxilios urgentes; que pensando en lo que podría hacerse, «asaltaron los moros la posición, dominando las alturas; mataron o cogieron nuestra gente, y a la playa no debieron llegar nadie o casi nadie», confirmándose en el del « Princesa» -folio 1 .113 vuelto- que viéronse bajar a la tarde, tiroteados por el enemigo, alguna gente de la posición, volviendo a ordenar los botes, prepararse para ir a recoger a los que pudieran, sin resultado, porque casi todos ellos cayeron heridos, muertos o prisioneros, alcanzando ya en noche cerrada cuatro o cinco náufragos los botes del «Lauria».
En conferencia telegráfica de las 17:30 del 25 -folio gs- se da cuenta del desastroso resultado de la evacuación, como de la resolución del Alto Comisario de que no se hiciesen más intentos de salvamento, en atención al parecer de la Marina, quedando allí los barcos para recoger algún evadido que consiguiese ganar la playa sin ser descubierto; y en otra conferencia del mismo día, de las veintitrés y cuarenta minutos -folio 102-, se manifiesta por el Alto Comisario el angustioso telegrama que recibiera del jefe de la posición de Sidi-Dris, y la revelación que haba hecho de continuar la defensa, en atención a serle materialmente imposible socorrerlo y haber llevado aquélla a honrosos límites, agregando : «Es una página más de gloria, de tantas como se han escrito en estos días, que atenúan las vergüenzas de la cobarde huída; homenaje póstumo al heroísmo de aquellos sacrificados defensores.
Perdida la posición de Sidi-Dris, trasladándose el «Laya» a Sidi-Mosain-Afrau, siguiendo luego a ella el «Princesa,, y el Laureen -f olio z.oap- a comunicar la autorización concedida por el Alto Comisario para parlamentar con el enemigo si no podía efectuar la evacuación -folio 9iovuelto-, advirtiendo el jefe de la posición de los términos en que ésta pudiera llevarse a cabo, sin obtener respuesta, por la falta de medios acordes que entre el buque y la posición existían, pasando el tiempo, dice el comandante, sin oir más que algún tiro suelto enemigo y ninguno de las nuestros. Supuso el comandante pudiese estar la posición abandonada o no tener municiones. En la noche recibió el “Laya”, estaciones de telegrafía óptica y personal de Ingenieros del Ejército para su manejo. A las diez y treinta s- cinco del a3 -folio 2.029- la Comandancia general había avisado a los buques de Sidi-Mosain comunicaba estar algo apurada por falta de agua, indicando la necesidad de acudir en su auxilio protegiendo la aguada, y aun recogiendo la guarnición si ésta no pudiera sostenerse.
Al amanecer del día 26 pudo apreciarse que la posición se mantenía. Transmitía por los nuevos medios de autorización de referencia. La posición contestó con el heliograma del folio 929, en que demandaban con apremio auxilio, cañonear los alrededores de la posición y despejar la playa de Poniente, mandando todos los botes para poder salir de un viaje, por ser crítica la situación.
En su vista, dispúsose el cañonero de la costa; pero los de la posición, sin dar tiempo a la preparación ni aguardar la señal convenida, se echaron fuera y bajaron a la playa que les había sido designada, y con auxilio de los botes pudieron ser recogidos 13o hombres de los 18o de la guarnición. La posición de Afrau estaba situada sobre el acantilado en el saliente de la costa de Beni-Said, constituida en la forma que se describe en la declaración del folio 1.080, componiendo su guarnición una compañía del regimiento de Ceriñola, media sección de ametralladoras de posición, destacamento de Artillería, a cargo de un oficial, y de Intendencia para el depósito de víveres; Ingenieros telegrafistas para la estación óptica, y -,o policías, al mando de un sargento indígena.
De la fuerza ésta de Policía desertaron al principio del ataque el sargento y catorce askaris, sin que el resto de la gente inspirase confianza. Ausente el capitán de la compañía, con licencia en España, ejercía el mando accidental de la posición el teniente del destacamento de Artillería Gracia, y por muerte de éste la asumió el de igual clase de ametralladoras D. Joaquín Vara de Rey y Sanz. Afrau, según antes queda dicho -folio 2.005-, comunicó en telegrama del 22 ser atacada, y dando de ello detalle en telegrama del día 23, sin hora, y participa la Comandancia general que en la tarde de dicho día aproximáronse a ella numerosas grupos de indígenas con bandera española, que al estar cerca, confiados por dicha falacia, rompieron el fuego, apoderándose de la fuerza de protección de la aguada, compuesta de siete peninsulares y diez policías, de la cual se presentaron en la posición seis de los primeros sin armamento.
En telegrama de las 14:00 del 23 -folio 2.030- comunica que en vista de la imposibilidad de enviar convoy a la avanzadilla, había dispuesto el teniente de Artillería Gracia la retirada del puesto, durante cuya protección fue muerto dicho oficial, encargándose entonces del mando el precitado teniente Vara de Rey. En telegrama del 24, a las siete y cinco -folio 2.034-, el jefe de la posición comunica que la posición continúa asediada y que el enemigo intentó en la noche anterior repetidos ataques, causando bajas, y que el agua se le terminaba dicho día. En telegrama del 25, a las cinco horas -folio 2.035- el Alto Comisario manifiesta al comandante del «Princesa» -dice “Cataluña”, mas debe ser terror material el envío a remolque de una o dos barcazas en la idea de facilitar la operación de embarque de la guarnición, pues aun comprendiendo su dificultad, encarecía la precisión de intentarla por no serle posible el envío de refuerzos en la cuantía exigida. En telegrama del día 26, 12:45 -folio 2.036-, el comandante del “Laya” comunica al Capitán general del Departamento de Marina el salvamento efectuado de Afrau , el cual confirma el jefe de las estaciones eventuales enviadas en el suyo de las 13:20 -folio 2 .037-, recogiéndose en los buques la casi totalidad de la guarnición. También lo participa el comandante del “Princesa” en telegrama de las catorce y treinta y cinco -folio 2.038. La posición había realizado una sostenida defensa hasta que, dando la guarnición por agotados los medios de resistencia, decidio la evacuación.
Relatando el teniente Vara de Rey el curso de los sucesos en la posición -folio x .o8t-, dice que el día 22, con ocasión del regreso de Annual de los contingentes de la cabila movilizados para formar la harka auxiliar, conociéronse en ella los acontecimientos del frente, y que fue advertido por telegrama de Sidi-Dris de adoptar precaución ante el riesgo de un ataque, observándose la aproximación de grupos de moros que con mujeres y niños llegaban con banderas españolas y que, no obstante las protestas de un jefe indígena que estaba dentro de la posición, inspiraron confianza; pues al cabo, cautelosamente fueron aquéllos corriéndose por la playa, envolviendo la posición, haciendo al cabo agresión contra ella y sorprendiendo el puesto de la aguada, formado de peninsulares y policías; estos últimos hicieron causa común con los agresores. Que a poco enviaron a los soldados aprehendidos de dicho puesto con carta para el jefe de la posición, pidiendo una entrevista, según tradujo el sargento de Policía, la que fue contestada afirmativamente; pero comisionado dicho sargento para llevar la contestación, poniendo en ello particular interés, con cuatro arkaris, ninguno de ellos volvió y continuó el fuego durante la tarde y noche.
El día 23, por la mañana, según queda ya apuntado, hubo necesidad de retirar la avanzadilla por no poderla abastecer, y habiéndose tenido que asentar una pieza al descubierto en el centro batido de la posición para proteger con su fuego esta retirada, fue muerto el teniente Gracia, que rectificaba la puntería para conseguir el objeto. Inutilizado el aparato Magin del heliógrafo, tropezóse con grandes dificultades para sostener comunicación con el cañonero “Laya” apostado, porque de noche no se podía contestar al Scott del buque más que con el enterado, y éste, recíprocamente, en igual forma, de día, el heliógrafo, y de aquí la falta de correspondencia observada luego por la Marina al transmitir con Scott los términos del desalojo de la posición. Continuó la defensa de la posición, arreciando el ataque durante la noche del 23, en que llegó el enemigo hasta las alambradas.
En la noche del 24 recibió incompleto -folio t .tro- el despacho del Alto Comisario en que se ordenaba evacuar la posición; pero no así el posterior, en que se le autorizaba para capitular, del que sólo pudo recoger algunas palabras.
El cañonero «Laya», que se había ausentado para acudir al salvamento de Sidi-Dris, regresó a Afrau en la tarde del 25, y en la madrugada del 26 se presentaron el “Princesa” y el “Lauria” para contribuir a la operación acordada. El día 26, al amanecer, viendo el testigo que se aproximaban los buques, se dispuso a evacuar la posición en la forma que explica, reservando una de las dos ametralladoras en previsión de la eventual necesidad de su uso.
Salieron en vanguardia un sargento y 15 hombres peninsulares y once policías, fuerza sobre la que se arrojó el enemigo; marchaba luego una sección distribuída a ambos lados de flanqueo, y detrás el centro, que era otra sección, y los heridos, cerrando la marcha el testigo con el resto de las fuerzas de todos los Cuerpos que había en la posición, y en ésta quedó el suboficial de la compañía con unos 15 hombres y otros tantos policías para sostener la retirada.
Al salir la columna los moros la rodearon; y viendo ocupadas por numeroso enemigo las dos playas que se extienden a uno y otro lado del saliente de la costa en que la posición asentaba, decidio marchar rectamente al mar, hacia las rocas del arrecife, donde, metidos en el agua, contuvieron con el fuego al enemigo, con la cooperación de los buques, que, echando sus botes al agua, en varios viajes, y siempre batidos por el enemigo, consiguieron recoger a bordo a los evacuados en número de 130 hombres de los 175 a 180 de que constaba la guarnición, de ellos más de 40 heridos. Hasta el momento de la salida, consigna el testigo al folio 1.083 vuelto, habían tenido cuatro muertos y 18 heridos, y en el momento de salir la vanguardia cayó herido el sargento que la mandaba, que siguió en su puesto, y muerto el médico que acudio a reconocerle; calculando en su totalidad las bajas -folio 1.084- durante la defensa y retirada en upas go.
Declara en conclusión el testigo que, de no haber realizado la evacuación en el momento en que la puso en práctica, hubiera sido más costosa, e imposible quizá, porque al darse cuenta el enemigo por la llegada de los barcos de los propósitos de efectuarla, hubiera acudido la harka que había expugnado a Sidi-Dris, aumentando poderosamente los medios de los asediadores.
IX DRIUS
Toma el mando de Drius el general Navarro.
En la tarde del 22 de Julio se presentó en Drius el general segundo jefe, recogiendo el mando en bien críticas circunstancias y estado de las fuerzas refugiadas de Annual y posiciones intermedias, dirigiendo en este sentido al Ministerio de la Guerra el telegrama de las diez y ocho y cuarenta y cinco minutos -folio 60--, en que así comunica, con manifestación como primera impresión que recibe de la falta de noticias concretas de lo ocurrido, como del paradero del Comandante general, participando al mismo tiempo el abandono e incendio de Ben-Tieb, ya antes comentado , y su intento de procurar la reorganización de los incoherentes elementos allí acumulados.
En conferencia, sin fecha, pero correlativa -folio 2 .002-, el general Navarro se opone a las órdenes del Alto Comisario, desde dicho campamento, dándole cuenta de su llegada y de recoger las referidas fuerzas, e insistiendo en anteriores peticiones, manifiesta su duda de poder conservar posición ninguna «más allá de las antiguas», desconociendo, por lo demás, otros detalles de la situación.
Crisis de la situación.
En telegrama posterior de las veintiuna y cuarenta y cinco del mismo día -folio 6i- hace conocer el temor de que las posiciones avanzadas en torno de Drius, de Tafersit y blidar, desde Buhafora, Aizen Laeen. Azib, Cheif, Ain Kert y Carra Midar, no pudieran resistir el empuje de la harka enemiga, que parecía denotar el intento de continuar su avance por Tizi-Asa ; y como la moral de las tropas la juzgaba tan deprimida que no se aventurase a operar, estimaba que sólo la llegada inmediata de refuerzos organizados y en número proporcionado podría salvar lo crítico de la situación, y eso reduciéndose, en retirada progresiva, a límites más estrechos del territorio, sin que, por lo demás, la situación política le inspirara tampoco confianza.
Posición y campamento de Drius.
E1 campamento de Drius, donde se hallaba recogido, asentaba y asienta en la llanura de Sepsa, sobre la margen izquierda del reo Kert, a 250 metros del puente de la carretera de Batel, distando medio kilómetro de la frontera posición de Dar Drius, que le daba nombre -plano folio 1.3iq--. Su constitución se describe en declaración del sargento del regimiento de San Fernando Manuel Martínez -folio 1.673-, con todas sus circunstancias.
Inseguridad de la línea de comunicación.
Era muy fundado y legítimo el temor que abrigara el general segundo jefe por sus comunicaciones, notoriamente débiles y faltas de seguridad, pues desde el momento que hubieran de declararse en defección las cábilas de retaguardia se haría imposible su situación y abastecimiento, amenazado además por su frente, al quedar éste abandonado ; y como la difusión conocida de los recursos de fuerzas de la Comandancia general había dejado desguarnecido el territorio de retaguardia, y la rápida propagación del preparado movimiento insurreccional, inmovilizando y anulando los dos principales núcleos de Beni-Said y Telatza, dejaba al descubierto los flancos, ni
Batel, Tistutin, Arrui y Zeluán podían servir de punto de sostén a la comprometida línea de comunicación, ni menos prestarle apoyo para una retirada emprendida en las desfavorables condiciones de descomposición y desaliento a que las tropas habían llegado y en que fuera obligado a emprenderla.
Imprevisiones agravantes de la situación de dicha línea.
Sea dado insistir sobre ello, glosando las palabras del teniente coronel Fernández Tamarit -folio 1.202 vuelto-, tanto por lo fundamental de las causas a
que obedeciera la situación provocada, como a la falta de previsión de rápida decisión, luego observadas en los momentos resolutivos del punto que se examina.
Dice el precitado jefe, después de referir los términos desastrosos de la retirada de Annual, que ya en dichas condiciones de desánimo era inevitable lo que ocurrió después, y las reconocidas dotes de serenidad y valor concurrentes en el general Navarro, y que personalmente había podido admirar el testigo, no bastaron para atajar el incendio; y como, por otra parte, «con nuestra típica y fatal confianza, nadie había pensado en posibilidad de un revés ni había organizado segunda línea; como todas las fuerzas estaban en el campo, una vez que las circunstancias obligaron al general Navarro a evacuar Dar Drius, y que el alzamiento de las cábilas cortó las comunicaciones, las posiciones del zoco de Telatza Dar Quebdani estaban perdidas. Imponíase naturalmente, en estas condiciones, el repliegue de sus fuerzas, en vista del ineluctable levantamiento del país.
Amenazas contra las comunicaciones y resolución de repliegue a Batel.
Siguiendo el hilo de la narración, el general segundo jefe, en nuevo telegrama de las cero y veinticinco del día 23 -folio 67-- confirma al Ministerio sus impresiones pesimistas en cuanto a la actitud suspecta de Beni Said cuyo levantamiento anunciaba como probable para este día el capitán de la ii.• mía territorial; y considerando que la línea de comunicación de su campamento con Batel se hallaba seriamente comprometida, por la amenaza que el enemigo pronunciaba por Axdir-Asús, que ya atacaba, eJchtiuen, y comoquiera que la situación general no le permita mover los descompuestos restos de fuerza que la habían quedado, apelaba a la resolución única que se le ofrecía de retirarse sobre Batel, dando orden a las posiciones antedichas de Tafersit y Midar de replegarse sobre el campamento de Cheif, para desde allí cortar al zoco el Telatza de Ulad Bubker, en espera de soluciones a la situación, y replegarse ulteriormente, en caso preciso, sobre Monte Arruit; sentido en el cual manifestaba comunicar las órdenes y proponiéndose llevar a cabo el' movimiento en la mañana.
Indicaciones del Mando dirigidas a mantener la línea del Kert.
El Alto Comisario, por su parte, en conferencia telegráfica con el Ministerio, de las 23:15 del 22-folio 64-, recogiendo las primeras lacónicas noticias de Drius, del general segundo jefe, manifestaba que a la hora aquélla ignoraba el alcance del repliegue de las tropas, como la situación y posiciones que se conservaran en Beni-Said; pero que, en principio, tendería a que se mantuviesen en lo posible en la línea de Dar Drius, Dar Azugaj, Kandussi, Quebdani, conservando los puestos de la costa, aunque sin conocer, como era natural, el margen de resistencia que le quedara y dónde podría sostenerse hasta la llegada de refuerzos. Atento a esto y sobre los que él preparaba, manifestaba que, como lo que había quedado más desorganizado eran los servicios, hacía designación de los que perentoriamente y de momento consideraba necesarios, indicando la urgencia de la llegada de fuerzas, Porque imaginaba que el mayor enemigo que allí había era la falta de la moral, participando, por último, su resolución de trasladarse inmediatamente a Melilla.
Desconocimiento de la situación preparada.
Al insinuar el Ministro, de su parte, la sorpresa de lo ocurrido, «cuando ningún indicio tenía de lo que, por lo visto, se venía fraguando desde hace algún tiempo, a juzgar por la intensidad del estallido», aun cuando confiado, en todo caso, para dominar la situación en las altas dotes que reconocía en el Alto Comisario, declaraba éste que no podía él «prever, y con ello no eludio lo más mínimo mi responsabilidad en lo ocurrido, y de cuya primera manifestación tuve conocimiento cuando V. E. me preguntaba qué había ocurrido en Melilla... De entonces acá se han precipitado los sucesos en forma tal, que aunque no desconocía la existencia de harkas en Tensaman, nunca podía imaginar que su actuación alcanzara los resultados que han conseguido...»
Prevenciones del Alto Comisario.
En telegrama de las 04:50 del 23 -folio 2.004-, y en consecuencia con los propósitos enunciados, trasmite el Alto Comisario las prevenciones consiguientes, en el sentido de que, aun cuando con desconocimiento de la situación del momento, encarecía al general segundo jefe la conveniencia de concentrar todo el esfuerzo de las tropas a mantener, a lo menos, la línea referida de Quebdani, Kandussi, Drius, Telatza, en la seguridad de que no había de esforzarse la resistencia, como tender, en lo posible, a conservar los puestos de la costa, indicándose al propio tiempo la salida de los primeros refuerzos de Ceuta y de la expresada superior autoridad, la cual comunica personalmente su llegada en conferencia de las 00:45 del día 24 de julio -folio 79.
Detención transitoria de la retirada.
En conferencia de las 16:20 horas, del día 23 -folio 74-, celebrada entre el Ministerio de la Guerra y el jefe del Estado Mayor de la Comandancia general, se da cuenta de la suspensión del movimiento de retirada sobre Batel, decidido por el general segundo jefe, atendiendo a las indicaciones del Alto Comisario, pero entendido -folio 75- que al continuar en Drius lo haría en espera de los refuerzos anunciados, por serles muy urgentes y precisos; pues que, de no recibirlos en muy breve plazo, se vería irremisiblemente obligado al repliegue, ya en peores condiciones.
Gravedad apreciada del momento.
El Alto Comisario, instruido por las noticias que recibe del general segundo jefe, de su forzado repliegue sobre Batel, amenazado de flanco por el enemigo, y de su desconfianza creciente de la situación política, e inminente defección de Beni-Said, así como la situación moral y material de los restos de las guarniciones recogidas del frente, se considera en el deber de hacer presente al Gobierno, en telegrama de las once del 23 -folio 69-, la insuficiencia de los medios por de pronto aprestados para restablecer la situación, aun reduciendo las pretensiones a conservar la antigua línea del Kert, representando lo peligroso del momento, y dado agravar la situación el botín de artillería, armamento y municiones caído en poder del enemigo.
Relato autorizado de la situación.
En conferencia de la 01:40 del mismo día 24 -folio So-, luego de haberse hecho cargo rápidamente de la situación y de confirmar su llegada a las 23:00 de aquella noche, manifiesta que trató a seguida de buscar comunicación con el general Navarro, y sin conseguirlo; que dicho general, que pernoctó el az en Dar Drius con los restos de la columna de Annual, se retiraba el 23 sobre Batel, duramente hostilizado, pareciendo que desde este punto iniciaba un segundo repliegue hacia Monte Arruit, adonde en el momento de conferenciar llegaban ya restos desperdigados de la columna, sin que se pudieran distinguir las unidades. Recoge también la noticia de que otras posiciones, débilmente guarnecidas, entre Batel y Beni-Said, es decir, inmediatas a vanguardia del Kert, habían empezado a ser hostilizadas. En estas condiciones y al tratar de organizar la defensa, se encontraba con que no había nada aprovechable: todos los servicios desorganizados y el material casi en su totalidad en poder del enemigo, y las fuerzas dispersas y sin mando; y con ser desastrosa la situación que pintaba de recursos materiales , lo era “mucho mayor la moral, que se había perdido en casi todos los resortes del Ejército; en una palabra: que la Comandancia general de Melilla se había fundido en unos días de combate, en forma que de ella poco queda aprovechable”, en la cual tesitura sigue describiendo la situación que ha encontrado, fundamentando sus propósitos restringidos de reconstitución en la medida que permitieran los elementos que se le enviasen.
Evacuación de impedimenta.
El general Navarro, desde el punto que asume el mando en Drius en las complicadas circunstancias de su sucesión y atenido de momento a sus solos medios, dedica su esfuerzo a reorganizar las disgregadas unidades y fracciones recogidas en el campamento y a desembarazarse de cuanto constituyera innecesaria impedimenta para disponer de mayor libertad de movimientos, como verifica, en primer término, con el ganado sobrante de Artillería -folio 301 vuelto-. De orden del Comandante general se había hecho abandono en Annual del material de la segunda batería ligera del regimiento mixto, en evitación de obstáculos en la retirada, atento a las dificultades naturales del camino, habiéndose traído tan sólo el ganado de ella, como también se encontraba aún en Drius el de la primera ligera, perdida en Igueriben. Por otra parte, de las cuatro baterías de montaña venidas de Annual, sólo pudo reconstituirse una, (posit: luego las baterías de montaña si se retiraron con la columna en huida) sobre la base de la quinta, que las circunstancias ya conocidas del combate del 21 llevaron a pernoctar en Izumar y estaba por esto más completa, no habiendo participado del desbaratamiento que se originara en, la subida a dicha posición, y en lo restante, sólo quedaban elementos sueltos sin adaptación; el cual material sobrante quedó recogido para ser evacuado al día siguiente en camiones a la plaza -folio antes citado, 1.146 vuelto, 1.03E-, dando idea este detalle de la desorganización cundida en la retirada y de los asaltos de que habían sido objeto los mulos, tal como refieren las declaraciones en el pavor de la huída; como otro tanto puede decirse del demás material al lomo de las unidades todas. En virtud de dicha medida, todo el ganado que quedo sin empleo, en el Parque móvil, en la parte innecesaria, fue dirigido a pernoctar en Batel, en la misma tarde del 22, para continuar después a la plaza, y permitiendo esto que la extenuada gente de estas unidades pudiera continuar la marcha montada. Debía servir a esta fuerza de protección en su camino un escuadrón de Alcántara formado por 25 hombres y caballos más agotados y un oficial por escuadrón del regimiento -folio 1.866 y atestado número 105. Estas fuerzas salieron al oscurecer de Drius, llegando a Batel a las 23:00 (once de la noche) -folio 1.179 vuelto-, donde pernoctaron, continuando al día siguiente la marcha en dirección a la plaza y quedando el escuadrón provisional en Zeluán.
Artillería, por de pronto, conservada.
En resumen: pudo reunir el general segundo jefe de toda la artillería de dotación, dos baterías de montaña -la quinta dicha reformada- y la primera reorganizada después de Abarrán, donde se perdiera, y estante en Drius desde el 21 de julio, y la ligera eventual, allí también destacada; batería ésta formada con material entregado por el Parque y ganado y elementos de los segundos escalones de las otras dos ligeras de plantilla -folio 284 vuelto-; toda la cual artillería también se pierde íntegramente en la segunda parte de la retirada, cual se verá a su tiempo.
Separación y deserción de las fuerzas indígenas.
De igual modo, todos los elementos indígenas fueron separados de la columna, dirigiéndose la Policía a casa Drius y los Regulares a pernoctar a Uestia. Estas últimas fuerzas, en la mañana siguiente, adelantan la salida por orden terminante del general, en su desconfianza del elemento indígena, marchando la Infantería en el primer tren a Nador, donde recogido el armamento y dado descanso para sus casas a la gente, cual era práctica, ningún individuo comparece a la lista para que se los citase a fin de dar instrucciones para el servicio del día siguiente, y la Caballería destacada a Zeluán, donde el 24 se subleva y deserta el tercer escuadrón con los tres oficiales moros y armas y caballos, y el resto de esta tropa, enviado a la plaza el mismo día, por considerarse un peligro para la defensa de la Alcazaba, se dispersa en el camino, desertando asimismo -folios 1.958 y 1.9c8 y atestado número 2.
En cuanto a la Policía, dice el comandante de Artillería Martínez Vivas -folio 1.157 vuelto- que al llegar a Drius el general Navarro reunió a la oficialidad, dándole la orden de salir inmediatamente con sus mías a las cabeceras de las mismas y “desarmarlas”. Pero el capitán Jiménez Ortopeda -folio 1.463 vuelto- se concreta a decir que el general los reunió, con efecto, mandándole regresar inmediatamente a sus cabeceras para informarle de la situación de cada cabila de una manera clara y bajo su más estricta responsabilidad, siendo muy opuestas las opiniones allí expuestas por algunos oficiales respecto de la lealtad de los jefes de aquéllas. Y eso confirma el teniente Miralles -folio aSe-, consignando la orden que recibiera de incorporarse en el acto, y como hiciera observar la hora y la distancia a su cabecera -A.zib de Midar- y que sólo le quedaban nueve policías, le fue ordenado marchar y llegar
hasta donde pudiera, quedando por este motivo en Cheif.
Pero ya era partido éste que habían tomado por sí los capitanes con la escasa gente que había permanecido adicta, sin el imperativo de la consigna, pues dice el capitán de la r1.' mía, González Longoria –folio 495-, que al descender de Izúmar siguió al zoco de Nador de Beni-Ulirech, donde esperó tres cuartos de hora la llegada de sus policías, que venían diseminados -ya que lógicamente pensando se deduce se hubiera adelantado-, logrando tan sólo recoger siete u ocho, y reuniéndose al teniente Martínez Baños, que también recayó por allí, se dirigieron ambos a la cabecera de la mía, pasando por Quebdani y llegando a Yarf el Beax a las 21:30.
El capitán Cayueia, de la mía, también dice -folio 985- que al retirarse del servicio de protección de aguada y flanqueo de la columna de Annual y llegar a Ben-Tieb, como no le dieron razón de su jefe ni, recibiese otras instrucciones, tras breve alto, con la fuerza montada se dirigió a su cabecera de Tauriat Hamed, por la meseta de Arkab y del Kert, pasando por Kandussi, y a la cual llegó a la una de la madrugada del 23. De modo que, en resolución, pudieron recibir las órdenes de incorporación los que siguieron la retirada general hasta llegar al encuentro del general Navarro en Drius.
Compañías de Intendencia.
Las compañías de Intendencia son también encaminadas a la plaza al siguiente día, a las 10:30. Al pasar la retaguardia por el río Seco recibió algún fuego, que fue más sostenido con moros a caballo en el paso de Iggsar Gan, donde las acechara el enemigo; teniendo que atender a su seguridad por sus propios medios y efectuando la retirada con todos sus elementos y aun el ganado menor que conducían -folios 1.402, 1.804 y 956-, siendo debido decir que fueron de las unidades que más completa y ordenadamente se reintegraron a la plaza, adonde llegaron a las diez de la noche del 23, en estado que permitió fuesen empleadas al siguiente día en la defensa de un sector de aquélla en la penuria de elementos sentida en tan críticos momentos.
Espíritu y moral de las tropas remanentes.
Las demás fuerzas fueron también reformadas, quedando reunidas en aquel campamento, y aun cuando manifiesta el teniente médico Peña -folio 630 vuelto- que al llegar a la tarde a Drius, ya la gente parecía más repuesta, alimentada y con sus mandos propios, por lo que se refiere especialmente a la Caballería, San Fernando y Artillería, y ello pudiera darle, en general, aquella apariencia, es prueba palmaria del estado moral de las tropas y de la descomposición interna que las relajaba el hecho insólito, a la par que desconsolador, de que hubiese necesidad de ordenar que nadie saliera del campamento, oficial ni individuo de tropa, sin autorización expresa de los jefes respectivos, como lo acredita el permiso exhibido por el capitán ayudante del regimiento de Ceriñola en el acto de su declaración, al haber sido comisionado por su teniente coronel para un servicio perentorio del Cuerpo en la plaza -folio 1.077 vuelto-, el cual permiso-folio 1.018 -dice textualmente: “Marcha a la plaza para asuntos urgentes servicio el capitán ayudante D. Luis Catalán. Drius, 23 Julio de 1921”.
El teniente coronel, Marina.,, De igual modo, son instructivas las manifestaciones del teniente médico D'Harcout -4folio 1.107 vuelto- con respecto a las exhortaciones que el teniente coronel del regimiento de San Fernando, Pérez Ortiz, se considerase en deber de dirigir a la oficialidad, «a excitación de algunos oficiales» estimulándolos a que cumplieran con su deber y asegurándoles que con un buen espíritu y en terreno llano nada podría ocurrir cumpliendo- cada cual con su deber, «pues sabía se habían cometido actos censurables de falta de espíritu en la primera etapa de la retirada, y aunque algunos se habían querido escapar del campamento de Drius, alegando supuestas lesiones, por lo que ordenó que en cada puerta se pusiera un oficial decidido a que nadie se fuese sin la autorización competente». Agrega luego que la medida de evacuar el ganado sobrante de Artillería y el más agotado de Alcántara, «produjo» alguna alarma en la posición, por creer que se quedaba con ello más desguarnecida, pues la salida del ganado serviría de pretexto para que la gente se fuera».
Muestras decadentes de la moral.
El, comandante de Intendencia Armijo, jefe del depósito de Drius, que al folio 1.805 de su declaración manifiesta incidentalmente la honda preocupación que advirtiera en el comandante general al hablar con él en la mañana del 21, cuando se dirigía al frente, describe el desolador espectáculo de la retirada sobre el mediodía del 22, en tropel informe de las fuerzas , pues aun cuando algo recobradas, en Ben-Tieb muy escasas unidades, expresa -venían reunidas y en la mano de sus oficiales, entre las cuales puede citar la Caballería, Ingenieras e Intendencia , porque la Artillería, aunque llegó con el ganado, el material lo había perdido en su inmensa mayoría, y los soldados venían montados y ya queda discernido ante lo que pudiera venir de vacío por sobrante, y el que hubiese dejado el material por el camino, exponiendo que trató de detener y encauzar aquel desorden, encaminando aquella turba al contiguo campamento general por lo reducido de la posición de casa Drius, donde tenía sus depósitos y asientos; y comentando que llegando en un rápida varias personas, entre ellas el capitán Carrasco -cuya 6ª mía de Policía debía haber asistido al apoyo de la aguada de Annual y franqueo ulterior de la retirada (posit: luego cumplió con lo encomendado en la medida que podría y pudo ver a los vecinos de Annual ensañarse con los heridos en la retirada) -dicho capitán, y con falta de discreción y reparo, refería lo sucedido en el frente a los heridos de la tropa, por lo que el declarante hubo de advertirle la conveniencia de reportarse para no deprimir aún más la moral de aquélla; así como tuvo también que sostener alguna discusión con el jefe de la circunscripción, -debiendo de referirse al teniente coronel de San Fernando Alvarez del Corral- por su deprimida actitud en presencia de aquellos lamentables sucesos y a pesar de su inferior graduación.
El soldado de Ceriñola Angel Palacios, en atestado número 177, dice que con la compañía de Ametralladoras a que pertenecía, llegó a Drius a las cuatro de la tarde, perdiendo allí de vista a su capitán, y en la mañana del 23, al teniente, por lo que al mediodía hubo de continuar la retirada con su unidad al mando de un sargento; y aun cuando al folio 1.013 explica el capitán ayudante Catalán la ausencia del primero por causa de enfermedad con autorización de su jefe sin constarle nada respecto del teniente, es muy de señalar la significativa frecuencia con que se invocan motivos o pretextos de enfermedad, como denuncia el cuerpo del expediente para excusar en momentos tan supremos y sin una razón justificadísima, el cumplimiento de ineludibles deberes particulares, que han sido objeto de mención en los testimonios de abstenciones personales por Cuerpos, remitidos al General en jefe para la depuración consiguiente, y figuran consignados en los oficios de remisión en los lugares respectivos de este actuado.
El comandante de Ingenieros Fernández Mulero -folio 1.453 vuelto- dice
que, una vez llegado a Drfus el general Navarro, con su venia, salieron los coches rápidos para la plaza, menos uno, que quedó a su servicio, en los cuales coches iban oficiales, unos heridos, otros enfermos, otros que supone estarían autorizados por el general para regresar a la plaza.
El soldado del regimiento de San Fernando Garrido de la sección de explosivos, estante en Dar Drius, describen también, al folio 1.659 vuelto, el desaliento de la retirada, consignando, que algún oficial venía sin estrellas; entre los que llegaban cita al capitán López Vicente, de su Cuerpo, que venía en el peor estado, y al dirigirse al testigo para que le diera agua, vio acercársele el alférez Balseiro, también sin estrellas y destrozado, al que increpó aquél duramente, diciéndole que se quitase de su vista. Y atento al hecho de despojarse, de insignias, también el soldado de África Alaejos menciona, al folio 1.428, que un oficial, al salir de Zeluán, por desprenderse del dinero que llevaba entregó al testigo 200 pesetas, que, providencialmente por cierto, le sirvieron para rescatarse luego, según refiere, y otras 200 a otro soldado, como para ocultar su condición, agrega, se había desprendido en la alcazaba de todo distintivo de oficial, y hasta de las polainas y guerrera.
El paisano Verdú, de Arruit, dice -al folio 1.718 vuelto- que pasaban muchos rápidos con oficiales, y a eso de las catorce del 23, vieron llegar a dos que dijeron ser oficiales y que iban con alpargatas y guerreras de soldados, que fueron los primeros que llegaron a pie, pues los anteriores pasaban en rápidos. Todos estos hechos, que incidentalmente relatan los testigos, constituyen en conjunto elocuente testimonio del grado de desmoralización a que hubieron de llegar las fuerzas en el quebranto de su honor y disciplina, como darán muestra aún más desplorable, si cabe, en el curso de esta desastrosa retirada; estado de descomposición que recoge y resume el coronel jefe de Estado Mayor en su conferencia de las 15:45 del 23 de Julio -folio 76- con afirmación de ser tal el estado moral de las tropas, que se precipitaban desordenadamente hacia la retaguardia, habiendo llegado en su carrera algunos heridos hasta las proximidades de la plaza, causando la consiguiente alarma y aumentando la dificultad de la situación en sus relatos y presencia.
Creencia extendida de que se permanecería en Drius.
Dice el capitán Catalán al folio 1.017 de su declaración que transcurrió en Drius con tranquilidad la tarde del 22, lo mismo que la noche y mañana del 23, prosiguiendo al 1.017 vuelto que se presentó la dificultad de carecer en aquel campamento de todo menaje para confeccionar las comidas, puesto que de orden del Comandante general se había dejado todo en Annual, y la fuerza había consumido los ranchos en frío durante los combates librados en ocasión de los convoyes a Igueriben; razón por la cual el teniente coronel de sus fuerzas envió al declarante a la plaza con encargo de que se previniese y enviase lo necesario para dicha atención. Se estaba, a lo que puede inferirse, en la idea de que se permanecería en Drius, y así lo confirma el teniente médico D'Harcourt -folio 1.108-, diciendo que la noticia pasó sin novedad, y a la mañana siguiente, 23, le sorprendio la orden de que se preparase la evacuación del hospital porque se iba a abandonar la posición, lo cual no se podía esperar; así como agrega que, al darse cuenta de esto, mucha gente se subía a las ambulancias, habiendo que apearla a viva fuerza, en tanto, sigue diciendo, los elementos sobrantes de artillería se cargaban en camiones, ensillada la caballería y todos se disponían a marchar.
Ordenes de repliegue sobre Cheif.
En consonancia con las determinaciones que el general segundo jefe notificara al Ministerio en el telegrama antes citado de las 00:25 del 23 -folio 67-, relativamente al repliegue de las posiciones de Tafersit y Midar, hubo de comunicar sus órdenes a Cheif, a fin de que a las cuatro de la madrugada se abandonasen las posiciones destruyendo cuanto no pudiese ser llevado y fuese de aprovechamiento al enemigo, incorporándose las fuerzas sobre la Columna asentada en aquel campamento, con el designio ulteriór de correrse reunidamente al Zoco el Telatza, según ya queda dicho.
Juicios sobre el movimiento dispuesto.
Este movimiento lateral sobre el Zoco por el pie de los montes Bufedauem y el Tizi Lao era excéntrico, peligroso, corriendo el camino en sus 21 kilómetros a lo largo del mismo frente, y aun puede decirse irrealizable en los momentos en que se ponía en ejecución, una vez que el 22 por la tarde ya era atacada la posición Haf, como el 23 Arreyen Lao -folios 1.3091 y 1.242 vuelto-, que el enemigo cortaba el paso referido del Lao, aparte de otras circunstancias que en aquellos momentos no debieron ser bien consideradas; pues habiendo cundido el movimiento insurreccional al Guerruao, interceptaban los indígenas, y la Policía en causa común con ellos, las comunicaciones de retirada el mismo día 22 en Sidi Yaguh -folio 2c6-, y el teniente de la Policía Cascante, de este puesto, era atacado el día 23 -folio 206 vuelto--, obligando a recoger las avanzadillas dependientes del Teniat el llamara, según el parte del folio 869; y de cualquier modo eran muy largos y penosos los caminos cuando sólo se atendiese a las meras dificultades naturales del terreno para el repliegue ulterior que se previera, ya fuese sobre Batel, a través del expresado paso, ya más a retaguardia sobre Monte Arruit, por Ergada, a través del Guerruao, la consideración de las cuales dificultades indujeron a la columna misma del Zoco a evacuar en la madrugada del 25 a la zona francesa, con abandono de todo su frente.
Por diversas circunstancias, tal movimiento transversal no fue ni intentado, temo podrá verse en el curso del relato. Sobrevenidos los graves sucesos del sector de Annual, y sin que hasta entonces hubiesen tenido repercusión ostensible en la comarca, recibidas que fueron en Cheif las expresadas órdenes de repliegue sobre el campamento inmediato, cumpliendo el mandato de trasmitirlas en igual sentido a todas las posiciones que con ella tuviesen enlace, comunicaronse a las de Buafora, Hamuda, Azrtí, Azio Demidar, Ain Kert, Karra Midar y Tamazusin, del contorno de Drius, a tenor de los que explica el teniente Reig al folio t.rg2 vuelto, no habiéndose hecho a la intermedia “A” también dependiente de esta circunscripción, por los motivos ya en su lugar examinados; dilatándose esta trasmisión a causa de haberse hecho de día y no pudiendo emplear el aparato Mangin, hubo que aguardar
a que saliera el Sol para usar el heliógrafo -folio r.4Se vuelto.
Posición de Cheif y columna adscrita.
La posición de Cheif, asentada en la avenida de la cabila de Beni Tuzin, en el llamado boquete de Midar, sobre la margen izquierda y a unos tres kilómetros del río Kert, constituída esencialmente, por unas casas moras puestas en somero estado de defensa, careciendo de alambrada y otros reparos, y cuya descripción se hace al folio 1.491 Componía su guarnición particular una sección de la compañía del regimiento de San Fernando, que allí tenía su cabecera el destacamento de artillería para el servicio de las dos piezas Schneider que artillaba, y otro de Policía, al mando también de un oficial. A unos reo metros a la inmediación de la posición asentaba -el campamento del mismo nombre, en la situación y condiciones de defensa que descríbese en la declaración del folio 1.091, y en donde radicaba la columna móvil del regimiento de Melilla, formada por las cuatro primeras compañías del segundo batallón y la de ametralladoras del primero, con parte del tren regimental, al mando del teniente coronel D. José Romero Orrego, sin comandante; dicha agrupación, siguiendo las acostumbradas prácticas del territorio, característica común de los puestos militares de mismo-, posición y campamento carecían de agua, conduciéndola la Intendencia de Drius, distante siete kilómetros, y el ganado iba a abrevar al Kert, salobre, a unos tres kilómetros, como se ha dicho, y aun agrega el teniente de Artillería Vidal Cuadras, jefe accidental de la posición, que para beber y confeccionar las comidas se iba a buscar el agua a Buhafora con los medios propios de las unidades -folio 1.491-, siendo por lo demás dignas de atención las manifestaciones del capitán Almansa, de estas fuerzas de Melilla -folio 1.093-, en cuanto a las mermas que en los efectivos producían el paludismo y, sobre todo, las enfermedades de la piel, debidas a la suciedad pues salir a Cheif desde Kandussi, y esto fue el Ir de junio -diario de operaciones, folio 695-, donde anteriormente se hallaban destacadas, hubieron de dejar la impedimenta, y con ella el jabón, del que después carecían por completo, infiriéndose de esto que ni hubo oportunidad, medio, celo, interés ni gobierno para enviarlo, como uno de los múltiples aspectos del abandono reinante en el territorio. En ejecución de las referidas órdenes, hízose en la posición cuanto se mandaba, manifestando el precitado teniente Vidal Cuadras que ya se trasladó al contiguo campamento, arrostrando algún tiroteo –folio 1.493.
Decide la columna evacuar el campamento.
Aguardó la columna la incorporación de los destacamentos; y como tan sólo lo hubiera hecho a las siete de la mañana la fuerza de Mamuda, se advirtiese el vivo tiroteo que sostenía, Buhafora y sucesivamente viéranse arder otras posiciones del radio, y el enemigo hubiese ya abierto el fuego contra el campamento desde la mañana, hacia las diez, en vista de no llegar ninguna fuerza más, decidiose la columna a evacuar la posición.
Modificación del itinerario señalado.
Falta el jefe principal de la fuerza y no es fácil discernir lo ocurrido en las diversas fases de su retirada; mas se adquiere la persuasión de que se efectuó ya la salida con designio determinado de tomar la dirección más corta de Drius, como se trata de explicar de diversos modos por los testigos en sus declaraciones, algunos pretextos aducidos poco persuasibles. El teniente Vidal Cuadras cree -folio 1 .493 vuelto- que salió una compañía primeramente para proteger el flanco derecho del camino de Drius, que en parte había que recorrer para tomar el de Telatza, y en espera de recibir otras ordenes que pudieran modificar la primera. El capitán de Infantería Almansa, que posterior y accidentalmente asumió el mando de las fuerzas, nada dice a este respecto. El teniente Méndez Vigo –folio 1.513 vuelto- acredita que el teniente coronel les manifestó la orden recibida de replegarse al Zoco el Telatza; pero como no conociera ninguno el camino del mismo, entiende el testigo que adoptaron la dirección de Drius en la idea de encontrar quien les diera referencias de él u obtenerlas en dicha posición. Más explícito el teniente Bernáldez, al folio 1.458 vuelto consigna, en primer lugar, que no efectuaron el movimiento en la dirección prevenida por haber pasado la hora señalada para su ejecución, agregando luego al 1 .459 que el teniente coronel trato de ponerse en comunicación con Drius, sin conseguirlo, por lo que decidio retirarse hacia este punto , atendido a la distancia que se encontrara el Telatza, haberse desprendido ya de una compañía y verse arder las posiciones de
Ain Kert y Karra Midar, por las cuales habían de pasar; partido que confirma el alférez Reig, del regimiento de San Fernando, replegado de Hamuda -folio 1 .8i0 vuelto-, manifestando que al incorporarse al campamento se enteró de que ya se había tomado la determinación de marchar lentamente a Drius, sin que conozca la razón de ello. Y es de advertir que este examen de la intención nada prejuzga en cuanto a la posibilidad de la ejecución del movimiento en sí, a tenor de lo dicho en los momentos en que era decidido.
Orden de salida.
Dice el capitán Almansa -folio 1 .0g2 vuelto- que el teniente coronel no se había decidido a abandonar la posición; que oyéndose fuego en las de vanguardia, entendía no debía -hacerlo 'hasta que evacuaran éstas; y a las nueve y media, habiendo llegado un oficial y un sargento de una de las posiciones de primera línea, y habiendo cesado el fuego en todas ellas, lo que denotaba su evacuación, decidio el jefe hacer lo propio.
Salió anticipadamente del campamento, según se ha apuntado, una compañía, acerca de cuya misión tampoco están acordes los testigos. Cree el teniente de Artillería Vidal Cuadras que fue enviada, como se ha indicado, en exploración del camino de Drius, y entiéndese por el capitán Almansa y teniente Méndez Vigo -folios 1.c92 vuelto y 1.513- que esta compañía fue enviada en auxilio de la posición de Ain Kert, porque el teniente de la Policía Miralles, que se ofreció a llevar la orden de evacuación -folio 1.458 vuelto-, manifestó era atacada por el enemigo y no se podría retirar; la cual aserción se desvirtúa por la propia declaración de este teniente -folio 28c-, de que, con efecto, fue trasmitida a la posición la orden de retirada, comunicándola al capitán de San Fernando, jefe de ella, Sánchez de la Orden, quien, juntamente con el del mismo Cuerpo, Hernando de la inmediata de Karra Midar-, la cumplimentaron, retirándose ordenadamente por escalones alternados, recogiendo sus heridos, pues que iban siendo batidos por los naturales, que se levantaban a su paso; que todo ello lo pudo observar el testigo en la última parte de dicha retirada. Asevera también el soldado de de San Fernando Juan Asensio Ramírez, de la precitada posición -folio 1.511-, que a las ocho de la mañana del 23 se presentó un teniente de la Policía con cuatro askaris, que les dio la orden de que se evacuara la posición, sin que hasta esa hora hubiera sido hostilizada, aun cuando se veían lejos grupos de moros; que cuando estaban formados para salir, cumpliendo las órdenes recibidas, vieron venir, perseguidos por los moros, los restos de una compañía del regimiento de Melilla, procedente de Cheif, que había sufrido mucho fuego durante la marcha, entrando en la posición unos treinta hombres al mando de un oficial, algunos, heridos, y que al dejar la posición, después de haberla dado al fuego, salieron desplegados «oyendo un tiro», sin que en la marcha hasta Drius fueran hostilizados; marcha que verificaron dando un rodeo por la margen izquierda del Kert.
Por su parte, dice el soldado Lóriz en atestado núm. 1o1, que dicha compañía «salió de Cheif en vanguardia», sin haber sido hostilizado el campamento; pero que cuando llevaban recorrido como medio kilómetro, empezaron a ser agredidos por numeroso enemigo oculto en las inmediaciones
del camino, pasándose a él catorce o diez y seis policías montados, que formaban en la punta de la vanguardia, y el resto de la columna quedó en el campamento, que empezó a ser atacado; que sufrieron muchas bajas, y al pasar por la posición de Ain Kert se les unió la guarnición de esta posición, y juntos continuaron a Drius, sin ser hostilizados desde poco antes de llegar a este punto, llegando el resto de la columna unas dos y media o tres horas después, con muchas bajas y muy desorganizada.
Puede presumiblemente- inferirse de todo ello que la compañía saliera formando vanguardia y con propósito de explorar la marcha, y que al verla tan combatida se reiciera el grueso de la columna de hacerlo hasta mejor oportunidad, dejándola sola, como todo da la impresión.
El hecho es que la compañía, tan luego como salió y traspuso de la vista del campamento tras una loma, debió ser muy combatida, a juzgar por el fuego que desde éste se oía; era perseguida, Y que, según noticias adquiridas después en Drius, sólo pudieron acogerse, con escala, a Ain Kert, un oficial en escaso número de hombres, malogrando la función que le hubiera sido verdaderamente encomendada -folio 1.458 vuelto.
Forma de la marcha sobre Drius del grueso.
La columna salió luego del campamento, a eso de las diez, muy combatida desde los primeros momentos por el fuego que de cerca se le hacía desde los caseríos y vallados que envolvían el campamento de todos lados y flanqueaban el camino, determinando ello confusión y desorden; que al poco recorrido debió morir o caer herido el teniente coronel, sin que nadie se diera cuenta de su desaparición hasta llegar a Drius y notar su falta, lo cual da idea de que la retirada se hizo maquinalmente, instintivamente y sin dirección de mando, en el anhelo sólo de ganar Drius, existiendo absoluta disparidad de apreciación en cuanto a que se tomara o dejara de tomar medidas de seguridad para esta marcha. En el primer sentido informa el capitán Almansa y los oficiales Bernáldez y Méndez Vigo, en sus respectivas declaraciones, en tanto que el teniente de Artillería Vidal Cuadras dice, al folio 1.493 vuelto, que no recibió orden particular para la evacuación, previendo, por su parte, a su gente que siguiese a la sección de San Fernando, de la guarnición de la posición, con la que marchó a retaguardia. No reparó en el orden de colocación en que fuera la demás fuerza, ni sabe dónde pudiera ir el teniente coronel, con quien habló momentos antes de la salida; que apenas comenzaba ésta, el enemigo abrió un violento fuego contra las tropas desde las casas y cercados contiguos a la posición, persiguiendo con él y durante el fuego hasta las proximidades de Dar Drius, «sin que contrae él viese adoptar medida militar de ninguna clase, marchando la gente apresuradamente y en montón, lo que aumentó el número de bajas, pues la columna iba flanqueada por guerrillas de moros, que luego cenaron por retaguardia, encerrándola con sus fuegos, y el testigo, con su fuerza, tuvo que apresurar bastante el paso para no quedar distanciado de las que le precedían...
Ya, más adelantado el camino, reaccionó algo la gente, contestando al fuego sin interrumpir la marcha.»
El teniente Reig, de la sección de Hamuda, replegado al campamento, también da noticia, al folio i.8o8, de la retirada. Aflojada, al cabo, la persecución, la columna se pudo rehacer algo y llegar, con cierto orden, a Drius, bajo la protección, en la última parte del trayecto, de las fuerzas de Caballería que salieron de este punto, que bastó hicieran acto de presencia -folio 1.093 vuelto-, y aun llegó a establecerse la batería eventual a proximidad de casa Drius -folio 833 vuelto y 1.674.-, sin que tampoco conste entrara en fuego; habiendo sufrido la columna 25 bajas, abandonadas, en esta marcha de siete kilómetros, con pérdida consiguiente de ganado y material; y allí, hecho cargo de la desaparición del teniente coronel, asumió el mando, cual queda indicado, el capitán D. Félix Almansa Díaz.
Prevenciones del mando atinentes a la columna.
Dice el precitado capitán -folio r.094- que al llegar a Drius y tomar el mando como más antiguo, fue a dar el consiguiente parte al general Navarro, el cual le mandó que, pues su fuerza era la que más había sufrido aquel día, continuara la marcha a Batel, poniendo a su disposición dos camiones para conducir las bajas que ocurrieran y despeados; pues los heridos de la retirada habían pasado a la enfermería local para ser evacuados. En este ánimo, al ir a formar su tropa, oyó -dice- tocar «llamada» a todas las unidades del campamento, enterándose de que era con objeto de evacuarlo. Por su parte, sin atender a más, emprendio la marcha con su gente en virtud de la orden particular que dice se le había dado; pero poco antes de llegar al puente del Kert (entre Drius y Batel) fue detenido por el capitán de Estado Mayor que allí regulaba la salida, a fin de que aguardase a la organización de la columna, y cuando le correspondio entrar en ella la puso en marcha. Incorporada, por tanto, la fuerza a la retirada general sigue sus vicisitudes hasta Batel, como será a su tiempo analizado en conjunto, indicando sólo de pasada en este lugar que el repliegue de la columna de Cheif tiene una segunda parte en su actuación aún más lastimosa que la primera, que será objeto de particular examen más adelante, siguiendo el orden natural de los sucesos. Por de pronto, el general Navarro se encontró con una fuerza más, tan inútil para el concurso de su ulterior acción como lo hubiera sido desviada en el movimiento de flanco al Zoco, que pensara; pues su espíritu y empeño corría pareja con las demás reunidas a su inmediación.
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